La expresidenta de Conaculta y del FCE es la directora de la edición actual de la FIL de Monterrey. La feria, que empezó gracias al impulso de los estudiantes y que se interrumpió décadas después por la pandemia, vuelve más fuerte que nunca. Aquí se da cuenta de su ambicioso programa, su carácter policéntrico y los desafíos que ha implicado para quien la encabeza, Consuelo Sáizar de la Fuente.
De que a Consuelo Sáizar le gustan los grandes retos, no hay duda. Después de una década de dedicarse a sus estudios académicos de maestría y doctorado —en las Universidades de Oxford y Cambridge, respectivamente, ambas en Inglaterra—, regresa a México, de la mano del Tec de Monterrey, con el propósito de volver a dar vida y continuidad a un evento cultural que se suspendió desde 2020 por la pandemia de covid-19: la FIL de Monterrey.
Además de trabajar en un tiempo breve para su organización —apenas siete meses—, su reto es incluir a la FIL de Monterrey (junto a las ferias de Minería y de Guadalajara) en el “triángulo dorado” de las ferias del libro más importantes del país; convertirla en el evento cultural más sobresaliente del noreste; sentar un precedente innovador que impacte en el futuro de este tipo de ferias, con un modelo presencial y a la vez “policéntrico”. La feria cuenta con el refuerzo del potencial tecnológico que ha desarrollado durante los últimos años el Tec de Monterrey —“la universidad privada en español más grande del mundo”— y que también es reconocida internacionalmente por la calidad de sus planes y programas de estudios.
“Yo sabía que era una oportunidad espléndida”, contesta Consuelo Sáizar de la Fuente, vía Zoom desde Monterrey, “para poner en práctica una conversación colectiva que he venido sosteniendo desde hace mucho tiempo. Sentí que la FIL de Monterrey era el crisol al que yo podía aportar toda la experiencia adquirida en cuarenta años de ejercicio profesional en torno al libro. Además: nunca había dirigido una feria del libro.”
Sus metas son, en síntesis, convertir a Monterrey en una ciudad literaria a través de una feria en la que todo el mundo encuentre una gran oportunidad. “Que los editores encuentren una muy buena facturación, en especial, las pequeñas y medianas editoriales independientes, así como las universitarias e institucionales, cuyos libros son difíciles de conseguir; que los estudiantes encuentren la posibilidad de codearse y conversar con los autores con los que se van a formar en términos intelectuales; que el lector general encuentre una oferta de su interés; que la literatura del noreste se conozca más; que los libreros de la región puedan enriquecer sus inventarios; que los maestros puedan ampliar el alcance de sus programas académicos; que los jóvenes y niños vivan una experiencia pedagógica inolvidable”.
La directora de la FIL de Monterrey revisó las ferias que se cancelaron o pospusieron y apostó por un modelo presencial —con algunas videoconferencias— y por el libro en papel, cuyo resurgimiento la ha asombrado. Para Consuelo Sáizar no es casual que uno de los ensayos más leídos en el mundo sea El infinito en un junco, en el que la española Irene Vallejo reflexiona sobre el rol que han jugado los libros como refugio, como posibilidad de comunicación o como instrumento para el aprendizaje y para conservar la memoria.
A pesar de que el fuerte de Consuelo Sáizar de la Fuente es la capacidad de diagnóstico de las empresas y organizaciones que ha tenido la oportunidad de encabezar, así como de las circunstancias que las rodean, “no contaba con la dificultad que significaba resolver en la práctica estas nuevas variables que ha provocado la pandemia del covid-19, aunque intuía su existencia”. Reconoce con honestidad haber sido poco consciente de la magnitud del reto implicado en resolver esas variables —“que estamos resolviendo”— cuyo efecto aún está en el aire de una industria cultural como la del libro que, al verse afectada, tuvo que ralentizar sus procesos de producción y distribución para recargarse en el mundo digital.
