Walter Benjamin, filósofo alemán que murió en 1940, desarrolló una teoría basada en el proceso de hacer visible algo que antes parecía invisible. Le llamó “inconsciente óptico” a las dimensiones que pasan desapercibidas a los ojos de quienes han sido educados en la sociedad de la representación. Y argumentó que la educación del observador es prescindible para definir qué ve y qué no. El cerebro sólo asimila lo que resuena, lo que aparece como verdadero y certero.La producción artística femenina ha sido uno de esos temas guardado en la parte trasera del cerebro, como una especie de murmullo que se sabe que existe pero no se ve. Hay registros que muestran que de las academias de arte se gradúan más mujeres que hombres, y aún así, las galerías y museos exponen más obras de artistas varones. “Hay un sistema de exclusión desde el principio”, explica Catalina Lozano, la actual curadora del Museo Jumex, quien a lo largo de su carrera se ha interesado por los relatos menores que cuestionan las formas hegemónicas. “Se me antojó hacer una exposición de mujeres en la colección Jumex, en parte, porque nunca se había hecho, y porque es un gesto importante para la institución hacer este statement”.[caption id="attachment_229246" align="aligncenter" width="620"]
Las curadoras Catalina Lozano y María Emilia Fernández son las responsables de la primera exposición feminista con piezas de la colección Jumex.[/caption]La exposición que ha curado —“Podría ser (una flecha): Una lectura de la colección Jumex”— es el resultado de la indagación que Lozano y María Emilia Fernández (asistente curatorial) hicieron a una de las compilaciones de arte contemporáneo más importantes de Latinoamérica. “La colección tiene un acervo increíble y había una cuestión que me preocupaba, que era poder mostrar diferentes formas de ser mujer”, explica la curadora colombiana, “y entender a la mujer no en el sentido más estereotípico, sino proponer otras formas de serlo y hacerlas visibles”. Con más de 60 piezas y 47 nombres, Lozano y Fernández develan lo que lleva una eternidad resguardado en el inconsciente óptico: la producción artística de las mujeres y las diferentes formas de feminidad.La exposición se divide en lo que la curadora bautizó como constelaciones, “porque me gustaba más la idea de que las cosas se relacionen de una forma menos vinculante y que cada una pueda ser más lo que es”. Éstas revisan temas como las máquinas miméticas y los mundos visuales; los espacios que se habitan; la sociedad, la política y las afecciones; el cuerpo; la representación de los discursos masculinos y el retrato como forma de representación y expresión.
Aunque la muestra no tiene un orden específico, Lozano empieza el recorrido hacia la izquierda, donde se encuentra la constelación de las máquinas. Esta compilación la hizo bajo la inspiración de la misma teoría de Benjamin, en la que desarrolla que la mirada ha cambiado con el surgimiento de medios tecnológicos —fotografía y cine, específicamente—, que se han convertido en los mediadores para percibir y formar la realidad. Lozano explica que esta sección “parte de algo muy básico, la percepción, la proyección de luz, y la forma en que las cámaras tanto de cine como de fotografía pueden cambiar para siempre la manera en la que el ojo percibe la realidad”. Aquí se encuentran piezas de artistas como Anne Collier —artista estadounidense nacida en los años setenta—, con la que expresa la ambigua posibilidad de una mujer de ser la productora de imágenes. Es común encontrar a una mujer retratada, pero no lo es tanto encontrarla como fotógrafa; no frente al lente sino detrás de él.Para Catalina Lozano era importante desarrollar esta muestra feminista lejos de los lugares comunes. Ella explica que “la constelación Afectos, por ejemplo, se desliga de esa idea de que las mujeres hacen arte emotivo y, en cambio, las piezas hablan de cómo uno es afectado o puede afectar al otro”.[caption id="attachment_229244" align="aligncenter" width="620"]
