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El domingo pasado ocurrió un accidente en E-Ku-A2 que se suma a una lista de incendios que afectan a la paraestatal. Además, Pemex ha tenido un subejercicio en gastos de mantenimiento, de 23.3% en 2019 y de 26.2% en 2020.
El incendio más reciente en Petróleos Mexicanos ocasionó que se dejaran de producir 421 mil barriles diarios de petróleo, los cuales representan una cuarta parte de la producción nacional y significan una pérdida, también diaria, de 25 millones de dólares, aproximadamente, sin contar los costos de las reparaciones.
El domingo 22 de agosto ocurrió un incendio en Ku-Maloob-Zaap, ubicado frente a la costa de Campeche: éste es el activo principal de la producción petrolera en México. En específico, el incendio sucedió en la instalación de compresión y generación eléctrica E-Ku-A2, de acuerdo con un comunicado de Pemex.
Esta unidad recibe gas para utilizarlo de dos maneras: una parte genera electricidad que se usa para comprimir otra parte del gas, que después de inyecta en los pozos porque el yacimiento necesita presión para producir hidrocarburos. Tras el incendio, el gas ya no está disponible y, por lo tanto, 125 pozos quedaron fuera de operación, según lo que declaró el director general de Pemex, Octavio Romero Oropeza.
Para encontrar una caída más drástica en la producción de petróleo, hay que remontarse a octubre de 1995, cuando un temporal provocó una disminución de 840 mil barriles diarios.*
Romero Oropeza dijo que los pozos entrarán en línea –esto es, volverán a funcionar– de manera escalonada, lo que podría tomar horas o días. Sin embargo, él mismo admitió que todavía están recopilando información, por lo que el tiempo necesario para las reparaciones permanece incierto. Su declaración, entonces, debe interpretarse como un mensaje que intenta procurar calma tanto en la opinión pública como en los mercados. Ante ellos, Pemex es una empresa con altos riesgos, lo que encarece las tasas de interés a las que puede encontrar financiamiento, es decir, su deuda.
El director de la paraestatal hizo mucha insistencia en que el mantenimiento no fue la causa del incendio del domingo pasado: “No [fue] una falla de equipo, no [fue] falta de mantenimiento, sino una tarea programada, donde hubo lo que todos conocemos como un accidente”. Sin embargo, esto contrasta con la falta de información que reconoció minutos antes. Habrá que cumplir con la exigencia de comunicar claramente lo que sucedió, pues si el accidente tuvo lugar durante una operación programada de mantenimiento, pero la causa no fue una falla en el equipo, queda entonces el error humano, que puede suceder en circunstancias sobre las que no se debe especular.
En la conferencia de prensa del 23 de agosto –la primera desde 2018–, Romero Oropeza habló de una nueva partida presupuestal de mantenimiento contra riesgos intolerables, creada por este gobierno; pero eso no quiere decir que en los sexenios pasados no se gastara en mantenimiento. En el mismo sentido, el comunicado de Pemex menciona que se ha incrementado el presupuesto para las actividades de mantenimiento, pero eso tampoco se traduce necesariamente en un gasto mayor y mejor. Para comparar estas cantidades y diagnosticar el problema de mantenimiento se requiere, en cambio, más transparencia sobre los gastos de la petrolera.
Ya es habitual que esta administración pretenda desmarcarse del pasado, mostrando los datos que le favorecen. Con todo, la situación operativa y financiera de Pemex es crítica y el gobierno federal le ha transferido recursos cuantiosos. Resulta incomprensible, entonces, que haya un subejercicio en el gasto de inversión de la paraestatal: de 23.3% en 2019 y de 26.2% en 2020. De eso no son responsables quienes gobernaron en el pasado; tampoco lo son de los accidentes que han sucedido en los últimos tres años ni de los que podrían ocurrir en el resto del sexenio.
El accidente, hasta el momento, provocó la irreparable pérdida de cinco personas fallecidas, además de seis lesionadas y dos desaparecidas.
--------
* Las cifras reportadas por la Comisión Nacional de Hidrocarburos son promedios mensuales. Todo depende de cómo evolucionen las acciones para restablecer la producción, es muy probable que los datos de agosto y de septiembre de este año no reflejen una caída así de drástica.