La prueba de fuego tendrá lugar a partir del próximo 8 de octubre en la capital de Nuevo León, en la feria convocada por el Tec de Monterrey a través de su Escuela de Humanidades y Educación. Se trata de una feria del libro con una programación muy ambiciosa que incluye novecientas actividades y la presencia de quinientos invitados —entre autores, conferencistas y editores— que acudirán al Centro Ferial Cintermex. Además de contar, por supuesto, con la “conmovedora” participación de los editores que han apostado por la feria, “sin ellos”, agrega Sáizar, “no habría ferias de libros: son ellos los que llevan sus libros y pagan su transporte, pagan la renta de sus stands y los viáticos del personal que atenderá a los asistentes durante las dos semanas (hasta el 16 de octubre) que durará el evento”.
Ante el panorama actual, volver al formato presencial en una feria que se había suspendido es ya un triunfo en sí mismo. No obstante, “se trata de construir la cita cultural más importante del norte del país, en una apuesta del todo por el todo”, señala la directora de la feria.
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El perfil laboral de Consuelo Sáizar es impresionante. En su página de Facebook se puede leer la siguiente enumeración: directora general en Editorial Jus; socia fundadora y directora general en Hoja Casa Editorial, directora general del Fondo de Cultura Económica (primera y única mujer hasta ahora); presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta); presidenta del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y Cuba (Cerlalc), organismo que depende de la Unesco y desde el que impulsó diversas campañas de lectura; asesora en educación y asuntos culturales en la campaña presidencial de Margarita Zavala; asesora en la escuela suiza de arte ZHdk Zürcher Hochschule der Künste; y actual directora de la FIL de Monterrey, entre otros cargos.
Quienes conocemos personalmente a Consuelo Sáizar sabemos de sus inicios en el mundo de los libros desde que era niña y a partir de la imprenta que fundó su abuelo, que luego heredó su padre en el poblado de Acaponeta, en el estado de Nayarit. Es ahí donde Consuelo tuvo la oportunidad de picar piedra como correctora de galeras. Desde entonces nació esa pasión por los libros que ha conservado a lo largo de sus años de vida y que ha desarrollado en cada una de las empresas —públicas o privadas— que ha dirigido. No tiene mucho que dejó su pequeño dorm (departamento estudiantil) de diecisiete metros cuadrados, en Inglaterra, para ocupar uno similar de cuarenta metros cuadrados en Monterrey. Desde el ventanal de su balcón contempla cotidianamente las montañas tanto al amanecer como al anochecer, experiencia de la que frecuentemente comparte fotografías a través de sus redes sociales. “En verdad no necesito de mucho espacio para ser feliz”, confiesa.
La vocación estudiantil de la FIL de Monterrey
A Consuelo Sáizar le fascina el mundo estudiantil: “Es una de las atmósferas que más disfruto”. No es gratuito que haya aceptado sin cortapisas este reto que ahora enfrenta y cuyo corazón radica en la población de estudiantes tanto del Tec como de otras universidades que existen en Monterrey. De hecho, Consuelo y su esposa, Julia de la Fuente, ya habían decidido vivir en Barcelona cuando llegó la propuesta del Tec y sin dudarlo cambiaron su destino.
Todas las ferias del libro en el mundo tienen una vocación particular. Por ejemplo, en las de Frankfurt y Londres solo venden derechos de publicación; la de Barcelona se especializa en acuerdos de distribución, por lo que tienen un acento especial las traducciones; otras tienen programas especiales para profesionales del gremio y otras más suman espectáculos y actividades culturales de distinta índole para el público en general. La feria de Guadalajara, señala Sáizar, es un caso ejemplar que ha reunido todas las posibilidades.
La FIL de Monterrey tiene un origen que conmueve de manera particular a Consuelo Sáizar: es una feria cuyo nacimiento fue determinado por los estudiantes del Tec. “Hace treinta años los propios estudiantes”, recuerda, “quisieron tener su propia feria como las de Minería y Guadalajara y la improvisaron en un estacionamiento de la propia institución educativa. Pusieron mesas, llevaron libros e invitaron a los dos o tres editores que conocían”.
Los propios estudiantes le han contado que en esas fechas cayó un diluvio, pero eso no impidió que la feria se siguiera llevando a cabo. Cuando se crea el recinto ferial Cintermex, en 1991, el Tec decide que ahí se empezaría a hacer el evento de manera profesional, con el apoyo del personal de la biblioteca de la institución hasta el 2019, porque el siguiente sería el annus horribilis, cuando la pandemia obligó a poner un alto en el camino. Añade Consuelo Sáizar de la Fuente, “es cuando se da una reflexión por parte del Tec en el sentido de retomar la feria, como la posibilidad de reestablecer la conversación con la sociedad de una manera mucho más explícita en su compromiso y voluntad de servir a la comunidad. Así fue como me buscaron para hablar de esa posibilidad que me emocionó enormemente y a partir del 2 de marzo empecé a trabajar por estas latitudes”.
