"La crónica es nuestra historia": entrevista con Alma Guillermoprieto

"La crónica es nuestra historia": entrevista con Alma Guillermoprieto

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Tiempo de Lectura: 00 min

Durante el Hay Festival Querétaro 2022, la escritora y periodista Alma Guillermoprieto, personaje crucial en la historia de la crónica contemporánea, habló de La vida toda: Nueva crónica estadounidense (Debate, 2022), antología que preparó pensando en los jóvenes.

Texto de
Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de

La crónica puede darse el lujo de ocuparse de la vida toda, lo asegura la escritora y periodista Alma Guillermoprieto, durante la conferencia de prensa que ofreció en el pasado Hay Festival Querétaro 2022. Sentada en un pequeño sillón gris dentro de la sala de prensa instalada en el Gran Hotel, la también bailarina, Guillermoprieto, explicó que presentar nuevos referentes a los jóvenes reporteros que se forman “en gran medida de reportajes que Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes alabaron en su momento, hace cincuenta años” fue una de las razones por las que decidió antologar los textos que conforman La vida toda: Nueva crónica estadounidense (Debate, 2022), una compilación de quince crónicas escritas por autoras y autores estadounidenses en las primeras dos décadas del siglo XXI.

Aunque para algunos el título pudiera indicarlo, no se trata de una antología generacional, ya que en este libro se encuentran textos de periodistas como Robert Caro, nacido en 1935, y de Gideon Lewis-Kraus, que nació 45 años después, en 1980. Tampoco se trata de una antología temática, pues los ejes que se abordan son variados: gatos que se viralizan en internet, Chalino Sánchez, el festival Burning Man, un viaje por la Rusia de Vladimir Putin y la muerte misma. Para conformar La vida toda, Alma Guillermoprieto seleccionó textos que fueron publicados después de dos eventos que marcaron el inicio de nuestro siglo: el atentado terrorista a las torres gemelas y el surgimiento de las redes sociales; se trata, pues, de una compilación de textos publicados durante la década anterior, de 2011 a 2019, con excepción de la crónica de Michael Paterniti “La última cena”, que se publicó originalmente en Esquire Magazine en mayo de 1998. La antologadora enfatiza que buscó crónicas que abordaran temas nuevos, de nuestros tiempos, y también reportajes que presentaran una nueva perspectiva a temas antiguos. Sobre todo, anota Guillermoprieto en la introducción del libro, su intención es que los temas de las crónicas “produzcan asombro en les lectores”.

Dentro de la selección de autoras y autores de Alma Guillermorprieto, destacan los nombres de Emily Witt, autora de Sexo futuro: El amor en el siglo XXI; Ginger Thomas, que participa en el antología con el texto “Anatomía de una masacre”, investigación en la que se basaron Monika Revilla y Fernanda Melchor para el guión de la serie de Netflix, Somos; otro de los nombres reconocibles para el lector hispanohablante es el de George Saunders, escritor que ha publicado varias novelas y libros de cuentos entre los que se encuentran Lincoln en el bardo y Diez de diciembre, y de quien podemos leer el texto “¿Quiénes son todos estos simpatizantes de Trump?”.

Nacida en la Ciudad de México en 1949, ganadora de premios como el Ortega y Gasset, el Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades y el Nacional de Periodismo, Alma Guillermoprieto es autora de libros de crónicas y ensayos como Los placeres y los días (Almadía, 2015), La Habana es un espejo (Literatura Random House, 2018) y ¿Será que soy feminista? (Literatura Random House, 2020). Dentro de su amplia trayectoria periodística, destaca la cobertura que realizó de la insurrección sandinista. En abril de 1995 fue la encargada de dictar el taller inaugural de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano en Cartagena de Indias, Colombia, por invitación del premio nobel de literatura Gabriel García Márquez. Sin lugar a duda, Alma Guillermoprieto es una referente del periodismo en nuestro idioma, sobre ella escribió Diego Enrique Osorno en su libro La guerra de los zetas. Viaje por la frontera de la necropolítica:

“[Alma Guillermoprieto] aconsejaba algo que en el grueso de las escuelas de comunicación te prohiben: que los reporteros mezclemos la información recopilada con la observación, el análisis y nuestras reacciones personales. Resaltaba el poder del periodismo narrativo frente a la información dura”.

En la siguiente entrevista realizada durante el Hay Festival Querétaro 2022, Alma Guillermoprieto habló con Gatopardo sobre el rumbo de la crónica en el siglo XXI.

Foto: Joaquin Sarmiento/FIMC

Jair Ortega: ¿Qué espacio tiene la crónica en un mundo donde cada vez más personas se informan con contenidos breves, fugaces?

Alma Guillermoprieto: Yo creo que tiene un gran espacio justamente porque se necesita el suplemento de esa inmediatez que finalmente empalaga. La gente se pasa una hora, dos horas, tuiteando y leyendo tuits y al final la sensación es un poco tal vez de haber perdido demasiado tiempo; todo el mundo se queja de que ha perdido el tiempo en Twitter y en redes sociales. Y la necesidad de después de tanto caramelo, pues es comer comida de verdad. Entonces yo creo que ese es el espacio de la crónica: la posibilidad de perderse en un relato; la posibilidad de conocer, ojalá que a profundidad, al personaje. Y esas crónicas pueden aparecer en una revista, pueden aparecer en un diario y se pueden hacer también en internet. Yo creo que la crónica tiene futuro y ese es su futuro.

JO: En el prólogo a La vida toda, usted apunta que cuando se piensa en la crónica moderna de inmediato se rememora los nombres de Hunter S. Thompson, Truman Capote, Norman Mailer, todos hombres.

AG: Todos machos.

JO: Todos machos, escritores que publicaron hace medio siglo, como si no hubieran aparecido más cronistas después de ellos, ¿esta antología es un intento de ampliar el panorama de la crónica estadounidense?

AG: Claro que sí, por algo [este libro] se llama “crónica estadounidense siglo XXI”, porque es otra crónica, son otres les reporteres jóvenes y es otra la actitud. Decía yo ahora que en vez de ser el gran vocalista que llega a favorecer a los sujetos de su crónica con su presencia, son les reporteres, todas, todes, todos, que llegan realmente a colocarse a una posición democrática frente a les personajes.

JO: El libro presenta una variedad temática: gatitos japoneses virales en internet, el cantante de corridos Chalino Sánchez, el kayak, Leonard Cohen, los votantes de Donald Trump, ¿cuáles fueron las directrices para armar la antología?

AG: Que fueran textos que yo había leído una y otra vez por el puro placer de ser literatura. Nada más.

JO: ¿Y que, en el futuro, no sé, en cincuenta años, alguien pueda tomar este libro y lo siga disfrutando como lo disfruta hoy el lector contemporáneo?, ¿que los textos perduren como perduran los textos del nuevo periodismo o las llamadas crónicas de indias?

AG: La esperanza es que, en primer lugar, sobrevivamos cincuenta años como planeta, como especie, y, en segundo lugar, que si todavía estamos en un mundo en el que se lee y en el que existe la civilización humana, estos textos se puedan leer con igual placer. Pero la principal esperanza es que encuentren lectores jóvenes.

JO: Durante su conferencia de prensa dijo también que pensó en esta antología para los jóvenes reporteros. ¿A veces, no hay esa sensación de que la crónica solamente la leen entre periodistas?

AG: No, no, yo creo que, como la crónica es cara, su producción es cara, tiene que tener lectores fuera del periodismo. Lo que yo creo que lo que está muy reducido en su público es, al contrario, la noticia, la noticia escrita, la noticia larga, la noticia en profundidad, que no es lo mismo que una crónica, la crónica tiene ambición literaria. La crónica busca conquistar a les lectores, seducir a les lectores. La noticia no busca eso, la noticia busca informar. Entonces yo creo que la gente está muy enviciada con la noticia de redes sociales, muy distorsionada, pero la crónica yo creo que no, me parece. Ojalá no me equivoque.

JO: Regresando a los jóvenes en general, ¿cómo atraer a los lectores jóvenes a la crónica? Para un joven es más cómodo ver un videoblog de viaje que dure diez minutos que leer una crónica de viaje, como algunas de las que aparecen en esta antología.

AG: Pero esos no son chistosos. Un documental de viajes en línea o en Netflix no es chistoso, con algunas excepciones. Estas crónicas son chistosas, es una cosa muy refrescante que tengan humor, que tengan chispa, que tengan una cierta mirada de soslayo. Claro que los jóvenes hoy día no leen, punto.

JO: O tal vez leen otros géneros.

AG: ¿Cómo cuáles?, dime tú.

JO: No sé, pienso en novelas, por ejemplo, las juveniles. Novelas largas.

AG: Sí, pero yo creo que si lees novelas, de pronto lees crónica por su valor literario. Lo que no te enteras es de noticias. O si lees novelas, puedes leer crónica porque la calidad literaria está. También yo creo que las editoriales no saben muy bien qué hacer con los libros de crónica una vez que los han producido, no saben cuál es ese público, no saben hasta cómo hacer, quizá, las portadas; las revistas no siempre formatean y hacen la presentación de manera que sean atractivas. Me parece que a las editoriales ahí les falta.

JO: Ahora que comentó el tema de los libros, no me pareció casual que agregara un extracto de un libro, una especie de crónica sobre el oficio de reportero de Robert Caro, porque cada vez se reducen más los espacios de publicación y parece que el destino final de la crónica será en el formato del libro.

AG: Pues esa ha sido la apuesta de las editoriales, sobre todo de Random House con la línea de Debate, que fundó Claudio López, pero no necesariamente creo que ese es el destino final, es un destino final. Yo incluí la crónica de Rob Caro pensando mucho en les reporteres, en que es una clase maestra sobre la tenacidad, la terquedad y la capacidad de emocionarse por un otro, desconocido. Esa es la gran magia de esa crónica.  Y propiamente no es una crónica, tienes razón, es un extracto de libro publicado y editado en el New Yorker como crónica…Yo creo que la Odisea es una crónica de viaje y la crónica de un alma perdida que quiere el nóstos, que quiere regresar a su hogar. Yo creo que, como bien lo has dicho, las crónicas de indias son crónicas… yo creo que la crónica actual es nuestra historia contada desde el alma y con gran valor literario para que permanezca.

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Durante el Hay Festival Querétaro 2022, la escritora y periodista Alma Guillermoprieto, personaje crucial en la historia de la crónica contemporánea, habló de La vida toda: Nueva crónica estadounidense (Debate, 2022), antología que preparó pensando en los jóvenes.

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La crónica puede darse el lujo de ocuparse de la vida toda, lo asegura la escritora y periodista Alma Guillermoprieto, durante la conferencia de prensa que ofreció en el pasado Hay Festival Querétaro 2022. Sentada en un pequeño sillón gris dentro de la sala de prensa instalada en el Gran Hotel, la también bailarina, Guillermoprieto, explicó que presentar nuevos referentes a los jóvenes reporteros que se forman “en gran medida de reportajes que Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes alabaron en su momento, hace cincuenta años” fue una de las razones por las que decidió antologar los textos que conforman La vida toda: Nueva crónica estadounidense (Debate, 2022), una compilación de quince crónicas escritas por autoras y autores estadounidenses en las primeras dos décadas del siglo XXI.

Aunque para algunos el título pudiera indicarlo, no se trata de una antología generacional, ya que en este libro se encuentran textos de periodistas como Robert Caro, nacido en 1935, y de Gideon Lewis-Kraus, que nació 45 años después, en 1980. Tampoco se trata de una antología temática, pues los ejes que se abordan son variados: gatos que se viralizan en internet, Chalino Sánchez, el festival Burning Man, un viaje por la Rusia de Vladimir Putin y la muerte misma. Para conformar La vida toda, Alma Guillermoprieto seleccionó textos que fueron publicados después de dos eventos que marcaron el inicio de nuestro siglo: el atentado terrorista a las torres gemelas y el surgimiento de las redes sociales; se trata, pues, de una compilación de textos publicados durante la década anterior, de 2011 a 2019, con excepción de la crónica de Michael Paterniti “La última cena”, que se publicó originalmente en Esquire Magazine en mayo de 1998. La antologadora enfatiza que buscó crónicas que abordaran temas nuevos, de nuestros tiempos, y también reportajes que presentaran una nueva perspectiva a temas antiguos. Sobre todo, anota Guillermoprieto en la introducción del libro, su intención es que los temas de las crónicas “produzcan asombro en les lectores”.

Dentro de la selección de autoras y autores de Alma Guillermorprieto, destacan los nombres de Emily Witt, autora de Sexo futuro: El amor en el siglo XXI; Ginger Thomas, que participa en el antología con el texto “Anatomía de una masacre”, investigación en la que se basaron Monika Revilla y Fernanda Melchor para el guión de la serie de Netflix, Somos; otro de los nombres reconocibles para el lector hispanohablante es el de George Saunders, escritor que ha publicado varias novelas y libros de cuentos entre los que se encuentran Lincoln en el bardo y Diez de diciembre, y de quien podemos leer el texto “¿Quiénes son todos estos simpatizantes de Trump?”.

Nacida en la Ciudad de México en 1949, ganadora de premios como el Ortega y Gasset, el Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades y el Nacional de Periodismo, Alma Guillermoprieto es autora de libros de crónicas y ensayos como Los placeres y los días (Almadía, 2015), La Habana es un espejo (Literatura Random House, 2018) y ¿Será que soy feminista? (Literatura Random House, 2020). Dentro de su amplia trayectoria periodística, destaca la cobertura que realizó de la insurrección sandinista. En abril de 1995 fue la encargada de dictar el taller inaugural de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano en Cartagena de Indias, Colombia, por invitación del premio nobel de literatura Gabriel García Márquez. Sin lugar a duda, Alma Guillermoprieto es una referente del periodismo en nuestro idioma, sobre ella escribió Diego Enrique Osorno en su libro La guerra de los zetas. Viaje por la frontera de la necropolítica:

“[Alma Guillermoprieto] aconsejaba algo que en el grueso de las escuelas de comunicación te prohiben: que los reporteros mezclemos la información recopilada con la observación, el análisis y nuestras reacciones personales. Resaltaba el poder del periodismo narrativo frente a la información dura”.

En la siguiente entrevista realizada durante el Hay Festival Querétaro 2022, Alma Guillermoprieto habló con Gatopardo sobre el rumbo de la crónica en el siglo XXI.

Foto: Joaquin Sarmiento/FIMC

Jair Ortega: ¿Qué espacio tiene la crónica en un mundo donde cada vez más personas se informan con contenidos breves, fugaces?

Alma Guillermoprieto: Yo creo que tiene un gran espacio justamente porque se necesita el suplemento de esa inmediatez que finalmente empalaga. La gente se pasa una hora, dos horas, tuiteando y leyendo tuits y al final la sensación es un poco tal vez de haber perdido demasiado tiempo; todo el mundo se queja de que ha perdido el tiempo en Twitter y en redes sociales. Y la necesidad de después de tanto caramelo, pues es comer comida de verdad. Entonces yo creo que ese es el espacio de la crónica: la posibilidad de perderse en un relato; la posibilidad de conocer, ojalá que a profundidad, al personaje. Y esas crónicas pueden aparecer en una revista, pueden aparecer en un diario y se pueden hacer también en internet. Yo creo que la crónica tiene futuro y ese es su futuro.

JO: En el prólogo a La vida toda, usted apunta que cuando se piensa en la crónica moderna de inmediato se rememora los nombres de Hunter S. Thompson, Truman Capote, Norman Mailer, todos hombres.

AG: Todos machos.

JO: Todos machos, escritores que publicaron hace medio siglo, como si no hubieran aparecido más cronistas después de ellos, ¿esta antología es un intento de ampliar el panorama de la crónica estadounidense?

AG: Claro que sí, por algo [este libro] se llama “crónica estadounidense siglo XXI”, porque es otra crónica, son otres les reporteres jóvenes y es otra la actitud. Decía yo ahora que en vez de ser el gran vocalista que llega a favorecer a los sujetos de su crónica con su presencia, son les reporteres, todas, todes, todos, que llegan realmente a colocarse a una posición democrática frente a les personajes.

JO: El libro presenta una variedad temática: gatitos japoneses virales en internet, el cantante de corridos Chalino Sánchez, el kayak, Leonard Cohen, los votantes de Donald Trump, ¿cuáles fueron las directrices para armar la antología?

