Toronto - Desde antes de su aparición en el medio, el cineasta francés Olivier Assayas ha seguido de cerca el constante cambio que ha sufrido la industria del cine, así como muchas otras, gracias a la tecnología. Cuando el director presentó su primer largometraje, Rendez-vous (1985), el cine entraba en un periodo de gracia en el que los efectos especiales y la edición digital de sonido habían exaltado la producción en el mundo; treinta años después el séptimo arte continúa en cambiante expansión.
El que hayan surgido nuevas plataformas como métodos de distribución y producción llevó al realizador galo a un curioso ejercicio de introspección, en el que analizó las facilidades que hoy rodean al quehacer cinematográfico y su impacto en figuras que, a pesar de contar con nombre propio, han tenido que adaptarse a su nuevo panorama o caer rendidos ante la presión de un nuevo entorno. El resultado, como muchos de los pensamientos e inquietudes que rodean al francés, se convirtió en el guion de una película: Non-Fiction (Doubles Vies, 2018), protagonizada por Guillaume Canet y Juliette Binoche.
En la cinta, recientemente proyectada en el Festival Internacional de Cine de Morelia y estrenada en el Festival de Cine de Venecia, Canet interpreta a Alain, un exitoso editor parisino que ha tenido problemas acoplándose al cambio digital de su industria. Mientras busca la forma de adaptarse a un mundo en el que las iPad y los lectores electrónicos han sustituido rápidamente a los libros, Alain tiene que lidiar con uno de los autores exclusivos de su firma, que tras ser llamado el "worst-seller francés" por el poco interés que han generado sus últimas novelas, se ha convertido en uno de los tuiteros más famosos de la capital. Por otro lado, su esposa, Selena (Binoche) es una actriz teatral que ha encontrado la estabilidad en los foros de una serie de televisión policíaca.
"Quería hacer una película sobre cómo nos adaptamos o cómo no nos adaptamos a los cambios en el mundo que nos rodea usando como fondo el mundo editorial, que ha tenido que modificarse en pro de la revolución digital", comentó el cineasta en entrevista con Gatopardo durante la pasada edición del Festival Internacional de Cine de Toronto. "Escribí un guion parecido hace un par de años, pero esa película nunca se hizo. En algún momento intenté revivirla, pero no me gustó lo que había escrito. El formato y la narrativa se sentían un poco convencionales para mí, porque creo que ya había madurado esas ideas, así que comencé desde cero".
En su nuevo argumento, Assayas retoma a su personaje principal, pero ahora lo enfrenta con un mundo aún más tecnológico, cosa que el cineasta afirma encontrarse día con día dentro y fuera del set. "Me parezco mucho a ambos (personajes), creo que a veces tienes que ser conservador, racional y responsable cuando te dedicas a dirigir películas, y por otro lado tienes que ser como un niño irresponsable", señaló, haciendo una comparación entre los roles de Canet y Binoche.
Los diálogos de la película, durante cenas entre personas dedicadas al arte o citas de negocios con individuos involucrados en el mundo editorial, son un vehículo en el que Assayas explica su sentir sobre los diferentes temas que arroja a lo largo de la película. "Me divertí cuando la escribí, pero cuando tuve que descubrir cómo había que filmarla para mantenerla interesante y atractiva fue difícil, especialmente porque la película se sostiene a sí misma por sus diálogos. Es una película de actores, al menos en un sentido inocente, pero aún así el estilo requería que fuera muy precisa y técnica".
Cabe destacar que Assayas no sólo se ha adaptado a los cambios en el cine, también los ha acogido y los ha utilizado en su beneficio. Por ejemplo, uno de sus trabajos más reconocidos, Carlos (2010), tuvo que distribuirse como una miniserie gracias al financiamiento de la televisión francesa, quienes permitieron que el proyecto tuviera manufactura similar al de una película e incluso un periodo de vida en la gran pantalla.
"Es difícil financiar una película, así que tienes que tomar el dinero de donde provenga", bromeó el cineasta desde una pequeña oficina en una de las calles principales de Toronto. Ahí Assayas anticipó que su próximo proyecto podría ser distribuido en Latinoamérica por Netflix, algo que directores como Steven Soderbergh, Paul Greengrass y Alfonso Cuarón han recibido con los brazos abiertos a pesar del notable cambio que genera en la experiencia de ver y apreciar su trabajo.
"La razón por la que hago películas es porque me relaciono potencialmente con la experiencia de compartir. Amo sentarme con el público, es algo visceral, no es algo que se pueda comparar con verla en la televisión, así sea una obra maestra. Pasa con una película como Roma, que tiene muchos valores de producción porque es una película que está hecha para verse en pantalla grande, no hay duda de ello", mencionó. "Creo que estamos en un momento de transición lleno de preguntas difíciles y creo que aún es complicado saber exactamente como se desarrollará la importancia de este tipo de servicios en nuestro arte", mencionó.
Guiado por su amor al cine y el arte de hacer películas, Assayas se involucrará en otro proyecto que requiere su adaptación: Wasp Network, una película coral en español protagonizada por Édgar Ramírez, Wagner Moura, Gael García Bernal y Penélope Cruz. "Desde hace mucho tiempo he estado buscando hacer una película que ampliara mis horizontes, así que cuando Rodrigo Teixeira nos trajo esta historia sobre espías cubanos en Miami en los noventa, me atrajeron los alcances que podría tener", contó entusiasmado. "Es muy emocionante para mí hacer una película latina, una película que en su mayoría sea rodada en español", sentenció.
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