Andrea Geyer, If I told her (2017).[/caption]La exposición recorre otros lugares como el replanteamiento de obras hechas por hombres, de las que destaca un video producido por el dueto alemán de Pauline Boudry y Renate Lorenz, en el cual vuelcan la pieza musical de John Cage “4.33”, una obra compuesta por notas de silencio. En el audiovisual muestran a Aérea Negrot, una reconocida cantante venezolana transgénero, reviviendo la pieza del compositor estadounidense cisgénero.El recorrido muestra gran variedad de obra en términos de técnica, desde fotografía y audiovisual hasta instalaciones y esculturas. Los discursos, tan múltiples como las técnicas, abarcan contextos y tiempos sociales variados, como la Revolución mexicana y la revolución sexual estadounidense. Las piezas son tan diversas como es el arte mismo, pues la búsqueda de las curadoras tuvo como resultado la posibilidad de mostrar los tiempos de las mujeres en el arte, sin tapujos ni remilgos.“Podría ser (una flecha): Una lectura de la colección Jumex” es el seguimiento a un cambio de paradigma que comenzó hace mucho, pero que ha tenido un progreso lento. Es mostrar lo que se ha dejado tras bambalinas: la feminidad como la multiplicidad de situaciones y acciones.Podría ser (una flecha): una lectura de la colección Jumex Hasta el 31 de marzo de 2019Miguel de Cervantes Saavedra 3003, Granadafundacionjumex.org
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Podría ser (una flecha), una exposición de la colección Jumex
Walter Benjamin, filósofo alemán que murió en 1940, desarrolló una teoría basada en el proceso de hacer visible algo que antes parecía invisible. Le llamó “inconsciente óptico” a las dimensiones que pasan desapercibidas a los ojos de quienes han sido educados en la sociedad de la representación. Y argumentó que la educación del observador es prescindible para definir qué ve y qué no. El cerebro sólo asimila lo que resuena, lo que aparece como verdadero y certero.La producción artística femenina ha sido uno de esos temas guardado en la parte trasera del cerebro, como una especie de murmullo que se sabe que existe pero no se ve. Hay registros que muestran que de las academias de arte se gradúan más mujeres que hombres, y aún así, las galerías y museos exponen más obras de artistas varones. “Hay un sistema de exclusión desde el principio”, explica Catalina Lozano, la actual curadora del Museo Jumex, quien a lo largo de su carrera se ha interesado por los relatos menores que cuestionan las formas hegemónicas. “Se me antojó hacer una exposición de mujeres en la colección Jumex, en parte, porque nunca se había hecho, y porque es un gesto importante para la institución hacer este statement”.[caption id="attachment_229246" align="aligncenter" width="620"]
Las curadoras Catalina Lozano y María Emilia Fernández son las responsables de la primera exposición feminista con piezas de la colección Jumex.[/caption]La exposición que ha curado —“Podría ser (una flecha): Una lectura de la colección Jumex”— es el resultado de la indagación que Lozano y María Emilia Fernández (asistente curatorial) hicieron a una de las compilaciones de arte contemporáneo más importantes de Latinoamérica. “La colección tiene un acervo increíble y había una cuestión que me preocupaba, que era poder mostrar diferentes formas de ser mujer”, explica la curadora colombiana, “y entender a la mujer no en el sentido más estereotípico, sino proponer otras formas de serlo y hacerlas visibles”. Con más de 60 piezas y 47 nombres, Lozano y Fernández develan lo que lleva una eternidad resguardado en el inconsciente óptico: la producción artística de las mujeres y las diferentes formas de feminidad.La exposición se divide en lo que la curadora bautizó como constelaciones, “porque me gustaba más la idea de que las cosas se relacionen de una forma menos vinculante y que cada una pueda ser más lo que es”. Éstas revisan temas como las máquinas miméticas y los mundos visuales; los espacios que se habitan; la sociedad, la política y las afecciones; el cuerpo; la representación de los discursos masculinos y el retrato como forma de representación y expresión.