AG: Que fueran textos que yo había leído una y otra vez por el puro placer de ser literatura. Nada más.

JO: ¿Y que, en el futuro, no sé, en cincuenta años, alguien pueda tomar este libro y lo siga disfrutando como lo disfruta hoy el lector contemporáneo?, ¿que los textos perduren como perduran los textos del nuevo periodismo o las llamadas crónicas de indias?

AG: La esperanza es que, en primer lugar, sobrevivamos cincuenta años como planeta, como especie, y, en segundo lugar, que si todavía estamos en un mundo en el que se lee y en el que existe la civilización humana, estos textos se puedan leer con igual placer. Pero la principal esperanza es que encuentren lectores jóvenes.

JO: Durante su conferencia de prensa dijo también que pensó en esta antología para los jóvenes reporteros. ¿A veces, no hay esa sensación de que la crónica solamente la leen entre periodistas?

AG: No, no, yo creo que, como la crónica es cara, su producción es cara, tiene que tener lectores fuera del periodismo. Lo que yo creo que lo que está muy reducido en su público es, al contrario, la noticia, la noticia escrita, la noticia larga, la noticia en profundidad, que no es lo mismo que una crónica, la crónica tiene ambición literaria. La crónica busca conquistar a les lectores, seducir a les lectores. La noticia no busca eso, la noticia busca informar. Entonces yo creo que la gente está muy enviciada con la noticia de redes sociales, muy distorsionada, pero la crónica yo creo que no, me parece. Ojalá no me equivoque.

JO: Regresando a los jóvenes en general, ¿cómo atraer a los lectores jóvenes a la crónica? Para un joven es más cómodo ver un videoblog de viaje que dure diez minutos que leer una crónica de viaje, como algunas de las que aparecen en esta antología.

AG: Pero esos no son chistosos. Un documental de viajes en línea o en Netflix no es chistoso, con algunas excepciones. Estas crónicas son chistosas, es una cosa muy refrescante que tengan humor, que tengan chispa, que tengan una cierta mirada de soslayo. Claro que los jóvenes hoy día no leen, punto.

JO: O tal vez leen otros géneros.

AG: ¿Cómo cuáles?, dime tú.

JO: No sé, pienso en novelas, por ejemplo, las juveniles. Novelas largas.

AG: Sí, pero yo creo que si lees novelas, de pronto lees crónica por su valor literario. Lo que no te enteras es de noticias. O si lees novelas, puedes leer crónica porque la calidad literaria está. También yo creo que las editoriales no saben muy bien qué hacer con los libros de crónica una vez que los han producido, no saben cuál es ese público, no saben hasta cómo hacer, quizá, las portadas; las revistas no siempre formatean y hacen la presentación de manera que sean atractivas. Me parece que a las editoriales ahí les falta.

JO: Ahora que comentó el tema de los libros, no me pareció casual que agregara un extracto de un libro, una especie de crónica sobre el oficio de reportero de Robert Caro, porque cada vez se reducen más los espacios de publicación y parece que el destino final de la crónica será en el formato del libro.

AG: Pues esa ha sido la apuesta de las editoriales, sobre todo de Random House con la línea de Debate, que fundó Claudio López, pero no necesariamente creo que ese es el destino final, es un destino final. Yo incluí la crónica de Rob Caro pensando mucho en les reporteres, en que es una clase maestra sobre la tenacidad, la terquedad y la capacidad de emocionarse por un otro, desconocido. Esa es la gran magia de esa crónica.  Y propiamente no es una crónica, tienes razón, es un extracto de libro publicado y editado en el New Yorker como crónica…Yo creo que la Odisea es una crónica de viaje y la crónica de un alma perdida que quiere el nóstos, que quiere regresar a su hogar. Yo creo que, como bien lo has dicho, las crónicas de indias son crónicas… yo creo que la crónica actual es nuestra historia contada desde el alma y con gran valor literario para que permanezca.

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Archivo Gatopardo

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Durante el Hay Festival Querétaro 2022, la escritora y periodista Alma Guillermoprieto, personaje crucial en la historia de la crónica contemporánea, habló de La vida toda: Nueva crónica estadounidense (Debate, 2022), antología que preparó pensando en los jóvenes.

La crónica puede darse el lujo de ocuparse de la vida toda, lo asegura la escritora y periodista Alma Guillermoprieto, durante la conferencia de prensa que ofreció en el pasado Hay Festival Querétaro 2022. Sentada en un pequeño sillón gris dentro de la sala de prensa instalada en el Gran Hotel, la también bailarina, Guillermoprieto, explicó que presentar nuevos referentes a los jóvenes reporteros que se forman “en gran medida de reportajes que Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes alabaron en su momento, hace cincuenta años” fue una de las razones por las que decidió antologar los textos que conforman La vida toda: Nueva crónica estadounidense (Debate, 2022), una compilación de quince crónicas escritas por autoras y autores estadounidenses en las primeras dos décadas del siglo XXI.

Aunque para algunos el título pudiera indicarlo, no se trata de una antología generacional, ya que en este libro se encuentran textos de periodistas como Robert Caro, nacido en 1935, y de Gideon Lewis-Kraus, que nació 45 años después, en 1980. Tampoco se trata de una antología temática, pues los ejes que se abordan son variados: gatos que se viralizan en internet, Chalino Sánchez, el festival Burning Man, un viaje por la Rusia de Vladimir Putin y la muerte misma. Para conformar La vida toda, Alma Guillermoprieto seleccionó textos que fueron publicados después de dos eventos que marcaron el inicio de nuestro siglo: el atentado terrorista a las torres gemelas y el surgimiento de las redes sociales; se trata, pues, de una compilación de textos publicados durante la década anterior, de 2011 a 2019, con excepción de la crónica de Michael Paterniti “La última cena”, que se publicó originalmente en Esquire Magazine en mayo de 1998. La antologadora enfatiza que buscó crónicas que abordaran temas nuevos, de nuestros tiempos, y también reportajes que presentaran una nueva perspectiva a temas antiguos. Sobre todo, anota Guillermoprieto en la introducción del libro, su intención es que los temas de las crónicas “produzcan asombro en les lectores”.

Dentro de la selección de autoras y autores de Alma Guillermorprieto, destacan los nombres de Emily Witt, autora de Sexo futuro: El amor en el siglo XXI; Ginger Thomas, que participa en el antología con el texto “Anatomía de una masacre”, investigación en la que se basaron Monika Revilla y Fernanda Melchor para el guión de la serie de Netflix, Somos; otro de los nombres reconocibles para el lector hispanohablante es el de George Saunders, escritor que ha publicado varias novelas y libros de cuentos entre los que se encuentran Lincoln en el bardo y Diez de diciembre, y de quien podemos leer el texto “¿Quiénes son todos estos simpatizantes de Trump?”.

Nacida en la Ciudad de México en 1949, ganadora de premios como el Ortega y Gasset, el Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades y el Nacional de Periodismo, Alma Guillermoprieto es autora de libros de crónicas y ensayos como Los placeres y los días (Almadía, 2015), La Habana es un espejo (Literatura Random House, 2018) y ¿Será que soy feminista? (Literatura Random House, 2020). Dentro de su amplia trayectoria periodística, destaca la cobertura que realizó de la insurrección sandinista. En abril de 1995 fue la encargada de dictar el taller inaugural de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano en Cartagena de Indias, Colombia, por invitación del premio nobel de literatura Gabriel García Márquez. Sin lugar a duda, Alma Guillermoprieto es una referente del periodismo en nuestro idioma, sobre ella escribió Diego Enrique Osorno en su libro La guerra de los zetas. Viaje por la frontera de la necropolítica:

“[Alma Guillermoprieto] aconsejaba algo que en el grueso de las escuelas de comunicación te prohiben: que los reporteros mezclemos la información recopilada con la observación, el análisis y nuestras reacciones personales. Resaltaba el poder del periodismo narrativo frente a la información dura”.

En la siguiente entrevista realizada durante el Hay Festival Querétaro 2022, Alma Guillermoprieto habló con Gatopardo sobre el rumbo de la crónica en el siglo XXI.

Foto: Joaquin Sarmiento/FIMC

Jair Ortega: ¿Qué espacio tiene la crónica en un mundo donde cada vez más personas se informan con contenidos breves, fugaces?

Alma Guillermoprieto: Yo creo que tiene un gran espacio justamente porque se necesita el suplemento de esa inmediatez que finalmente empalaga. La gente se pasa una hora, dos horas, tuiteando y leyendo tuits y al final la sensación es un poco tal vez de haber perdido demasiado tiempo; todo el mundo se queja de que ha perdido el tiempo en Twitter y en redes sociales. Y la necesidad de después de tanto caramelo, pues es comer comida de verdad. Entonces yo creo que ese es el espacio de la crónica: la posibilidad de perderse en un relato; la posibilidad de conocer, ojalá que a profundidad, al personaje. Y esas crónicas pueden aparecer en una revista, pueden aparecer en un diario y se pueden hacer también en internet. Yo creo que la crónica tiene futuro y ese es su futuro.

JO: En el prólogo a La vida toda, usted apunta que cuando se piensa en la crónica moderna de inmediato se rememora los nombres de Hunter S. Thompson, Truman Capote, Norman Mailer, todos hombres.

AG: Todos machos.

JO: Todos machos, escritores que publicaron hace medio siglo, como si no hubieran aparecido más cronistas después de ellos, ¿esta antología es un intento de ampliar el panorama de la crónica estadounidense?

AG: Claro que sí, por algo [este libro] se llama “crónica estadounidense siglo XXI”, porque es otra crónica, son otres les reporteres jóvenes y es otra la actitud. Decía yo ahora que en vez de ser el gran vocalista que llega a favorecer a los sujetos de su crónica con su presencia, son les reporteres, todas, todes, todos, que llegan realmente a colocarse a una posición democrática frente a les personajes.

JO: El libro presenta una variedad temática: gatitos japoneses virales en internet, el cantante de corridos Chalino Sánchez, el kayak, Leonard Cohen, los votantes de Donald Trump, ¿cuáles fueron las directrices para armar la antología?

AG: Que fueran textos que yo había leído una y otra vez por el puro placer de ser literatura. Nada más.

JO: ¿Y que, en el futuro, no sé, en cincuenta años, alguien pueda tomar este libro y lo siga disfrutando como lo disfruta hoy el lector contemporáneo?, ¿que los textos perduren como perduran los textos del nuevo periodismo o las llamadas crónicas de indias?

AG: La esperanza es que, en primer lugar, sobrevivamos cincuenta años como planeta, como especie, y, en segundo lugar, que si todavía estamos en un mundo en el que se lee y en el que existe la civilización humana, estos textos se puedan leer con igual placer. Pero la principal esperanza es que encuentren lectores jóvenes.

JO: Durante su conferencia de prensa dijo también que pensó en esta antología para los jóvenes reporteros. ¿A veces, no hay esa sensación de que la crónica solamente la leen entre periodistas?

AG: No, no, yo creo que, como la crónica es cara, su producción es cara, tiene que tener lectores fuera del periodismo. Lo que yo creo que lo que está muy reducido en su público es, al contrario, la noticia, la noticia escrita, la noticia larga, la noticia en profundidad, que no es lo mismo que una crónica, la crónica tiene ambición literaria. La crónica busca conquistar a les lectores, seducir a les lectores. La noticia no busca eso, la noticia busca informar. Entonces yo creo que la gente está muy enviciada con la noticia de redes sociales, muy distorsionada, pero la crónica yo creo que no, me parece. Ojalá no me equivoque.

JO: Regresando a los jóvenes en general, ¿cómo atraer a los lectores jóvenes a la crónica? Para un joven es más cómodo ver un videoblog de viaje que dure diez minutos que leer una crónica de viaje, como algunas de las que aparecen en esta antología.

AG: Pero esos no son chistosos. Un documental de viajes en línea o en Netflix no es chistoso, con algunas excepciones. Estas crónicas son chistosas, es una cosa muy refrescante que tengan humor, que tengan chispa, que tengan una cierta mirada de soslayo. Claro que los jóvenes hoy día no leen, punto.

JO: O tal vez leen otros géneros.

AG: ¿Cómo cuáles?, dime tú.

JO: No sé, pienso en novelas, por ejemplo, las juveniles. Novelas largas.

AG: Sí, pero yo creo que si lees novelas, de pronto lees crónica por su valor literario. Lo que no te enteras es de noticias. O si lees novelas, puedes leer crónica porque la calidad literaria está. También yo creo que las editoriales no saben muy bien qué hacer con los libros de crónica una vez que los han producido, no saben cuál es ese público, no saben hasta cómo hacer, quizá, las portadas; las revistas no siempre formatean y hacen la presentación de manera que sean atractivas. Me parece que a las editoriales ahí les falta.

JO: Ahora que comentó el tema de los libros, no me pareció casual que agregara un extracto de un libro, una especie de crónica sobre el oficio de reportero de Robert Caro, porque cada vez se reducen más los espacios de publicación y parece que el destino final de la crónica será en el formato del libro.

AG: Pues esa ha sido la apuesta de las editoriales, sobre todo de Random House con la línea de Debate, que fundó Claudio López, pero no necesariamente creo que ese es el destino final, es un destino final. Yo incluí la crónica de Rob Caro pensando mucho en les reporteres, en que es una clase maestra sobre la tenacidad, la terquedad y la capacidad de emocionarse por un otro, desconocido. Esa es la gran magia de esa crónica.  Y propiamente no es una crónica, tienes razón, es un extracto de libro publicado y editado en el New Yorker como crónica…Yo creo que la Odisea es una crónica de viaje y la crónica de un alma perdida que quiere el nóstos, que quiere regresar a su hogar. Yo creo que, como bien lo has dicho, las crónicas de indias son crónicas… yo creo que la crónica actual es nuestra historia contada desde el alma y con gran valor literario para que permanezca.

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Durante el Hay Festival Querétaro 2022, la escritora y periodista Alma Guillermoprieto, personaje crucial en la historia de la crónica contemporánea, habló de La vida toda: Nueva crónica estadounidense (Debate, 2022), antología que preparó pensando en los jóvenes.

La crónica puede darse el lujo de ocuparse de la vida toda, lo asegura la escritora y periodista Alma Guillermoprieto, durante la conferencia de prensa que ofreció en el pasado Hay Festival Querétaro 2022. Sentada en un pequeño sillón gris dentro de la sala de prensa instalada en el Gran Hotel, la también bailarina, Guillermoprieto, explicó que presentar nuevos referentes a los jóvenes reporteros que se forman “en gran medida de reportajes que Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes alabaron en su momento, hace cincuenta años” fue una de las razones por las que decidió antologar los textos que conforman La vida toda: Nueva crónica estadounidense (Debate, 2022), una compilación de quince crónicas escritas por autoras y autores estadounidenses en las primeras dos décadas del siglo XXI.

Aunque para algunos el título pudiera indicarlo, no se trata de una antología generacional, ya que en este libro se encuentran textos de periodistas como Robert Caro, nacido en 1935, y de Gideon Lewis-Kraus, que nació 45 años después, en 1980. Tampoco se trata de una antología temática, pues los ejes que se abordan son variados: gatos que se viralizan en internet, Chalino Sánchez, el festival Burning Man, un viaje por la Rusia de Vladimir Putin y la muerte misma. Para conformar La vida toda, Alma Guillermoprieto seleccionó textos que fueron publicados después de dos eventos que marcaron el inicio de nuestro siglo: el atentado terrorista a las torres gemelas y el surgimiento de las redes sociales; se trata, pues, de una compilación de textos publicados durante la década anterior, de 2011 a 2019, con excepción de la crónica de Michael Paterniti “La última cena”, que se publicó originalmente en Esquire Magazine en mayo de 1998. La antologadora enfatiza que buscó crónicas que abordaran temas nuevos, de nuestros tiempos, y también reportajes que presentaran una nueva perspectiva a temas antiguos. Sobre todo, anota Guillermoprieto en la introducción del libro, su intención es que los temas de las crónicas “produzcan asombro en les lectores”.

Dentro de la selección de autoras y autores de Alma Guillermorprieto, destacan los nombres de Emily Witt, autora de Sexo futuro: El amor en el siglo XXI; Ginger Thomas, que participa en el antología con el texto “Anatomía de una masacre”, investigación en la que se basaron Monika Revilla y Fernanda Melchor para el guión de la serie de Netflix, Somos; otro de los nombres reconocibles para el lector hispanohablante es el de George Saunders, escritor que ha publicado varias novelas y libros de cuentos entre los que se encuentran Lincoln en el bardo y Diez de diciembre, y de quien podemos leer el texto “¿Quiénes son todos estos simpatizantes de Trump?”.

