#FridaysForFuture
La esperanza es de lo que menos le interesa hablar a Greta Thunberg, estudiante sueca de 16 años que inspira un movimiento global contra la falta de políticas internacionales respecto al cambio climático.
Aunque Greta no le da un uso positivo a la palabra “esperanza” —a diferencia de varios activistas a lo largo de la historia—, sí la menciona en cada discurso o entrevista que ofrece.
“Sí, necesitamos esperanza, por supuesto que sí, pero lo único que necesitamos más que la esperanza, es la acción. Una vez que empecemos a actuar, la esperanza estará en todas partes”, dice en una plática que dio en la plataforma TED en noviembre de 2018.
El video de su discurso tiene 2 millones de vistas y está traducido a 29 idiomas. Una cifra considerable para Greta, diagnosticada con mutismo selectivo, un trastorno de ansiedad infantil.
“Eso significa que solo hablo cuando creo que es necesario. Ahora es uno de esos momentos”, dice Greta seria, aunque los asistentes ríen.
Ese momento debe ser ahora porque cuando sus interlocutores piensan en el futuro, no pasan del 2050. “En ese año, yo estaré casi a la mitad de mi vida”, recrimina la estudiante conocida por peinar su largo cabello en dos trenzas.
“Ya hemos tenido 30 años de motivación e ideas optimistas y, lo siento, pero no sirven”.
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Greta es de Suecia. Su madre es una famosa cantante de ópera y su padre es actor y escritor. Sin embargo, ellos estuvieron fuera del reflector hasta que su hija saltó a la fama mundial.
Antes de su trabajo en la agenda por el cambio climático, Greta era la niña callada en el salón de clases.
Los profesores de su escuela le enseñaron documentales sobre el problema ambiental, y las imágenes de la devastación la dejaron impactada. Greta cayó en un periodo de depresión y no tenía buen estado de salud, dejó de asistir a la escuela para mejorar y tiempo después fue diagnosticada con síndrome de Asperger.
La joven estudiante también estaba consternada porque ni un medio de comunicación le daba la importancia requerida a la crisis del cambio climático. Al investigar se dio cuenta que su país, uno rico, no se preocupaba lo suficiente por reducir las emisiones de dióxido de carbono.
Al permanecer durante varias semanas en su hogar comenzó a hablar con sus padres del tema y, dice, sentía la mejoría al hacerlo.
“Para nosotros que estamos en ese espectro, todo es blanco o negro. Para mí no hay áreas grises cuando se trata de sobrevivencia”, explica Greta.
Ella decidió que faltaría durante tres semanas a sus clases y protestaría frente al Congreso de Estocolmo hasta que fueran las elecciones parlamentarias en su país. Sus papás no la desalentaron, sabían que no los iba a escuchar.
“¿Por qué estudiar para un futuro que no existirá si nadie intenta salvarlo? ¿Para qué aprender del sistema educativo, si los datos más importantes dados por lo mejor de la ciencia, son ignorados por los políticos y por la sociedad civil?”, ha cuestionado en varios discursos.
Después de las elecciones del Congreso sueco, en septiembre 9 de 2018, Greta regresó a la escuela, pero vuelve cada viernes a protestar afuera del edificio. Llamó a más estudiantes a hacer lo mismo e inició el movimiento #FridaysForFuture (Viernes por el futuro), al que se unieron también maestros y políticos a nivel internacional.
El viernes 24 de mayo se registraron protestas estudiantiles simultáneas en más de mil 664 ciudades de 120 países para exigir políticas correctas contra el cambio climático. Greta presenció estas actividades desde Copenhague, donde salieron a las calles más de 40 mil personas, quienes presenciaron un discurso de la joven.
Greta se siente más cómoda al hablar en público ante cientos de personas que mantener una conversación privada, según una entrevista que dio a The Guardian.
No sólo ha dado pláticas TED, también habló en el Foro Económico Mundial de 2019, realizado cada año en Davos, Suiza.
Ahí, en el evento más importante para discutir las políticas monetarias internacionales, Greta dijo a los funcionarios del mundo que no busca su esperanza, sino su pánico. “Quiero que sientan el miedo que yo siento todos los días. Y quiero que actúen”.
La revista TIME, conocida por utilizar personajes relevantes de talla internacional en su portada, la eligió en su número de mayo. Greta está nominada para el premio Nobel por la Paz en 2019. De obtenerlo, sería la ganadora más joven después de la activista por la educación Malala Yousafzai, quien recibió esta presea en 2014 a sus 17 años de edad.
A finales de mayo, la editorial Penguin publicará los discursos que ha dado Greta Thunberg desde agosto 2018 en el libro, No One is Too Small to Make a Difference (traducido del inglés como Nadie es tan pequeño para hacer la diferencia). En 2019 su tía y sus padres publicarán la historia de la familia, y las ganancias de ambos libros irán a causas de caridad.
“Me dicen que debería de ir a la escuela o estudiar para hacerme científica y ‘resolver la crisis climática’, pero ya está resuelta. Ya tenemos los datos y las soluciones. Lo que hay que hacer es despertar y cambiar”.
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