Aunque la muestra no tiene un orden específico, Lozano empieza el recorrido hacia la izquierda, donde se encuentra la constelación de las máquinas. Esta compilación la hizo bajo la inspiración de la misma teoría de Benjamin, en la que desarrolla que la mirada ha cambiado con el surgimiento de medios tecnológicos —fotografía y cine, específicamente—, que se han convertido en los mediadores para percibir y formar la realidad. Lozano explica que esta sección “parte de algo muy básico, la percepción, la proyección de luz, y la forma en que las cámaras tanto de cine como de fotografía pueden cambiar para siempre la manera en la que el ojo percibe la realidad”. Aquí se encuentran piezas de artistas como Anne Collier —artista estadounidense nacida en los años setenta—, con la que expresa la ambigua posibilidad de una mujer de ser la productora de imágenes. Es común encontrar a una mujer retratada, pero no lo es tanto encontrarla como fotógrafa; no frente al lente sino detrás de él.Para Catalina Lozano era importante desarrollar esta muestra feminista lejos de los lugares comunes. Ella explica que “la constelación Afectos, por ejemplo, se desliga de esa idea de que las mujeres hacen arte emotivo y, en cambio, las piezas hablan de cómo uno es afectado o puede afectar al otro”.[caption id="attachment_229244" align="aligncenter" width="620"]
Andrea Geyer, If I told her (2017).[/caption]La exposición recorre otros lugares como el replanteamiento de obras hechas por hombres, de las que destaca un video producido por el dueto alemán de Pauline Boudry y Renate Lorenz, en el cual vuelcan la pieza musical de John Cage “4.33”, una obra compuesta por notas de silencio. En el audiovisual muestran a Aérea Negrot, una reconocida cantante venezolana transgénero, reviviendo la pieza del compositor estadounidense cisgénero.El recorrido muestra gran variedad de obra en términos de técnica, desde fotografía y audiovisual hasta instalaciones y esculturas. Los discursos, tan múltiples como las técnicas, abarcan contextos y tiempos sociales variados, como la Revolución mexicana y la revolución sexual estadounidense. Las piezas son tan diversas como es el arte mismo, pues la búsqueda de las curadoras tuvo como resultado la posibilidad de mostrar los tiempos de las mujeres en el arte, sin tapujos ni remilgos.“Podría ser (una flecha): Una lectura de la colección Jumex” es el seguimiento a un cambio de paradigma que comenzó hace mucho, pero que ha tenido un progreso lento. Es mostrar lo que se ha dejado tras bambalinas: la feminidad como la multiplicidad de situaciones y acciones.Podría ser (una flecha): una lectura de la colección Jumex Hasta el 31 de marzo de 2019Miguel de Cervantes Saavedra 3003, Granadafundacionjumex.org
Podría ser (una flecha), una exposición de la colección Jumex
Walter Benjamin, filósofo alemán que murió en 1940, desarrolló una teoría basada en el proceso de hacer visible algo que antes parecía invisible. Le llamó “inconsciente óptico” a las dimensiones que pasan desapercibidas a los ojos de quienes han sido educados en la sociedad de la representación. Y argumentó que la educación del observador es prescindible para definir qué ve y qué no. El cerebro sólo asimila lo que resuena, lo que aparece como verdadero y certero.La producción artística femenina ha sido uno de esos temas guardado en la parte trasera del cerebro, como una especie de murmullo que se sabe que existe pero no se ve. Hay registros que muestran que de las academias de arte se gradúan más mujeres que hombres, y aún así, las galerías y museos exponen más obras de artistas varones. “Hay un sistema de exclusión desde el principio”, explica Catalina Lozano, la actual curadora del Museo Jumex, quien a lo largo de su carrera se ha interesado por los relatos menores que cuestionan las formas hegemónicas. “Se me antojó hacer una exposición de mujeres en la colección Jumex, en parte, porque nunca se había hecho, y porque es un gesto importante para la institución hacer este statement”.[caption id="attachment_229246" align="aligncenter" width="620"]
