Diario del Hay Festival - Dia 5: Las últimas postales

Día 5: Las últimas postales

Felipe Restrepo se despide del Hay Festival 2018 con la última entrada en la serie de crónicas con las que ha narrado esta experiencia desde Gales.

Tiempo de lectura: 4 minutos

Paul Musso disfruta observar. Lo noté casi desde mi llegada al festival. Es un hombre silencioso, un poco tímido, que saluda con un sonrisa apenas perceptible. La primera vez que lo vi, estaba recostado contra una de las paredes de su pequeño estudio fotográfico en el Green Room. Seguía con la mirada a algunos invitados, moviendo los ojos de un lado para otro, buscando a su siguiente modelo: Paul es el fotógrafo encargado de retratar a todos los artistas que participan en el festival.

Cuando me acerqué para hacerle algunas preguntas fue distante. Me dijo que no tenía tiempo. Los días siguientes intenté de nuevo, pero siempre estaba ocupado. La última mañana de mi visita al festival, por fin pude contenerlo. Entendí las razones de su actitud: hace un promedio de 50 sesiones fotográficas cortas por día. Luego debe editar cada una y seleccionar el mejor retrato de cada invitado. Al final del festival, el próximo domingo, tendrá en su carpeta más de 600 retratos.

–Trabajas muy rápido, ¿qué buscas en cada uno de los retratos? —le pregunto.

–Tengo entre 20 segundos y dos minutos por persona. Es poco tiempo. Todos tienen una actitud muy similar, así que busco variedad —me responde.

–Son condiciones extremas, muy intensas…

–Sí, por eso escogí un fondo y una iluminación neutros que funcionan bien con casi cualquiera. Tengo que fotografiar hombres y mujeres, de varias edades…

–Pero todos son muy interesantes.

–Sin duda lo son, todos tienen discursos fascinantes. Trato de conversar un poco con cada uno antes de la sesión para que me hablen de lo que hacen. Eso los relaja.

–¿Es fácil fotografiar escritores?

–Los más famosos siempre tienen una pose que ya conocen, no es fácil sacarlos de esa zona de confort. Los menos populares suelen estar incómodos frente a la cámara.

–¿Cómo definirías un buen retrato?

–Uno que te permita descubrir algo nuevo de una persona. Que no te diga todo sobre esa persona pero que te invite a conocerla.

Paul, que trabaja la mayor parte del tiempo en Londres, me pide que pase al frente. Me siento en el pequeño banco de madera y miro directo hacia su lente. Empieza a disparar su cámara.

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cronica Hay Festival día 5, Martin Gayford

Martin Gayford

Justo después de la Segunda Guerra Mundial, Londres —como el resto de capitales europeas— vivía un momento oscuro. Los artistas que trabajaban durante la posguerra se enfrentaban a una pregunta difícil: ¿era posible crear una obra de arte después del fracaso de la razón y de los ideales de progreso de la Modernidad?

Durante los años siguientes empezó a surgir una generación de pintores que reflexionó sobre los horrores del conflicto y que inventó una manera diferente de representar la condición humana. Entre ellos se encontraban Lucian Freud, David Hockney, Frank Auerbach —nacido en Alemania pero nacionalizado en Inglaterra— y Francis Bacon.

El critico de arte Martin Gayford proyecta en el escenario de la Oxfam Moot imágenes de las obras de estos genios de la pintura. Gayford es el autor de Modernists and Mavericks, un libro que intenta retratar a esta generación. En su charla explica la génesis de varias de estas obras que transformaron la escena artística británica durante la segunda mitad del siglo XX y narra las anécdotas detrás de la vida de sus autores. No es fácil mantener la atención del público durante una hora seguida, pero Gayford lo hace con maestría. Al final explica que estos pintores rompieron con la tradición y se atrevieron a explorar otras fuentes: el Pop Art y el expresionismo abstracto.

Unos minutos después de esta presentación, en el Wales Stage, inicia una charla entre la escritora Nicola Barker y la periodista Georgina Godwin. La conversación gira sobre H(A)PPY la novela de Baker, ganadora del premio Goldsmith. En ella, la autora imagina una sociedad post-post apocalíptica en la que no existen los problemas. La humanidad vive en una época en la que todo se sabe, no hay enfermedades, no hay violencia ni conflictos. Es un mundo sin miedos ni angustias. Sin embargo está lejos de ser perfecta.

–Me dicen que no aceptaste un adelanto por esta novela, ¿por qué? —pregunta Godwin.

–La razón por la que escribo es porque me divierto mucho con ello, no para ser rica. Además, si me pagaran por anticipado perdería las ganas de hacerlo. Probablemente huiría con el dinero y no le entregaría nada mi editor.

(El editor de Baker, sentado a mi derecha, sonríe nervioso)

–Mi tema favorito son las paradojas —continúa Baker—, las enormes contradicciones que habitan en nosotros. Es muy occidental juzgar a una persona que dice algo y luego hace lo opuesto. Lo llaman hipócrita. Yo creo que eso es solo la manifestación de todas nuestra dimensiones

–¿Cómo escribes sobre eso?

–Justamente: no lo comprendo. Escribo sobre las cosas que no sé ni puedo entender. Tal vez sea una manera de afrontar la angustia que me provocan.

cronica Hay Festival dia 5, Baker y Godwin

Nicola Barker y Georgina Godwin

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Mientras cae la tarde de un miércoles lluvioso, Rosana Bulmer recorre los jardines del Hay Festival. Desde hace veinte años está encargada de supervisar la jardinería. Y, hay que decirlo, hace un trabajo maravilloso. Seis meses antes del comienzo del festival empieza a seleccionar todos los tipos de árboles y flores que los espectadores verán. También organiza los arreglos florales que visten los escenarios, los salones, librerías y comedores. Dos semanas antes del inicio del evento visita floristerías y viveros para recogerlos.

–El clima en Gales no es tan soleado —me dice.

–Lo he notado, sí.

–Exacto, entonces en esta región tenemos la tradición de hacer eventos bajo carpas. Pero para que no se vean tan deprimentes, llenamos las carpas de flores. Así no te sientes en cualquier lugar del mundo, tienes una clara impresión de cómo es el campo en este país.

Me despido de Rosana y me dirijo a la presentación de Gabrielle Aplin en el Oxfam Moot. El recinto está repleto de chicos y chicas que vienen a escuchar a la joven interprete. Todas las noches en el festival hay conciertos fabulosos, de diferentes géneros musicales. Cierro un poco los ojos y bailo al ritmo de la melódica voz de Alpin. Es mi manera de despedirme del Hay Festival.

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Más entradas de Felipe Restrepo en el Hay Festival:

Día 1: El deseo se encuentra con la realidad

Día 2: El poder de las historias reales

Día 3: Under his Eye

Día 4: Magia, mitos y camping

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