Nacida en la Ciudad de México en 1949, ganadora de premios como el Ortega y Gasset, el Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades y el Nacional de Periodismo, Alma Guillermoprieto es autora de libros de crónicas y ensayos como Los placeres y los días (Almadía, 2015), La Habana es un espejo (Literatura Random House, 2018) y ¿Será que soy feminista? (Literatura Random House, 2020). Dentro de su amplia trayectoria periodística, destaca la cobertura que realizó de la insurrección sandinista. En abril de 1995 fue la encargada de dictar el taller inaugural de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano en Cartagena de Indias, Colombia, por invitación del premio nobel de literatura Gabriel García Márquez. Sin lugar a duda, Alma Guillermoprieto es una referente del periodismo en nuestro idioma, sobre ella escribió Diego Enrique Osorno en su libro La guerra de los zetas. Viaje por la frontera de la necropolítica:

“[Alma Guillermoprieto] aconsejaba algo que en el grueso de las escuelas de comunicación te prohiben: que los reporteros mezclemos la información recopilada con la observación, el análisis y nuestras reacciones personales. Resaltaba el poder del periodismo narrativo frente a la información dura”.

En la siguiente entrevista realizada durante el Hay Festival Querétaro 2022, Alma Guillermoprieto habló con Gatopardo sobre el rumbo de la crónica en el siglo XXI.

Foto: Joaquin Sarmiento/FIMC

Jair Ortega: ¿Qué espacio tiene la crónica en un mundo donde cada vez más personas se informan con contenidos breves, fugaces?

Alma Guillermoprieto: Yo creo que tiene un gran espacio justamente porque se necesita el suplemento de esa inmediatez que finalmente empalaga. La gente se pasa una hora, dos horas, tuiteando y leyendo tuits y al final la sensación es un poco tal vez de haber perdido demasiado tiempo; todo el mundo se queja de que ha perdido el tiempo en Twitter y en redes sociales. Y la necesidad de después de tanto caramelo, pues es comer comida de verdad. Entonces yo creo que ese es el espacio de la crónica: la posibilidad de perderse en un relato; la posibilidad de conocer, ojalá que a profundidad, al personaje. Y esas crónicas pueden aparecer en una revista, pueden aparecer en un diario y se pueden hacer también en internet. Yo creo que la crónica tiene futuro y ese es su futuro.

JO: En el prólogo a La vida toda, usted apunta que cuando se piensa en la crónica moderna de inmediato se rememora los nombres de Hunter S. Thompson, Truman Capote, Norman Mailer, todos hombres.

AG: Todos machos.

JO: Todos machos, escritores que publicaron hace medio siglo, como si no hubieran aparecido más cronistas después de ellos, ¿esta antología es un intento de ampliar el panorama de la crónica estadounidense?

AG: Claro que sí, por algo [este libro] se llama “crónica estadounidense siglo XXI”, porque es otra crónica, son otres les reporteres jóvenes y es otra la actitud. Decía yo ahora que en vez de ser el gran vocalista que llega a favorecer a los sujetos de su crónica con su presencia, son les reporteres, todas, todes, todos, que llegan realmente a colocarse a una posición democrática frente a les personajes.

JO: El libro presenta una variedad temática: gatitos japoneses virales en internet, el cantante de corridos Chalino Sánchez, el kayak, Leonard Cohen, los votantes de Donald Trump, ¿cuáles fueron las directrices para armar la antología?

AG: Que fueran textos que yo había leído una y otra vez por el puro placer de ser literatura. Nada más.

JO: ¿Y que, en el futuro, no sé, en cincuenta años, alguien pueda tomar este libro y lo siga disfrutando como lo disfruta hoy el lector contemporáneo?, ¿que los textos perduren como perduran los textos del nuevo periodismo o las llamadas crónicas de indias?

AG: La esperanza es que, en primer lugar, sobrevivamos cincuenta años como planeta, como especie, y, en segundo lugar, que si todavía estamos en un mundo en el que se lee y en el que existe la civilización humana, estos textos se puedan leer con igual placer. Pero la principal esperanza es que encuentren lectores jóvenes.

JO: Durante su conferencia de prensa dijo también que pensó en esta antología para los jóvenes reporteros. ¿A veces, no hay esa sensación de que la crónica solamente la leen entre periodistas?

AG: No, no, yo creo que, como la crónica es cara, su producción es cara, tiene que tener lectores fuera del periodismo. Lo que yo creo que lo que está muy reducido en su público es, al contrario, la noticia, la noticia escrita, la noticia larga, la noticia en profundidad, que no es lo mismo que una crónica, la crónica tiene ambición literaria. La crónica busca conquistar a les lectores, seducir a les lectores. La noticia no busca eso, la noticia busca informar. Entonces yo creo que la gente está muy enviciada con la noticia de redes sociales, muy distorsionada, pero la crónica yo creo que no, me parece. Ojalá no me equivoque.

JO: Regresando a los jóvenes en general, ¿cómo atraer a los lectores jóvenes a la crónica? Para un joven es más cómodo ver un videoblog de viaje que dure diez minutos que leer una crónica de viaje, como algunas de las que aparecen en esta antología.

AG: Pero esos no son chistosos. Un documental de viajes en línea o en Netflix no es chistoso, con algunas excepciones. Estas crónicas son chistosas, es una cosa muy refrescante que tengan humor, que tengan chispa, que tengan una cierta mirada de soslayo. Claro que los jóvenes hoy día no leen, punto.

JO: O tal vez leen otros géneros.

AG: ¿Cómo cuáles?, dime tú.

JO: No sé, pienso en novelas, por ejemplo, las juveniles. Novelas largas.

AG: Sí, pero yo creo que si lees novelas, de pronto lees crónica por su valor literario. Lo que no te enteras es de noticias. O si lees novelas, puedes leer crónica porque la calidad literaria está. También yo creo que las editoriales no saben muy bien qué hacer con los libros de crónica una vez que los han producido, no saben cuál es ese público, no saben hasta cómo hacer, quizá, las portadas; las revistas no siempre formatean y hacen la presentación de manera que sean atractivas. Me parece que a las editoriales ahí les falta.

JO: Ahora que comentó el tema de los libros, no me pareció casual que agregara un extracto de un libro, una especie de crónica sobre el oficio de reportero de Robert Caro, porque cada vez se reducen más los espacios de publicación y parece que el destino final de la crónica será en el formato del libro.

AG: Pues esa ha sido la apuesta de las editoriales, sobre todo de Random House con la línea de Debate, que fundó Claudio López, pero no necesariamente creo que ese es el destino final, es un destino final. Yo incluí la crónica de Rob Caro pensando mucho en les reporteres, en que es una clase maestra sobre la tenacidad, la terquedad y la capacidad de emocionarse por un otro, desconocido. Esa es la gran magia de esa crónica.  Y propiamente no es una crónica, tienes razón, es un extracto de libro publicado y editado en el New Yorker como crónica…Yo creo que la Odisea es una crónica de viaje y la crónica de un alma perdida que quiere el nóstos, que quiere regresar a su hogar. Yo creo que, como bien lo has dicho, las crónicas de indias son crónicas… yo creo que la crónica actual es nuestra historia contada desde el alma y con gran valor literario para que permanezca.

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"La crónica es nuestra historia": entrevista con Alma Guillermoprieto

"La crónica es nuestra historia": entrevista con Alma Guillermoprieto

Texto de
Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de
13
.
09
.
22
AAAA
Tiempo de Lectura: 00 min

Durante el Hay Festival Querétaro 2022, la escritora y periodista Alma Guillermoprieto, personaje crucial en la historia de la crónica contemporánea, habló de La vida toda: Nueva crónica estadounidense (Debate, 2022), antología que preparó pensando en los jóvenes.

La crónica puede darse el lujo de ocuparse de la vida toda, lo asegura la escritora y periodista Alma Guillermoprieto, durante la conferencia de prensa que ofreció en el pasado Hay Festival Querétaro 2022. Sentada en un pequeño sillón gris dentro de la sala de prensa instalada en el Gran Hotel, la también bailarina, Guillermoprieto, explicó que presentar nuevos referentes a los jóvenes reporteros que se forman “en gran medida de reportajes que Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes alabaron en su momento, hace cincuenta años” fue una de las razones por las que decidió antologar los textos que conforman La vida toda: Nueva crónica estadounidense (Debate, 2022), una compilación de quince crónicas escritas por autoras y autores estadounidenses en las primeras dos décadas del siglo XXI.

Aunque para algunos el título pudiera indicarlo, no se trata de una antología generacional, ya que en este libro se encuentran textos de periodistas como Robert Caro, nacido en 1935, y de Gideon Lewis-Kraus, que nació 45 años después, en 1980. Tampoco se trata de una antología temática, pues los ejes que se abordan son variados: gatos que se viralizan en internet, Chalino Sánchez, el festival Burning Man, un viaje por la Rusia de Vladimir Putin y la muerte misma. Para conformar La vida toda, Alma Guillermoprieto seleccionó textos que fueron publicados después de dos eventos que marcaron el inicio de nuestro siglo: el atentado terrorista a las torres gemelas y el surgimiento de las redes sociales; se trata, pues, de una compilación de textos publicados durante la década anterior, de 2011 a 2019, con excepción de la crónica de Michael Paterniti “La última cena”, que se publicó originalmente en Esquire Magazine en mayo de 1998. La antologadora enfatiza que buscó crónicas que abordaran temas nuevos, de nuestros tiempos, y también reportajes que presentaran una nueva perspectiva a temas antiguos. Sobre todo, anota Guillermoprieto en la introducción del libro, su intención es que los temas de las crónicas “produzcan asombro en les lectores”.

Dentro de la selección de autoras y autores de Alma Guillermorprieto, destacan los nombres de Emily Witt, autora de Sexo futuro: El amor en el siglo XXI; Ginger Thomas, que participa en el antología con el texto “Anatomía de una masacre”, investigación en la que se basaron Monika Revilla y Fernanda Melchor para el guión de la serie de Netflix, Somos; otro de los nombres reconocibles para el lector hispanohablante es el de George Saunders, escritor que ha publicado varias novelas y libros de cuentos entre los que se encuentran Lincoln en el bardo y Diez de diciembre, y de quien podemos leer el texto “¿Quiénes son todos estos simpatizantes de Trump?”.

Nacida en la Ciudad de México en 1949, ganadora de premios como el Ortega y Gasset, el Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades y el Nacional de Periodismo, Alma Guillermoprieto es autora de libros de crónicas y ensayos como Los placeres y los días (Almadía, 2015), La Habana es un espejo (Literatura Random House, 2018) y ¿Será que soy feminista? (Literatura Random House, 2020). Dentro de su amplia trayectoria periodística, destaca la cobertura que realizó de la insurrección sandinista. En abril de 1995 fue la encargada de dictar el taller inaugural de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano en Cartagena de Indias, Colombia, por invitación del premio nobel de literatura Gabriel García Márquez. Sin lugar a duda, Alma Guillermoprieto es una referente del periodismo en nuestro idioma, sobre ella escribió Diego Enrique Osorno en su libro La guerra de los zetas. Viaje por la frontera de la necropolítica:

“[Alma Guillermoprieto] aconsejaba algo que en el grueso de las escuelas de comunicación te prohiben: que los reporteros mezclemos la información recopilada con la observación, el análisis y nuestras reacciones personales. Resaltaba el poder del periodismo narrativo frente a la información dura”.

En la siguiente entrevista realizada durante el Hay Festival Querétaro 2022, Alma Guillermoprieto habló con Gatopardo sobre el rumbo de la crónica en el siglo XXI.

Foto: Joaquin Sarmiento/FIMC

Jair Ortega: ¿Qué espacio tiene la crónica en un mundo donde cada vez más personas se informan con contenidos breves, fugaces?

Alma Guillermoprieto: Yo creo que tiene un gran espacio justamente porque se necesita el suplemento de esa inmediatez que finalmente empalaga. La gente se pasa una hora, dos horas, tuiteando y leyendo tuits y al final la sensación es un poco tal vez de haber perdido demasiado tiempo; todo el mundo se queja de que ha perdido el tiempo en Twitter y en redes sociales. Y la necesidad de después de tanto caramelo, pues es comer comida de verdad. Entonces yo creo que ese es el espacio de la crónica: la posibilidad de perderse en un relato; la posibilidad de conocer, ojalá que a profundidad, al personaje. Y esas crónicas pueden aparecer en una revista, pueden aparecer en un diario y se pueden hacer también en internet. Yo creo que la crónica tiene futuro y ese es su futuro.

JO: En el prólogo a La vida toda, usted apunta que cuando se piensa en la crónica moderna de inmediato se rememora los nombres de Hunter S. Thompson, Truman Capote, Norman Mailer, todos hombres.

AG: Todos machos.

JO: Todos machos, escritores que publicaron hace medio siglo, como si no hubieran aparecido más cronistas después de ellos, ¿esta antología es un intento de ampliar el panorama de la crónica estadounidense?

AG: Claro que sí, por algo [este libro] se llama “crónica estadounidense siglo XXI”, porque es otra crónica, son otres les reporteres jóvenes y es otra la actitud. Decía yo ahora que en vez de ser el gran vocalista que llega a favorecer a los sujetos de su crónica con su presencia, son les reporteres, todas, todes, todos, que llegan realmente a colocarse a una posición democrática frente a les personajes.

JO: El libro presenta una variedad temática: gatitos japoneses virales en internet, el cantante de corridos Chalino Sánchez, el kayak, Leonard Cohen, los votantes de Donald Trump, ¿cuáles fueron las directrices para armar la antología?

AG: Que fueran textos que yo había leído una y otra vez por el puro placer de ser literatura. Nada más.

JO: ¿Y que, en el futuro, no sé, en cincuenta años, alguien pueda tomar este libro y lo siga disfrutando como lo disfruta hoy el lector contemporáneo?, ¿que los textos perduren como perduran los textos del nuevo periodismo o las llamadas crónicas de indias?

AG: La esperanza es que, en primer lugar, sobrevivamos cincuenta años como planeta, como especie, y, en segundo lugar, que si todavía estamos en un mundo en el que se lee y en el que existe la civilización humana, estos textos se puedan leer con igual placer. Pero la principal esperanza es que encuentren lectores jóvenes.

JO: Durante su conferencia de prensa dijo también que pensó en esta antología para los jóvenes reporteros. ¿A veces, no hay esa sensación de que la crónica solamente la leen entre periodistas?

AG: No, no, yo creo que, como la crónica es cara, su producción es cara, tiene que tener lectores fuera del periodismo. Lo que yo creo que lo que está muy reducido en su público es, al contrario, la noticia, la noticia escrita, la noticia larga, la noticia en profundidad, que no es lo mismo que una crónica, la crónica tiene ambición literaria. La crónica busca conquistar a les lectores, seducir a les lectores. La noticia no busca eso, la noticia busca informar. Entonces yo creo que la gente está muy enviciada con la noticia de redes sociales, muy distorsionada, pero la crónica yo creo que no, me parece. Ojalá no me equivoque.

JO: Regresando a los jóvenes en general, ¿cómo atraer a los lectores jóvenes a la crónica? Para un joven es más cómodo ver un videoblog de viaje que dure diez minutos que leer una crónica de viaje, como algunas de las que aparecen en esta antología.

AG: Pero esos no son chistosos. Un documental de viajes en línea o en Netflix no es chistoso, con algunas excepciones. Estas crónicas son chistosas, es una cosa muy refrescante que tengan humor, que tengan chispa, que tengan una cierta mirada de soslayo. Claro que los jóvenes hoy día no leen, punto.

JO: O tal vez leen otros géneros.

AG: ¿Cómo cuáles?, dime tú.

JO: No sé, pienso en novelas, por ejemplo, las juveniles. Novelas largas.

AG: Sí, pero yo creo que si lees novelas, de pronto lees crónica por su valor literario. Lo que no te enteras es de noticias. O si lees novelas, puedes leer crónica porque la calidad literaria está. También yo creo que las editoriales no saben muy bien qué hacer con los libros de crónica una vez que los han producido, no saben cuál es ese público, no saben hasta cómo hacer, quizá, las portadas; las revistas no siempre formatean y hacen la presentación de manera que sean atractivas. Me parece que a las editoriales ahí les falta.

