Entre trazos minuciosos y garabatos apresurados, la tinta se extiende por diferentes espacios de la hoja. En cuestión de minutos ya no son siluetas amorfas que nacen de la pluma o el grafito, sino una manera de observar la realidad. Ésta es la mirada de la historietista y artista plástica Paola Gaviria, mejor conocida como Power Paola. Su trabajo siempre lo ha presentado a manera de historietas en forma de viñetas, pero ahora por primera vez abandona esta apuesta y lo hace a través de dibujos recuperados que no siguen aparente secuencia. Se trata de su último libro Espero porque dibujo (Almadía, 2019), donde ha plasmado a todos aquellos seres anónimos con los que ha coincidido en algún momento en tiempo y espacio, y los vuelve tangibles en el papel.
Power Paola nació en Quito, Ecuador, pero fue Colombia la que la vio crecer. Pasó sus primeros años entre Cali y Medellín. Los siguientes acumuló vivencias en París, Sídney, San Salvador y Buenos Aires. En toda esa travesía, un bolígrafo y una libreta fueron básicos en su bolsa, los prefiere que a una cámara fotográfica. Cuenta que, para ella, el dibujo es un refugio, un sitio en donde logra entenderse a sí misma y comprender todo lo que la rodea. Tal y como lo hizo con su novela gráfica Virus tropical (2003) —la cual se trasladó al cine en 2017—, en la que narra su vida. Porque es común verla en cualquier sitio dibujando, ya sea en una terminal de autobuses, en una cafetería o en algún parque, ella ha hecho de esas ilustraciones su manera de existir, “una forma de bajar a tierra un montón de cosas que están en el aire o en mi mente”, cuenta a Gatopardo.
Power Paola ha creado un imaginario en papel que conjunta la cotidianidad con el contexto social de sus historias.
[caption id="attachment_245497" align="aligncenter" width="931"]
Cortesía de Editorial Almadía.[/caption]
A sus 42 años, Power Paola debe haber dibujado una infinidad de momentos; algunos de ellos ahora forman parte de esta selección que hizo de entre sus libretas de 2003 a 2018 para plasmarlos en este nuevo libro que ha aterrizado en México. Haber congelado el tiempo, como ella lo llama, le permite juntar cientos de historias, personajes que quizá nunca se encontraron, seres de diferentes instantes que hoy muestran la manera en la que la artista ve el mundo. Explica que su labor consiste en darle importancia a cada detalle, así, en Espero porque dibujo esto se observa con claridad: en aquel vaso casi vacío de fernet y tónica, que luce al filo de la mesa, lo acompaña un sujeto de medidas cuestionables y mirada inquisitiva que lanza un tajante: “La gente es muy rara”. Y sí. Pero a través del filtro de la historietista, lo raro luce atractivo.
También se percibe en los minuciosos detalles que se llegan a concentrar en tan solo la textura de la ropa o quizá en el volumen del cabello. Algunos de sus dibujos podrían calificarse sin proporciones, otros como sumamente sencillos y el resto con el talento nato de volver real a un trazo. Power Paola logra el equilibrio perfecto para que cada uno de sus trazos luzca. Su habilidad quizá radica en la capacidad de tomar como impulso alguna situación y dejar que su intuición guíe el resto del dibujo. Para ella, los desafíos estéticos son parte fundamental.
En su imaginario juega con las imágenes, conversaciones, la cotidianidad, el contexto social y la vida misma. Aunque los seres vivos, sus favoritos para capturar en sus libretas, protagonizan la narrativa, los seres inanimados también tienen su espacio. Ella logra que la imagen, cualquiera que sea, tenga potencia y llame la atención. “Me hago caso dependiendo del momento que esté atravesando y el contexto en el que me encuentre. Todos tienen un valor, a veces es el tiempo que le dedico y la observación, y otras veces el gesto y la velocidad de capturar algo que ya no existe”, dice.
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La ilustradora y artista plástica colombo-ecuatoriana, Paola Gaviria, mejor conocida como Power Paola, presenta "Espero porque dibujo" (2019), una recopilación de libretas donde volcó su manera de ver el mundo.