El domingo pasado ocurrió un accidente en E-Ku-A2 que se suma a una lista de incendios que afectan a la paraestatal. Además, Pemex ha tenido un subejercicio en gastos de mantenimiento, de 23.3% en 2019 y de 26.2% en 2020.
El incendio más reciente en Petróleos Mexicanos ocasionó que se dejaran de producir 421 mil barriles diarios de petróleo, los cuales representan una cuarta parte de la producción nacional y significan una pérdida, también diaria, de 25 millones de dólares, aproximadamente, sin contar los costos de las reparaciones.
El domingo 22 de agosto ocurrió un incendio en Ku-Maloob-Zaap, ubicado frente a la costa de Campeche: éste es el activo principal de la producción petrolera en México. En específico, el incendio sucedió en la instalación de compresión y generación eléctrica E-Ku-A2, de acuerdo con un comunicado de Pemex.
Esta unidad recibe gas para utilizarlo de dos maneras: una parte genera electricidad que se usa para comprimir otra parte del gas, que después de inyecta en los pozos porque el yacimiento necesita presión para producir hidrocarburos. Tras el incendio, el gas ya no está disponible y, por lo tanto, 125 pozos quedaron fuera de operación, según lo que declaró el director general de Pemex, Octavio Romero Oropeza.
Para encontrar una caída más drástica en la producción de petróleo, hay que remontarse a octubre de 1995, cuando un temporal provocó una disminución de 840 mil barriles diarios.*
Romero Oropeza dijo que los pozos entrarán en línea –esto es, volverán a funcionar– de manera escalonada, lo que podría tomar horas o días. Sin embargo, él mismo admitió que todavía están recopilando información, por lo que el tiempo necesario para las reparaciones permanece incierto. Su declaración, entonces, debe interpretarse como un mensaje que intenta procurar calma tanto en la opinión pública como en los mercados. Ante ellos, Pemex es una empresa con altos riesgos, lo que encarece las tasas de interés a las que puede encontrar financiamiento, es decir, su deuda.
El director de la paraestatal hizo mucha insistencia en que el mantenimiento no fue la causa del incendio del domingo pasado: “No [fue] una falla de equipo, no [fue] falta de mantenimiento, sino una tarea programada, donde hubo lo que todos conocemos como un accidente”. Sin embargo, esto contrasta con la falta de información que reconoció minutos antes. Habrá que cumplir con la exigencia de comunicar claramente lo que sucedió, pues si el accidente tuvo lugar durante una operación programada de mantenimiento, pero la causa no fue una falla en el equipo, queda entonces el error humano, que puede suceder en circunstancias sobre las que no se debe especular.
En la conferencia de prensa del 23 de agosto –la primera desde 2018–, Romero Oropeza habló de una nueva partida presupuestal de mantenimiento contra riesgos intolerables, creada por este gobierno; pero eso no quiere decir que en los sexenios pasados no se gastara en mantenimiento. En el mismo sentido, el comunicado de Pemex menciona que se ha incrementado el presupuesto para las actividades de mantenimiento, pero eso tampoco se traduce necesariamente en un gasto mayor y mejor. Para comparar estas cantidades y diagnosticar el problema de mantenimiento se requiere, en cambio, más transparencia sobre los gastos de la petrolera.
Ya es habitual que esta administración pretenda desmarcarse del pasado, mostrando los datos que le favorecen. Con todo, la situación operativa y financiera de Pemex es crítica y el gobierno federal le ha transferido recursos cuantiosos. Resulta incomprensible, entonces, que haya un subejercicio en el gasto de inversión de la paraestatal: de 23.3% en 2019 y de 26.2% en 2020. De eso no son responsables quienes gobernaron en el pasado; tampoco lo son de los accidentes que han sucedido en los últimos tres años ni de los que podrían ocurrir en el resto del sexenio.
El accidente, hasta el momento, provocó la irreparable pérdida de cinco personas fallecidas, además de seis lesionadas y dos desaparecidas.
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* Las cifras reportadas por la Comisión Nacional de Hidrocarburos son promedios mensuales. Todo depende de cómo evolucionen las acciones para restablecer la producción, es muy probable que los datos de agosto y de septiembre de este año no reflejen una caída así de drástica.
