Charlie Kaufman es dueño de una mente introspectiva y curiosa. Como guionista o director de cine, bajo el mando de gente como Spike Jonze o Michel Gondry, su pasión por el buen cine lo ha llevado a sumergirse en el universo de personajes peculiares hasta llevarlos a profundas reflexiones sobre la identidad, los sentimientos, experiencias emocionales, así como miedos e incertidumbres que viven dentro de la psique.
Entre los años 1999 y 2004, tres guiones suyos se convirtieron en la referencia global del cine más original y sugerente proveniente de Hollywood: Being John Malkovich, Adaptation y Eternal Sunshine of the Spotless Mind. La idea central que unía entonces su filmografía era la mirada incisiva y profunda a los universos de sus personajes. En aquellos guiones, el espectador ha paseado por la mente de un popular actor, John Malkovich, para escapar de una vida vacía; ha sido testigo de las peleas que tuvo Nicolas Cage con sí mismo y los convencionalismos sociales de la industria editorial para escribir una historia; y ha visto a Jim Carrey queriendo borrar los recuerdos de un amor que lo atormenta.
Luego vendría su debut como director en Synecdoche, New York en 2008, con el fallecido Philip Seymour Hoffman en el pa-pel de un director de teatro obsesionado con un montaje que utiliza una réplica de Nueva York. Se dio a conocer como un existencialista en esencia. Desde aquella película, los cinéfilos habían estado a la expectativa de ver un proyecto más donde él estuviera involucrado. Ahora nuevas curiosidades encontraron eco en Anomalisa, su más reciente filme, como director y guionista. Una joya que resulta ser también una película animada.
“En Anomalisa, había varias cosas que sentía que podía explorar. Tenemos la historia de una persona que tiene dificultades para conectar o entablar un acercamiento con otros, un sentimiento común en mucha gente. Creo que incluso el mundo en el que vivimos provoca esta clase de desconexión, aislamiento, en el que tantos espacios son réplicas genéricas intercambiables. No importa dónde estés, la habitación de un hotel, un bar o un aeropuerto, todo se ve y se escucha y parece lo mismo. No hay nada o nadie con quien acercarse, o eso creemos. Al parecer, hoy en día la ‘anomalía’ es encontrar a alguien con quién conectar”, confiesa Kaufman.
En esta cinta, Michael Stone (con la voz de David Thewlis) es un autor y conferencista motivacional quien entre más ayuda a la gente, más monótona y anodina encuentra su vida entre bares y habitaciones de hotel; todo el mundo le parece y le suena igual. Hasta que la voz de una mujer, Lisa (Jennifer Jason Leigh), le suena distinto.
Sobre cómo nació este singular proyecto, Kaufman detalla: “En 2005, los hermanos Coen y yo colaboramos en un par de obras de teatro para radio, que eran esencialmente actores leyendo en el escenario junto a músicos y un artista de sonidos. Teníamos la esperanza de hacerlo en Los Ángeles pero cuando los Coen no pudieron, tuve que escribir una segunda obra para llenar la noche. Esa historia fue Anomalisa”. Sólo tuvo dos presentaciones en Los Ángeles. Un amigo suyo, Dino Stamatopoulos, quedó enamorado con Anomalisa. Durante los siguientes años, él no dejó de pedirle una copia de la obra para leerla. “Finalmente le di una copia, tal vez en 2011. En 2012 se me acercó para preguntar si su compañía de animación, Starburns Industries, podía convertir el proyecto en una película de stop-motion. Levantaron el capital inicial y a partir de ahí comenzamos a trabajar”, dice.
“Nos metimos en esto hace mucho tiempo y trabajamos bajo el radar, sin saber si iba a funcionar o no. Y resulta que la gente está respondiendo a ella. Eso es muy satisfactorio. Y lo hicimos en nuestros términos, completamente fuera de cualquier sistema. No teníamos a nadie a quien responderle a excepción de a nosotros mismos y fue genial. Hubo total libertad.”
Anomalisa llega este 5 de febrero a las salas de cine mexicanas. Esperemos que no vuelvan a pasar muchos años más para ver otra nueva introspectiva curiosidad de Charlie Kaufman.