JO: Ahora que comentó el tema de los libros, no me pareció casual que agregara un extracto de un libro, una especie de crónica sobre el oficio de reportero de Robert Caro, porque cada vez se reducen más los espacios de publicación y parece que el destino final de la crónica será en el formato del libro.

AG: Pues esa ha sido la apuesta de las editoriales, sobre todo de Random House con la línea de Debate, que fundó Claudio López, pero no necesariamente creo que ese es el destino final, es un destino final. Yo incluí la crónica de Rob Caro pensando mucho en les reporteres, en que es una clase maestra sobre la tenacidad, la terquedad y la capacidad de emocionarse por un otro, desconocido. Esa es la gran magia de esa crónica.  Y propiamente no es una crónica, tienes razón, es un extracto de libro publicado y editado en el New Yorker como crónica…Yo creo que la Odisea es una crónica de viaje y la crónica de un alma perdida que quiere el nóstos, que quiere regresar a su hogar. Yo creo que, como bien lo has dicho, las crónicas de indias son crónicas… yo creo que la crónica actual es nuestra historia contada desde el alma y con gran valor literario para que permanezca.

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"La crónica es nuestra historia": entrevista con Alma Guillermoprieto

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Tiempo de Lectura: 00 min

Durante el Hay Festival Querétaro 2022, la escritora y periodista Alma Guillermoprieto, personaje crucial en la historia de la crónica contemporánea, habló de La vida toda: Nueva crónica estadounidense (Debate, 2022), antología que preparó pensando en los jóvenes.

La crónica puede darse el lujo de ocuparse de la vida toda, lo asegura la escritora y periodista Alma Guillermoprieto, durante la conferencia de prensa que ofreció en el pasado Hay Festival Querétaro 2022. Sentada en un pequeño sillón gris dentro de la sala de prensa instalada en el Gran Hotel, la también bailarina, Guillermoprieto, explicó que presentar nuevos referentes a los jóvenes reporteros que se forman “en gran medida de reportajes que Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes alabaron en su momento, hace cincuenta años” fue una de las razones por las que decidió antologar los textos que conforman La vida toda: Nueva crónica estadounidense (Debate, 2022), una compilación de quince crónicas escritas por autoras y autores estadounidenses en las primeras dos décadas del siglo XXI.

Aunque para algunos el título pudiera indicarlo, no se trata de una antología generacional, ya que en este libro se encuentran textos de periodistas como Robert Caro, nacido en 1935, y de Gideon Lewis-Kraus, que nació 45 años después, en 1980. Tampoco se trata de una antología temática, pues los ejes que se abordan son variados: gatos que se viralizan en internet, Chalino Sánchez, el festival Burning Man, un viaje por la Rusia de Vladimir Putin y la muerte misma. Para conformar La vida toda, Alma Guillermoprieto seleccionó textos que fueron publicados después de dos eventos que marcaron el inicio de nuestro siglo: el atentado terrorista a las torres gemelas y el surgimiento de las redes sociales; se trata, pues, de una compilación de textos publicados durante la década anterior, de 2011 a 2019, con excepción de la crónica de Michael Paterniti “La última cena”, que se publicó originalmente en Esquire Magazine en mayo de 1998. La antologadora enfatiza que buscó crónicas que abordaran temas nuevos, de nuestros tiempos, y también reportajes que presentaran una nueva perspectiva a temas antiguos. Sobre todo, anota Guillermoprieto en la introducción del libro, su intención es que los temas de las crónicas “produzcan asombro en les lectores”.

Dentro de la selección de autoras y autores de Alma Guillermorprieto, destacan los nombres de Emily Witt, autora de Sexo futuro: El amor en el siglo XXI; Ginger Thomas, que participa en el antología con el texto “Anatomía de una masacre”, investigación en la que se basaron Monika Revilla y Fernanda Melchor para el guión de la serie de Netflix, Somos; otro de los nombres reconocibles para el lector hispanohablante es el de George Saunders, escritor que ha publicado varias novelas y libros de cuentos entre los que se encuentran Lincoln en el bardo y Diez de diciembre, y de quien podemos leer el texto “¿Quiénes son todos estos simpatizantes de Trump?”.

Nacida en la Ciudad de México en 1949, ganadora de premios como el Ortega y Gasset, el Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades y el Nacional de Periodismo, Alma Guillermoprieto es autora de libros de crónicas y ensayos como Los placeres y los días (Almadía, 2015), La Habana es un espejo (Literatura Random House, 2018) y ¿Será que soy feminista? (Literatura Random House, 2020). Dentro de su amplia trayectoria periodística, destaca la cobertura que realizó de la insurrección sandinista. En abril de 1995 fue la encargada de dictar el taller inaugural de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano en Cartagena de Indias, Colombia, por invitación del premio nobel de literatura Gabriel García Márquez. Sin lugar a duda, Alma Guillermoprieto es una referente del periodismo en nuestro idioma, sobre ella escribió Diego Enrique Osorno en su libro La guerra de los zetas. Viaje por la frontera de la necropolítica:

“[Alma Guillermoprieto] aconsejaba algo que en el grueso de las escuelas de comunicación te prohiben: que los reporteros mezclemos la información recopilada con la observación, el análisis y nuestras reacciones personales. Resaltaba el poder del periodismo narrativo frente a la información dura”.

En la siguiente entrevista realizada durante el Hay Festival Querétaro 2022, Alma Guillermoprieto habló con Gatopardo sobre el rumbo de la crónica en el siglo XXI.

Foto: Joaquin Sarmiento/FIMC

Jair Ortega: ¿Qué espacio tiene la crónica en un mundo donde cada vez más personas se informan con contenidos breves, fugaces?

Alma Guillermoprieto: Yo creo que tiene un gran espacio justamente porque se necesita el suplemento de esa inmediatez que finalmente empalaga. La gente se pasa una hora, dos horas, tuiteando y leyendo tuits y al final la sensación es un poco tal vez de haber perdido demasiado tiempo; todo el mundo se queja de que ha perdido el tiempo en Twitter y en redes sociales. Y la necesidad de después de tanto caramelo, pues es comer comida de verdad. Entonces yo creo que ese es el espacio de la crónica: la posibilidad de perderse en un relato; la posibilidad de conocer, ojalá que a profundidad, al personaje. Y esas crónicas pueden aparecer en una revista, pueden aparecer en un diario y se pueden hacer también en internet. Yo creo que la crónica tiene futuro y ese es su futuro.

JO: En el prólogo a La vida toda, usted apunta que cuando se piensa en la crónica moderna de inmediato se rememora los nombres de Hunter S. Thompson, Truman Capote, Norman Mailer, todos hombres.

AG: Todos machos.

JO: Todos machos, escritores que publicaron hace medio siglo, como si no hubieran aparecido más cronistas después de ellos, ¿esta antología es un intento de ampliar el panorama de la crónica estadounidense?

AG: Claro que sí, por algo [este libro] se llama “crónica estadounidense siglo XXI”, porque es otra crónica, son otres les reporteres jóvenes y es otra la actitud. Decía yo ahora que en vez de ser el gran vocalista que llega a favorecer a los sujetos de su crónica con su presencia, son les reporteres, todas, todes, todos, que llegan realmente a colocarse a una posición democrática frente a les personajes.

JO: El libro presenta una variedad temática: gatitos japoneses virales en internet, el cantante de corridos Chalino Sánchez, el kayak, Leonard Cohen, los votantes de Donald Trump, ¿cuáles fueron las directrices para armar la antología?

AG: Que fueran textos que yo había leído una y otra vez por el puro placer de ser literatura. Nada más.

JO: ¿Y que, en el futuro, no sé, en cincuenta años, alguien pueda tomar este libro y lo siga disfrutando como lo disfruta hoy el lector contemporáneo?, ¿que los textos perduren como perduran los textos del nuevo periodismo o las llamadas crónicas de indias?

AG: La esperanza es que, en primer lugar, sobrevivamos cincuenta años como planeta, como especie, y, en segundo lugar, que si todavía estamos en un mundo en el que se lee y en el que existe la civilización humana, estos textos se puedan leer con igual placer. Pero la principal esperanza es que encuentren lectores jóvenes.

JO: Durante su conferencia de prensa dijo también que pensó en esta antología para los jóvenes reporteros. ¿A veces, no hay esa sensación de que la crónica solamente la leen entre periodistas?

AG: No, no, yo creo que, como la crónica es cara, su producción es cara, tiene que tener lectores fuera del periodismo. Lo que yo creo que lo que está muy reducido en su público es, al contrario, la noticia, la noticia escrita, la noticia larga, la noticia en profundidad, que no es lo mismo que una crónica, la crónica tiene ambición literaria. La crónica busca conquistar a les lectores, seducir a les lectores. La noticia no busca eso, la noticia busca informar. Entonces yo creo que la gente está muy enviciada con la noticia de redes sociales, muy distorsionada, pero la crónica yo creo que no, me parece. Ojalá no me equivoque.

JO: Regresando a los jóvenes en general, ¿cómo atraer a los lectores jóvenes a la crónica? Para un joven es más cómodo ver un videoblog de viaje que dure diez minutos que leer una crónica de viaje, como algunas de las que aparecen en esta antología.

AG: Pero esos no son chistosos. Un documental de viajes en línea o en Netflix no es chistoso, con algunas excepciones. Estas crónicas son chistosas, es una cosa muy refrescante que tengan humor, que tengan chispa, que tengan una cierta mirada de soslayo. Claro que los jóvenes hoy día no leen, punto.

JO: O tal vez leen otros géneros.

AG: ¿Cómo cuáles?, dime tú.

JO: No sé, pienso en novelas, por ejemplo, las juveniles. Novelas largas.

AG: Sí, pero yo creo que si lees novelas, de pronto lees crónica por su valor literario. Lo que no te enteras es de noticias. O si lees novelas, puedes leer crónica porque la calidad literaria está. También yo creo que las editoriales no saben muy bien qué hacer con los libros de crónica una vez que los han producido, no saben cuál es ese público, no saben hasta cómo hacer, quizá, las portadas; las revistas no siempre formatean y hacen la presentación de manera que sean atractivas. Me parece que a las editoriales ahí les falta.

JO: Ahora que comentó el tema de los libros, no me pareció casual que agregara un extracto de un libro, una especie de crónica sobre el oficio de reportero de Robert Caro, porque cada vez se reducen más los espacios de publicación y parece que el destino final de la crónica será en el formato del libro.

AG: Pues esa ha sido la apuesta de las editoriales, sobre todo de Random House con la línea de Debate, que fundó Claudio López, pero no necesariamente creo que ese es el destino final, es un destino final. Yo incluí la crónica de Rob Caro pensando mucho en les reporteres, en que es una clase maestra sobre la tenacidad, la terquedad y la capacidad de emocionarse por un otro, desconocido. Esa es la gran magia de esa crónica.  Y propiamente no es una crónica, tienes razón, es un extracto de libro publicado y editado en el New Yorker como crónica…Yo creo que la Odisea es una crónica de viaje y la crónica de un alma perdida que quiere el nóstos, que quiere regresar a su hogar. Yo creo que, como bien lo has dicho, las crónicas de indias son crónicas… yo creo que la crónica actual es nuestra historia contada desde el alma y con gran valor literario para que permanezca.

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Traducción de

Durante el Hay Festival Querétaro 2022, la escritora y periodista Alma Guillermoprieto, personaje crucial en la historia de la crónica contemporánea, habló de La vida toda: Nueva crónica estadounidense (Debate, 2022), antología que preparó pensando en los jóvenes.

La crónica puede darse el lujo de ocuparse de la vida toda, lo asegura la escritora y periodista Alma Guillermoprieto, durante la conferencia de prensa que ofreció en el pasado Hay Festival Querétaro 2022. Sentada en un pequeño sillón gris dentro de la sala de prensa instalada en el Gran Hotel, la también bailarina, Guillermoprieto, explicó que presentar nuevos referentes a los jóvenes reporteros que se forman “en gran medida de reportajes que Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes alabaron en su momento, hace cincuenta años” fue una de las razones por las que decidió antologar los textos que conforman La vida toda: Nueva crónica estadounidense (Debate, 2022), una compilación de quince crónicas escritas por autoras y autores estadounidenses en las primeras dos décadas del siglo XXI.

Aunque para algunos el título pudiera indicarlo, no se trata de una antología generacional, ya que en este libro se encuentran textos de periodistas como Robert Caro, nacido en 1935, y de Gideon Lewis-Kraus, que nació 45 años después, en 1980. Tampoco se trata de una antología temática, pues los ejes que se abordan son variados: gatos que se viralizan en internet, Chalino Sánchez, el festival Burning Man, un viaje por la Rusia de Vladimir Putin y la muerte misma. Para conformar La vida toda, Alma Guillermoprieto seleccionó textos que fueron publicados después de dos eventos que marcaron el inicio de nuestro siglo: el atentado terrorista a las torres gemelas y el surgimiento de las redes sociales; se trata, pues, de una compilación de textos publicados durante la década anterior, de 2011 a 2019, con excepción de la crónica de Michael Paterniti “La última cena”, que se publicó originalmente en Esquire Magazine en mayo de 1998. La antologadora enfatiza que buscó crónicas que abordaran temas nuevos, de nuestros tiempos, y también reportajes que presentaran una nueva perspectiva a temas antiguos. Sobre todo, anota Guillermoprieto en la introducción del libro, su intención es que los temas de las crónicas “produzcan asombro en les lectores”.

Dentro de la selección de autoras y autores de Alma Guillermorprieto, destacan los nombres de Emily Witt, autora de Sexo futuro: El amor en el siglo XXI; Ginger Thomas, que participa en el antología con el texto “Anatomía de una masacre”, investigación en la que se basaron Monika Revilla y Fernanda Melchor para el guión de la serie de Netflix, Somos; otro de los nombres reconocibles para el lector hispanohablante es el de George Saunders, escritor que ha publicado varias novelas y libros de cuentos entre los que se encuentran Lincoln en el bardo y Diez de diciembre, y de quien podemos leer el texto “¿Quiénes son todos estos simpatizantes de Trump?”.

Nacida en la Ciudad de México en 1949, ganadora de premios como el Ortega y Gasset, el Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades y el Nacional de Periodismo, Alma Guillermoprieto es autora de libros de crónicas y ensayos como Los placeres y los días (Almadía, 2015), La Habana es un espejo (Literatura Random House, 2018) y ¿Será que soy feminista? (Literatura Random House, 2020). Dentro de su amplia trayectoria periodística, destaca la cobertura que realizó de la insurrección sandinista. En abril de 1995 fue la encargada de dictar el taller inaugural de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano en Cartagena de Indias, Colombia, por invitación del premio nobel de literatura Gabriel García Márquez. Sin lugar a duda, Alma Guillermoprieto es una referente del periodismo en nuestro idioma, sobre ella escribió Diego Enrique Osorno en su libro La guerra de los zetas. Viaje por la frontera de la necropolítica:

“[Alma Guillermoprieto] aconsejaba algo que en el grueso de las escuelas de comunicación te prohiben: que los reporteros mezclemos la información recopilada con la observación, el análisis y nuestras reacciones personales. Resaltaba el poder del periodismo narrativo frente a la información dura”.

En la siguiente entrevista realizada durante el Hay Festival Querétaro 2022, Alma Guillermoprieto habló con Gatopardo sobre el rumbo de la crónica en el siglo XXI.

Foto: Joaquin Sarmiento/FIMC

Jair Ortega: ¿Qué espacio tiene la crónica en un mundo donde cada vez más personas se informan con contenidos breves, fugaces?

Alma Guillermoprieto: Yo creo que tiene un gran espacio justamente porque se necesita el suplemento de esa inmediatez que finalmente empalaga. La gente se pasa una hora, dos horas, tuiteando y leyendo tuits y al final la sensación es un poco tal vez de haber perdido demasiado tiempo; todo el mundo se queja de que ha perdido el tiempo en Twitter y en redes sociales. Y la necesidad de después de tanto caramelo, pues es comer comida de verdad. Entonces yo creo que ese es el espacio de la crónica: la posibilidad de perderse en un relato; la posibilidad de conocer, ojalá que a profundidad, al personaje. Y esas crónicas pueden aparecer en una revista, pueden aparecer en un diario y se pueden hacer también en internet. Yo creo que la crónica tiene futuro y ese es su futuro.

