El avión da una nueva vuelta a la ciudad, la tercera en los últimos minutos. Como muchos de sus personajes, el escritor chino Liu Zhenyun se encuentra en una situación inesperada: un sismo de magnitud 7.1 golpeó la Ciudad de México la tarde del 19 de septiembre de 2017, donde presentaría sus libros La palabra que vale por diez mil y El pequeño gran salto de Liu, editados por primera vez en español. Una voz desde la cabina informa que el avión no podrá aterrizar en la Ciudad de México y será desviado a León, y posteriormente a Houston y a Chile, frustrando todos los planes del escritor chino.
Como muchos de su generación, entre ellos Yu Hua, autor del bestseller ¡Vivir!, y Mo Yan, ganador del Premio Nobel de Literatura en 2012 —representantes del nuevo realismo chino—, Zhenyun tomó el ambiente rural en el que se formó como inspiración para su obra literaria. Después de ser desmovilizado por el Ejército de Liberación China mientras participaba en la Revolución Cultural (una campaña popular organizada por Mao Zedong contra los altos cargos del Partido Comunista a los que acusaba de haber traicionado los ideales revolucionarios y ser partidarios del capitalismo), obtuvo el mejor puntaje de su provincia en los exámenes de selectividad para el ingreso a la carrera en Lengua y Literatura China en la Universidad de Pekín. Encontró en las letras un medio ideal para retratar a su sociedad.[caption id="attachment_208070" align="aligncenter" width="715"]
Liu Zhenyun inaugura la colección El País del Centro con sus novelas "La palabra que vale por diez mil" y "El pequeño gran salto de Liu".[/caption]En El pequeño gran salto de Liu, el autor, de 59 años, propone una narración tragicómica sobre la corrupción en las altas esferas sociales de su país y la violencia que ocasiona en los estratos menos favorecidos. Cuenta el viaje de Liu Yuejin, un cocinero deshonesto que ve su vida peligrar tras encontrar en una bolsa robada una usb llena de secretos que involucran a personajes poderosos de la política y la sociedad china. Mientras que en La palabra que vale por diez mil —ganadora del prestigioso premio anual de novela larga Mao Dun en 2011— se enfoca en una genuina historia familiar retratada a dos tiempos: por una parte, un hombre que en el pasado sale de su provincia para buscar a su hijastra, y por otra, el hijo de aquella hijastra que, en el presente, busca a un amigo con quien hablar. Esta última es considerada como la pieza más grande y madura de Zhenyun, en la que muestra con agudeza las cicatrices que han dejado en la sociedad china las revoluciones políticas, culturales y sociales de los últimos años.“En ellas he intentado describir con humor el mundo físico y espiritual de los chinos, así como sus decisiones y reflexiones”, explica Zhenyun en un video grabado en Chile, proyectado durante la presentación de ambos títulos, los cuales inauguran la colección El País del Centro, de Siglo XXI Editores, creada para publicar la mejor literatura china clásica y contemporánea traducida directamente al español.Para la traductora Liljana Arsovska, la colección es un paso hacia adelante en la creación de un necesario puente cultural entre Latinoamérica y China: “Conocer a China es necesidad y deber de cualquier persona interesada y preocupada por el mundo en el que vivimos”.Arsovska, doctora en Literatura Comparada y Literatura Universal por la Universidad de Idiomas de Pekín y maestra en Estudios de Asia y África por El Colegio de México, ha dedicado gran parte de su vida a promover la cultura china desde la literatura, pues ésta puede ser una herramienta para encontrar similitudes entre nuestras diferencias. “Creo que es obligación de los estudiosos del chino acercar a China a Latinoamérica. Ver qué hay detrás de esa fábrica del mundo, porque detrás de ese 10% de crecimiento económico anual sostenido está el chino común, que sufre y comparte muchas gracias y desgracias con cualquier ser humano del planeta, aún con sus peculiaridades culturales y con su manera particular de pensar, de la cual podemos aprender mucho”, dice. Así, iniciar con la obra de Liu Zhenyun parece una propuesta correcta.La traductora confiesa haberse interesado en Zhenyun gracias a su novela Yo no soy una mujerzuela, que cuenta la historia de una mujer que tras embarazarse de su segundo hijo —algo que desobedece las políticas chinas de un solo hijo por matrimonio— pretende fingir el divorcio con su esposo sin imaginar que éste se casaría automáticamente con otra mujer.“Es un autor que usa el lenguaje del hombre común, sus novelas reflejan al chino común y corriente. El mismo autor es tan cotidiano y utiliza un lenguaje tan común y coloquial que sorprende”, asegura. El reto de traducirlo era aún considerable: “No solamente había que transmitir el sentido, hay que transmitir el estilo, lo que está en líneas, entre líneas y detrás de las líneas. La traducción del chino es realmente una recomposición literaria, tanto en la gramática como en el léxico”, revela Arsovska. China llegó para quedarse, y Liu Zhenyun es el camino para acercarnos.
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