Hace un año, cuando Isaac Hernández presentó su espectáculo Despertares en su tierra natal, Guadalajara, aseguró que el próximo reto era regresar al Auditorio Nacional de la Ciudad de México. El 12 de agosto de 2017, el primer Bailarín del English National Ballet no solo cumplió su sueño, también fue capaz de llenar el recinto con aforo para diez mil personas y con ello demostrar que el ballet es un arte que puede despertar los más profundos sentimientos en el público.

Las expectativas eran altas desde que se dio la noticia de la gala. Días antes, el conversatorio que Hernández y Tamara Rojo –bailarina principal y directora artística del English National Ballet– ofrecieron en el Lunario, así como la concurrida firma de autógrafos con la participación de los 35 bailarines internacionales invitados, confirmaron una vez más que Isaac no solo es talentoso sino generoso. “Me interesa cambiar la vida de millones de personas, que vean el ballet como un arte universal que nos puede convertir en una mejor sociedad”, aseguró.

Despertares 2017 fue muy ambicioso en su cuarta edición, pues reunió en un mismo escenario a 35 bailarines de las mejores compañías del mundo para ofrecer un total de 21 números en casi cuatro horas en las que el público disfrutó tanto de clásicos del ballet como de piezas contemporáneas de reciente creación.

Para iniciar la gala, el bailarín de tap Savion Glover presentó la coreografía del largometraje Happy Feet (George Miller, 2006), acompañado por la música en vivo de Candy Dance Band. La elegancia, cadencia y ritmo de quien es considerado el mejor bailarín de tap del mundo, arrancó las primeras ovaciones de la noche.

Después se proyectó en ambas pantallas del Auditorio Nacional un video que mostró las diversas actividades de Despertares 2017, para dar paso al primer acto de ballet. Un pas de deux de “Black Swan” de El lago de los cisnes, en la que Isaac Hernández y Misa Kuranaga dieron cátedra sobre el escenario seduciendo en cada movimiento por su fuerza interpretativa.

Le siguieron “Les Bourgeoises”, integrada por la coreografía de Ben Van Cauwenbergh y música de Jacques Breel, ejecutada con maestría por Denys Cherevychko, del Vienna Opera Ballet; el “Gran Pas Classique”, a cargo de Jurgita Dronina  y Aaron Robison, del National Ballet of Canada y el English National Ballet, respectivamente.

Uno de los momentos más emotivos de la noche fue la pieza “Dust”, del coreógrafo británico Akram Khan y con música de Jocelyn Pook. Los bailarines Erina Takahashi y James Streeter, del English National Ballet conmovieron a la audiencia con una pieza creada para conmemorar el centenario de la Primera Guerra Mundial.

La impecable técnica, la elegancia y el aplomo de cada uno de los bailarines fue reconocida por los asistentes que aplaudían incluso antes de que concluyeran las ejecuciones; Denys Cherevychko y Whitney Jensen, del Vienna Opera Ballet y Norwegian ballet, cautivaron con la perfecta ejecución de Don Quijote, de Marius Petipa, mientras Tamara Rojo e Isaac Hernández se adueñaban con aplomo del escenario durante su interpretación de Carmen, de Alberto Alonso.

El espectáculo no solo sorprendió por la impecable técnica y profesionalismo de los bailarines, también provocó algunas risas cuando los acróbatas franceses Amir Guetta y Hemda Ben Zvi mostraban su técnica Hand to Hand.

Esteban Hernández, hermano menor de Isaac y solista en el San Francisco Ballet, sorprendió por su crecimiento y dominio en el escenario con las coreografías “Talismán”, en la que estuvo acompañado por Maria Kochetkova; el solo “Bob”, de Dani Rowe, y My Way, de Stephan Thoss, con voz de Franz Sinatra, acompañado por Isaac. La admiración mutua fue notoria y un cálido abrazo al finalizar la pieza confirmó lo que Esteban ha señalado: el ballet está en la sangre de la familia Hernández.

En el “Gran Finale”, los 35 bailarines en el escenario cerraron una noche por demás inolvidable, una gala que sin duda movió sentimientos y transformó la visión que muchas personas tienen del ballet con un espectáculo creado para toda la familia; sin duda, Isaac Hernández cumplió uno más de sus sueños al compartir el escenario con sus amigos, los mejores bailarines del mundo, y compartir con ellos la ovación del público.

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