¿En qué momento una obra de arte deja de serlo? ¿Cuando se rompe? ¿Cuando se mancha? ¿Cuando sufre una ligera alteración? ¿Es posible que una obra de arte deje de existir? En la industria del arte –dígase museos y galerías– las piezas son aseguradas para que, en caso de pérdida parcial o total, los compradores no se queden con las manos vacías. Esto permite que el valor monetario de la obra no cambie radicalmente. Cuando una de éstas sufre un accidente, las aseguradoras pagan a los propietarios, recogen la pieza y la llevan al purgatorio del arte, donde descansan el resto de su eternidad, rotas, manchadas o chuecas. A estas piezas, las aseguradoras les llaman Salvage Art, Arte Salvado. El día 16 de mayo del 2009, cuando Rosalind Joseph, directora global de Relaciones Públicas de AXA Art fue a tomarse un café a la casa su vecina, Elka Krajewska, una artista y cinematógrafa experimental que nació en Polonia pero que lleva viviendo en Nueva York muchos años, nació el boceto de lo que ahora es el Salvage Art Institute (SAI), un refugio para las piezas que dejaron de pertenecer en las exposiciones.[caption id="attachment_230262" align="aligncenter" width="620"]
SAI 0014 // 12”x14”, 52”x43”; daño: 23/06/2009, un elemento del tríptico se perdió en tránsito; clamo: 29/10/2009; pérdida total: 29/10/2009; producción: 1992; artista: Helmut Dorner; título: DCL[/caption]Su vecina le contó que AXA Art, la única aseguradora que se especializa en arte, tiene almacenes donde guardan el Arte Salvado una vez que la compañía paga el valor de mercado de la "pieza que ya no es arte", en casos reportados como pérdida total. “Hay un mar de ellas detrás de esas paredes”, dice la artista, “y desde esa conversación no pude dejar de pensar en eso que es ¿arte muerto?; y me dediqué a tratar de articular mis ideas acerca de estos cadáveres, del material que vive en un limbo, en secreto, como invisible, petrificado y guardado escrupulosamente en bases de datos en todo el país, y probablemente en todo el mundo”.A partir de su descubrimiento, se dedicó a conseguir que AXA Art le diera acceso al almacén, cosa que no logró hasta el 30 de marzo del 2011, que fue también cuando le dio un nombre oficial a estas piezas, No longer art. En abril del siguiente año, Krajewska firmó el acta de donación del inventario de pérdida total de AXA Art al SAI. La universidad de Columbia abrazó el proyecto de Krajewska, le dio espacio para almacenar las piezas donadas y también un primer lugar para exhibirlas en noviembre del 2012.
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Los breves ritmos del presente
Dentro de la colección del SAI hay piezas de Jim Dine, Jeff Koons, Ed Cohen, Linda Bond, Vladimira Klimpar, Alexandre Dubuisson, Alberto Giacometti y Henri Cartier-Bresson, por mencionar algunos. Hay piezas que tienen una pequeña mancha, casi invisible, otras una rajada por la mitad. Algunas fueron dañadas por el tiempo y otras por la torpeza de un galerista con una copa de vino. Pero todas son no-arte, son zombies, son arte que dejó de tener valor. La colección –que es curada por Krajewska y Mark Wasiuta– ya ha recorrido parte del mundo. Después de aquella primera vez en Nueva York, estuvo en París, en Chicago, en Munich y actualmente está en el Museo de Arte de Zapopan, en Guadalajara, donde se instaló desde noviembre del 2018 y hasta el 24 de marzo del 2019 con el título No Longer Art / Esto ya no es arte: Salvage Art Institute y el lema “Raspado en tránsito, Arrugado en tránsito, Doblado en tránsito”.[caption id="attachment_230265" align="aligncenter" width="620"]
SAI 0011 // 57"x70"; daño: 06/07/2009 rasgado en tránsito; reclamación: 10/07/2009; pérdida total: 18/8/2009; producción: 2009; artista: Miguel Florido; título: Solo tu recuerdo sigue aquí[/caption]Cada una de las exposiciones ha ido acompañada de discusiones, paneles y simposios, pues para la artista, el propósito del SAI es hablar de este fenómeno. “Soy la última persona que tendría algo que ver con burocracia y los papeleos, pero hay una extraña verdad al respecto y hay muchos lazos humanos involucrados, deseos de preservar las cosas y preguntas que tan solo se asumen”, dice Krajewska. Y es que ver esas piezas realmente genera ideas y preguntas. No es muy común encontrarse con lienzos cubiertos con tanta pintura que, aún seca, se escurrió hacia abajo, provocando una especie de aglomeración de óleo viejo; o ver uno de los famosísimos animales de globo de Jeff Koons hecho añicos. Tampoco es común poder tocar, oler, mover y ver tan de cerca como sea deseado alguna obra de arte. Pero en este limbo esas reglas ya no aplican, aquí lo único que tienes que hacer es preguntar si puedes hacerlo.[caption id="attachment_230264" align="aligncenter" width="620"]
SAI 0020 // Cerámica, Porcelana, Vidrio, Esmalte; Varias dimensiones; daño: desconocido; reclamación: desconocido; pérdida total: desconocido; producción: desconocido; artista: desconocido; títuo: Rpnin's Eggs Scholar's Desk Vessels, Other.[/caption]“La mayoría de las culturas, en muchos niveles, se conducen a través de una mentalidad del miedo, y cuando nos volvemos conscientes de lo loco que está eso, podemos dar un paso al frente. No hay por qué prohibir algo, si estamos conscientes y no estamos lastimando a nadie”, discute la artista. Para ella, las reglas que hay en los museos y galerías, la eterna prohibición que rodea al mundo del arte, es ridícula. “Es ese patrón de comportamiento que crea fobias y una paranoia bizarra sobre lo que va a pasar, o a amenazar al estatus quo... ¿qué va a pasar si la vida pasa?”, pregunta entre risas.Elka Krajewska no está amarrada a estas piezas. No le importa que se maltraten más, ni siquiera le importa tenerlas ella todas juntas. Lo que le importa es que hagan su trabajo como lo que son o solían ser: arte, que abran un discurso, que inspiren a alguien y que aunque estén en un cementerio, no dejen de ser lo que son.Museo de Arte de ZapopanDel 30 de noviembre de 2018 al 24 de marzo de 2019