Las curadoras Catalina Lozano y María Emilia Fernández son las responsables de la primera exposición feminista con piezas de la colección Jumex.[/caption]La exposición que ha curado —“Podría ser (una flecha): Una lectura de la colección Jumex”— es el resultado de la indagación que Lozano y María Emilia Fernández (asistente curatorial) hicieron a una de las compilaciones de arte contemporáneo más importantes de Latinoamérica. “La colección tiene un acervo increíble y había una cuestión que me preocupaba, que era poder mostrar diferentes formas de ser mujer”, explica la curadora colombiana, “y entender a la mujer no en el sentido más estereotípico, sino proponer otras formas de serlo y hacerlas visibles”. Con más de 60 piezas y 47 nombres, Lozano y Fernández develan lo que lleva una eternidad resguardado en el inconsciente óptico: la producción artística de las mujeres y las diferentes formas de feminidad.La exposición se divide en lo que la curadora bautizó como constelaciones, “porque me gustaba más la idea de que las cosas se relacionen de una forma menos vinculante y que cada una pueda ser más lo que es”. Éstas revisan temas como las máquinas miméticas y los mundos visuales; los espacios que se habitan; la sociedad, la política y las afecciones; el cuerpo; la representación de los discursos masculinos y el retrato como forma de representación y expresión.
Aunque la muestra no tiene un orden específico, Lozano empieza el recorrido hacia la izquierda, donde se encuentra la constelación de las máquinas. Esta compilación la hizo bajo la inspiración de la misma teoría de Benjamin, en la que desarrolla que la mirada ha cambiado con el surgimiento de medios tecnológicos —fotografía y cine, específicamente—, que se han convertido en los mediadores para percibir y formar la realidad. Lozano explica que esta sección “parte de algo muy básico, la percepción, la proyección de luz, y la forma en que las cámaras tanto de cine como de fotografía pueden cambiar para siempre la manera en la que el ojo percibe la realidad”. Aquí se encuentran piezas de artistas como Anne Collier —artista estadounidense nacida en los años setenta—, con la que expresa la ambigua posibilidad de una mujer de ser la productora de imágenes. Es común encontrar a una mujer retratada, pero no lo es tanto encontrarla como fotógrafa; no frente al lente sino detrás de él.Para Catalina Lozano era importante desarrollar esta muestra feminista lejos de los lugares comunes. Ella explica que “la constelación Afectos, por ejemplo, se desliga de esa idea de que las mujeres hacen arte emotivo y, en cambio, las piezas hablan de cómo uno es afectado o puede afectar al otro”.[caption id="attachment_229244" align="aligncenter" width="620"]
Andrea Geyer, If I told her (2017).[/caption]La exposición recorre otros lugares como el replanteamiento de obras hechas por hombres, de las que destaca un video producido por el dueto alemán de Pauline Boudry y Renate Lorenz, en el cual vuelcan la pieza musical de John Cage “4.33”, una obra compuesta por notas de silencio. En el audiovisual muestran a Aérea Negrot, una reconocida cantante venezolana transgénero, reviviendo la pieza del compositor estadounidense cisgénero.El recorrido muestra gran variedad de obra en términos de técnica, desde fotografía y audiovisual hasta instalaciones y esculturas. Los discursos, tan múltiples como las técnicas, abarcan contextos y tiempos sociales variados, como la Revolución mexicana y la revolución sexual estadounidense. Las piezas son tan diversas como es el arte mismo, pues la búsqueda de las curadoras tuvo como resultado la posibilidad de mostrar los tiempos de las mujeres en el arte, sin tapujos ni remilgos.“Podría ser (una flecha): Una lectura de la colección Jumex” es el seguimiento a un cambio de paradigma que comenzó hace mucho, pero que ha tenido un progreso lento. Es mostrar lo que se ha dejado tras bambalinas: la feminidad como la multiplicidad de situaciones y acciones.Podría ser (una flecha): una lectura de la colección Jumex Hasta el 31 de marzo de 2019Miguel de Cervantes Saavedra 3003, Granadafundacionjumex.org
