Ediciones Antílope
Una editorial independiente que reafirma su particular visión con estos nuevos libros.
Desde hace más de tres años Ediciones Antílope se ha propuesto una tarea: editar libros que difícilmente llegan al mercado y que a los cinco jóvenes emprendedores que manejan esta editorial, les gustaría leer. Algo que ellos venden como una garantía.
En tiempos donde la lectura y la venta de libros pasa por una temporada complicada en el país, los encargados de Ediciones Antílope —que se las han ingeniado para mantener su espíritu independiente— saben del reto que implica hacer un libro, publicarlo y luego lograr que se venda. Es una lucha contra viento y marea a la que se enfrentan presentando libros donde se cuidan los más pequeños detalles.
Para eso Jazmina Barrera, una de las editoras y traductoras de la editorial, dice que a su trabajo en Antílope «no lo ve como un negocio, sino como una oportunidad de hacer algo que le gusta». Un pensamiento similar tienen los otros cuatro editores, todos escritores, que con otros trabajos a cuestas, se dan tiempo a diario para revisar y leer materiales que creen podrán llevarse bien con la filosofía de su sello para posteriormente editarlos colaborativamente.
«El proceso consiste en trabajar los textos en conjunto con los escritores, algo que pocas editoriales hacen», cuenta César Tejeda, también editor en Antílope. Cada miembro del equipo se involucra personalmente en el diseño de los libros, para posteriormente dedicarse a la difícil tarea de la distribución.
Isabel Zapata, otra de las editoras, cuenta que cuando plantearon aventurarse al mundo editorial, muchos de sus amigos y colegas le dijeron, como consejo o advertencia, que sumarse a una editorial independiente sería un gran riesgo para su bolsillo. Se trata de un peligro que el equipo tomó en cuenta, pero que los motivó aún más a buscar las herramientas para sostener el proyecto.
Cuando comenzó esta editorial, sólo editaban libros de poesía, ensayo y crónica, pues les parecía que estos géneros se encontraban menos representados que otros y era necesario revitalizarlos con plumas nuevas.
Regidos por una máxima de Salinger: “Amantes de lo improbable, protectores de lo infecundo, defensores de los extravagantes sin remedio”, los cinco editores han apostado por continuar renovando su catálogo para conquistar nuevos lectores y plantar su marca en el mundo editorial a largo plazo.
Estas tres lecturas son parte de las novedades editoriales que Antílope presentó este año:
Pequeñas Labores de Rivka Galchen
Este ensayo escrito por la canadiense Rivka Galchen, quien colabora en la famosa revista The New Yorker, es un intento por acercarse a la maternidad de una manera mordaz y completamente diferente a los manuales de embarazo y consejos para madres que aparecen cada tanto en las revistas. Galchen, visita con humor y desde su propia experiencia el universo de la procreación y la crianza de una niña en el mundo actual. Este ensayo lanza una critica a los diversos tabús que rodean el cuidado infantil y sobre todo los que rodean a una mujer que ha decidido ser madre.
Jazmín Barrera, quien tradujo este libro para Antílope, en compañía de Alejandro Zambra, cuenta que llegó a él tras recorrer muchos libros de maternidad con instrucciones sobre como ser “una buena madre” o “sobre como cuidar a un bebe”, pero que pocos hablaban sobre la experiencia de hacerlo y vivirlo. Cuando se encontró con Pequeñas Labores descubrió que el humor era un vehículo necesario para abordar un tema con el que cualquier lector, madre o no, podría no sólo identificarse sino hasta divertirse.
Esta noche, el Gran Terremoto de Leonardo Teja
Escrita desde el absurdo y con amplio sentido del humor, la premisa y la crítica que lanza esta novela gira sobre la expectativas y la esperanza. Todo enmarcado en la espera de una visita sin rostro y sin nombre al interior de un hotel o en la espera de un gran terremoto.
Mientras cualquiera de estas cosas pasa, la espera parece regir la vida, la noche y hasta el sueño de los habitantes de una ciudad sin nombre, que podría ser ésta o cualquier otra. Desde ese territorio, los habitantes que viven en perpetua expectación, imaginan lo que pasará una vez que el gran evento suceda.
El escritor de apenas 30 años, cuenta que tardó cerca de dos años en terminar esta novela que comenzó siendo un cuento. Además de escribir se involucró en el diseño del libro donde aparecen telegramas, faxes y hasta hojas de encuesta.
El sueño de toda célula de Maricela Guerrero
Ganador del Premio Clemencia Isaura de Poesía a principios de este año, este libro dividido en cinco poemas parte de la premisa científica —relativamente nueva— de que las plantas tienen un lenguaje propio y cómo es que se comunican entre ellas.
Mezclando elementos de la botánica y el lenguaje, Maricela Guerrero —nacida en 1977— dice que en la ciencia hay poesía y que inspirada en el lenguaje oculto de las plantas y sus reinos, buscó una forma de crear o de tener un lenguaje que la acercara con la gente que convive a diario.
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