Entre trazos minuciosos y garabatos apresurados, la tinta se extiende por diferentes espacios de la hoja. En cuestión de minutos ya no son siluetas amorfas que nacen de la pluma o el grafito, sino una manera de observar la realidad. Ésta es la mirada de la historietista y artista plástica Paola Gaviria, mejor conocida como Power Paola. Su trabajo siempre lo ha presentado a manera de historietas en forma de viñetas, pero ahora por primera vez abandona esta apuesta y lo hace a través de dibujos recuperados que no siguen aparente secuencia. Se trata de su último libro Espero porque dibujo (Almadía, 2019), donde ha plasmado a todos aquellos seres anónimos con los que ha coincidido en algún momento en tiempo y espacio, y los vuelve tangibles en el papel.
Power Paola nació en Quito, Ecuador, pero fue Colombia la que la vio crecer. Pasó sus primeros años entre Cali y Medellín. Los siguientes acumuló vivencias en París, Sídney, San Salvador y Buenos Aires. En toda esa travesía, un bolígrafo y una libreta fueron básicos en su bolsa, los prefiere que a una cámara fotográfica. Cuenta que, para ella, el dibujo es un refugio, un sitio en donde logra entenderse a sí misma y comprender todo lo que la rodea. Tal y como lo hizo con su novela gráfica Virus tropical (2003) —la cual se trasladó al cine en 2017—, en la que narra su vida. Porque es común verla en cualquier sitio dibujando, ya sea en una terminal de autobuses, en una cafetería o en algún parque, ella ha hecho de esas ilustraciones su manera de existir, “una forma de bajar a tierra un montón de cosas que están en el aire o en mi mente”, cuenta a Gatopardo.
Power Paola ha creado un imaginario en papel que conjunta la cotidianidad con el contexto social de sus historias.
[caption id="attachment_245497" align="aligncenter" width="931"]
Cortesía de Editorial Almadía.[/caption]
A sus 42 años, Power Paola debe haber dibujado una infinidad de momentos; algunos de ellos ahora forman parte de esta selección que hizo de entre sus libretas de 2003 a 2018 para plasmarlos en este nuevo libro que ha aterrizado en México. Haber congelado el tiempo, como ella lo llama, le permite juntar cientos de historias, personajes que quizá nunca se encontraron, seres de diferentes instantes que hoy muestran la manera en la que la artista ve el mundo. Explica que su labor consiste en darle importancia a cada detalle, así, en Espero porque dibujo esto se observa con claridad: en aquel vaso casi vacío de fernet y tónica, que luce al filo de la mesa, lo acompaña un sujeto de medidas cuestionables y mirada inquisitiva que lanza un tajante: “La gente es muy rara”. Y sí. Pero a través del filtro de la historietista, lo raro luce atractivo.
También se percibe en los minuciosos detalles que se llegan a concentrar en tan solo la textura de la ropa o quizá en el volumen del cabello. Algunos de sus dibujos podrían calificarse sin proporciones, otros como sumamente sencillos y el resto con el talento nato de volver real a un trazo. Power Paola logra el equilibrio perfecto para que cada uno de sus trazos luzca. Su habilidad quizá radica en la capacidad de tomar como impulso alguna situación y dejar que su intuición guíe el resto del dibujo. Para ella, los desafíos estéticos son parte fundamental.
En su imaginario juega con las imágenes, conversaciones, la cotidianidad, el contexto social y la vida misma. Aunque los seres vivos, sus favoritos para capturar en sus libretas, protagonizan la narrativa, los seres inanimados también tienen su espacio. Ella logra que la imagen, cualquiera que sea, tenga potencia y llame la atención. “Me hago caso dependiendo del momento que esté atravesando y el contexto en el que me encuentre. Todos tienen un valor, a veces es el tiempo que le dedico y la observación, y otras veces el gesto y la velocidad de capturar algo que ya no existe”, dice.
