El cuerpo no admite demagogias
Durante el FICG 33 se presentó la película Vivir y otras ficciones, que forma parte de la selección del invitado de honor al festival, Cataluña.
Pepe ha salido del psiquiátrico tras pagar una condena por robo; su necesidad de encajar en un mundo sin sentido se ha vuelto una tarea desesperada. Antonio es un escritor tetrapléjico que lucha por el derecho al acceso al propio cuerpo y a la sexualidad de las personas con diversidad funcional, cosa que por supuesto, despierta los prejuicios de todos los que lo rodean. La amistad entre ambos está al centro de Vivir y otras ficciones, de Jo Sol, película catalana que tuvo su estreno mexicano en la 33ª edición del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG).
Vivir y otras ficciones interpela a la mirada sobre la vida, las minorías, la relación de los humanos con su cuerpo y a que el espectador se reconozca como una anomalía. Su guión, escrito también por Sol, es una obra de arte que en tan solo unos minutos absorbe al espectador con las palabras de los personajes que narran la historia. Esta película forma parte de una selección de 18 títulos que representan en el FICG al invitado de honor de este año, Cataluña.
La cinta de Jo Sol destaca entre ellas como más que una ficción, pues es, como dice el director catalán, “cine genuino y que tiene esa voluntad de aportar cosas, de impulsar el pensamiento, de ayudar a reflexionar, y sobre todo, hacer real lo que no existe”.
El largometraje, que también formó parte de la selección oficial del Festival de San Sebastián en 2016, fue hecho con un presupuesto casi nulo. No recibieron apoyo económico de instituciones gubernamentales ni ministerios ni televisoras públicas, como suelen financiarse las película en la región. Es una obra que se hizo por la dedicación de los participantes, de los actores, el productor, fotógrafa y editora, músico y todos los que quisieron ser parte de esta pieza: “Ya sabemos que este cine tiene muchas dificultades de comercialización, sobretodo porque está hecho sin ninguna ayuda pública y parte del esfuerzo de todo un grupo de personas que han dejado la piel, parte de sus experiencias y de su vida para que la película se pudiera hacer”.
Para el director, es importante trabajar con actores naturales o no-actores porque “si le dan muchas vueltas, la cosa queda muy artificiosa”. Por ello, entre los protagonistas de Vivir y otras ficciones, ni Pepe ni Antonio son actores profesionales: son personas que reinterpretan sus propias historias. Las dos mujeres que los acompañan en pantalla, Laura (Arántzazu Ruiz) y la asistente sexual (Ann Perelló), sí son actrices de profesión. Juntos cuentan una historia que se encuentra entre la ficción y documental, poesía y metáfora de la relación de los humanos con el cuerpo, con la libertad.
Jo Sol encuentra un equilibrio con ellos y su guión. “Yo tengo esa suerte de que yo escribo pero no se lo leen”, dice el director. “Puedo escribir páginas, enviárselas, me van diciendo que sí, pero no se las han leído y luego hacen lo que les da la gana, pero muchas veces lo que les da la gana no es lo que la película necesita, y entonces tú tienes elementos para ayudarles a ver que tal vez se puede producir una tensión dramática que no tienen prevista”.
Vivir y otras ficciones es una película que pretende luchar contra los estigmas, como también lo ha hecho el director con sus filmes pasados, El taxista ful (2005) y Fake Orgasm (2010). “La motivación y la voluntad principal es desplazar ese estigma que hay sobre la mirada, sobre el trabajo sexual, sobre las personas que no encajan dentro del pensamiento hegemónico, por su cuerpo, por su condición, por sus ideas”. Jo Sol abre una grieta en las convenciones sociales para darle espacio a todos aquellos que no entran en la norma de lo bello y lo aceptable.
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