El abismo de la pérdida
La puesta en escena «Abismo», de Maria Milisavljevic, se presenta hasta el 6 de noviembre en el Teatro Helénico.
Cuando una persona desaparece, ¿qué ocurre con sus seres queridos, quienes viven con una decadente esperanza de volver a verle? ¿Cómo salen adelante? Ésta es la columna vertebral de Abismo, una obra escrita Maria Milisavljevic, que se presenta hasta el 6 de noviembre en el Teatro Helénico. La puesta en escena es dirigida por Ana Graham y es protagonizada por Mónica Huarte, Antonio Vega y Mariana Burelli.
Abismo parte de la desaparición de Karla, una mujer de origen serbio en Berlín. Sin embargo, no es su historia la que observamos. A lo mucho, sabremos cómo luce por una fotografía. Son su novio y sus amigas, también serbios y sobrevivientes de la guerra de los Balcanes, quienes personifican la angustia, la desesperación, la espera y la toma de decisiones extremas cuando las respuestas faltan.
“Es un thriller, y es un texto muy contemporáneo”, dice Mónica Huarte en entrevista para Gatopardo. “Me pareció muy atractiva manera de narrar, la dramaturgia y por otro lado, sentí que el tema del que habla, que es la desaparición de uno de los personajes y toda la angustia que viven aquellos que se quedan. Casi nunca se habla de ellos” señala la actriz, describiendo cómo pérdida ambigua se vuelve más dolorosa con el paso de los días. “Sentí que se podía aplicar a cualquier parte del mundo”.
Los personajes no tienen nombres -aparecen en el programa como Yo (Huarte), Él (Vega) y Ella (Burelli)-. Dos de los tres actores en escena interpretan múltiples personajes de acuerdo al rumbo que va tomando la línea narrativa; cada uno de ellos está tan bien delineado y es interpretado con tanta destreza que en ningún momento hay confusión.
Así, Yo, es el personaje principal y la perspectiva desde la que se cuenta la historia. A diferencia de sus amigos, ella mantiene cierta distancia con el tema de la desaparición. Ella espera, observa y colabora, mientras sus amigos activamente ponen carteles, hablan con las policía y buscan a Karla. Pronto, las relaciones entre los personajes en escena salen a flote mientras comparten recuerdos y expresan sus deseos, complementados con espontáneas pausas narrativas que hablan sobre cómo cocinar un conejo y se conectan al diálogo que abre Abismo.
“Fue difícil entender el papel de narrador, de llevar el relato”, dice Huarte sobre su personaje. “En momentos entro a la narrativa, pero no puedes soltar al público porque debes contarle la historia. Tienes que pasarle esa información extra al espectador”.
En esta ocasión, Mónica Huarte también participó como productora de la obra. “Un actor debe tener la valentía de decir ‘no voy a esperar a que me llamen, porque yo misma voy a levantar los proyectos que me sacan de mi zona de confort y me llevan a lugares distintos’”, dice la actriz, quien también produjo la puesta en escena Constelaciones. “Creo que abismo es una obra muy difícil. Es un texto tan distinto que te provoca como actor a tocar cosas distintas”.
Huarte señala que Abismo toca un tema coyuntural y universal. “A pesar de que la historia pasa en Berlín, y que son personajes serbios que vivieron la guerra, nadie los escucha, y nadie los ayuda a encontrar a su amiga. Nunca sabes quién en el público ha vivido una historia así”, concluye la actriz.
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