Podría ser (una flecha), una exposición de la colección Jumex
Walter Benjamin, filósofo alemán que murió en 1940, desarrolló una teoría basada en el proceso de hacer visible algo que antes parecía invisible. Le llamó “inconsciente óptico” a las dimensiones que pasan desapercibidas a los ojos de quienes han sido educados en la sociedad de la representación. Y argumentó que la educación del observador es prescindible para definir qué ve y qué no. El cerebro sólo asimila lo que resuena, lo que aparece como verdadero y certero.La producción artística femenina ha sido uno de esos temas guardado en la parte trasera del cerebro, como una especie de murmullo que se sabe que existe pero no se ve. Hay registros que muestran que de las academias de arte se gradúan más mujeres que hombres, y aún así, las galerías y museos exponen más obras de artistas varones. “Hay un sistema de exclusión desde el principio”, explica Catalina Lozano, la actual curadora del Museo Jumex, quien a lo largo de su carrera se ha interesado por los relatos menores que cuestionan las formas hegemónicas. “Se me antojó hacer una exposición de mujeres en la colección Jumex, en parte, porque nunca se había hecho, y porque es un gesto importante para la institución hacer este statement”.[caption id="attachment_229246" align="aligncenter" width="620"]
Las curadoras Catalina Lozano y María Emilia Fernández son las responsables de la primera exposición feminista con piezas de la colección Jumex.[/caption]La exposición que ha curado —“Podría ser (una flecha): Una lectura de la colección Jumex”— es el resultado de la indagación que Lozano y María Emilia Fernández (asistente curatorial) hicieron a una de las compilaciones de arte contemporáneo más importantes de Latinoamérica. “La colección tiene un acervo increíble y había una cuestión que me preocupaba, que era poder mostrar diferentes formas de ser mujer”, explica la curadora colombiana, “y entender a la mujer no en el sentido más estereotípico, sino proponer otras formas de serlo y hacerlas visibles”. Con más de 60 piezas y 47 nombres, Lozano y Fernández develan lo que lleva una eternidad resguardado en el inconsciente óptico: la producción artística de las mujeres y las diferentes formas de feminidad.La exposición se divide en lo que la curadora bautizó como constelaciones, “porque me gustaba más la idea de que las cosas se relacionen de una forma menos vinculante y que cada una pueda ser más lo que es”. Éstas revisan temas como las máquinas miméticas y los mundos visuales; los espacios que se habitan; la sociedad, la política y las afecciones; el cuerpo; la representación de los discursos masculinos y el retrato como forma de representación y expresión.
Aunque la muestra no tiene un orden específico, Lozano empieza el recorrido hacia la izquierda, donde se encuentra la constelación de las máquinas. Esta compilación la hizo bajo la inspiración de la misma teoría de Benjamin, en la que desarrolla que la mirada ha cambiado con el surgimiento de medios tecnológicos —fotografía y cine, específicamente—, que se han convertido en los mediadores para percibir y formar la realidad. Lozano explica que esta sección “parte de algo muy básico, la percepción, la proyección de luz, y la forma en que las cámaras tanto de cine como de fotografía pueden cambiar para siempre la manera en la que el ojo percibe la realidad”. Aquí se encuentran piezas de artistas como Anne Collier —artista estadounidense nacida en los años setenta—, con la que expresa la ambigua posibilidad de una mujer de ser la productora de imágenes. Es común encontrar a una mujer retratada, pero no lo es tanto encontrarla como fotógrafa; no frente al lente sino detrás de él.Para Catalina Lozano era importante desarrollar esta muestra feminista lejos de los lugares comunes. Ella explica que “la constelación Afectos, por ejemplo, se desliga de esa idea de que las mujeres hacen arte emotivo y, en cambio, las piezas hablan de cómo uno es afectado o puede afectar al otro”.[caption id="attachment_229244" align="aligncenter" width="620"]
