Los peligros del desierto fronterizo
Jonás Cuarón estrena “Desierto”, cinta de suspenso que aborda los peligros que enfrentan los migrantes al cruzar a EUA.
En 2013, Jonás Cuarón estaba en la cima de la industria cinematográfica: era la mitad más joven del dúo que escribió la película del año, Gravity, dirigida por su padre y co guionista, el cineasta Alfonso Cuarón. Tres años más tarde, Jonás regresa a la pantalla grande para estrenar en México su segundo largometraje, Desierto, una película de suspenso con una premisa que hace eco de la odisea espacial que arrasó en los premios Oscar del 2014: un personaje se enfrenta a condiciones extremas en un entorno hostil.
Protagonizada por Gael García Bernal, Desierto cuenta la historia de Moisés, un mexicano que, como miles en la vida real, intenta cruzar la frontera de México hacia Estados Unidos sin perder la vida. “Me interesó hacer una película que hablara del tema migratorio pero que se pudiera ver en todo el mundo y que todo el mundo identificara”, cuenta Jonás Cuarón en entrevista con Gatopardo.
Aunque los peligros que viven los migrantes y transmigrantes en su camino hacia el sueño americano han sido tema muy socorrido por el cine nacional en los últimos años, Desierto resalta por su estructura: es más una película de acción que una reflexión dramática sobre un tema tan escabroso. “Elegí el género porque me gusta mucho, siento que en una estructura como ésta, donde hay pocos diálogos y todo se cuenta a través de la acción, acabas hablando de varios temas”.
Esta discusión se entrelaza con un guión de thriller en donde predominan los silencios. Cuarón cita como inspiración para este acercamiento narrativo al cine de suspenso estadounidense de los años 70, particularmente a Duel (1971), de Steven Spielberg, en la que un automovilista es perseguido por un camionero en la carretera. “Me interesaba que al contarlo de esta manera se resolviera con el lenguaje del cine que debería ser universal, en el sentido de que son imágenes y acciones que cuentan la película y no dependes de los diálogos ni subtítulos”.
Como resultado, las actuaciones de sus protagonistas dependen de su habilidad física tanto para las escenas de acción como para la expresión emotiva. En Desierto, Moisés no está sólo: lo sigue muy de cerca Sam –interpretado por el estadounidense Jeffrey Dean Morgan–, un cazador de migrantes que cree que proteger la frontera es su responsabilidad. El actor, que recientemente se integró al reparto de The Walking Dead, es uno de los aciertos de este largometraje.
Con una interpretación convincente, ruda, y sorprendentemente carismática, Jeffrey Dean Morgan subvierte el estereotipo del francotirador heroico que acaba con sus enemigos en nombre de la justicia y el bien común. “La intención era voltear el esquema de una película Hollywood, el héroe gringo huyendo de villanos extranjeros, siempre es así”, explica Cuarón. “Pero la película es tan visceral que la gente termina conectando con el personaje de Gael y entonces en vez de verla como agresiva, crean una empatía con el migrante. Obviamente va a haber gente que este discurso no le guste, pero en general confío en que la gente más que enojarse, conecte con Moisés”.
A ratos acompañado por otros migrantes que también huyen de Sam, Moisés se convierte en un referente moral y físico para este éxodo, que persigue un sueño que nadie les prometió pero que quieren reclamar como propio. El desierto se convierte para ellos en un enemigo más poderoso que sus otros miedos. “Son temas que me gusta explorar”, dice Jonás Cuarón sobre la forma en que, tanto en Gravity como en Desierto, el entorno se transforma en antagonista. “Son historias muy distintas porque son contextos distintos, pero surgen de este mismo contexto de explorar a un personaje solito dentro de un medio ambiente y, justo a través de él, del personaje sobreviviendo a este medio, abrir la discusión sobre varios temas importantes”, concluye.
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