El domingo pasado ocurrió un accidente en E-Ku-A2 que se suma a una lista de incendios que afectan a la paraestatal. Además, Pemex ha tenido un subejercicio en gastos de mantenimiento, de 23.3% en 2019 y de 26.2% en 2020.
El incendio más reciente en Petróleos Mexicanos ocasionó que se dejaran de producir 421 mil barriles diarios de petróleo, los cuales representan una cuarta parte de la producción nacional y significan una pérdida, también diaria, de 25 millones de dólares, aproximadamente, sin contar los costos de las reparaciones.
El domingo 22 de agosto ocurrió un incendio en Ku-Maloob-Zaap, ubicado frente a la costa de Campeche: éste es el activo principal de la producción petrolera en México. En específico, el incendio sucedió en la instalación de compresión y generación eléctrica E-Ku-A2, de acuerdo con un comunicado de Pemex.
Esta unidad recibe gas para utilizarlo de dos maneras: una parte genera electricidad que se usa para comprimir otra parte del gas, que después de inyecta en los pozos porque el yacimiento necesita presión para producir hidrocarburos. Tras el incendio, el gas ya no está disponible y, por lo tanto, 125 pozos quedaron fuera de operación, según lo que declaró el director general de Pemex, Octavio Romero Oropeza.
Para encontrar una caída más drástica en la producción de petróleo, hay que remontarse a octubre de 1995, cuando un temporal provocó una disminución de 840 mil barriles diarios.*
Romero Oropeza dijo que los pozos entrarán en línea –esto es, volverán a funcionar– de manera escalonada, lo que podría tomar horas o días. Sin embargo, él mismo admitió que todavía están recopilando información, por lo que el tiempo necesario para las reparaciones permanece incierto. Su declaración, entonces, debe interpretarse como un mensaje que intenta procurar calma tanto en la opinión pública como en los mercados. Ante ellos, Pemex es una empresa con altos riesgos, lo que encarece las tasas de interés a las que puede encontrar financiamiento, es decir, su deuda.
El director de la paraestatal hizo mucha insistencia en que el mantenimiento no fue la causa del incendio del domingo pasado: “No [fue] una falla de equipo, no [fue] falta de mantenimiento, sino una tarea programada, donde hubo lo que todos conocemos como un accidente”. Sin embargo, esto contrasta con la falta de información que reconoció minutos antes. Habrá que cumplir con la exigencia de comunicar claramente lo que sucedió, pues si el accidente tuvo lugar durante una operación programada de mantenimiento, pero la causa no fue una falla en el equipo, queda entonces el error humano, que puede suceder en circunstancias sobre las que no se debe especular.
En la conferencia de prensa del 23 de agosto –la primera desde 2018–, Romero Oropeza habló de una nueva partida presupuestal de mantenimiento contra riesgos intolerables, creada por este gobierno; pero eso no quiere decir que en los sexenios pasados no se gastara en mantenimiento. En el mismo sentido, el comunicado de Pemex menciona que se ha incrementado el presupuesto para las actividades de mantenimiento, pero eso tampoco se traduce necesariamente en un gasto mayor y mejor. Para comparar estas cantidades y diagnosticar el problema de mantenimiento se requiere, en cambio, más transparencia sobre los gastos de la petrolera.
Ya es habitual que esta administración pretenda desmarcarse del pasado, mostrando los datos que le favorecen. Con todo, la situación operativa y financiera de Pemex es crítica y el gobierno federal le ha transferido recursos cuantiosos. Resulta incomprensible, entonces, que haya un subejercicio en el gasto de inversión de la paraestatal: de 23.3% en 2019 y de 26.2% en 2020. De eso no son responsables quienes gobernaron en el pasado; tampoco lo son de los accidentes que han sucedido en los últimos tres años ni de los que podrían ocurrir en el resto del sexenio.
El accidente, hasta el momento, provocó la irreparable pérdida de cinco personas fallecidas, además de seis lesionadas y dos desaparecidas.
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* Las cifras reportadas por la Comisión Nacional de Hidrocarburos son promedios mensuales. Todo depende de cómo evolucionen las acciones para restablecer la producción, es muy probable que los datos de agosto y de septiembre de este año no reflejen una caída así de drástica.
