Benedetta Tagliabue: El lenguaje de las manos – Gatopardo
benedetta tagliabue
Arquitectura

Benedetta Tagliabue: El lenguaje de las manos

Melissa Mota
Fotografía de Javier Azuara


Benedetta Tagliabue, creadora del Mercado de Santa Caterina, en el casco antiguo de Barcelona, es una de las italianas de más prestigio en el mundo de la arquitectura. Su visión del trabajo artesanal con la naturaleza ha definido su obra.

Tiempo de lectura: 3 minutos

A lo largo de dos décadas, Benedetta Tagliabue ha desarrollado un lenguaje en el que se conjuga el trabajo artesanal, una geometría compleja y el diálogo con el entorno social. Fue en 1994 cuando fundó su estudio EMBT —junto con Enric Miralles— con sede en Barcelona (y desde 2010 también en Shanghái), cuya línea principal es la solución técnica y estructural a través de la colaboración y la experimentación creativa. Tras la muerte de Miralles en 2000, se ha hecho cargo del estudio, manteniendo y enriqueciendo la esencia de su trabajo conjunto y llevando su visión arquitectónica a otros lugares de Europa y China.

Uno de sus trabajos más emblemáticos es el Mercado de Santa Caterina, en el casco antiguo de Barcelona, donde anteriormente se encontraba el monasterio del mismo nombre que fue demolido en el siglo XIX para construir el primer mercado cubierto de la ciudad. Como parte de un proyecto de remodelación y teniendo en mente las capas históricas del sitio (entendidas como un presente continuo), así como los característicos mercados abiertos en plazas públicas de la ciudad, idearon una cobertura ligera de formas orgánicas que, al extenderse hacia el exterior, pudiera atraer a la gente y propiciar encuentros e intercambios sociales en un barrio que se había vuelto inseguro. De igual manera, se inspiraron en la tradición artesanal catalana de la cerámica para recubrir el techo con mosaicos de colores, que remiten a la experiencia visual de los vegetales y frutas que se encuentran en su interior.

Cortesía de Miralles Tagliable EMBT / Arquine.

“Yo creo que el efecto que una obra arquitectónica tiene sobre la gente es fortísima y, por eso, como arquitectos, hay que estar siempre atentos a ello. Nosotros estamos dedicados a esto; cada vez que hacemos un proyecto intentamos que deje un lugar mejor y que inspire a las personas a ser mejores”, dice Tagliabue a Gatopardo.

La aplicación de una geometría compleja es lo que le ha permitido desdibujar los límites formales y generar múltiples puntos de vista de una misma obra. Esto se puede ver en el dinamismo del Edificio Gas Natural o el Edificio del Parlamento Escocés, cuya percepción cambia dependiendo del lugar en el que se mire. “Cuando Enric dibujaba siempre tenía en la mano un compás, una escuadra y un cartabón. La línea curva y la recta se juntaban con mucha precisión y eso puede llevar a geometrías muy complejas. Es intentar apropiarte del lenguaje de la naturaleza; nunca podremos ser tan sabios como ella, pero podemos admirar ese mundo y crear otro”.

La sustentabilidad y el trabajo local se han convertido en dos premisas de la labor arquitectónica de Benedetta Tagliabue.

Mercado de Santa Caterina Benedetta Tagliabue

Mercado de Santa Caterina. Cortesía de Miralles Tagliable EMBT / Arquine.

Para el Pabellón de España de la Expo Shanghái de 2010, que tenía como lema “Better City, Better Life”, Tagliabue plasmó la idea de un mejor futuro mediante una estructura compuesta por ocho mil paneles tejidos a mano con mimbre. Buscaba recalcar la importancia de la relación entre el campo, la artesanía y la tecnología. “Todavía tenemos mucho por descubrir sobre la inteligencia de nuestras manos. Es algo que ha acompañado a la humanidad desde siempre. Y las manos han sido fundamentales en la arquitectura, desde el hormigón que es limpiado por la gente o la habilidad manual que los artesanos depositan en los muebles”. 

La relación con lo natural también se aprecia en algunos proyectos públicos y privados, como el Parque de Diagonal Mar de Barcelona —que, a través de un paisaje artificial que juega con la topografía y la creación de lagos, se buscó redinamizar una zona anteriormente industrial— .

Desde 2014, Tagliabue forma parte del jurado del prestigioso Premio Pritzker. Sobre este reconocimiento, señala: “Yo creo que es un premio muy bien pensado, que invita a personas, no siempre arquitectos, que con su visión ayudan a entender la disciplina. Existe una gran responsabilidad, a veces tomamos riesgos, pero es importante para que en el medio se mantenga un faro de indicación”.

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