Andrea Geyer, If I told her (2017).[/caption]La exposición recorre otros lugares como el replanteamiento de obras hechas por hombres, de las que destaca un video producido por el dueto alemán de Pauline Boudry y Renate Lorenz, en el cual vuelcan la pieza musical de John Cage “4.33”, una obra compuesta por notas de silencio. En el audiovisual muestran a Aérea Negrot, una reconocida cantante venezolana transgénero, reviviendo la pieza del compositor estadounidense cisgénero.El recorrido muestra gran variedad de obra en términos de técnica, desde fotografía y audiovisual hasta instalaciones y esculturas. Los discursos, tan múltiples como las técnicas, abarcan contextos y tiempos sociales variados, como la Revolución mexicana y la revolución sexual estadounidense. Las piezas son tan diversas como es el arte mismo, pues la búsqueda de las curadoras tuvo como resultado la posibilidad de mostrar los tiempos de las mujeres en el arte, sin tapujos ni remilgos.“Podría ser (una flecha): Una lectura de la colección Jumex” es el seguimiento a un cambio de paradigma que comenzó hace mucho, pero que ha tenido un progreso lento. Es mostrar lo que se ha dejado tras bambalinas: la feminidad como la multiplicidad de situaciones y acciones.Podría ser (una flecha): una lectura de la colección Jumex Hasta el 31 de marzo de 2019Miguel de Cervantes Saavedra 3003, Granadafundacionjumex.org
Podría ser (una flecha), una exposición de la colección Jumex
Walter Benjamin, filósofo alemán que murió en 1940, desarrolló una teoría basada en el proceso de hacer visible algo que antes parecía invisible. Le llamó “inconsciente óptico” a las dimensiones que pasan desapercibidas a los ojos de quienes han sido educados en la sociedad de la representación. Y argumentó que la educación del observador es prescindible para definir qué ve y qué no. El cerebro sólo asimila lo que resuena, lo que aparece como verdadero y certero.La producción artística femenina ha sido uno de esos temas guardado en la parte trasera del cerebro, como una especie de murmullo que se sabe que existe pero no se ve. Hay registros que muestran que de las academias de arte se gradúan más mujeres que hombres, y aún así, las galerías y museos exponen más obras de artistas varones. “Hay un sistema de exclusión desde el principio”, explica Catalina Lozano, la actual curadora del Museo Jumex, quien a lo largo de su carrera se ha interesado por los relatos menores que cuestionan las formas hegemónicas. “Se me antojó hacer una exposición de mujeres en la colección Jumex, en parte, porque nunca se había hecho, y porque es un gesto importante para la institución hacer este statement”.[caption id="attachment_229246" align="aligncenter" width="620"]
Las curadoras Catalina Lozano y María Emilia Fernández son las responsables de la primera exposición feminista con piezas de la colección Jumex.[/caption]La exposición que ha curado —“Podría ser (una flecha): Una lectura de la colección Jumex”— es el resultado de la indagación que Lozano y María Emilia Fernández (asistente curatorial) hicieron a una de las compilaciones de arte contemporáneo más importantes de Latinoamérica. “La colección tiene un acervo increíble y había una cuestión que me preocupaba, que era poder mostrar diferentes formas de ser mujer”, explica la curadora colombiana, “y entender a la mujer no en el sentido más estereotípico, sino proponer otras formas de serlo y hacerlas visibles”. Con más de 60 piezas y 47 nombres, Lozano y Fernández develan lo que lleva una eternidad resguardado en el inconsciente óptico: la producción artística de las mujeres y las diferentes formas de feminidad.La exposición se divide en lo que la curadora bautizó como constelaciones, “porque me gustaba más la idea de que las cosas se relacionen de una forma menos vinculante y que cada una pueda ser más lo que es”. Éstas revisan temas como las máquinas miméticas y los mundos visuales; los espacios que se habitan; la sociedad, la política y las afecciones; el cuerpo; la representación de los discursos masculinos y el retrato como forma de representación y expresión.
