Louis Armstrong, trompetista y cantante, cambió el curso de la historia del jazz
Louis Armstrong nació el 4 de agosto de 1901 en Nueva Orleans, Estados Unidos, sin embargo, en sus memorias sobre cómo fue crecer en una de las cunas del jazz, reporta que nació el 4 de julio de 1900, el día que Estados Unidos celebra su independencia. Fueron los cronistas quienes aclararon que su acta de nacimiento registraba la primera fecha.
Para contar su infancia, en cambio, no usó maquillaje. Registró el abandono por parte de su padre y eventualmente de su madre, Mayann. Louis creció en el barrio “El Campo de Batalla”, llamado así por la inseguridad que se vivía en esas calles, con su abuela Josephine Armstrong. En su adolescencia se vio obligado a dejar la escuela y a vender carbón a las prostitutas del distrito Storyville. El dinero que ganaba lo usó para comprarse su primera corneta.
En 1912 Louis Armstrong fue arrestado por un delito menor y enviado a una correccional, donde continuó su educación musical hasta 1914, cuando fue puesto en libertad. A los 13 años, Louis ya estaba decidido a tomar el camino de la música, uno que apenas se fraguaba en el triángulo geográfico del jazz estadounidense que conectaba a Nueva Orleans, Chicago y Nueva York.
Joe “King” Oliver, el mejor trompetista de Nueva Orleans se convirtió en el mentor del joven Armstrong, quien ya tocaba en los barcos del río Mississippi. La conexión con Oliver fue crucial para su carrera musical, de quien aprendió técnicas novedosas que dejaban de lado el ragtime y el blues, los estilos musicales que predominaban en Luisiana.
Entre 1916 y 1919 varios músicos afroamericanos dejaron Luisiana y los estados del sur por sus problemas de racismo. Medio millón de afroamericanos partieron hacia los estados del norte. Ya otros músicos habían migrado antes como el pianista de ragtime, Scott Joplin, quien desde 1893 se estableció en Chicago.
“Solo los músicos que se marcharon (Sidney Bechet, Oliver, Jelly Roll Morton, Jimmie Noone) consiguieron una reputación importante. Fueron capaces de situar el jazz de Nueva Orleans en el mapa musical de la cultura norteamericana. Paradójicamente, solo pudieron hacerlo una vez que abandonaron la ciudad”, explica el historiador de jazz, Ted Gioia en Historia del jazz.
Así lo hizo Joe “King” Oliver, quien se encontraba en Chicago en 1922 cuando solicitó la presencia de Armstrong para que se uniera a su banda, la Creole Jazz Band. Oliver y Louis Armstrong se convirtieron en un gran dúo de cornetistas y comenzaron a grabar discos.
En la banda de Oliver, Armstrong conoció a la pianista Lilian Hardin, quien fue una gran influencia para su carrera. Los músicos se casaron en 1922 y fue Hardin quien le sugirió que dejara a Oliver para empezar una carrera en solitario, una movida arriesgada, pues pocos músicos se aventuraban a tocar sin una banda en ese entonces.
“Oliver concebía el jazz como una música de creación colectiva en la que los instrumentos eran interdependientes y ninguno debía ser hegemónico”, escribe Gioia.
Luego de que Armstrong dejara la Creole Jazz Band, el trompetista grabó el 12 de noviembre de 1925 de manera improvisada sus primeras versiones en la dirección de sus propias bandas, los Hot Five y los Hot Seven. Estas grabaciones resultaron incomparables a lo que había sonado hasta esa época. Sus solos improvisados transformaron el jazz y rompieron con su tradición hasta el momento.
“Se trata del excepcional y feliz caso de un artista que se encuentra en un momento determinante de su carrera y mientras se descubre a sí mismo, cristaliza un punto de inflexión de toda una forma artística”, relata Gioia en Historia del jazz.
Este quiebre se puede percibir en las canciones “I’ll see you in my dreams” y en “Mandy Make Up Your Mind”. También “Gut Bucket Blues?” es claramente una pieza en la que él destaca sobre los demás músicos presentes. Durante 1926 continuó con estas exploraciones, que aunque mostraban el talento único que poseía, en ese entonces no lograron un impacto inmediato con el público. Sin embargo en ese año Armstrong comenzó a grabar su voz como cantante, que tenía tanta pasión como el sonido de su trompeta.
Según varias versiones, fue Armstrong quien inventó la técnica de canto scatting, que es un estilo de improvisación vocal en el jazz en el que se cantan varias sílabas o palabras sin sentido al ritmo de la melodía. La leyenda cuenta que Armstrong estaba grabando la canción “Heebie Jeebies” cuando la hoja con la letra se le cayó y tuvo que improvisar palabras sin sentido que imitaban el sonido de un instrumento. Aunque no está confirmado que haya sido él quien inició el scatting, sin duda lo popularizó para las siguientes generaciones.
En 1929 irrumpió en la escuela vieja del jazz con la balada “I Can’t Give You Anything but Love”, en la que también canta a destiempo y sin la compañía precisa de la melodía. Así, Armstrong dibujaba lo que prometía ser una carrera prolífica y si él no hubiera tomado el camino solitario, sin duda el jazz habría tomado también un rumbo muy diferente.
En su carrera musical llegó a tener tanto prestigio, que se convirtió en un símbolo de la música estadounidense. A Armstrong se le conoció por tener ese carácter facilón, con una sonrisa enorme en su rostro o gesticulaciones exageradas al tocar la corneta o trompeta. Sin embargo, algunos músicos más jóvenes como Dizzy Gillespie o Miles Davis criticaban que mantuviera esta imagen benevolente que no hacía frente al duro capítulo por el que pasaba la población afroamericana.
Louis Armstrong no era un ingenuo en esta materia. Él había logrado que Richard Nixon, el presidente que le declaró la guerra a las drogas, lo admirara, a pesar de su gusto público de fumar mariguana. En 1957 el músico canceló una gira oficial por la Unión Soviética, cuando el gobierno de Estados Unidos “exportaba” la mejor música del país como representante diplomática en otros países.
Armstrong se negó a ir a la gira en protesta por la pobre respuesta del presidente Dwight Eisenhower ante la exclusión de alumnos afroamericanos en una escuela de Arkansas, Little Rock. Louis Armstrong le mandó una carta al presidente y en una entrevista dijo:”por la forma en la que tratan a mi gente en el sur, el gobierno puede irse al infierno. Cuando la gente de allá me pregunte qué está mal con mi país, ¿qué se supone que responda?”.
El jazzista tenía la capacidad de sorprender con su música, de tal manera que, casi dos décadas después de su muerte, la canción “What a Wonderful World” revivió por completo al aparecer en una película. Los oyentes modernos quizás no imaginan lo revolucionario que Armstrong fue en su momento, pero hasta hoy su música conserva esa sensación de estarla escuchando por primera vez, no se olvida.
El trompetista vivió entre giras y conciertos, incluso cuando en 1968 los doctores le pidieron que dejara los escenarios, él no paró. Mientras dormía, Louis Armstrong falleció el 6 de julio de 1971 por complicaciones en el riñón y el corazón. Al modificar su día de nacimiento, nunca imaginó que la fecha original de su cumpleaños se convertiría también en una celebración universal.
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