Panhani y Serebrennikov: los directores que no pudieron asistir a Cannes

La libertad a distancia

Los directores Kirill Serebrennikov y Jafar Panahi no pudieron presentarse en el Festival de Cine de Cannes debido a persecuciones políticas en su contra.

Tiempo de lectura: 4 minutos

Sin lugar a dudas, el Festival Internacional de Cine de Cannes es uno de los eventos más importantes para la cinematografía mundial en el año. Por dos semanas, directores, actores, productores y miembros de la farándula internacional toman la Riviera Francesa para presentar sus proyectos cinematográficos y televisivos más recientes, obteniendo prestigio y un desmesurado impacto mediático en el camino. Sin embargo, la edición 71º del certamen francés sufrió un par de bajas considerables en su Selección Oficial con la ausencia de dos de los directores en competencia, víctimas de la persecución política en sus países de origen.

Quizá el caso más famoso es el del director Jafar Panahi, representante de la llamada nueva ola iraní y que en esta edición presentaría el filme 3 Faces (Seh Rokh), un drama familiar donde una popular actriz y su amigo director (Behnaz Jafari y el propio Panahi, ambos interpretándose a sí mismos dentro de una ficción acomodada) viajan al noreste de Irán para buscar a una joven chica que pedía ayuda para abandonar a su familia conservadora. El realizador no pudo asistir a la gran presentación de su película, ovacionada por más de diez minutos por los asistentes al festival, pues desde 2010 es un ciudadano sin pasaporte, producto de sus conflictos con el gobierno iraní desde los tiempos de Mahmoud Ahmadinejad.

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En julio de 2009, Panahi fue detenido por las autoridades iraníes en el entierro de Neda Agha-Soltan, una joven asesinada por el grupo paramilitar Basij durante las protestas en contra del sospechoso triunfo en las elecciones del presidente Ahmadinejad. Aunque fue liberado horas más tarde, aún sin los cargos que llevaron a su detención bien definidos, las autoridades islámicas mantuvieron un estricto seguimiento de su vida.

En septiembre de ese año, el cineasta iraní viajó a Canadá para participar como parte del jurado del Festival Internacional de Cine de Montreal. Panahi y otros miembros del jurado utilizaron bufandas verdes durante las ceremonias de apertura y clausura del festival en solidaridad con el Movimiento Verde, un grupo de protestas en contra los resultados de la elección de 2009 en Irán.

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Fotografía: Mathilde Petit / Festival de Cannes – Cortesía: Festival de Cannes

En los primeros días de marzo de 2010, Panhani volvió a ser capturado abruptamente por las autoridades y 43 días después el ministro de cultura iraní atribuyó su detención porque “estaba haciendo una película contra el régimen en el que se mostraban los acontecimientos posteriores a las elecciones de 2009”. A pesar del apoyo manifestado por miembros destacados de la comunidad cinematográfica, Amnistía Internacional y la International Campaign for Human Rights in Iran, Panahani fue condenado a 6 años de cárcel y 20 de inhabilitación para hacer cine, viajar al extranjero o conceder entrevistas.

En 2013, tras el triunfo en las urnas de Hassan Rouhani, el director fue liberado de prisión junto con otros perseguidos políticos de la administración de Ahmadinejad, sin embargo, la prohibición para salir del país por los próximos años sigue vigente. Después de su liberación, Panhani filmó en Irán las cintas Closed Curtain (2013) y Taxi Teherán (Taxi, 2015), ganadora del Oso de Oro de Berlín. Durante los eventos de prensa de la cinta el elenco y la producción mantuvieron una silla vacía que representaba la ausencia del director.

El otro caso es el del cineasta ruso Kirill Serebrennikov, conocido por su drama religioso El discípulo (Uchenik, 2016) y que competiría por primera vez en la Selección Oficial del festival francés con Verano (Leto, 2018), un drama en blanco y negro sobre la escena rock en el Leningrado comunista de los años ochenta.

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Cortesía: Festival de Cannes

En mayo de 2017, las autoridades rusas allanaron el departamento de Serebrennikov y las instalaciones del Gogol Center, donde el cineasta fungía como director artístico, en relación a una supuesta malversación de fondos federales utilizando la organización sin fines de lucro, Séptimo Estudio, fundada por el cineasta años atrás. El registro policiaco fue visto por personalidades culturales rusas como un acto político en respuesta a las críticas que Serebrennikov había hecho contra el gobierno de Vladimir Putin, incluyendo su apoyo a la comunidad LBGT y su crítica a la anexión rusa de Crimea.

En agosto del año pasado, durante el rodaje de Leto, el realizador ruso fue detenido por el Comité de Investigación de Rusia, como sospechoso de ser el cerebro de un fraude al gobierno por millones de dólares. A pesar de no presentar pruebas que justifiquen su detención, Serebrennikov fue puesto bajo arresto domiciliario hasta los primeros días de mayo de 2018. En abril, un par de días después del anuncio de la programación oficial del festival, una corte judicial extendió el plazo del arresto domiciliario del cineasta hasta el 19 de julio, imposibilitando su participación en Cannes.

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Fotografía: Vittorio Zunino Celotto / Getty Images – Cortesía: Festival de Cannes

El filme pudo ser terminado y puesto a consideración del Festival de Cannes gracias a la colaboración del equipo de producción de la cinta, quienes trabajaron con notas del director y algunas pruebas de cámara que ya habían sido realizadas anteriormente. La versión que el elenco, encabezado por Teo Yoo, Irina Starshenbaum y Roman Bilyk, presentó durante los primeros días del festival, acompañados por un letrero que recordaba la ausencia de su director, fue editada por Serebrennikov en su computadora.

Aunque las películas no figuran como las favoritas para recibir la Palma de Oro, su sola presencia manda un mensaje claro por parte de los organizadores del festival francés, quienes buscan reconocer la excelencia cinematográfica alzar la voz en contra de las condiciones políticas que persigan a sus realizadores y dar un poco de libertad a distancia a dos de las miradas más interesantes del cine contemporáneo.

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