La ilustradora y artista plástica colombo-ecuatoriana, Paola Gaviria, mejor conocida como Power Paola, presenta "Espero porque dibujo" (2019), una recopilación de libretas donde volcó su manera de ver el mundo.
Entre trazos minuciosos y garabatos apresurados, la tinta se extiende por diferentes espacios de la hoja. En cuestión de minutos ya no son siluetas amorfas que nacen de la pluma o el grafito, sino una manera de observar la realidad. Ésta es la mirada de la historietista y artista plástica Paola Gaviria, mejor conocida como Power Paola. Su trabajo siempre lo ha presentado a manera de historietas en forma de viñetas, pero ahora por primera vez abandona esta apuesta y lo hace a través de dibujos recuperados que no siguen aparente secuencia. Se trata de su último libro Espero porque dibujo (Almadía, 2019), donde ha plasmado a todos aquellos seres anónimos con los que ha coincidido en algún momento en tiempo y espacio, y los vuelve tangibles en el papel.
Power Paola nació en Quito, Ecuador, pero fue Colombia la que la vio crecer. Pasó sus primeros años entre Cali y Medellín. Los siguientes acumuló vivencias en París, Sídney, San Salvador y Buenos Aires. En toda esa travesía, un bolígrafo y una libreta fueron básicos en su bolsa, los prefiere que a una cámara fotográfica. Cuenta que, para ella, el dibujo es un refugio, un sitio en donde logra entenderse a sí misma y comprender todo lo que la rodea. Tal y como lo hizo con su novela gráfica Virus tropical (2003) —la cual se trasladó al cine en 2017—, en la que narra su vida. Porque es común verla en cualquier sitio dibujando, ya sea en una terminal de autobuses, en una cafetería o en algún parque, ella ha hecho de esas ilustraciones su manera de existir, “una forma de bajar a tierra un montón de cosas que están en el aire o en mi mente”, cuenta a Gatopardo.
Power Paola ha creado un imaginario en papel que conjunta la cotidianidad con el contexto social de sus historias.
[caption id="attachment_245497" align="aligncenter" width="931"]
Cortesía de Editorial Almadía.[/caption]
A sus 42 años, Power Paola debe haber dibujado una infinidad de momentos; algunos de ellos ahora forman parte de esta selección que hizo de entre sus libretas de 2003 a 2018 para plasmarlos en este nuevo libro que ha aterrizado en México. Haber congelado el tiempo, como ella lo llama, le permite juntar cientos de historias, personajes que quizá nunca se encontraron, seres de diferentes instantes que hoy muestran la manera en la que la artista ve el mundo. Explica que su labor consiste en darle importancia a cada detalle, así, en Espero porque dibujo esto se observa con claridad: en aquel vaso casi vacío de fernet y tónica, que luce al filo de la mesa, lo acompaña un sujeto de medidas cuestionables y mirada inquisitiva que lanza un tajante: “La gente es muy rara”. Y sí. Pero a través del filtro de la historietista, lo raro luce atractivo.
También se percibe en los minuciosos detalles que se llegan a concentrar en tan solo la textura de la ropa o quizá en el volumen del cabello. Algunos de sus dibujos podrían calificarse sin proporciones, otros como sumamente sencillos y el resto con el talento nato de volver real a un trazo. Power Paola logra el equilibrio perfecto para que cada uno de sus trazos luzca. Su habilidad quizá radica en la capacidad de tomar como impulso alguna situación y dejar que su intuición guíe el resto del dibujo. Para ella, los desafíos estéticos son parte fundamental.
En su imaginario juega con las imágenes, conversaciones, la cotidianidad, el contexto social y la vida misma. Aunque los seres vivos, sus favoritos para capturar en sus libretas, protagonizan la narrativa, los seres inanimados también tienen su espacio. Ella logra que la imagen, cualquiera que sea, tenga potencia y llame la atención. “Me hago caso dependiendo del momento que esté atravesando y el contexto en el que me encuentre. Todos tienen un valor, a veces es el tiempo que le dedico y la observación, y otras veces el gesto y la velocidad de capturar algo que ya no existe”, dice.
