El Premio Pritzker 2017 fue otorgado a un trío particular: Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramón Vilalta. El reconocimiento de los tres arquitectos catalanes sorprendió a los seguidores y ejecutantes de esta disciplina, pues este reconocimiento suele ser para creadores famosos con inmuebles icónicos. RCR Arquitectes, la firma de los ganadores, se ha mantenido fuera del radar al dedicarse extensivamente a construir y mejorar su región, ubicada al noroeste de España.

El trabajo de Aranda, Pigem, y Vilalta destaca por su precisión y sensibilidad. Sus creaciones están ubicadas en los accidentes geográficos de su lugar de origen, potenciando la belleza natural, en lugar de insertar contrastes que la dañen. «Representa un trabajo atemporal que refleja un gran respeto por el pasado, mientras proyecta claridad que es del presente y el futuro”, dijo Glenn Murcutt, quien desde 2010 es presidente del jurado del Premio Pritzker.

Rafael Aranda, Carme Pigem and Ramon Vilalta / Foto de Javier Lorenzo Domínguez.

Murcutt también señaló que la colaboración entre Aranda, Pigem, y Vilalta produce una arquitectura intransigente de nivel poético. “Han demostrado que la unidad de un material puede otorgar una fuerza increíble y simplicidad a un edificio». Las piezas de RCR Arquitectes son un gran ejemplo de cómo usar los componentes para jugar con la luz, la sombra y las proporciones.

El cuidado de RCR Arquitectes hace de sus edificaciones piezas locales, pero internacionales al mismo tiempo. Uno de sus trabajos más representativos es el restaurante Les Cols, proyecto de 2011. Partiendo de terrazas con una fracción hundida en la tierra,  la construcción tiene paredes de piedra volcánica, un dosel curvo y paredes de acrílico transparente, con piezas de acero alteradas para lucir como bambú sosteniendo la estructura. Este inmueble se ubica en el poblado de Olot, donde también se encuentra su despacho.

Entre su obra destaca un jardín de niños en Besalú, también en Cataluña. Esta edificación cambia los muros por un cúmulo de tubos de los colores más brillantes del espectro visual, elemento que recuerda a los lápices de los niños. Aunque la mayoría de estos son parte de la estructura, otros se mueven, permitiendo a los pequeños interactuar con ellos. Este concepto elimina los pasillos y rincones, conectando siempre el interior con el exterior.

Bell–Lloc Winery, 2007, Palamós, Girona, España. / Foto de Hisao Suzuki

El museo Soulages de Rodez, una pequeña ciudad al sur de Francia, es de las pocos proyectos que el trío de arquitectos ha realizado fuera de Girona, su provincia. Creado en 2014, se convirtió rápidamente en el edificio más importante y representativo de la ciudad. La estructura voladiza, ubicada en un terreno inclinado, está compuesta de bloques de acero Cor-ten –una variante más resistente a la corrosión–.

Si bien este premio le abrirá las puertas en nuevos lugares a RCR Arquitectes, su filosofía los mantendrá cercanos por siempre a su natal Girona. Más que hacerse presentes por diversas latitudes, el trío de arquitectos catalanes ahora tiene una oportunidad para conectar a los creadores del mundo con su entorno.

El Petit Comte Kindergarten, 2010, Besalú, Girona, España en colaboración con J. Puigcorbé. / Foto de Hisao Suzuki