El domingo pasado ocurrió un accidente en E-Ku-A2 que se suma a una lista de incendios que afectan a la paraestatal. Además, Pemex ha tenido un subejercicio en gastos de mantenimiento, de 23.3% en 2019 y de 26.2% en 2020.
El incendio más reciente en Petróleos Mexicanos ocasionó que se dejaran de producir 421 mil barriles diarios de petróleo, los cuales representan una cuarta parte de la producción nacional y significan una pérdida, también diaria, de 25 millones de dólares, aproximadamente, sin contar los costos de las reparaciones.
El domingo 22 de agosto ocurrió un incendio en Ku-Maloob-Zaap, ubicado frente a la costa de Campeche: éste es el activo principal de la producción petrolera en México. En específico, el incendio sucedió en la instalación de compresión y generación eléctrica E-Ku-A2, de acuerdo con un comunicado de Pemex.
Esta unidad recibe gas para utilizarlo de dos maneras: una parte genera electricidad que se usa para comprimir otra parte del gas, que después de inyecta en los pozos porque el yacimiento necesita presión para producir hidrocarburos. Tras el incendio, el gas ya no está disponible y, por lo tanto, 125 pozos quedaron fuera de operación, según lo que declaró el director general de Pemex, Octavio Romero Oropeza.
Para encontrar una caída más drástica en la producción de petróleo, hay que remontarse a octubre de 1995, cuando un temporal provocó una disminución de 840 mil barriles diarios.*
Romero Oropeza dijo que los pozos entrarán en línea –esto es, volverán a funcionar– de manera escalonada, lo que podría tomar horas o días. Sin embargo, él mismo admitió que todavía están recopilando información, por lo que el tiempo necesario para las reparaciones permanece incierto. Su declaración, entonces, debe interpretarse como un mensaje que intenta procurar calma tanto en la opinión pública como en los mercados. Ante ellos, Pemex es una empresa con altos riesgos, lo que encarece las tasas de interés a las que puede encontrar financiamiento, es decir, su deuda.
El director de la paraestatal hizo mucha insistencia en que el mantenimiento no fue la causa del incendio del domingo pasado: “No [fue] una falla de equipo, no [fue] falta de mantenimiento, sino una tarea programada, donde hubo lo que todos conocemos como un accidente”. Sin embargo, esto contrasta con la falta de información que reconoció minutos antes. Habrá que cumplir con la exigencia de comunicar claramente lo que sucedió, pues si el accidente tuvo lugar durante una operación programada de mantenimiento, pero la causa no fue una falla en el equipo, queda entonces el error humano, que puede suceder en circunstancias sobre las que no se debe especular.
En la conferencia de prensa del 23 de agosto –la primera desde 2018–, Romero Oropeza habló de una nueva partida presupuestal de mantenimiento contra riesgos intolerables, creada por este gobierno; pero eso no quiere decir que en los sexenios pasados no se gastara en mantenimiento. En el mismo sentido, el comunicado de Pemex menciona que se ha incrementado el presupuesto para las actividades de mantenimiento, pero eso tampoco se traduce necesariamente en un gasto mayor y mejor. Para comparar estas cantidades y diagnosticar el problema de mantenimiento se requiere, en cambio, más transparencia sobre los gastos de la petrolera.
Ya es habitual que esta administración pretenda desmarcarse del pasado, mostrando los datos que le favorecen. Con todo, la situación operativa y financiera de Pemex es crítica y el gobierno federal le ha transferido recursos cuantiosos. Resulta incomprensible, entonces, que haya un subejercicio en el gasto de inversión de la paraestatal: de 23.3% en 2019 y de 26.2% en 2020. De eso no son responsables quienes gobernaron en el pasado; tampoco lo son de los accidentes que han sucedido en los últimos tres años ni de los que podrían ocurrir en el resto del sexenio.
El accidente, hasta el momento, provocó la irreparable pérdida de cinco personas fallecidas, además de seis lesionadas y dos desaparecidas.
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* Las cifras reportadas por la Comisión Nacional de Hidrocarburos son promedios mensuales. Todo depende de cómo evolucionen las acciones para restablecer la producción, es muy probable que los datos de agosto y de septiembre de este año no reflejen una caída así de drástica.