La ilustradora y artista plástica colombo-ecuatoriana, Paola Gaviria, mejor conocida como Power Paola, presenta "Espero porque dibujo" (2019), una recopilación de libretas donde volcó su manera de ver el mundo.
Entre trazos minuciosos y garabatos apresurados, la tinta se extiende por diferentes espacios de la hoja. En cuestión de minutos ya no son siluetas amorfas que nacen de la pluma o el grafito, sino una manera de observar la realidad. Ésta es la mirada de la historietista y artista plástica Paola Gaviria, mejor conocida como Power Paola. Su trabajo siempre lo ha presentado a manera de historietas en forma de viñetas, pero ahora por primera vez abandona esta apuesta y lo hace a través de dibujos recuperados que no siguen aparente secuencia. Se trata de su último libro Espero porque dibujo (Almadía, 2019), donde ha plasmado a todos aquellos seres anónimos con los que ha coincidido en algún momento en tiempo y espacio, y los vuelve tangibles en el papel.
Power Paola nació en Quito, Ecuador, pero fue Colombia la que la vio crecer. Pasó sus primeros años entre Cali y Medellín. Los siguientes acumuló vivencias en París, Sídney, San Salvador y Buenos Aires. En toda esa travesía, un bolígrafo y una libreta fueron básicos en su bolsa, los prefiere que a una cámara fotográfica. Cuenta que, para ella, el dibujo es un refugio, un sitio en donde logra entenderse a sí misma y comprender todo lo que la rodea. Tal y como lo hizo con su novela gráfica Virus tropical (2003) —la cual se trasladó al cine en 2017—, en la que narra su vida. Porque es común verla en cualquier sitio dibujando, ya sea en una terminal de autobuses, en una cafetería o en algún parque, ella ha hecho de esas ilustraciones su manera de existir, “una forma de bajar a tierra un montón de cosas que están en el aire o en mi mente”, cuenta a Gatopardo.
Power Paola ha creado un imaginario en papel que conjunta la cotidianidad con el contexto social de sus historias.
[caption id="attachment_245497" align="aligncenter" width="931"]
Cortesía de Editorial Almadía.[/caption]
A sus 42 años, Power Paola debe haber dibujado una infinidad de momentos; algunos de ellos ahora forman parte de esta selección que hizo de entre sus libretas de 2003 a 2018 para plasmarlos en este nuevo libro que ha aterrizado en México. Haber congelado el tiempo, como ella lo llama, le permite juntar cientos de historias, personajes que quizá nunca se encontraron, seres de diferentes instantes que hoy muestran la manera en la que la artista ve el mundo. Explica que su labor consiste en darle importancia a cada detalle, así, en Espero porque dibujo esto se observa con claridad: en aquel vaso casi vacío de fernet y tónica, que luce al filo de la mesa, lo acompaña un sujeto de medidas cuestionables y mirada inquisitiva que lanza un tajante: “La gente es muy rara”. Y sí. Pero a través del filtro de la historietista, lo raro luce atractivo.
También se percibe en los minuciosos detalles que se llegan a concentrar en tan solo la textura de la ropa o quizá en el volumen del cabello. Algunos de sus dibujos podrían calificarse sin proporciones, otros como sumamente sencillos y el resto con el talento nato de volver real a un trazo. Power Paola logra el equilibrio perfecto para que cada uno de sus trazos luzca. Su habilidad quizá radica en la capacidad de tomar como impulso alguna situación y dejar que su intuición guíe el resto del dibujo. Para ella, los desafíos estéticos son parte fundamental.
En su imaginario juega con las imágenes, conversaciones, la cotidianidad, el contexto social y la vida misma. Aunque los seres vivos, sus favoritos para capturar en sus libretas, protagonizan la narrativa, los seres inanimados también tienen su espacio. Ella logra que la imagen, cualquiera que sea, tenga potencia y llame la atención. “Me hago caso dependiendo del momento que esté atravesando y el contexto en el que me encuentre. Todos tienen un valor, a veces es el tiempo que le dedico y la observación, y otras veces el gesto y la velocidad de capturar algo que ya no existe”, dice.
