Greta Garbo: La enigmática actriz que venció al sonido - Gatopardo

Greta Garbo: la actriz que venció al sonido

Recordamos a la actriz sueca Greta Garbo, una de las figuras más importantes del Hollywood de oro, a 113 años de su nacimiento.

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Un halo de misterio siempre rondó la vida de la actriz sueca Greta Garbo, considerada como una de la estrellas más importantes del Hollywood de los años treinta. Su enigmático rostro, que enmarcaba aquellos ojos azules que conquistaron a las pantallas grandes del mundo, escondía múltiples preguntas que hoy, a más de 27 años de su muerte, no se han podido esclarecer del todo.

Nacida el 18 de septiembre de 1905, Garbo ­­–cuyo nombre de nacimiento es Greta Lovisa Gustafsson– inició su vida laboral lejos del glamour del cine, trabajando como vendedora de periódicos en Estocolmo al inicio de su adolescencia. A pesar de las pocas oportunidades de su familia, integrante de la clase obrera que levantó a Suecia durante los primeros años del siglo XX, la joven comenzó a interesarse en las artes escénicas, participando en producciones locales donde su liderazgo nato salía a relucir.

Sin embargo, su pasión se vería interrumpida momentáneamente en 1919 cuando su padre, principal brazo laboral de su familia, enfermó de gripe española. Con apenas 14 años cumplidos, se hizo cargo de la salud y eventualidades de su papá hasta su muerte en 1920. Con la necesidad de ayudar en el mantenimiento de su madre y sus dos hermanos, aplicó para trabajar en los almacenes PUB, la tienda departamental más grande de la capital sueca. En su solicitud de empleo, decidió cambiar su apellido a Gustavsson, dando paso a una nueva faceta en su vida.

Su evidente belleza la hizo destacar en su trabajo, convirtiéndose rápidamente en una de las modelos del catálogo de la compañía. Ese mismo año fue contratada para aparecer en Mr. and Mrs. Stockholm Go Shopping, un anuncio para cine sobre las más recientes colecciones de los almacenes. Así, entre prendas femeninas propias de la época, arrancó una leyenda del mundo del cine.

Greta Garbo, int1

Tras su aparición en el comercial, Garbo comenzó a interesarse en la actuación como un método para ganarse la vida, y consiguió una beca para estudiar en la Academia Real de Arte Dramático o Dramatens elevskola. Después de filmar un par de anuncios más y participar en pequeños papeles dentro de las comedias The Gay Cavalier (En Iyckoriddare, 1921), The Scarlet Angel (1921) y Peter the Tramp (Luffar-Petter, 1922), la incipiente actriz firmó como talento fijo de la compañía sueca Svensk, donde adoptó otra versión de su apellido, Gustafson, que su madre y hermanos adoptaron posteriormente.

En 1924, la actriz conoció al famoso director Mauritz Stiller, quizá el director más importante del cine mudo sueco, quien le daría el apellido Garbo, por considerar que resultaba más afortunado entre los públicos internacionales. Él fungió como su mentor a lo largo de las primeras producciones de la intérprete. Stiller le dio su primer papel protagónico en la cinta dramática The Saga of Gosta Berling (Gösta Berlings Saga), adaptación de la novela homónima escrita por la autora sueca Selma Lagerlöf, ganadora del Premio Nobel de Literatura en 1909. En la cinta, Garbo interpreta a la duquesa Elizabeth Dohna, cuando iniciaba una nueva vida con el sacerdote Gosta Berling (Lars Hanson), recientemente expulsado de su congregación por su estilo de vida «impropio».

Convencida de que la colaboración entre la potente presencia de Garbo atraería en Hollywood el éxito alcanzado en el cine europeo, la compañía Metro Goldwyn Mayer (MGM) firmó a la actriz para protagonizar el drama silente Torrente (Torrent, 1926), adaptación de la novela española Entre naranjos, escrita por Vicente Blasco Ibáñez. El filme recaudó buenos comentarios entre el público y la prensa y garantizó la estadía de Garbo dentro del repertorio de actores de la productora americana.

A la cinta le siguieron las películas The Temptress (1926); Flesh and the Devil (1926); Love (1927), una adaptación abierta a Anna Karenina; The Divine Woman (1928), cuyo metraje se encuentra perdido después de su presentación en pantallas grandes; The Mysterious Lady (1928); A Woman of Affairs (1928); Wild Orchids (1929); A Man’s Man (1929); The Single Standard (1929) y The Kiss (1929), la última cinta muda producida por MGM.

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© Cecil Beaton Studio Archive, Sotheby’s London – Fotografía: Cortesía National Portrait Gallery

La irrupción del cine sonoro en la industria cinematográfica ahuyentó a un gran número de figuras del cine de antaño, incluyendo a Rodolfo Valentino y Harold Lloyd. Afortunadamente, Garbo logró superar la barrera del sonido con su primer proyecto Anna Christie (1930), adaptación de la obra homónima de Eugene O’Neill que la MGM vendió con el slogan “¡Garbo habla!”.

En el filme, dirigido por Clerence Brown y también protagonizado por Charles Bickford y George F. Marion, la actriz encarna a Anna, la hija abandonada del capitán alcohólico (F. Marion) de un navío neoyorkino que desea volver a encontrarse con su padre para curar algunas de sus heridas del pasado. El intento por recuperar su relación durante un viaje corto se ve interrumpido por la súbita aparición de tres navegantes náufragos, uno de ellos, Matt, (Bickford) comenzará una apasionada relación con la joven. Por su participación en el filme, convertido en la cinta más taquillera de ese año, Garbo recibió su primera nominación al Oscar como Mejor Actriz.

El éxito, tanto en premios como en la taquilla, se convirtió en una constante en la carrera de la actriz, sumando en los próximos años éxitos como Mata Hari (1931); Gran Hotel (Grand Hotel, 1932), ganadora del Oscar a Mejor Película; Anna Karenina (1935), por la que recibió el premio a Mejor Actriz del Círculo de Críticos de Nueva York; La dama de las Camelias (Camille, 1936), segunda nominación al Oscar para Garbo; Conquest (1936); Ninotchka (1939), comedia con la que cosechó su tercera nominación al Oscar en la categoría de Mejor Actriz y dejó atrás el mote «La mujer que no ríe», por su afinidad por los dramas, y La mujer de dos caras (Two-Faced Woman, 1941), que sería su último largometraje.

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© Cecil Beaton Studio Archive, Sotheby’s London – Fotografía: Cortesía National Portrait Gallery

Afianzada por el peso de su leyenda y motivada por una profunda inseguridad que acarreaba desde sus días de estudiante, “la Garbo”, como le conocían en la industria, abandonó los estudios de cine a principios de los cuarenta para vivir el resto de sus días como una figura importante del jet-set y una ávida coleccionista de arte, acumulando piezas de Renoir, Monet, Bonnard y Degas.

Autoexiliada en Nueva York y en constante huida de los paparazzis que buscaban capturar a la estrella hollywoodense en sus años de decadencia, Garbo se llevó a la tumba un gran número de secretos sobre su vida, su familia y sus relaciones con hombres y mujeres importantes en la industria cinematográfica de los cincuenta y sesenta.

El 15 de abril de 1990, Greta Garbo murió víctima de una fuerte neumonía a los 84 años. Con su partida dejó un espacio único en su tipo, entre las figuras más importantes en la historia del cine.

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