«Las analfabetas» y los métodos de emociones
Alejandra González Romo
Fotografía de Adrián Duchateau
Después de actuar y dirigir «Las analfabetas» en su natal Chile, Paulina García ha llegado a México para dirigir a dos grandes actrices en teatro.
Sentadas en la duela de madera de un pequeño salón de ensayos, dos magníficas actrices pasan de probarse los zapatos feos que usarán sus personajes, y hablar, como todos, de clima y tráfico, a ensayar con ropa deportiva y el texto de Las analfabetas sobre las piernas, una obra que logra transmitir esa sensación de escalofrío que sólo se encuentra en un espacio como éste, el teatro. Como reportera de temas culturales, se tiene acceso a ciertos eventos que pueden ser geniales, espectaculares o meramente ilustrativos, pero mucho mejor que eso es tener acceso a los procesos creativos detrás de todo.
“Les voy a proponer que no detengan la acción, porque quiero marcar el tiempo”, dice la directora y actriz chilena, Paulina García, con cronómetro en mano a tres semanas del estreno. “Si se olvidan del texto, pídanlo con una seña”, agrega antes de tomar asiento. García está en la Ciudad de México para dirigir Las analfabetas de Pablo Paredes, una obra que ella ya actuó y dirigió en su natal Chile, y lo hace después de la vorágine que trajo a su carrera el ganar el Oso de Plata en el Festival de Cine de Berlín por su interpretación en la película Gloria de Sebastián Lelio, e interpretar a la madre de Pablo Escobar en la primera temporada de Narcos, la serie de Netflix.
En torno a una mesa con sillas de plástico, tres cajas de madera que simulan ser un refrigerador, y dos macetas con plantas falsas, Gabriela de la Garza y Dolores Heredia encarnan el duelo entre Jaqueline (una joven maestra de español que se quedó sin plaza) y Ximena (una mujer que ha sobrevivido cinco décadas siendo analfabeta y lucha contra la vergüenza que siente por serlo y el cansancio de fingir que, una vez más, olvidó sus lentes y que la letra es demasiado pequeña). Jaqueline tiene en Ximena a su única alumna, una mujer que no parece tener muchos deseos de aprender, y a la que la vida le ha enseñado a conducirse como si no necesitara de nada ni de nadie. En esta lucha sin éxito, Ximena no se da cuenta que, sin quererlo, sin haber leído nunca un libro, le está enseñando a Jacqueline a comunicar sus emociones, a disfrutar, ser libre y defenderse sin que ningún documento avale lo que sabe.
“Jaqueline es una analfabeta emocional. No sabe cómo reaccionar, cómo tratar al otro, no sabe ni cómo se siente, pero cree que puede enseñar”, dice De la Garza sobre su personaje. Ximena quiere aprender a leer, entre otras razones, para que la quieran, para que un día le dediquen a ella una de esas cartas que vienen al principio de las revistas y periódicos y que arrancan con la frase de “queridos lectores”. Maestra y alumna, rodeadas de inseguridades, viejos resentimientos y una soledad que les ha hecho mucho daño, se enfrentan entre llanto, gritos, y cachetadas a la necesidad de bajar la guardia y reconocer que tienen aún mucho por aprender.
Las analfabetas estará presentándose en La Teatrería hasta el 17 de julio. El ensayo, como la obra tras el estreno, termina con música. Las actrices se limpian las lagrimas, y de un segundo a otro salen de sus personajes. “Bueno, será algo así, pero bien hecho”, dice una, y la otra lo confirma.
Las analfabetas
Dir. Paulina García
Del 4 de junio al 17 de julio, viernes, sábados y domingos.
La Teatrería
lateatreria.com
ACTUALIZACIÓN
«Las analfabetas» Segunda temporada
Del 20 de septiembre al 1 de noviembre, Martes a las 20:30 horas
La Gruta del Centro Cultural Helénico
@AnalfabetasMx
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