Aunque la muestra no tiene un orden específico, Lozano empieza el recorrido hacia la izquierda, donde se encuentra la constelación de las máquinas. Esta compilación la hizo bajo la inspiración de la misma teoría de Benjamin, en la que desarrolla que la mirada ha cambiado con el surgimiento de medios tecnológicos —fotografía y cine, específicamente—, que se han convertido en los mediadores para percibir y formar la realidad. Lozano explica que esta sección “parte de algo muy básico, la percepción, la proyección de luz, y la forma en que las cámaras tanto de cine como de fotografía pueden cambiar para siempre la manera en la que el ojo percibe la realidad”. Aquí se encuentran piezas de artistas como Anne Collier —artista estadounidense nacida en los años setenta—, con la que expresa la ambigua posibilidad de una mujer de ser la productora de imágenes. Es común encontrar a una mujer retratada, pero no lo es tanto encontrarla como fotógrafa; no frente al lente sino detrás de él.Para Catalina Lozano era importante desarrollar esta muestra feminista lejos de los lugares comunes. Ella explica que “la constelación Afectos, por ejemplo, se desliga de esa idea de que las mujeres hacen arte emotivo y, en cambio, las piezas hablan de cómo uno es afectado o puede afectar al otro”.[caption id="attachment_229244" align="aligncenter" width="620"]
Andrea Geyer, If I told her (2017).[/caption]La exposición recorre otros lugares como el replanteamiento de obras hechas por hombres, de las que destaca un video producido por el dueto alemán de Pauline Boudry y Renate Lorenz, en el cual vuelcan la pieza musical de John Cage “4.33”, una obra compuesta por notas de silencio. En el audiovisual muestran a Aérea Negrot, una reconocida cantante venezolana transgénero, reviviendo la pieza del compositor estadounidense cisgénero.El recorrido muestra gran variedad de obra en términos de técnica, desde fotografía y audiovisual hasta instalaciones y esculturas. Los discursos, tan múltiples como las técnicas, abarcan contextos y tiempos sociales variados, como la Revolución mexicana y la revolución sexual estadounidense. Las piezas son tan diversas como es el arte mismo, pues la búsqueda de las curadoras tuvo como resultado la posibilidad de mostrar los tiempos de las mujeres en el arte, sin tapujos ni remilgos.“Podría ser (una flecha): Una lectura de la colección Jumex” es el seguimiento a un cambio de paradigma que comenzó hace mucho, pero que ha tenido un progreso lento. Es mostrar lo que se ha dejado tras bambalinas: la feminidad como la multiplicidad de situaciones y acciones.Podría ser (una flecha): una lectura de la colección Jumex Hasta el 31 de marzo de 2019Miguel de Cervantes Saavedra 3003, Granadafundacionjumex.org
Walter Benjamin, filósofo alemán que murió en 1940, desarrolló una teoría basada en el proceso de hacer visible algo que antes parecía invisible. Le llamó “inconsciente óptico” a las dimensiones que pasan desapercibidas a los ojos de quienes han sido educados en la sociedad de la representación. Y argumentó que la educación del observador es prescindible para definir qué ve y qué no. El cerebro sólo asimila lo que resuena, lo que aparece como verdadero y certero.La producción artística femenina ha sido uno de esos temas guardado en la parte trasera del cerebro, como una especie de murmullo que se sabe que existe pero no se ve. Hay registros que muestran que de las academias de arte se gradúan más mujeres que hombres, y aún así, las galerías y museos exponen más obras de artistas varones. “Hay un sistema de exclusión desde el principio”, explica Catalina Lozano, la actual curadora del Museo Jumex, quien a lo largo de su carrera se ha interesado por los relatos menores que cuestionan las formas hegemónicas. “Se me antojó hacer una exposición de mujeres en la colección Jumex, en parte, porque nunca se había hecho, y porque es un gesto importante para la institución hacer este statement”.[caption id="attachment_229246" align="aligncenter" width="620"]