JO: En el prólogo a La vida toda, usted apunta que cuando se piensa en la crónica moderna de inmediato se rememora los nombres de Hunter S. Thompson, Truman Capote, Norman Mailer, todos hombres.

AG: Todos machos.

JO: Todos machos, escritores que publicaron hace medio siglo, como si no hubieran aparecido más cronistas después de ellos, ¿esta antología es un intento de ampliar el panorama de la crónica estadounidense?

AG: Claro que sí, por algo [este libro] se llama “crónica estadounidense siglo XXI”, porque es otra crónica, son otres les reporteres jóvenes y es otra la actitud. Decía yo ahora que en vez de ser el gran vocalista que llega a favorecer a los sujetos de su crónica con su presencia, son les reporteres, todas, todes, todos, que llegan realmente a colocarse a una posición democrática frente a les personajes.

JO: El libro presenta una variedad temática: gatitos japoneses virales en internet, el cantante de corridos Chalino Sánchez, el kayak, Leonard Cohen, los votantes de Donald Trump, ¿cuáles fueron las directrices para armar la antología?

AG: Que fueran textos que yo había leído una y otra vez por el puro placer de ser literatura. Nada más.

JO: ¿Y que, en el futuro, no sé, en cincuenta años, alguien pueda tomar este libro y lo siga disfrutando como lo disfruta hoy el lector contemporáneo?, ¿que los textos perduren como perduran los textos del nuevo periodismo o las llamadas crónicas de indias?

AG: La esperanza es que, en primer lugar, sobrevivamos cincuenta años como planeta, como especie, y, en segundo lugar, que si todavía estamos en un mundo en el que se lee y en el que existe la civilización humana, estos textos se puedan leer con igual placer. Pero la principal esperanza es que encuentren lectores jóvenes.

JO: Durante su conferencia de prensa dijo también que pensó en esta antología para los jóvenes reporteros. ¿A veces, no hay esa sensación de que la crónica solamente la leen entre periodistas?

AG: No, no, yo creo que, como la crónica es cara, su producción es cara, tiene que tener lectores fuera del periodismo. Lo que yo creo que lo que está muy reducido en su público es, al contrario, la noticia, la noticia escrita, la noticia larga, la noticia en profundidad, que no es lo mismo que una crónica, la crónica tiene ambición literaria. La crónica busca conquistar a les lectores, seducir a les lectores. La noticia no busca eso, la noticia busca informar. Entonces yo creo que la gente está muy enviciada con la noticia de redes sociales, muy distorsionada, pero la crónica yo creo que no, me parece. Ojalá no me equivoque.

JO: Regresando a los jóvenes en general, ¿cómo atraer a los lectores jóvenes a la crónica? Para un joven es más cómodo ver un videoblog de viaje que dure diez minutos que leer una crónica de viaje, como algunas de las que aparecen en esta antología.

AG: Pero esos no son chistosos. Un documental de viajes en línea o en Netflix no es chistoso, con algunas excepciones. Estas crónicas son chistosas, es una cosa muy refrescante que tengan humor, que tengan chispa, que tengan una cierta mirada de soslayo. Claro que los jóvenes hoy día no leen, punto.

JO: O tal vez leen otros géneros.

AG: ¿Cómo cuáles?, dime tú.

JO: No sé, pienso en novelas, por ejemplo, las juveniles. Novelas largas.

AG: Sí, pero yo creo que si lees novelas, de pronto lees crónica por su valor literario. Lo que no te enteras es de noticias. O si lees novelas, puedes leer crónica porque la calidad literaria está. También yo creo que las editoriales no saben muy bien qué hacer con los libros de crónica una vez que los han producido, no saben cuál es ese público, no saben hasta cómo hacer, quizá, las portadas; las revistas no siempre formatean y hacen la presentación de manera que sean atractivas. Me parece que a las editoriales ahí les falta.

JO: Ahora que comentó el tema de los libros, no me pareció casual que agregara un extracto de un libro, una especie de crónica sobre el oficio de reportero de Robert Caro, porque cada vez se reducen más los espacios de publicación y parece que el destino final de la crónica será en el formato del libro.

AG: Pues esa ha sido la apuesta de las editoriales, sobre todo de Random House con la línea de Debate, que fundó Claudio López, pero no necesariamente creo que ese es el destino final, es un destino final. Yo incluí la crónica de Rob Caro pensando mucho en les reporteres, en que es una clase maestra sobre la tenacidad, la terquedad y la capacidad de emocionarse por un otro, desconocido. Esa es la gran magia de esa crónica.  Y propiamente no es una crónica, tienes razón, es un extracto de libro publicado y editado en el New Yorker como crónica…Yo creo que la Odisea es una crónica de viaje y la crónica de un alma perdida que quiere el nóstos, que quiere regresar a su hogar. Yo creo que, como bien lo has dicho, las crónicas de indias son crónicas… yo creo que la crónica actual es nuestra historia contada desde el alma y con gran valor literario para que permanezca.

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"La crónica es nuestra historia": entrevista con Alma Guillermoprieto

"La crónica es nuestra historia": entrevista con Alma Guillermoprieto

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Tiempo de Lectura: 00 min

Durante el Hay Festival Querétaro 2022, la escritora y periodista Alma Guillermoprieto, personaje crucial en la historia de la crónica contemporánea, habló de La vida toda: Nueva crónica estadounidense (Debate, 2022), antología que preparó pensando en los jóvenes.

Texto de
Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de

La crónica puede darse el lujo de ocuparse de la vida toda, lo asegura la escritora y periodista Alma Guillermoprieto, durante la conferencia de prensa que ofreció en el pasado Hay Festival Querétaro 2022. Sentada en un pequeño sillón gris dentro de la sala de prensa instalada en el Gran Hotel, la también bailarina, Guillermoprieto, explicó que presentar nuevos referentes a los jóvenes reporteros que se forman “en gran medida de reportajes que Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes alabaron en su momento, hace cincuenta años” fue una de las razones por las que decidió antologar los textos que conforman La vida toda: Nueva crónica estadounidense (Debate, 2022), una compilación de quince crónicas escritas por autoras y autores estadounidenses en las primeras dos décadas del siglo XXI.

Aunque para algunos el título pudiera indicarlo, no se trata de una antología generacional, ya que en este libro se encuentran textos de periodistas como Robert Caro, nacido en 1935, y de Gideon Lewis-Kraus, que nació 45 años después, en 1980. Tampoco se trata de una antología temática, pues los ejes que se abordan son variados: gatos que se viralizan en internet, Chalino Sánchez, el festival Burning Man, un viaje por la Rusia de Vladimir Putin y la muerte misma. Para conformar La vida toda, Alma Guillermoprieto seleccionó textos que fueron publicados después de dos eventos que marcaron el inicio de nuestro siglo: el atentado terrorista a las torres gemelas y el surgimiento de las redes sociales; se trata, pues, de una compilación de textos publicados durante la década anterior, de 2011 a 2019, con excepción de la crónica de Michael Paterniti “La última cena”, que se publicó originalmente en Esquire Magazine en mayo de 1998. La antologadora enfatiza que buscó crónicas que abordaran temas nuevos, de nuestros tiempos, y también reportajes que presentaran una nueva perspectiva a temas antiguos. Sobre todo, anota Guillermoprieto en la introducción del libro, su intención es que los temas de las crónicas “produzcan asombro en les lectores”.

Dentro de la selección de autoras y autores de Alma Guillermorprieto, destacan los nombres de Emily Witt, autora de Sexo futuro: El amor en el siglo XXI; Ginger Thomas, que participa en el antología con el texto “Anatomía de una masacre”, investigación en la que se basaron Monika Revilla y Fernanda Melchor para el guión de la serie de Netflix, Somos; otro de los nombres reconocibles para el lector hispanohablante es el de George Saunders, escritor que ha publicado varias novelas y libros de cuentos entre los que se encuentran Lincoln en el bardo y Diez de diciembre, y de quien podemos leer el texto “¿Quiénes son todos estos simpatizantes de Trump?”.

Nacida en la Ciudad de México en 1949, ganadora de premios como el Ortega y Gasset, el Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades y el Nacional de Periodismo, Alma Guillermoprieto es autora de libros de crónicas y ensayos como Los placeres y los días (Almadía, 2015), La Habana es un espejo (Literatura Random House, 2018) y ¿Será que soy feminista? (Literatura Random House, 2020). Dentro de su amplia trayectoria periodística, destaca la cobertura que realizó de la insurrección sandinista. En abril de 1995 fue la encargada de dictar el taller inaugural de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano en Cartagena de Indias, Colombia, por invitación del premio nobel de literatura Gabriel García Márquez. Sin lugar a duda, Alma Guillermoprieto es una referente del periodismo en nuestro idioma, sobre ella escribió Diego Enrique Osorno en su libro La guerra de los zetas. Viaje por la frontera de la necropolítica:

“[Alma Guillermoprieto] aconsejaba algo que en el grueso de las escuelas de comunicación te prohiben: que los reporteros mezclemos la información recopilada con la observación, el análisis y nuestras reacciones personales. Resaltaba el poder del periodismo narrativo frente a la información dura”.

En la siguiente entrevista realizada durante el Hay Festival Querétaro 2022, Alma Guillermoprieto habló con Gatopardo sobre el rumbo de la crónica en el siglo XXI.

Foto: Joaquin Sarmiento/FIMC

Jair Ortega: ¿Qué espacio tiene la crónica en un mundo donde cada vez más personas se informan con contenidos breves, fugaces?

Alma Guillermoprieto: Yo creo que tiene un gran espacio justamente porque se necesita el suplemento de esa inmediatez que finalmente empalaga. La gente se pasa una hora, dos horas, tuiteando y leyendo tuits y al final la sensación es un poco tal vez de haber perdido demasiado tiempo; todo el mundo se queja de que ha perdido el tiempo en Twitter y en redes sociales. Y la necesidad de después de tanto caramelo, pues es comer comida de verdad. Entonces yo creo que ese es el espacio de la crónica: la posibilidad de perderse en un relato; la posibilidad de conocer, ojalá que a profundidad, al personaje. Y esas crónicas pueden aparecer en una revista, pueden aparecer en un diario y se pueden hacer también en internet. Yo creo que la crónica tiene futuro y ese es su futuro.

JO: En el prólogo a La vida toda, usted apunta que cuando se piensa en la crónica moderna de inmediato se rememora los nombres de Hunter S. Thompson, Truman Capote, Norman Mailer, todos hombres.

AG: Todos machos.

JO: Todos machos, escritores que publicaron hace medio siglo, como si no hubieran aparecido más cronistas después de ellos, ¿esta antología es un intento de ampliar el panorama de la crónica estadounidense?

AG: Claro que sí, por algo [este libro] se llama “crónica estadounidense siglo XXI”, porque es otra crónica, son otres les reporteres jóvenes y es otra la actitud. Decía yo ahora que en vez de ser el gran vocalista que llega a favorecer a los sujetos de su crónica con su presencia, son les reporteres, todas, todes, todos, que llegan realmente a colocarse a una posición democrática frente a les personajes.

JO: El libro presenta una variedad temática: gatitos japoneses virales en internet, el cantante de corridos Chalino Sánchez, el kayak, Leonard Cohen, los votantes de Donald Trump, ¿cuáles fueron las directrices para armar la antología?

AG: Que fueran textos que yo había leído una y otra vez por el puro placer de ser literatura. Nada más.

JO: ¿Y que, en el futuro, no sé, en cincuenta años, alguien pueda tomar este libro y lo siga disfrutando como lo disfruta hoy el lector contemporáneo?, ¿que los textos perduren como perduran los textos del nuevo periodismo o las llamadas crónicas de indias?

AG: La esperanza es que, en primer lugar, sobrevivamos cincuenta años como planeta, como especie, y, en segundo lugar, que si todavía estamos en un mundo en el que se lee y en el que existe la civilización humana, estos textos se puedan leer con igual placer. Pero la principal esperanza es que encuentren lectores jóvenes.

JO: Durante su conferencia de prensa dijo también que pensó en esta antología para los jóvenes reporteros. ¿A veces, no hay esa sensación de que la crónica solamente la leen entre periodistas?

AG: No, no, yo creo que, como la crónica es cara, su producción es cara, tiene que tener lectores fuera del periodismo. Lo que yo creo que lo que está muy reducido en su público es, al contrario, la noticia, la noticia escrita, la noticia larga, la noticia en profundidad, que no es lo mismo que una crónica, la crónica tiene ambición literaria. La crónica busca conquistar a les lectores, seducir a les lectores. La noticia no busca eso, la noticia busca informar. Entonces yo creo que la gente está muy enviciada con la noticia de redes sociales, muy distorsionada, pero la crónica yo creo que no, me parece. Ojalá no me equivoque.

JO: Regresando a los jóvenes en general, ¿cómo atraer a los lectores jóvenes a la crónica? Para un joven es más cómodo ver un videoblog de viaje que dure diez minutos que leer una crónica de viaje, como algunas de las que aparecen en esta antología.

AG: Pero esos no son chistosos. Un documental de viajes en línea o en Netflix no es chistoso, con algunas excepciones. Estas crónicas son chistosas, es una cosa muy refrescante que tengan humor, que tengan chispa, que tengan una cierta mirada de soslayo. Claro que los jóvenes hoy día no leen, punto.

JO: O tal vez leen otros géneros.

AG: ¿Cómo cuáles?, dime tú.

JO: No sé, pienso en novelas, por ejemplo, las juveniles. Novelas largas.

AG: Sí, pero yo creo que si lees novelas, de pronto lees crónica por su valor literario. Lo que no te enteras es de noticias. O si lees novelas, puedes leer crónica porque la calidad literaria está. También yo creo que las editoriales no saben muy bien qué hacer con los libros de crónica una vez que los han producido, no saben cuál es ese público, no saben hasta cómo hacer, quizá, las portadas; las revistas no siempre formatean y hacen la presentación de manera que sean atractivas. Me parece que a las editoriales ahí les falta.

JO: Ahora que comentó el tema de los libros, no me pareció casual que agregara un extracto de un libro, una especie de crónica sobre el oficio de reportero de Robert Caro, porque cada vez se reducen más los espacios de publicación y parece que el destino final de la crónica será en el formato del libro.

AG: Pues esa ha sido la apuesta de las editoriales, sobre todo de Random House con la línea de Debate, que fundó Claudio López, pero no necesariamente creo que ese es el destino final, es un destino final. Yo incluí la crónica de Rob Caro pensando mucho en les reporteres, en que es una clase maestra sobre la tenacidad, la terquedad y la capacidad de emocionarse por un otro, desconocido. Esa es la gran magia de esa crónica.  Y propiamente no es una crónica, tienes razón, es un extracto de libro publicado y editado en el New Yorker como crónica…Yo creo que la Odisea es una crónica de viaje y la crónica de un alma perdida que quiere el nóstos, que quiere regresar a su hogar. Yo creo que, como bien lo has dicho, las crónicas de indias son crónicas… yo creo que la crónica actual es nuestra historia contada desde el alma y con gran valor literario para que permanezca.

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"La crónica es nuestra historia": entrevista con Alma Guillermoprieto

"La crónica es nuestra historia": entrevista con Alma Guillermoprieto

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Tiempo de Lectura: 00 min

Durante el Hay Festival Querétaro 2022, la escritora y periodista Alma Guillermoprieto, personaje crucial en la historia de la crónica contemporánea, habló de La vida toda: Nueva crónica estadounidense (Debate, 2022), antología que preparó pensando en los jóvenes.

La crónica puede darse el lujo de ocuparse de la vida toda, lo asegura la escritora y periodista Alma Guillermoprieto, durante la conferencia de prensa que ofreció en el pasado Hay Festival Querétaro 2022. Sentada en un pequeño sillón gris dentro de la sala de prensa instalada en el Gran Hotel, la también bailarina, Guillermoprieto, explicó que presentar nuevos referentes a los jóvenes reporteros que se forman “en gran medida de reportajes que Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes alabaron en su momento, hace cincuenta años” fue una de las razones por las que decidió antologar los textos que conforman La vida toda: Nueva crónica estadounidense (Debate, 2022), una compilación de quince crónicas escritas por autoras y autores estadounidenses en las primeras dos décadas del siglo XXI.