El domingo pasado ocurrió un accidente en E-Ku-A2 que se suma a una lista de incendios que afectan a la paraestatal. Además, Pemex ha tenido un subejercicio en gastos de mantenimiento, de 23.3% en 2019 y de 26.2% en 2020.
El incendio más reciente en Petróleos Mexicanos ocasionó que se dejaran de producir 421 mil barriles diarios de petróleo, los cuales representan una cuarta parte de la producción nacional y significan una pérdida, también diaria, de 25 millones de dólares, aproximadamente, sin contar los costos de las reparaciones.
El domingo 22 de agosto ocurrió un incendio en Ku-Maloob-Zaap, ubicado frente a la costa de Campeche: éste es el activo principal de la producción petrolera en México. En específico, el incendio sucedió en la instalación de compresión y generación eléctrica E-Ku-A2, de acuerdo con un comunicado de Pemex.
Esta unidad recibe gas para utilizarlo de dos maneras: una parte genera electricidad que se usa para comprimir otra parte del gas, que después de inyecta en los pozos porque el yacimiento necesita presión para producir hidrocarburos. Tras el incendio, el gas ya no está disponible y, por lo tanto, 125 pozos quedaron fuera de operación, según lo que declaró el director general de Pemex, Octavio Romero Oropeza.
Para encontrar una caída más drástica en la producción de petróleo, hay que remontarse a octubre de 1995, cuando un temporal provocó una disminución de 840 mil barriles diarios.*
Romero Oropeza dijo que los pozos entrarán en línea –esto es, volverán a funcionar– de manera escalonada, lo que podría tomar horas o días. Sin embargo, él mismo admitió que todavía están recopilando información, por lo que el tiempo necesario para las reparaciones permanece incierto. Su declaración, entonces, debe interpretarse como un mensaje que intenta procurar calma tanto en la opinión pública como en los mercados. Ante ellos, Pemex es una empresa con altos riesgos, lo que encarece las tasas de interés a las que puede encontrar financiamiento, es decir, su deuda.
El director de la paraestatal hizo mucha insistencia en que el mantenimiento no fue la causa del incendio del domingo pasado: “No [fue] una falla de equipo, no [fue] falta de mantenimiento, sino una tarea programada, donde hubo lo que todos conocemos como un accidente”. Sin embargo, esto contrasta con la falta de información que reconoció minutos antes. Habrá que cumplir con la exigencia de comunicar claramente lo que sucedió, pues si el accidente tuvo lugar durante una operación programada de mantenimiento, pero la causa no fue una falla en el equipo, queda entonces el error humano, que puede suceder en circunstancias sobre las que no se debe especular.
En la conferencia de prensa del 23 de agosto –la primera desde 2018–, Romero Oropeza habló de una nueva partida presupuestal de mantenimiento contra riesgos intolerables, creada por este gobierno; pero eso no quiere decir que en los sexenios pasados no se gastara en mantenimiento. En el mismo sentido, el comunicado de Pemex menciona que se ha incrementado el presupuesto para las actividades de mantenimiento, pero eso tampoco se traduce necesariamente en un gasto mayor y mejor. Para comparar estas cantidades y diagnosticar el problema de mantenimiento se requiere, en cambio, más transparencia sobre los gastos de la petrolera.
Ya es habitual que esta administración pretenda desmarcarse del pasado, mostrando los datos que le favorecen. Con todo, la situación operativa y financiera de Pemex es crítica y el gobierno federal le ha transferido recursos cuantiosos. Resulta incomprensible, entonces, que haya un subejercicio en el gasto de inversión de la paraestatal: de 23.3% en 2019 y de 26.2% en 2020. De eso no son responsables quienes gobernaron en el pasado; tampoco lo son de los accidentes que han sucedido en los últimos tres años ni de los que podrían ocurrir en el resto del sexenio.
El accidente, hasta el momento, provocó la irreparable pérdida de cinco personas fallecidas, además de seis lesionadas y dos desaparecidas.
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* Las cifras reportadas por la Comisión Nacional de Hidrocarburos son promedios mensuales. Todo depende de cómo evolucionen las acciones para restablecer la producción, es muy probable que los datos de agosto y de septiembre de este año no reflejen una caída así de drástica.
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