No hay que olvidar que Monterrey es ideal para auspiciar una conversación de carácter binacional —una de las características en las que más va a trabajar el equipo organizador—, ya que el Tec fue la primera universidad mexicana reconocida por una agrupación de universidades estadounidenses y es ahí donde tendrá la oportunidad de dialogar de forma académica, literaria y científica con todas esas universidades del país vecino.
A partir del prestigio de sus egresados y de su planta académica, el Tec siempre se ha distinguido por formar emprendedores, empresarios y por su gran avance tecnológico. En la actualidad la institución educativa está impartiendo clases en holograma, tiene realidad inmersiva y está empezando a hacer una serie de investigaciones en el metaverso. La idea de la directora de la FIL de Monterrey es utilizar y exponer cómo estas alternativas tecnológicas pueden concurrir en la feria para enriquecer la atmósfera de conversación. Por el lado del emprendedurismo, se busca impulsar el surgimiento de empresarios que funden editoriales, manejen librerías, dirijan ferias o sean capaces de trabajar con los libros digitales. El objetivo es mostrar de manera fehaciente cómo un capital simbólico puede convertirse en un capital económico que dé impulso a diversas actividades.
“Cuando hablo de los jóvenes, les digo ‘la conciencia’ porque estamos ante la generación más ilustrada de la historia de la humanidad. En este momento los jóvenes están leyendo mucho y lo hacen en papel. Durante la pandemia, la materialidad del libro permitió a los jóvenes tener algo suyo; hubo una especie de decisión hacia lo que podían tocar y preservar para la memoria”, puntualiza Consuelo Sáizar y añade: “en los artículos académicos que he escrito analizo la industria editorial como una industria de la memoria que preserva la conversación tanto a nivel colectivo como en lo individual: cuántas veces no regresas a un libro a releer la frase que te marcó, que generó una ruta de pensamiento nueva en tu manera de contemplar el mundo”.
Opciones para todos: adultos, jóvenes y niños
Uno de los atractivos más singulares de la FIL de Monterrey radica en el Pabellón de la Niñez, a cargo de la alcaldía de la ciudad y del gobierno de Nuevo León —es la primera vez que las instancias gubernamentales se suman a los esfuerzos del Tec—, en un área de tres mil metros cuadrados. “Es un pabellón que promueve la lectura pero que también educa para la vida”, destaca Consuelo Sáizar.
Monterrey y sus áreas aledañas sufrieron recientemente una de las sequías más dramáticas que se han visto en mucho tiempo. Afortunadamente ya llovió y llovió mucho, sin embargo, es importante tomar conciencia de lo que significa vivir en una zona desértica. Bajo esa premisa se quiere mostrar a los niños, por ejemplo, cuál es el camino de una gota de agua desde que está en una nube hasta que llega a ti y te la tomas; enseñarles que la flora y la fauna están íntimamente ligadas y que se condicionan mutuamente; enseñarles cómo es la dieta, cómo es la vestimenta, cómo te relaciones con las condiciones de esta tierra tan árida. Los niños tendrán la oportunidad de hacer un juramento para proteger a los sabinos, esos árboles que son guardianes de los ríos y que contienen y orientan sus cursos. Todos estos conocimientos se van a exponer mediante cuentacuentos, lecturas, cantos… algo muy lúdico pero a la vez muy pedagógico para que los niños aprendan a apreciar todas las flores y plantas que hay en la región, y no porque sean muy diferentes a las que se ven en el trópico y en otras latitudes son menos bellas o menos útiles.