Aunque para algunos el título pudiera indicarlo, no se trata de una antología generacional, ya que en este libro se encuentran textos de periodistas como Robert Caro, nacido en 1935, y de Gideon Lewis-Kraus, que nació 45 años después, en 1980. Tampoco se trata de una antología temática, pues los ejes que se abordan son variados: gatos que se viralizan en internet, Chalino Sánchez, el festival Burning Man, un viaje por la Rusia de Vladimir Putin y la muerte misma. Para conformar La vida toda, Alma Guillermoprieto seleccionó textos que fueron publicados después de dos eventos que marcaron el inicio de nuestro siglo: el atentado terrorista a las torres gemelas y el surgimiento de las redes sociales; se trata, pues, de una compilación de textos publicados durante la década anterior, de 2011 a 2019, con excepción de la crónica de Michael Paterniti “La última cena”, que se publicó originalmente en Esquire Magazine en mayo de 1998. La antologadora enfatiza que buscó crónicas que abordaran temas nuevos, de nuestros tiempos, y también reportajes que presentaran una nueva perspectiva a temas antiguos. Sobre todo, anota Guillermoprieto en la introducción del libro, su intención es que los temas de las crónicas “produzcan asombro en les lectores”.

Dentro de la selección de autoras y autores de Alma Guillermorprieto, destacan los nombres de Emily Witt, autora de Sexo futuro: El amor en el siglo XXI; Ginger Thomas, que participa en el antología con el texto “Anatomía de una masacre”, investigación en la que se basaron Monika Revilla y Fernanda Melchor para el guión de la serie de Netflix, Somos; otro de los nombres reconocibles para el lector hispanohablante es el de George Saunders, escritor que ha publicado varias novelas y libros de cuentos entre los que se encuentran Lincoln en el bardo y Diez de diciembre, y de quien podemos leer el texto “¿Quiénes son todos estos simpatizantes de Trump?”.

Nacida en la Ciudad de México en 1949, ganadora de premios como el Ortega y Gasset, el Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades y el Nacional de Periodismo, Alma Guillermoprieto es autora de libros de crónicas y ensayos como Los placeres y los días (Almadía, 2015), La Habana es un espejo (Literatura Random House, 2018) y ¿Será que soy feminista? (Literatura Random House, 2020). Dentro de su amplia trayectoria periodística, destaca la cobertura que realizó de la insurrección sandinista. En abril de 1995 fue la encargada de dictar el taller inaugural de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano en Cartagena de Indias, Colombia, por invitación del premio nobel de literatura Gabriel García Márquez. Sin lugar a duda, Alma Guillermoprieto es una referente del periodismo en nuestro idioma, sobre ella escribió Diego Enrique Osorno en su libro La guerra de los zetas. Viaje por la frontera de la necropolítica:

“[Alma Guillermoprieto] aconsejaba algo que en el grueso de las escuelas de comunicación te prohiben: que los reporteros mezclemos la información recopilada con la observación, el análisis y nuestras reacciones personales. Resaltaba el poder del periodismo narrativo frente a la información dura”.

En la siguiente entrevista realizada durante el Hay Festival Querétaro 2022, Alma Guillermoprieto habló con Gatopardo sobre el rumbo de la crónica en el siglo XXI.

Foto: Joaquin Sarmiento/FIMC

Jair Ortega: ¿Qué espacio tiene la crónica en un mundo donde cada vez más personas se informan con contenidos breves, fugaces?

Alma Guillermoprieto: Yo creo que tiene un gran espacio justamente porque se necesita el suplemento de esa inmediatez que finalmente empalaga. La gente se pasa una hora, dos horas, tuiteando y leyendo tuits y al final la sensación es un poco tal vez de haber perdido demasiado tiempo; todo el mundo se queja de que ha perdido el tiempo en Twitter y en redes sociales. Y la necesidad de después de tanto caramelo, pues es comer comida de verdad. Entonces yo creo que ese es el espacio de la crónica: la posibilidad de perderse en un relato; la posibilidad de conocer, ojalá que a profundidad, al personaje. Y esas crónicas pueden aparecer en una revista, pueden aparecer en un diario y se pueden hacer también en internet. Yo creo que la crónica tiene futuro y ese es su futuro.

JO: En el prólogo a La vida toda, usted apunta que cuando se piensa en la crónica moderna de inmediato se rememora los nombres de Hunter S. Thompson, Truman Capote, Norman Mailer, todos hombres.

AG: Todos machos.

JO: Todos machos, escritores que publicaron hace medio siglo, como si no hubieran aparecido más cronistas después de ellos, ¿esta antología es un intento de ampliar el panorama de la crónica estadounidense?

AG: Claro que sí, por algo [este libro] se llama “crónica estadounidense siglo XXI”, porque es otra crónica, son otres les reporteres jóvenes y es otra la actitud. Decía yo ahora que en vez de ser el gran vocalista que llega a favorecer a los sujetos de su crónica con su presencia, son les reporteres, todas, todes, todos, que llegan realmente a colocarse a una posición democrática frente a les personajes.

JO: El libro presenta una variedad temática: gatitos japoneses virales en internet, el cantante de corridos Chalino Sánchez, el kayak, Leonard Cohen, los votantes de Donald Trump, ¿cuáles fueron las directrices para armar la antología?

AG: Que fueran textos que yo había leído una y otra vez por el puro placer de ser literatura. Nada más.

JO: ¿Y que, en el futuro, no sé, en cincuenta años, alguien pueda tomar este libro y lo siga disfrutando como lo disfruta hoy el lector contemporáneo?, ¿que los textos perduren como perduran los textos del nuevo periodismo o las llamadas crónicas de indias?

AG: La esperanza es que, en primer lugar, sobrevivamos cincuenta años como planeta, como especie, y, en segundo lugar, que si todavía estamos en un mundo en el que se lee y en el que existe la civilización humana, estos textos se puedan leer con igual placer. Pero la principal esperanza es que encuentren lectores jóvenes.

JO: Durante su conferencia de prensa dijo también que pensó en esta antología para los jóvenes reporteros. ¿A veces, no hay esa sensación de que la crónica solamente la leen entre periodistas?

AG: No, no, yo creo que, como la crónica es cara, su producción es cara, tiene que tener lectores fuera del periodismo. Lo que yo creo que lo que está muy reducido en su público es, al contrario, la noticia, la noticia escrita, la noticia larga, la noticia en profundidad, que no es lo mismo que una crónica, la crónica tiene ambición literaria. La crónica busca conquistar a les lectores, seducir a les lectores. La noticia no busca eso, la noticia busca informar. Entonces yo creo que la gente está muy enviciada con la noticia de redes sociales, muy distorsionada, pero la crónica yo creo que no, me parece. Ojalá no me equivoque.

JO: Regresando a los jóvenes en general, ¿cómo atraer a los lectores jóvenes a la crónica? Para un joven es más cómodo ver un videoblog de viaje que dure diez minutos que leer una crónica de viaje, como algunas de las que aparecen en esta antología.

AG: Pero esos no son chistosos. Un documental de viajes en línea o en Netflix no es chistoso, con algunas excepciones. Estas crónicas son chistosas, es una cosa muy refrescante que tengan humor, que tengan chispa, que tengan una cierta mirada de soslayo. Claro que los jóvenes hoy día no leen, punto.

JO: O tal vez leen otros géneros.

AG: ¿Cómo cuáles?, dime tú.

JO: No sé, pienso en novelas, por ejemplo, las juveniles. Novelas largas.

AG: Sí, pero yo creo que si lees novelas, de pronto lees crónica por su valor literario. Lo que no te enteras es de noticias. O si lees novelas, puedes leer crónica porque la calidad literaria está. También yo creo que las editoriales no saben muy bien qué hacer con los libros de crónica una vez que los han producido, no saben cuál es ese público, no saben hasta cómo hacer, quizá, las portadas; las revistas no siempre formatean y hacen la presentación de manera que sean atractivas. Me parece que a las editoriales ahí les falta.

JO: Ahora que comentó el tema de los libros, no me pareció casual que agregara un extracto de un libro, una especie de crónica sobre el oficio de reportero de Robert Caro, porque cada vez se reducen más los espacios de publicación y parece que el destino final de la crónica será en el formato del libro.

AG: Pues esa ha sido la apuesta de las editoriales, sobre todo de Random House con la línea de Debate, que fundó Claudio López, pero no necesariamente creo que ese es el destino final, es un destino final. Yo incluí la crónica de Rob Caro pensando mucho en les reporteres, en que es una clase maestra sobre la tenacidad, la terquedad y la capacidad de emocionarse por un otro, desconocido. Esa es la gran magia de esa crónica.  Y propiamente no es una crónica, tienes razón, es un extracto de libro publicado y editado en el New Yorker como crónica…Yo creo que la Odisea es una crónica de viaje y la crónica de un alma perdida que quiere el nóstos, que quiere regresar a su hogar. Yo creo que, como bien lo has dicho, las crónicas de indias son crónicas… yo creo que la crónica actual es nuestra historia contada desde el alma y con gran valor literario para que permanezca.

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Tiempo de Lectura: 00 min

Durante el Hay Festival Querétaro 2022, la escritora y periodista Alma Guillermoprieto, personaje crucial en la historia de la crónica contemporánea, habló de La vida toda: Nueva crónica estadounidense (Debate, 2022), antología que preparó pensando en los jóvenes.

La crónica puede darse el lujo de ocuparse de la vida toda, lo asegura la escritora y periodista Alma Guillermoprieto, durante la conferencia de prensa que ofreció en el pasado Hay Festival Querétaro 2022. Sentada en un pequeño sillón gris dentro de la sala de prensa instalada en el Gran Hotel, la también bailarina, Guillermoprieto, explicó que presentar nuevos referentes a los jóvenes reporteros que se forman “en gran medida de reportajes que Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes alabaron en su momento, hace cincuenta años” fue una de las razones por las que decidió antologar los textos que conforman La vida toda: Nueva crónica estadounidense (Debate, 2022), una compilación de quince crónicas escritas por autoras y autores estadounidenses en las primeras dos décadas del siglo XXI.

Aunque para algunos el título pudiera indicarlo, no se trata de una antología generacional, ya que en este libro se encuentran textos de periodistas como Robert Caro, nacido en 1935, y de Gideon Lewis-Kraus, que nació 45 años después, en 1980. Tampoco se trata de una antología temática, pues los ejes que se abordan son variados: gatos que se viralizan en internet, Chalino Sánchez, el festival Burning Man, un viaje por la Rusia de Vladimir Putin y la muerte misma. Para conformar La vida toda, Alma Guillermoprieto seleccionó textos que fueron publicados después de dos eventos que marcaron el inicio de nuestro siglo: el atentado terrorista a las torres gemelas y el surgimiento de las redes sociales; se trata, pues, de una compilación de textos publicados durante la década anterior, de 2011 a 2019, con excepción de la crónica de Michael Paterniti “La última cena”, que se publicó originalmente en Esquire Magazine en mayo de 1998. La antologadora enfatiza que buscó crónicas que abordaran temas nuevos, de nuestros tiempos, y también reportajes que presentaran una nueva perspectiva a temas antiguos. Sobre todo, anota Guillermoprieto en la introducción del libro, su intención es que los temas de las crónicas “produzcan asombro en les lectores”.

Dentro de la selección de autoras y autores de Alma Guillermorprieto, destacan los nombres de Emily Witt, autora de Sexo futuro: El amor en el siglo XXI; Ginger Thomas, que participa en el antología con el texto “Anatomía de una masacre”, investigación en la que se basaron Monika Revilla y Fernanda Melchor para el guión de la serie de Netflix, Somos; otro de los nombres reconocibles para el lector hispanohablante es el de George Saunders, escritor que ha publicado varias novelas y libros de cuentos entre los que se encuentran Lincoln en el bardo y Diez de diciembre, y de quien podemos leer el texto “¿Quiénes son todos estos simpatizantes de Trump?”.

Nacida en la Ciudad de México en 1949, ganadora de premios como el Ortega y Gasset, el Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades y el Nacional de Periodismo, Alma Guillermoprieto es autora de libros de crónicas y ensayos como Los placeres y los días (Almadía, 2015), La Habana es un espejo (Literatura Random House, 2018) y ¿Será que soy feminista? (Literatura Random House, 2020). Dentro de su amplia trayectoria periodística, destaca la cobertura que realizó de la insurrección sandinista. En abril de 1995 fue la encargada de dictar el taller inaugural de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano en Cartagena de Indias, Colombia, por invitación del premio nobel de literatura Gabriel García Márquez. Sin lugar a duda, Alma Guillermoprieto es una referente del periodismo en nuestro idioma, sobre ella escribió Diego Enrique Osorno en su libro La guerra de los zetas. Viaje por la frontera de la necropolítica:

“[Alma Guillermoprieto] aconsejaba algo que en el grueso de las escuelas de comunicación te prohiben: que los reporteros mezclemos la información recopilada con la observación, el análisis y nuestras reacciones personales. Resaltaba el poder del periodismo narrativo frente a la información dura”.

En la siguiente entrevista realizada durante el Hay Festival Querétaro 2022, Alma Guillermoprieto habló con Gatopardo sobre el rumbo de la crónica en el siglo XXI.

Foto: Joaquin Sarmiento/FIMC

Jair Ortega: ¿Qué espacio tiene la crónica en un mundo donde cada vez más personas se informan con contenidos breves, fugaces?

Alma Guillermoprieto: Yo creo que tiene un gran espacio justamente porque se necesita el suplemento de esa inmediatez que finalmente empalaga. La gente se pasa una hora, dos horas, tuiteando y leyendo tuits y al final la sensación es un poco tal vez de haber perdido demasiado tiempo; todo el mundo se queja de que ha perdido el tiempo en Twitter y en redes sociales. Y la necesidad de después de tanto caramelo, pues es comer comida de verdad. Entonces yo creo que ese es el espacio de la crónica: la posibilidad de perderse en un relato; la posibilidad de conocer, ojalá que a profundidad, al personaje. Y esas crónicas pueden aparecer en una revista, pueden aparecer en un diario y se pueden hacer también en internet. Yo creo que la crónica tiene futuro y ese es su futuro.

JO: En el prólogo a La vida toda, usted apunta que cuando se piensa en la crónica moderna de inmediato se rememora los nombres de Hunter S. Thompson, Truman Capote, Norman Mailer, todos hombres.

AG: Todos machos.

JO: Todos machos, escritores que publicaron hace medio siglo, como si no hubieran aparecido más cronistas después de ellos, ¿esta antología es un intento de ampliar el panorama de la crónica estadounidense?

AG: Claro que sí, por algo [este libro] se llama “crónica estadounidense siglo XXI”, porque es otra crónica, son otres les reporteres jóvenes y es otra la actitud. Decía yo ahora que en vez de ser el gran vocalista que llega a favorecer a los sujetos de su crónica con su presencia, son les reporteres, todas, todes, todos, que llegan realmente a colocarse a una posición democrática frente a les personajes.

JO: El libro presenta una variedad temática: gatitos japoneses virales en internet, el cantante de corridos Chalino Sánchez, el kayak, Leonard Cohen, los votantes de Donald Trump, ¿cuáles fueron las directrices para armar la antología?

AG: Que fueran textos que yo había leído una y otra vez por el puro placer de ser literatura. Nada más.

JO: ¿Y que, en el futuro, no sé, en cincuenta años, alguien pueda tomar este libro y lo siga disfrutando como lo disfruta hoy el lector contemporáneo?, ¿que los textos perduren como perduran los textos del nuevo periodismo o las llamadas crónicas de indias?

AG: La esperanza es que, en primer lugar, sobrevivamos cincuenta años como planeta, como especie, y, en segundo lugar, que si todavía estamos en un mundo en el que se lee y en el que existe la civilización humana, estos textos se puedan leer con igual placer. Pero la principal esperanza es que encuentren lectores jóvenes.

JO: Durante su conferencia de prensa dijo también que pensó en esta antología para los jóvenes reporteros. ¿A veces, no hay esa sensación de que la crónica solamente la leen entre periodistas?

AG: No, no, yo creo que, como la crónica es cara, su producción es cara, tiene que tener lectores fuera del periodismo. Lo que yo creo que lo que está muy reducido en su público es, al contrario, la noticia, la noticia escrita, la noticia larga, la noticia en profundidad, que no es lo mismo que una crónica, la crónica tiene ambición literaria. La crónica busca conquistar a les lectores, seducir a les lectores. La noticia no busca eso, la noticia busca informar. Entonces yo creo que la gente está muy enviciada con la noticia de redes sociales, muy distorsionada, pero la crónica yo creo que no, me parece. Ojalá no me equivoque.