Las curadoras Catalina Lozano y María Emilia Fernández son las responsables de la primera exposición feminista con piezas de la colección Jumex.[/caption]La exposición que ha curado —“Podría ser (una flecha): Una lectura de la colección Jumex”— es el resultado de la indagación que Lozano y María Emilia Fernández (asistente curatorial) hicieron a una de las compilaciones de arte contemporáneo más importantes de Latinoamérica. “La colección tiene un acervo increíble y había una cuestión que me preocupaba, que era poder mostrar diferentes formas de ser mujer”, explica la curadora colombiana, “y entender a la mujer no en el sentido más estereotípico, sino proponer otras formas de serlo y hacerlas visibles”. Con más de 60 piezas y 47 nombres, Lozano y Fernández develan lo que lleva una eternidad resguardado en el inconsciente óptico: la producción artística de las mujeres y las diferentes formas de feminidad.La exposición se divide en lo que la curadora bautizó como constelaciones, “porque me gustaba más la idea de que las cosas se relacionen de una forma menos vinculante y que cada una pueda ser más lo que es”. Éstas revisan temas como las máquinas miméticas y los mundos visuales; los espacios que se habitan; la sociedad, la política y las afecciones; el cuerpo; la representación de los discursos masculinos y el retrato como forma de representación y expresión.
Aunque la muestra no tiene un orden específico, Lozano empieza el recorrido hacia la izquierda, donde se encuentra la constelación de las máquinas. Esta compilación la hizo bajo la inspiración de la misma teoría de Benjamin, en la que desarrolla que la mirada ha cambiado con el surgimiento de medios tecnológicos —fotografía y cine, específicamente—, que se han convertido en los mediadores para percibir y formar la realidad. Lozano explica que esta sección “parte de algo muy básico, la percepción, la proyección de luz, y la forma en que las cámaras tanto de cine como de fotografía pueden cambiar para siempre la manera en la que el ojo percibe la realidad”. Aquí se encuentran piezas de artistas como Anne Collier —artista estadounidense nacida en los años setenta—, con la que expresa la ambigua posibilidad de una mujer de ser la productora de imágenes. Es común encontrar a una mujer retratada, pero no lo es tanto encontrarla como fotógrafa; no frente al lente sino detrás de él.Para Catalina Lozano era importante desarrollar esta muestra feminista lejos de los lugares comunes. Ella explica que “la constelación Afectos, por ejemplo, se desliga de esa idea de que las mujeres hacen arte emotivo y, en cambio, las piezas hablan de cómo uno es afectado o puede afectar al otro”.[caption id="attachment_229244" align="aligncenter" width="620"]
Andrea Geyer, If I told her (2017).[/caption]La exposición recorre otros lugares como el replanteamiento de obras hechas por hombres, de las que destaca un video producido por el dueto alemán de Pauline Boudry y Renate Lorenz, en el cual vuelcan la pieza musical de John Cage “4.33”, una obra compuesta por notas de silencio. En el audiovisual muestran a Aérea Negrot, una reconocida cantante venezolana transgénero, reviviendo la pieza del compositor estadounidense cisgénero.El recorrido muestra gran variedad de obra en términos de técnica, desde fotografía y audiovisual hasta instalaciones y esculturas. Los discursos, tan múltiples como las técnicas, abarcan contextos y tiempos sociales variados, como la Revolución mexicana y la revolución sexual estadounidense. Las piezas son tan diversas como es el arte mismo, pues la búsqueda de las curadoras tuvo como resultado la posibilidad de mostrar los tiempos de las mujeres en el arte, sin tapujos ni remilgos.“Podría ser (una flecha): Una lectura de la colección Jumex” es el seguimiento a un cambio de paradigma que comenzó hace mucho, pero que ha tenido un progreso lento. Es mostrar lo que se ha dejado tras bambalinas: la feminidad como la multiplicidad de situaciones y acciones.Podría ser (una flecha): una lectura de la colección Jumex Hasta el 31 de marzo de 2019Miguel de Cervantes Saavedra 3003, Granadafundacionjumex.org
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