La ilustradora y artista plástica colombo-ecuatoriana, Paola Gaviria, mejor conocida como Power Paola, presenta "Espero porque dibujo" (2019), una recopilación de libretas donde volcó su manera de ver el mundo.
Entre trazos minuciosos y garabatos apresurados, la tinta se extiende por diferentes espacios de la hoja. En cuestión de minutos ya no son siluetas amorfas que nacen de la pluma o el grafito, sino una manera de observar la realidad. Ésta es la mirada de la historietista y artista plástica Paola Gaviria, mejor conocida como Power Paola. Su trabajo siempre lo ha presentado a manera de historietas en forma de viñetas, pero ahora por primera vez abandona esta apuesta y lo hace a través de dibujos recuperados que no siguen aparente secuencia. Se trata de su último libro Espero porque dibujo (Almadía, 2019), donde ha plasmado a todos aquellos seres anónimos con los que ha coincidido en algún momento en tiempo y espacio, y los vuelve tangibles en el papel.
Power Paola nació en Quito, Ecuador, pero fue Colombia la que la vio crecer. Pasó sus primeros años entre Cali y Medellín. Los siguientes acumuló vivencias en París, Sídney, San Salvador y Buenos Aires. En toda esa travesía, un bolígrafo y una libreta fueron básicos en su bolsa, los prefiere que a una cámara fotográfica. Cuenta que, para ella, el dibujo es un refugio, un sitio en donde logra entenderse a sí misma y comprender todo lo que la rodea. Tal y como lo hizo con su novela gráfica Virus tropical (2003) —la cual se trasladó al cine en 2017—, en la que narra su vida. Porque es común verla en cualquier sitio dibujando, ya sea en una terminal de autobuses, en una cafetería o en algún parque, ella ha hecho de esas ilustraciones su manera de existir, “una forma de bajar a tierra un montón de cosas que están en el aire o en mi mente”, cuenta a Gatopardo.
Power Paola ha creado un imaginario en papel que conjunta la cotidianidad con el contexto social de sus historias.
[caption id="attachment_245497" align="aligncenter" width="931"]
Cortesía de Editorial Almadía.[/caption]
A sus 42 años, Power Paola debe haber dibujado una infinidad de momentos; algunos de ellos ahora forman parte de esta selección que hizo de entre sus libretas de 2003 a 2018 para plasmarlos en este nuevo libro que ha aterrizado en México. Haber congelado el tiempo, como ella lo llama, le permite juntar cientos de historias, personajes que quizá nunca se encontraron, seres de diferentes instantes que hoy muestran la manera en la que la artista ve el mundo. Explica que su labor consiste en darle importancia a cada detalle, así, en Espero porque dibujo esto se observa con claridad: en aquel vaso casi vacío de fernet y tónica, que luce al filo de la mesa, lo acompaña un sujeto de medidas cuestionables y mirada inquisitiva que lanza un tajante: “La gente es muy rara”. Y sí. Pero a través del filtro de la historietista, lo raro luce atractivo.
También se percibe en los minuciosos detalles que se llegan a concentrar en tan solo la textura de la ropa o quizá en el volumen del cabello. Algunos de sus dibujos podrían calificarse sin proporciones, otros como sumamente sencillos y el resto con el talento nato de volver real a un trazo. Power Paola logra el equilibrio perfecto para que cada uno de sus trazos luzca. Su habilidad quizá radica en la capacidad de tomar como impulso alguna situación y dejar que su intuición guíe el resto del dibujo. Para ella, los desafíos estéticos son parte fundamental.
En su imaginario juega con las imágenes, conversaciones, la cotidianidad, el contexto social y la vida misma. Aunque los seres vivos, sus favoritos para capturar en sus libretas, protagonizan la narrativa, los seres inanimados también tienen su espacio. Ella logra que la imagen, cualquiera que sea, tenga potencia y llame la atención. “Me hago caso dependiendo del momento que esté atravesando y el contexto en el que me encuentre. Todos tienen un valor, a veces es el tiempo que le dedico y la observación, y otras veces el gesto y la velocidad de capturar algo que ya no existe”, dice.