JO: Regresando a los jóvenes en general, ¿cómo atraer a los lectores jóvenes a la crónica? Para un joven es más cómodo ver un videoblog de viaje que dure diez minutos que leer una crónica de viaje, como algunas de las que aparecen en esta antología.

AG: Pero esos no son chistosos. Un documental de viajes en línea o en Netflix no es chistoso, con algunas excepciones. Estas crónicas son chistosas, es una cosa muy refrescante que tengan humor, que tengan chispa, que tengan una cierta mirada de soslayo. Claro que los jóvenes hoy día no leen, punto.

JO: O tal vez leen otros géneros.

AG: ¿Cómo cuáles?, dime tú.

JO: No sé, pienso en novelas, por ejemplo, las juveniles. Novelas largas.

AG: Sí, pero yo creo que si lees novelas, de pronto lees crónica por su valor literario. Lo que no te enteras es de noticias. O si lees novelas, puedes leer crónica porque la calidad literaria está. También yo creo que las editoriales no saben muy bien qué hacer con los libros de crónica una vez que los han producido, no saben cuál es ese público, no saben hasta cómo hacer, quizá, las portadas; las revistas no siempre formatean y hacen la presentación de manera que sean atractivas. Me parece que a las editoriales ahí les falta.

JO: Ahora que comentó el tema de los libros, no me pareció casual que agregara un extracto de un libro, una especie de crónica sobre el oficio de reportero de Robert Caro, porque cada vez se reducen más los espacios de publicación y parece que el destino final de la crónica será en el formato del libro.

AG: Pues esa ha sido la apuesta de las editoriales, sobre todo de Random House con la línea de Debate, que fundó Claudio López, pero no necesariamente creo que ese es el destino final, es un destino final. Yo incluí la crónica de Rob Caro pensando mucho en les reporteres, en que es una clase maestra sobre la tenacidad, la terquedad y la capacidad de emocionarse por un otro, desconocido. Esa es la gran magia de esa crónica.  Y propiamente no es una crónica, tienes razón, es un extracto de libro publicado y editado en el New Yorker como crónica…Yo creo que la Odisea es una crónica de viaje y la crónica de un alma perdida que quiere el nóstos, que quiere regresar a su hogar. Yo creo que, como bien lo has dicho, las crónicas de indias son crónicas… yo creo que la crónica actual es nuestra historia contada desde el alma y con gran valor literario para que permanezca.

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"La crónica es nuestra historia": entrevista con Alma Guillermoprieto

"La crónica es nuestra historia": entrevista con Alma Guillermoprieto

Texto de
Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de
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AAAA
Tiempo de Lectura: 00 min

Durante el Hay Festival Querétaro 2022, la escritora y periodista Alma Guillermoprieto, personaje crucial en la historia de la crónica contemporánea, habló de La vida toda: Nueva crónica estadounidense (Debate, 2022), antología que preparó pensando en los jóvenes.

La crónica puede darse el lujo de ocuparse de la vida toda, lo asegura la escritora y periodista Alma Guillermoprieto, durante la conferencia de prensa que ofreció en el pasado Hay Festival Querétaro 2022. Sentada en un pequeño sillón gris dentro de la sala de prensa instalada en el Gran Hotel, la también bailarina, Guillermoprieto, explicó que presentar nuevos referentes a los jóvenes reporteros que se forman “en gran medida de reportajes que Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes alabaron en su momento, hace cincuenta años” fue una de las razones por las que decidió antologar los textos que conforman La vida toda: Nueva crónica estadounidense (Debate, 2022), una compilación de quince crónicas escritas por autoras y autores estadounidenses en las primeras dos décadas del siglo XXI.

Aunque para algunos el título pudiera indicarlo, no se trata de una antología generacional, ya que en este libro se encuentran textos de periodistas como Robert Caro, nacido en 1935, y de Gideon Lewis-Kraus, que nació 45 años después, en 1980. Tampoco se trata de una antología temática, pues los ejes que se abordan son variados: gatos que se viralizan en internet, Chalino Sánchez, el festival Burning Man, un viaje por la Rusia de Vladimir Putin y la muerte misma. Para conformar La vida toda, Alma Guillermoprieto seleccionó textos que fueron publicados después de dos eventos que marcaron el inicio de nuestro siglo: el atentado terrorista a las torres gemelas y el surgimiento de las redes sociales; se trata, pues, de una compilación de textos publicados durante la década anterior, de 2011 a 2019, con excepción de la crónica de Michael Paterniti “La última cena”, que se publicó originalmente en Esquire Magazine en mayo de 1998. La antologadora enfatiza que buscó crónicas que abordaran temas nuevos, de nuestros tiempos, y también reportajes que presentaran una nueva perspectiva a temas antiguos. Sobre todo, anota Guillermoprieto en la introducción del libro, su intención es que los temas de las crónicas “produzcan asombro en les lectores”.

Dentro de la selección de autoras y autores de Alma Guillermorprieto, destacan los nombres de Emily Witt, autora de Sexo futuro: El amor en el siglo XXI; Ginger Thomas, que participa en el antología con el texto “Anatomía de una masacre”, investigación en la que se basaron Monika Revilla y Fernanda Melchor para el guión de la serie de Netflix, Somos; otro de los nombres reconocibles para el lector hispanohablante es el de George Saunders, escritor que ha publicado varias novelas y libros de cuentos entre los que se encuentran Lincoln en el bardo y Diez de diciembre, y de quien podemos leer el texto “¿Quiénes son todos estos simpatizantes de Trump?”.

Nacida en la Ciudad de México en 1949, ganadora de premios como el Ortega y Gasset, el Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades y el Nacional de Periodismo, Alma Guillermoprieto es autora de libros de crónicas y ensayos como Los placeres y los días (Almadía, 2015), La Habana es un espejo (Literatura Random House, 2018) y ¿Será que soy feminista? (Literatura Random House, 2020). Dentro de su amplia trayectoria periodística, destaca la cobertura que realizó de la insurrección sandinista. En abril de 1995 fue la encargada de dictar el taller inaugural de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano en Cartagena de Indias, Colombia, por invitación del premio nobel de literatura Gabriel García Márquez. Sin lugar a duda, Alma Guillermoprieto es una referente del periodismo en nuestro idioma, sobre ella escribió Diego Enrique Osorno en su libro La guerra de los zetas. Viaje por la frontera de la necropolítica:

“[Alma Guillermoprieto] aconsejaba algo que en el grueso de las escuelas de comunicación te prohiben: que los reporteros mezclemos la información recopilada con la observación, el análisis y nuestras reacciones personales. Resaltaba el poder del periodismo narrativo frente a la información dura”.

En la siguiente entrevista realizada durante el Hay Festival Querétaro 2022, Alma Guillermoprieto habló con Gatopardo sobre el rumbo de la crónica en el siglo XXI.

Foto: Joaquin Sarmiento/FIMC

Jair Ortega: ¿Qué espacio tiene la crónica en un mundo donde cada vez más personas se informan con contenidos breves, fugaces?

Alma Guillermoprieto: Yo creo que tiene un gran espacio justamente porque se necesita el suplemento de esa inmediatez que finalmente empalaga. La gente se pasa una hora, dos horas, tuiteando y leyendo tuits y al final la sensación es un poco tal vez de haber perdido demasiado tiempo; todo el mundo se queja de que ha perdido el tiempo en Twitter y en redes sociales. Y la necesidad de después de tanto caramelo, pues es comer comida de verdad. Entonces yo creo que ese es el espacio de la crónica: la posibilidad de perderse en un relato; la posibilidad de conocer, ojalá que a profundidad, al personaje. Y esas crónicas pueden aparecer en una revista, pueden aparecer en un diario y se pueden hacer también en internet. Yo creo que la crónica tiene futuro y ese es su futuro.

JO: En el prólogo a La vida toda, usted apunta que cuando se piensa en la crónica moderna de inmediato se rememora los nombres de Hunter S. Thompson, Truman Capote, Norman Mailer, todos hombres.

AG: Todos machos.

JO: Todos machos, escritores que publicaron hace medio siglo, como si no hubieran aparecido más cronistas después de ellos, ¿esta antología es un intento de ampliar el panorama de la crónica estadounidense?

AG: Claro que sí, por algo [este libro] se llama “crónica estadounidense siglo XXI”, porque es otra crónica, son otres les reporteres jóvenes y es otra la actitud. Decía yo ahora que en vez de ser el gran vocalista que llega a favorecer a los sujetos de su crónica con su presencia, son les reporteres, todas, todes, todos, que llegan realmente a colocarse a una posición democrática frente a les personajes.

JO: El libro presenta una variedad temática: gatitos japoneses virales en internet, el cantante de corridos Chalino Sánchez, el kayak, Leonard Cohen, los votantes de Donald Trump, ¿cuáles fueron las directrices para armar la antología?

AG: Que fueran textos que yo había leído una y otra vez por el puro placer de ser literatura. Nada más.

JO: ¿Y que, en el futuro, no sé, en cincuenta años, alguien pueda tomar este libro y lo siga disfrutando como lo disfruta hoy el lector contemporáneo?, ¿que los textos perduren como perduran los textos del nuevo periodismo o las llamadas crónicas de indias?

AG: La esperanza es que, en primer lugar, sobrevivamos cincuenta años como planeta, como especie, y, en segundo lugar, que si todavía estamos en un mundo en el que se lee y en el que existe la civilización humana, estos textos se puedan leer con igual placer. Pero la principal esperanza es que encuentren lectores jóvenes.

JO: Durante su conferencia de prensa dijo también que pensó en esta antología para los jóvenes reporteros. ¿A veces, no hay esa sensación de que la crónica solamente la leen entre periodistas?

AG: No, no, yo creo que, como la crónica es cara, su producción es cara, tiene que tener lectores fuera del periodismo. Lo que yo creo que lo que está muy reducido en su público es, al contrario, la noticia, la noticia escrita, la noticia larga, la noticia en profundidad, que no es lo mismo que una crónica, la crónica tiene ambición literaria. La crónica busca conquistar a les lectores, seducir a les lectores. La noticia no busca eso, la noticia busca informar. Entonces yo creo que la gente está muy enviciada con la noticia de redes sociales, muy distorsionada, pero la crónica yo creo que no, me parece. Ojalá no me equivoque.

JO: Regresando a los jóvenes en general, ¿cómo atraer a los lectores jóvenes a la crónica? Para un joven es más cómodo ver un videoblog de viaje que dure diez minutos que leer una crónica de viaje, como algunas de las que aparecen en esta antología.

AG: Pero esos no son chistosos. Un documental de viajes en línea o en Netflix no es chistoso, con algunas excepciones. Estas crónicas son chistosas, es una cosa muy refrescante que tengan humor, que tengan chispa, que tengan una cierta mirada de soslayo. Claro que los jóvenes hoy día no leen, punto.

JO: O tal vez leen otros géneros.

AG: ¿Cómo cuáles?, dime tú.

JO: No sé, pienso en novelas, por ejemplo, las juveniles. Novelas largas.

AG: Sí, pero yo creo que si lees novelas, de pronto lees crónica por su valor literario. Lo que no te enteras es de noticias. O si lees novelas, puedes leer crónica porque la calidad literaria está. También yo creo que las editoriales no saben muy bien qué hacer con los libros de crónica una vez que los han producido, no saben cuál es ese público, no saben hasta cómo hacer, quizá, las portadas; las revistas no siempre formatean y hacen la presentación de manera que sean atractivas. Me parece que a las editoriales ahí les falta.

JO: Ahora que comentó el tema de los libros, no me pareció casual que agregara un extracto de un libro, una especie de crónica sobre el oficio de reportero de Robert Caro, porque cada vez se reducen más los espacios de publicación y parece que el destino final de la crónica será en el formato del libro.

AG: Pues esa ha sido la apuesta de las editoriales, sobre todo de Random House con la línea de Debate, que fundó Claudio López, pero no necesariamente creo que ese es el destino final, es un destino final. Yo incluí la crónica de Rob Caro pensando mucho en les reporteres, en que es una clase maestra sobre la tenacidad, la terquedad y la capacidad de emocionarse por un otro, desconocido. Esa es la gran magia de esa crónica.  Y propiamente no es una crónica, tienes razón, es un extracto de libro publicado y editado en el New Yorker como crónica…Yo creo que la Odisea es una crónica de viaje y la crónica de un alma perdida que quiere el nóstos, que quiere regresar a su hogar. Yo creo que, como bien lo has dicho, las crónicas de indias son crónicas… yo creo que la crónica actual es nuestra historia contada desde el alma y con gran valor literario para que permanezca.

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"La crónica es nuestra historia": entrevista con Alma Guillermoprieto

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2022
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Durante el Hay Festival Querétaro 2022, la escritora y periodista Alma Guillermoprieto, personaje crucial en la historia de la crónica contemporánea, habló de La vida toda: Nueva crónica estadounidense (Debate, 2022), antología que preparó pensando en los jóvenes.

La crónica puede darse el lujo de ocuparse de la vida toda, lo asegura la escritora y periodista Alma Guillermoprieto, durante la conferencia de prensa que ofreció en el pasado Hay Festival Querétaro 2022. Sentada en un pequeño sillón gris dentro de la sala de prensa instalada en el Gran Hotel, la también bailarina, Guillermoprieto, explicó que presentar nuevos referentes a los jóvenes reporteros que se forman “en gran medida de reportajes que Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes alabaron en su momento, hace cincuenta años” fue una de las razones por las que decidió antologar los textos que conforman La vida toda: Nueva crónica estadounidense (Debate, 2022), una compilación de quince crónicas escritas por autoras y autores estadounidenses en las primeras dos décadas del siglo XXI.

Aunque para algunos el título pudiera indicarlo, no se trata de una antología generacional, ya que en este libro se encuentran textos de periodistas como Robert Caro, nacido en 1935, y de Gideon Lewis-Kraus, que nació 45 años después, en 1980. Tampoco se trata de una antología temática, pues los ejes que se abordan son variados: gatos que se viralizan en internet, Chalino Sánchez, el festival Burning Man, un viaje por la Rusia de Vladimir Putin y la muerte misma. Para conformar La vida toda, Alma Guillermoprieto seleccionó textos que fueron publicados después de dos eventos que marcaron el inicio de nuestro siglo: el atentado terrorista a las torres gemelas y el surgimiento de las redes sociales; se trata, pues, de una compilación de textos publicados durante la década anterior, de 2011 a 2019, con excepción de la crónica de Michael Paterniti “La última cena”, que se publicó originalmente en Esquire Magazine en mayo de 1998. La antologadora enfatiza que buscó crónicas que abordaran temas nuevos, de nuestros tiempos, y también reportajes que presentaran una nueva perspectiva a temas antiguos. Sobre todo, anota Guillermoprieto en la introducción del libro, su intención es que los temas de las crónicas “produzcan asombro en les lectores”.

Dentro de la selección de autoras y autores de Alma Guillermorprieto, destacan los nombres de Emily Witt, autora de Sexo futuro: El amor en el siglo XXI; Ginger Thomas, que participa en el antología con el texto “Anatomía de una masacre”, investigación en la que se basaron Monika Revilla y Fernanda Melchor para el guión de la serie de Netflix, Somos; otro de los nombres reconocibles para el lector hispanohablante es el de George Saunders, escritor que ha publicado varias novelas y libros de cuentos entre los que se encuentran Lincoln en el bardo y Diez de diciembre, y de quien podemos leer el texto “¿Quiénes son todos estos simpatizantes de Trump?”.

Nacida en la Ciudad de México en 1949, ganadora de premios como el Ortega y Gasset, el Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades y el Nacional de Periodismo, Alma Guillermoprieto es autora de libros de crónicas y ensayos como Los placeres y los días (Almadía, 2015), La Habana es un espejo (Literatura Random House, 2018) y ¿Será que soy feminista? (Literatura Random House, 2020). Dentro de su amplia trayectoria periodística, destaca la cobertura que realizó de la insurrección sandinista. En abril de 1995 fue la encargada de dictar el taller inaugural de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano en Cartagena de Indias, Colombia, por invitación del premio nobel de literatura Gabriel García Márquez. Sin lugar a duda, Alma Guillermoprieto es una referente del periodismo en nuestro idioma, sobre ella escribió Diego Enrique Osorno en su libro La guerra de los zetas. Viaje por la frontera de la necropolítica:

“[Alma Guillermoprieto] aconsejaba algo que en el grueso de las escuelas de comunicación te prohiben: que los reporteros mezclemos la información recopilada con la observación, el análisis y nuestras reacciones personales. Resaltaba el poder del periodismo narrativo frente a la información dura”.