Los jóvenes, en el pabellón de Coahuila —el estado invitado de la FIL de Monterrey— van a encontrar muchos atractivos, por ejemplo, en un stand se exhibirá un dinosaurio y verlo seguramente se convertirá en una experiencia inolvidable. También para los jóvenes, el Tec participará con un stand inédito en el que por primera vez la institución presentará toda su potencia tecnológica (el holograma, la realidad virtual, el metaverso) utilizada como un recurso pedagógico. Eso sin contar con el pabellón que Italia presentará, a través del gobierno de Coahuila, dedicado a la ilustración y la novela gráfica.
Por lo que corresponde al programa literario que se puede considerar para un público adulto, aunque la categoría no excluye a otros públicos, dada su extensión, únicamente mencionaremos algunos ejemplos como muestra de su amplitud de posibilidades. Habrá conferencias magistrales de las destacadas escritoras Isabel Allende (vía holograma) y Siri Hustvedt, quien abordará el tema de la salud mental, y la del filósofo y sociólogo francés Gilles Lipovetsky en torno a la era que nos ha tocado vivir. En cuanto a los homenajes, resaltan los nombres de Roger Bartra, Elena Poniatowska y Daniel Divinsky, el mítico editor argentino de Joaquín Salvador Lavado, alias Quino, con su popular Mafalda, y de Roberto Fontanarrosa, con su inolvidable Boogie el aceitoso, dibujantes y cartonistas que alimentaron el espíritu de por lo menos tres generaciones latinoamericanas. El nombre del recién fallecido Javier Marías se suma a la lista. Los ejes transversales de las conversaciones son: migración, narrativa de mujeres, literatura del noreste de México, cultura del agua y el futuro pospandémico, por mencionar algunos. También serán reconocidos el escritor, ensayista y periodista Héctor Aguilar Camín y Humberto Musacchio, por periodista y por editor de enciclopedias. El historiador Javier Garciadiego, uno de los reyólogos más sobresalientes del país, presentará su nueva biografía sobre Alfonso Reyes. La escritora chilena Diamela Eltit rendirá un tributo a Carlos Fuentes a diez años de su muerte en la FIL de Monterrey.
Y mucho más. Esta pequeña enumeración es apenas un botón de muestra de la gran conversación polifónica que se ofrece en el marco de la multicitada feria y cuyo programa, en versión digital, ya se encuentra disponible en su sitio web y se irá actualizando conforme se acerque la fecha de inauguración.
El potencial “policéntrico”
Tan grande es el Tec de Monterrey que a menudo se olvida que tiene sedes en 41 ciudades de México; si a eso se le suma el TecMilenio y sus prepas y secundarias, las posibilidades de alcance llegan a más de cincuenta puntos. Sin embargo, el corazón de la FIL de Monterrey permanecerá en el Centro Ferial Cintermex y desde ahí se irradiarán sus latidos a todo el sistema de entidades que integran a la institución educativa.
Hace unos días, en una entrevista con Winston Manrique Sandoval, Consuelo Sáizar de la Fuente intentaba explicar las dimensiones de este proyecto. Sin embargo, no encontró el término adecuado y fue el periodista quien lo propuso: policéntrico. La palabra da una idea de multiplicación, lo que será posible gracias a la capacidad instalada y al nivel tecnológico con los que cuenta el Tec. Es un argumento poderoso para proseguir con la FIL de Monterrey en los próximos años.
La gratuidad como símbolo civilizatorio
La tradición de cobrar por la entrada a esta feria se rompe. A partir de ahora la FIL de Monterrey será gratuita para sus asistentes. No fue una de las propuestas de Consuelo Sáizar más fáciles de aceptar. Sin embargo, la gestora cultural logró que el gobierno de Nuevo León y la alcaldía de la capital se unieran al Tec en un esfuerzo conjunto para beneficiar a la comunidad de la región. Por primera vez en la entidad, el gobierno se une a la iniciativa privada para apoyar y concretar las aspiraciones de la feria.
En su discurso de presentación ante la prensa, Consuelo Sáizar citó al arquitecto chileno Alejandro Aravena, premio Pritzker 2016, cuando acudió a Monterrey para difundir las características de la Casa Elemental, como parte de los Sorteos Tec realizados con el propósito de recaudar recursos para becar a estudiantes que no pueden pagar su carrera. El arquitecto dijo en esa ocasión: “La calidad de las ciudades se mide por las cosas gratuitas que encuentras en ellas”. De ahí provino la inspiración para abrir las puertas de la FIL de Monterrey de manera gratuita con el propósito de elevar la calidad literaria de la ciudad y la región. Reza el eslogan del evento: “más que una feria” y, además, será gratuita, confirma Consuelo Sáizar.