Entre trazos minuciosos y garabatos apresurados, la tinta se extiende por diferentes espacios de la hoja. En cuestión de minutos ya no son siluetas amorfas que nacen de la pluma o el grafito, sino una manera de observar la realidad. Ésta es la mirada de la historietista y artista plástica Paola Gaviria, mejor conocida como Power Paola. Su trabajo siempre lo ha presentado a manera de historietas en forma de viñetas, pero ahora por primera vez abandona esta apuesta y lo hace a través de dibujos recuperados que no siguen aparente secuencia. Se trata de su último libro Espero porque dibujo (Almadía, 2019), donde ha plasmado a todos aquellos seres anónimos con los que ha coincidido en algún momento en tiempo y espacio, y los vuelve tangibles en el papel.
Power Paola nació en Quito, Ecuador, pero fue Colombia la que la vio crecer. Pasó sus primeros años entre Cali y Medellín. Los siguientes acumuló vivencias en París, Sídney, San Salvador y Buenos Aires. En toda esa travesía, un bolígrafo y una libreta fueron básicos en su bolsa, los prefiere que a una cámara fotográfica. Cuenta que, para ella, el dibujo es un refugio, un sitio en donde logra entenderse a sí misma y comprender todo lo que la rodea. Tal y como lo hizo con su novela gráfica Virus tropical (2003) —la cual se trasladó al cine en 2017—, en la que narra su vida. Porque es común verla en cualquier sitio dibujando, ya sea en una terminal de autobuses, en una cafetería o en algún parque, ella ha hecho de esas ilustraciones su manera de existir, “una forma de bajar a tierra un montón de cosas que están en el aire o en mi mente”, cuenta a Gatopardo.
Power Paola ha creado un imaginario en papel que conjunta la cotidianidad con el contexto social de sus historias.
[caption id="attachment_245497" align="aligncenter" width="931"]
Cortesía de Editorial Almadía.[/caption]
A sus 42 años, Power Paola debe haber dibujado una infinidad de momentos; algunos de ellos ahora forman parte de esta selección que hizo de entre sus libretas de 2003 a 2018 para plasmarlos en este nuevo libro que ha aterrizado en México. Haber congelado el tiempo, como ella lo llama, le permite juntar cientos de historias, personajes que quizá nunca se encontraron, seres de diferentes instantes que hoy muestran la manera en la que la artista ve el mundo. Explica que su labor consiste en darle importancia a cada detalle, así, en Espero porque dibujo esto se observa con claridad: en aquel vaso casi vacío de fernet y tónica, que luce al filo de la mesa, lo acompaña un sujeto de medidas cuestionables y mirada inquisitiva que lanza un tajante: “La gente es muy rara”. Y sí. Pero a través del filtro de la historietista, lo raro luce atractivo.
También se percibe en los minuciosos detalles que se llegan a concentrar en tan solo la textura de la ropa o quizá en el volumen del cabello. Algunos de sus dibujos podrían calificarse sin proporciones, otros como sumamente sencillos y el resto con el talento nato de volver real a un trazo. Power Paola logra el equilibrio perfecto para que cada uno de sus trazos luzca. Su habilidad quizá radica en la capacidad de tomar como impulso alguna situación y dejar que su intuición guíe el resto del dibujo. Para ella, los desafíos estéticos son parte fundamental.
En su imaginario juega con las imágenes, conversaciones, la cotidianidad, el contexto social y la vida misma. Aunque los seres vivos, sus favoritos para capturar en sus libretas, protagonizan la narrativa, los seres inanimados también tienen su espacio. Ella logra que la imagen, cualquiera que sea, tenga potencia y llame la atención. “Me hago caso dependiendo del momento que esté atravesando y el contexto en el que me encuentre. Todos tienen un valor, a veces es el tiempo que le dedico y la observación, y otras veces el gesto y la velocidad de capturar algo que ya no existe”, dice.
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