En la siguiente entrevista realizada durante el Hay Festival Querétaro 2022, Alma Guillermoprieto habló con Gatopardo sobre el rumbo de la crónica en el siglo XXI.

Foto: Joaquin Sarmiento/FIMC

Jair Ortega: ¿Qué espacio tiene la crónica en un mundo donde cada vez más personas se informan con contenidos breves, fugaces?

Alma Guillermoprieto: Yo creo que tiene un gran espacio justamente porque se necesita el suplemento de esa inmediatez que finalmente empalaga. La gente se pasa una hora, dos horas, tuiteando y leyendo tuits y al final la sensación es un poco tal vez de haber perdido demasiado tiempo; todo el mundo se queja de que ha perdido el tiempo en Twitter y en redes sociales. Y la necesidad de después de tanto caramelo, pues es comer comida de verdad. Entonces yo creo que ese es el espacio de la crónica: la posibilidad de perderse en un relato; la posibilidad de conocer, ojalá que a profundidad, al personaje. Y esas crónicas pueden aparecer en una revista, pueden aparecer en un diario y se pueden hacer también en internet. Yo creo que la crónica tiene futuro y ese es su futuro.

JO: En el prólogo a La vida toda, usted apunta que cuando se piensa en la crónica moderna de inmediato se rememora los nombres de Hunter S. Thompson, Truman Capote, Norman Mailer, todos hombres.

AG: Todos machos.

JO: Todos machos, escritores que publicaron hace medio siglo, como si no hubieran aparecido más cronistas después de ellos, ¿esta antología es un intento de ampliar el panorama de la crónica estadounidense?

AG: Claro que sí, por algo [este libro] se llama “crónica estadounidense siglo XXI”, porque es otra crónica, son otres les reporteres jóvenes y es otra la actitud. Decía yo ahora que en vez de ser el gran vocalista que llega a favorecer a los sujetos de su crónica con su presencia, son les reporteres, todas, todes, todos, que llegan realmente a colocarse a una posición democrática frente a les personajes.

JO: El libro presenta una variedad temática: gatitos japoneses virales en internet, el cantante de corridos Chalino Sánchez, el kayak, Leonard Cohen, los votantes de Donald Trump, ¿cuáles fueron las directrices para armar la antología?

AG: Que fueran textos que yo había leído una y otra vez por el puro placer de ser literatura. Nada más.

JO: ¿Y que, en el futuro, no sé, en cincuenta años, alguien pueda tomar este libro y lo siga disfrutando como lo disfruta hoy el lector contemporáneo?, ¿que los textos perduren como perduran los textos del nuevo periodismo o las llamadas crónicas de indias?

AG: La esperanza es que, en primer lugar, sobrevivamos cincuenta años como planeta, como especie, y, en segundo lugar, que si todavía estamos en un mundo en el que se lee y en el que existe la civilización humana, estos textos se puedan leer con igual placer. Pero la principal esperanza es que encuentren lectores jóvenes.

JO: Durante su conferencia de prensa dijo también que pensó en esta antología para los jóvenes reporteros. ¿A veces, no hay esa sensación de que la crónica solamente la leen entre periodistas?

AG: No, no, yo creo que, como la crónica es cara, su producción es cara, tiene que tener lectores fuera del periodismo. Lo que yo creo que lo que está muy reducido en su público es, al contrario, la noticia, la noticia escrita, la noticia larga, la noticia en profundidad, que no es lo mismo que una crónica, la crónica tiene ambición literaria. La crónica busca conquistar a les lectores, seducir a les lectores. La noticia no busca eso, la noticia busca informar. Entonces yo creo que la gente está muy enviciada con la noticia de redes sociales, muy distorsionada, pero la crónica yo creo que no, me parece. Ojalá no me equivoque.

JO: Regresando a los jóvenes en general, ¿cómo atraer a los lectores jóvenes a la crónica? Para un joven es más cómodo ver un videoblog de viaje que dure diez minutos que leer una crónica de viaje, como algunas de las que aparecen en esta antología.

AG: Pero esos no son chistosos. Un documental de viajes en línea o en Netflix no es chistoso, con algunas excepciones. Estas crónicas son chistosas, es una cosa muy refrescante que tengan humor, que tengan chispa, que tengan una cierta mirada de soslayo. Claro que los jóvenes hoy día no leen, punto.

JO: O tal vez leen otros géneros.

AG: ¿Cómo cuáles?, dime tú.

JO: No sé, pienso en novelas, por ejemplo, las juveniles. Novelas largas.

AG: Sí, pero yo creo que si lees novelas, de pronto lees crónica por su valor literario. Lo que no te enteras es de noticias. O si lees novelas, puedes leer crónica porque la calidad literaria está. También yo creo que las editoriales no saben muy bien qué hacer con los libros de crónica una vez que los han producido, no saben cuál es ese público, no saben hasta cómo hacer, quizá, las portadas; las revistas no siempre formatean y hacen la presentación de manera que sean atractivas. Me parece que a las editoriales ahí les falta.

JO: Ahora que comentó el tema de los libros, no me pareció casual que agregara un extracto de un libro, una especie de crónica sobre el oficio de reportero de Robert Caro, porque cada vez se reducen más los espacios de publicación y parece que el destino final de la crónica será en el formato del libro.

AG: Pues esa ha sido la apuesta de las editoriales, sobre todo de Random House con la línea de Debate, que fundó Claudio López, pero no necesariamente creo que ese es el destino final, es un destino final. Yo incluí la crónica de Rob Caro pensando mucho en les reporteres, en que es una clase maestra sobre la tenacidad, la terquedad y la capacidad de emocionarse por un otro, desconocido. Esa es la gran magia de esa crónica.  Y propiamente no es una crónica, tienes razón, es un extracto de libro publicado y editado en el New Yorker como crónica…Yo creo que la Odisea es una crónica de viaje y la crónica de un alma perdida que quiere el nóstos, que quiere regresar a su hogar. Yo creo que, como bien lo has dicho, las crónicas de indias son crónicas… yo creo que la crónica actual es nuestra historia contada desde el alma y con gran valor literario para que permanezca.

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"La crónica es nuestra historia": entrevista con Alma Guillermoprieto

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Durante el Hay Festival Querétaro 2022, la escritora y periodista Alma Guillermoprieto, personaje crucial en la historia de la crónica contemporánea, habló de La vida toda: Nueva crónica estadounidense (Debate, 2022), antología que preparó pensando en los jóvenes.

Texto de
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La crónica puede darse el lujo de ocuparse de la vida toda, lo asegura la escritora y periodista Alma Guillermoprieto, durante la conferencia de prensa que ofreció en el pasado Hay Festival Querétaro 2022. Sentada en un pequeño sillón gris dentro de la sala de prensa instalada en el Gran Hotel, la también bailarina, Guillermoprieto, explicó que presentar nuevos referentes a los jóvenes reporteros que se forman “en gran medida de reportajes que Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes alabaron en su momento, hace cincuenta años” fue una de las razones por las que decidió antologar los textos que conforman La vida toda: Nueva crónica estadounidense (Debate, 2022), una compilación de quince crónicas escritas por autoras y autores estadounidenses en las primeras dos décadas del siglo XXI.

Aunque para algunos el título pudiera indicarlo, no se trata de una antología generacional, ya que en este libro se encuentran textos de periodistas como Robert Caro, nacido en 1935, y de Gideon Lewis-Kraus, que nació 45 años después, en 1980. Tampoco se trata de una antología temática, pues los ejes que se abordan son variados: gatos que se viralizan en internet, Chalino Sánchez, el festival Burning Man, un viaje por la Rusia de Vladimir Putin y la muerte misma. Para conformar La vida toda, Alma Guillermoprieto seleccionó textos que fueron publicados después de dos eventos que marcaron el inicio de nuestro siglo: el atentado terrorista a las torres gemelas y el surgimiento de las redes sociales; se trata, pues, de una compilación de textos publicados durante la década anterior, de 2011 a 2019, con excepción de la crónica de Michael Paterniti “La última cena”, que se publicó originalmente en Esquire Magazine en mayo de 1998. La antologadora enfatiza que buscó crónicas que abordaran temas nuevos, de nuestros tiempos, y también reportajes que presentaran una nueva perspectiva a temas antiguos. Sobre todo, anota Guillermoprieto en la introducción del libro, su intención es que los temas de las crónicas “produzcan asombro en les lectores”.

Dentro de la selección de autoras y autores de Alma Guillermorprieto, destacan los nombres de Emily Witt, autora de Sexo futuro: El amor en el siglo XXI; Ginger Thomas, que participa en el antología con el texto “Anatomía de una masacre”, investigación en la que se basaron Monika Revilla y Fernanda Melchor para el guión de la serie de Netflix, Somos; otro de los nombres reconocibles para el lector hispanohablante es el de George Saunders, escritor que ha publicado varias novelas y libros de cuentos entre los que se encuentran Lincoln en el bardo y Diez de diciembre, y de quien podemos leer el texto “¿Quiénes son todos estos simpatizantes de Trump?”.

Nacida en la Ciudad de México en 1949, ganadora de premios como el Ortega y Gasset, el Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades y el Nacional de Periodismo, Alma Guillermoprieto es autora de libros de crónicas y ensayos como Los placeres y los días (Almadía, 2015), La Habana es un espejo (Literatura Random House, 2018) y ¿Será que soy feminista? (Literatura Random House, 2020). Dentro de su amplia trayectoria periodística, destaca la cobertura que realizó de la insurrección sandinista. En abril de 1995 fue la encargada de dictar el taller inaugural de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano en Cartagena de Indias, Colombia, por invitación del premio nobel de literatura Gabriel García Márquez. Sin lugar a duda, Alma Guillermoprieto es una referente del periodismo en nuestro idioma, sobre ella escribió Diego Enrique Osorno en su libro La guerra de los zetas. Viaje por la frontera de la necropolítica:

“[Alma Guillermoprieto] aconsejaba algo que en el grueso de las escuelas de comunicación te prohiben: que los reporteros mezclemos la información recopilada con la observación, el análisis y nuestras reacciones personales. Resaltaba el poder del periodismo narrativo frente a la información dura”.

En la siguiente entrevista realizada durante el Hay Festival Querétaro 2022, Alma Guillermoprieto habló con Gatopardo sobre el rumbo de la crónica en el siglo XXI.

Foto: Joaquin Sarmiento/FIMC

Jair Ortega: ¿Qué espacio tiene la crónica en un mundo donde cada vez más personas se informan con contenidos breves, fugaces?

Alma Guillermoprieto: Yo creo que tiene un gran espacio justamente porque se necesita el suplemento de esa inmediatez que finalmente empalaga. La gente se pasa una hora, dos horas, tuiteando y leyendo tuits y al final la sensación es un poco tal vez de haber perdido demasiado tiempo; todo el mundo se queja de que ha perdido el tiempo en Twitter y en redes sociales. Y la necesidad de después de tanto caramelo, pues es comer comida de verdad. Entonces yo creo que ese es el espacio de la crónica: la posibilidad de perderse en un relato; la posibilidad de conocer, ojalá que a profundidad, al personaje. Y esas crónicas pueden aparecer en una revista, pueden aparecer en un diario y se pueden hacer también en internet. Yo creo que la crónica tiene futuro y ese es su futuro.

JO: En el prólogo a La vida toda, usted apunta que cuando se piensa en la crónica moderna de inmediato se rememora los nombres de Hunter S. Thompson, Truman Capote, Norman Mailer, todos hombres.

AG: Todos machos.

JO: Todos machos, escritores que publicaron hace medio siglo, como si no hubieran aparecido más cronistas después de ellos, ¿esta antología es un intento de ampliar el panorama de la crónica estadounidense?

AG: Claro que sí, por algo [este libro] se llama “crónica estadounidense siglo XXI”, porque es otra crónica, son otres les reporteres jóvenes y es otra la actitud. Decía yo ahora que en vez de ser el gran vocalista que llega a favorecer a los sujetos de su crónica con su presencia, son les reporteres, todas, todes, todos, que llegan realmente a colocarse a una posición democrática frente a les personajes.

JO: El libro presenta una variedad temática: gatitos japoneses virales en internet, el cantante de corridos Chalino Sánchez, el kayak, Leonard Cohen, los votantes de Donald Trump, ¿cuáles fueron las directrices para armar la antología?

AG: Que fueran textos que yo había leído una y otra vez por el puro placer de ser literatura. Nada más.

JO: ¿Y que, en el futuro, no sé, en cincuenta años, alguien pueda tomar este libro y lo siga disfrutando como lo disfruta hoy el lector contemporáneo?, ¿que los textos perduren como perduran los textos del nuevo periodismo o las llamadas crónicas de indias?

AG: La esperanza es que, en primer lugar, sobrevivamos cincuenta años como planeta, como especie, y, en segundo lugar, que si todavía estamos en un mundo en el que se lee y en el que existe la civilización humana, estos textos se puedan leer con igual placer. Pero la principal esperanza es que encuentren lectores jóvenes.

JO: Durante su conferencia de prensa dijo también que pensó en esta antología para los jóvenes reporteros. ¿A veces, no hay esa sensación de que la crónica solamente la leen entre periodistas?

AG: No, no, yo creo que, como la crónica es cara, su producción es cara, tiene que tener lectores fuera del periodismo. Lo que yo creo que lo que está muy reducido en su público es, al contrario, la noticia, la noticia escrita, la noticia larga, la noticia en profundidad, que no es lo mismo que una crónica, la crónica tiene ambición literaria. La crónica busca conquistar a les lectores, seducir a les lectores. La noticia no busca eso, la noticia busca informar. Entonces yo creo que la gente está muy enviciada con la noticia de redes sociales, muy distorsionada, pero la crónica yo creo que no, me parece. Ojalá no me equivoque.

JO: Regresando a los jóvenes en general, ¿cómo atraer a los lectores jóvenes a la crónica? Para un joven es más cómodo ver un videoblog de viaje que dure diez minutos que leer una crónica de viaje, como algunas de las que aparecen en esta antología.

AG: Pero esos no son chistosos. Un documental de viajes en línea o en Netflix no es chistoso, con algunas excepciones. Estas crónicas son chistosas, es una cosa muy refrescante que tengan humor, que tengan chispa, que tengan una cierta mirada de soslayo. Claro que los jóvenes hoy día no leen, punto.

JO: O tal vez leen otros géneros.

AG: ¿Cómo cuáles?, dime tú.

JO: No sé, pienso en novelas, por ejemplo, las juveniles. Novelas largas.

AG: Sí, pero yo creo que si lees novelas, de pronto lees crónica por su valor literario. Lo que no te enteras es de noticias. O si lees novelas, puedes leer crónica porque la calidad literaria está. También yo creo que las editoriales no saben muy bien qué hacer con los libros de crónica una vez que los han producido, no saben cuál es ese público, no saben hasta cómo hacer, quizá, las portadas; las revistas no siempre formatean y hacen la presentación de manera que sean atractivas. Me parece que a las editoriales ahí les falta.

JO: Ahora que comentó el tema de los libros, no me pareció casual que agregara un extracto de un libro, una especie de crónica sobre el oficio de reportero de Robert Caro, porque cada vez se reducen más los espacios de publicación y parece que el destino final de la crónica será en el formato del libro.

AG: Pues esa ha sido la apuesta de las editoriales, sobre todo de Random House con la línea de Debate, que fundó Claudio López, pero no necesariamente creo que ese es el destino final, es un destino final. Yo incluí la crónica de Rob Caro pensando mucho en les reporteres, en que es una clase maestra sobre la tenacidad, la terquedad y la capacidad de emocionarse por un otro, desconocido. Esa es la gran magia de esa crónica.  Y propiamente no es una crónica, tienes razón, es un extracto de libro publicado y editado en el New Yorker como crónica…Yo creo que la Odisea es una crónica de viaje y la crónica de un alma perdida que quiere el nóstos, que quiere regresar a su hogar. Yo creo que, como bien lo has dicho, las crónicas de indias son crónicas… yo creo que la crónica actual es nuestra historia contada desde el alma y con gran valor literario para que permanezca.

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