Monterrey, una ciudad literaria
Es conocido el hecho de que durante su gestión como presidenta de Conaculta (de 2009 a 2012) Consuelo Sáizar dio vida a al proyecto “La Ciudadela: ciudad de los libros” en el antiguo y emblemático edificio que lleva ese mismo nombre y que la funcionaria ordenó restaurar para albergar los fondos editoriales de las bibliotecas personales de cinco grandes intelectuales del siglo XX mexicano: Carlos Monsiváis, José Luis Martínez, Alí Chumacero, Jaime García Terrés y Antonio Castro Leal, entre otros acervos que se conservan en ese espacio, que ahora se retomó con el nombre de Biblioteca de México.
La referencia viene a colación porque ahora Consuelo Sáizar de la Fuente se propone una meta más ambiciosa todavía: convertir a la ciudad de Monterrey en una ciudad literaria. Su nuevo proyecto se basa en varias consideraciones: Monterrey es una ciudad estudiantil en la que existen, además del Tec, diversas instituciones de prestigio dedicadas a la educación superior que explican el alto índice de lectura que existe en el lugar; es la tierra de Alfonso Reyes, lo cual dota a la ciudad de un linaje literario como el que existe en otras urbes importantes y cuenta con una potente red de círculos de lectura integrada por cuatrocientos nodos de distintos tamaños (de cinco a setenta integrantes).
De ahí tomó Consuelo Sáizar la idea para replicar un programa que se echó a andar en la Feria del Libro de la Universidad Autónoma de Nuevo León —institución que otorgó su permiso— y que se llama “Adopte a un escritor”. La feria del libro hace llegar a los círculos de lectura la lista con los autores y las obras que se presentarán durante la FIL de Monterrey con el propósito de que con antelación se lean, examinen y analicen. Cuando llega el autor a presentar su libro, los lectores asisten acompañados de familiares y amigos, por lo que nunca habrá una sala sin público. “Es un modelo que me impresionó y me gustó muchísimo y que, creo, Monterrey puede exportar al mundo, ya que funciona muy bien en términos de establecer un diálogo, porque no hay nada más conmovedor para un escritor que encontrar a lectores que conocen su obra”.
También existe una generación emergente de mujeres escritoras que comparten el propósito y el compromiso de narrar la historia de Nuevo León y de Monterrey, ya que ambas son desconocidas en el resto del país. “Si se revisa con cuidado la gran cantidad de argumentos para considerar a Monterrey como una ciudad literaria, créeme que son anclajes muy profundos en términos de la afirmación colectiva. Yo aspiro a que la feria sea el significante vacío que ayude a darle un discurso y un orden a toda esta capacidad que en este momento se encuentra dispersa, pero que está allí, esperando a ser convocada”.
La poesía, un broche de oro
Hay varias cosas que necesariamente se tendrán que definir en el último momento, pero “lo que sí es un hecho es que vamos a llenar las noches de poesía”, promete Consuelo Sáizar de la Fuente. Cada jornada de la FIL de Monterrey cerrará con una lectura de poesía. Esta propuesta iniciará con la participación de la poeta uruguaya Ida Vitale, una de las personalidades que serán homenajeadas en el marco de la feria.
Este feliz anuncio me permite alterar el famoso verso de Jaime Sabines: yo lo sé de cierto, no lo supongo, ya que como periodista he tenido la oportunidad de seguir la trayectoria de Consuelo Sáizar, y puedo afirmar que lo que promete lo cumple. Y la promesa en este caso es superar lo que se había logrado hasta ahora. Cuando todos los números en el mundo son más conservadores y van a la baja debido a las condiciones en que la pandemia nos ha dejado, Consuelo Sáizar señala que su meta es que la FIL de Monterrey tenga un impacto directo en por lo menos trescientas mil personas. De ese tamaño es el desafío al que se enfrenta. “Nadie me advirtió que sería una empresa muy difícil de lograr, solo en el camino he podido calibrar la dimensión del desafío, pero es el tipo de retos retos que me gusta afrontar”.