Frida Escobedo gana el premio Charlotte Perriand 2024
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La ruina y la idea: Perfil de Frida Escobedo

La arquitecta mexicana Frida Escobedo recibirá el premio francés Charlotte Perriand 2024 como una de las voces más interesantes de la actualidad. Para ella la arquitectura está siempre atrasada y al mismo tiempo inconclusa donde las oportunidades narrativas obedecen a la observación meticulosa.

Tiempo de lectura: 19 minutos

Los miércoles de SOMA [1], en los que un artista visitante hace una presentación sobre su trabajo, se han convertido en un punto de encuentro —de entrada libre— para los seguidores del arte. El 25 de noviembre de 2015 la invitada era la arquitecta Frida Escobedo. Un video testigo disponible en Youtube resume su charla, en la que no sólo habla de su obra, sino de la de un arquitecto cuyo nombre desconoce. La proyección muestra la fotografía de un edificio de ventanas reticulares de piso a techo con marcos negros, ubicado en el número 72 de la calle de Florencia en la Ciudad de México.

—Con esa retícula perfectamente ordenada parece que hablara con los principios de la modernidad, la sistematización, procesos industriales, el rigor de un módulo, la transparencia, etc., pero si miramos de cerca nos encontramos con todas esas capas de historia personal y empezamos a leer —dice ante el auditorio sólo iluminado por la luz de la pantalla y una pequeña lámpara de escritorio que le permite verificar su notas.

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La siguiente fotografía es una toma más cercana del mismo edificio que muestra de forma muy clara que al interior de cualquier obra arquitectónica sucede una cosa: la vida. El propietario de uno de sus departamentos u oficinas decidió aprovechar la transparencia para anunciar sus servicios como abogado, otro colgó mirando hacia afuera una tira de arcángeles, en lo que puede ser, o no, un mensaje religioso para quien mira desde la calle hacia arriba. Otros optaron por rechazar la transparencia y bloquear con muebles, cartones o persianas amarillentas el paso de la luz del sol y las miradas de personas que, como Escobedo, saben mirar dos veces.

—Para mí, ésta es una piel inteligente y no las que proponemos todo el tiempo. Es una piel que permite absorber el paso del tiempo y de la historia —dijo antes de pasar a otra imagen.

Sin haber estado ahí, es fácil adivinar que la audiencia de aquella noche era ecléctica. Y es que cuesta trabajo presentar a Frida Escobedo sólo como arquitecta. Su trabajo rechaza etiquetas, géneros, estilos y la fidelidad a una sola disciplina. Entre sus obras hay una institución cultural, proyectos de vivienda, un mercado, varias museografías, pabellones, cursos, seminarios, textos, un par de tiendas muy chic de productos de belleza y una silla que pesa muchísimo pero engalana su entorno como muy pocos objetos.

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