Un archivo de películas caseras

Un archivo de películas caseras

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Tiempo de Lectura: 00 min

Ezequiel Reyes colecciona películas caseras con viajes de familias anónimas, y ha creado su propio archivo. En una bodega en Toluca resguarda este tipo de películas, otras con artistas, presidentes y líderes sociales, y unas cuantas cintas de Disney y otros filmes animados. A partir de estos insumos, Reyes creó el cortometraje Familia desconocida en 2012.

Texto de
Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de
Revisión de diversos formatos fílmicos de películas durante el Taller de manejo de materiales fílmicos de 35mm, 16mm, Super8 y 8mm, en la Cineteca Mexiquense, en Toluca, Estado de México. Taller organizado por el Archivo Fílmico Reyes con apoyo de Focine y la Cineteca Mexiquense, en 2022. Foto cortesía de: Ezequiel Reyes.

Era enero de 2009, el “mercado de chácharas” de la Portales, que se instala todos los días en las calles de Rumanía, Santa Cruz y Libertad, estaba tan lleno como siempre. Ahí se dan cita los buscadores de antigüedades y objetos preciados pero poco valorados: muebles, vajillas, sillas, butacas, relojes, espejos, discos de vinil, ropa y accesorios.

Ezequiel Reyes busca una máquina de escribir y un escritorio antiguo para un cortometraje que dirige pero, entre las cosas, encuentra lo que sería el inicio de su gran proyecto de vida. Con una emoción contagiosa, Ezequiel recuerda su descubrimiento: “Y que me encuentro, en este mercado, un cofre metálico lleno de películas; saco una película y la veo así, al sol, y era Xochimilco a colores. Cuando vi las imágenes en 16 mm de Xochimilco me fascinaron y compré todo el cofre… mi primer cofre del tesoro”.

Ezequiel Reyes
Proyección de una película de 16mm durante el taller de manejo de materiales fílmicos de 35mm, 16mm Super8 y 8mm, en la Cineteca Mexiquense, en Toluca, Estado de México, 2022. Foto cortesía de: Ezequiel Reyes.

Ezequiel Reyes estudió Ingeniería Electromecánica pero, al terminar la maestría en Mecatrónica, se dio cuenta de que su verdadera pasión era el cine. “Un doctor con el que tomaba una clase de oyente nos preguntó ‘¿ustedes qué quieren hacer de su vida?’ Yo pensé: ‘si cuando terminé la prepa quería estudiar cine… ¿qué hago aquí?’”

En 2008 entró al Centro de Capacitación Cinematográfica para estudiar realización cinematográfica. Para una de sus clases debía realizar un cortometraje y fue ahí cuando utilizó las películas que encontró en su primer cofre del tesoro. Las películas mostraban imágenes de una familia en sus viajes a Xochimilco y Taxco; con ellas, años más tarde, hizo un cortometraje llamado Familia desconocida (2012).

Familia desconocida (2012) fue realizado con películas de cine casero huérfanas que Ezequiel fue encontrando en los mercados. En él reconstruye la historia de la familia que encontró, acomodando las imágenes para que tengan sentido, nombrando a los personajes e imaginando lo que llevó a cada uno a encontrarse en una misma escena. Como fondo, Ezequiel Reyes narra una reflexión sobre lo que se muestra en las películas caseras: “Las filmaciones familiares son momentos felices: viajes, primeros pasos; son representaciones idealizadas de la familia. Los dramas familiares no se filman mas que accidentalmente”.

En esa naturaleza y composición orgánica de las películas caseras, halló su vocación, y poco a poco fue haciéndose de más películas hasta armar el Archivo Fílmico Reyes. Los padres de Ezequiel son acumuladores; su padre, por ejemplo, es filatelista y colecciona también revistas de National Geographic. De ahí que algo que inició como mera curiosidad se convirtiera en bodegas llenas de latas con películas de 8 mm, 16 mm y súper 8.

Con un tono divertido y un lenguaje coloquial, Ezequiel Reyes también cuenta historias de la Filmoteca, de otros archivos filmográficos en el extranjero y de la Cineteca Nacional, donde trabajó un tiempo como parte del equipo del Laboratorio de Restauración Digital. Ahora se dedica a la “arqueología filmográfica”, como él la llama, que es investigar el pasado a partir de imágenes. Lo describe así: “Cada película es como Pompeya, las imágenes quedan encapsuladas. Son como botellas en el tiempo, ¿no? Y se pueden conocer muchas cosas. Son líneas de investigación abiertas”. Y entre risas cuenta: “Nos volvimos muy buenos buscadores y, entonces, decíamos ‘nosotros no buscamos, nosotros encontramos’”.

En Toluca se encuentra el archivo principal: una bodega en la que se apilan cientos de latas, recién donadas por el Imcine, donde se encuentran películas de distinta índole. Por un lado, están las caseras, las que muestran imágenes de familias en sus viajes, en cumpleaños, bailando o poniendo la primera piedra de su casa; por otro lado, están aquellas que muestran figuras importantes: artistas, presidentes y líderes sociales dando discursos. Finalmente, hay unas cuantas cintas con películas de Disney y otros filmes animados.

Ezequiel Reyes
Fotografía de Ezequiel Reyes padre y Ezequiel Reyes hijo, afuera del Archivo Fílmico Reyes en Toluca, en 2022. Foto: Acelo Ruiz

En la bodega en Toluca también hay una máquina que limpia las películas, otra que mide su longitud, un par de lupas, una mesa con luz y rodillos, y un par de proyectores. Asimismo, el Archivo Reyes cuenta con dos bodegas más en la Ciudad de México, y una de ellas tiene un pequeño refrigerador para la película virgen.

Desde 2009 hasta 2022 Ezequiel se encargaba solo del Archivo Reyes, pero el año pasado, gracias a Focine, reunió un equipo para la conservación de su acervo. Ahora puede atender más rápido las solicitudes que le llegan y catalogar el material que tiene. Hasta hoy tiene contabilizados quinientos rollos en Toluca, que no es ni el 20 % del material que posee, y además, entre 2018 y 2022, digitalizó su material en un disco de cuatro terabytes, el cual contenía aproximadamente trescientas horas de material audiovisual.

Ezequiel ha producido alrededor de veintisiete cortometrajes, entre los que se encuentran Mi abuelo (Tolucos en S8) (2009), A qué sabe la melancolía con mermelada (2010) y Xinantécatl (2011). Además, el material del Archivo Reyes ha estado en muchas producciones a nivel internacional, como en documentales de la televisión alemana, en una producción francesa sobre el chile de América en mesas europeas y en un filme sobre el penal de Oblatos.

Como cuando inició su camino en el cine, Ezequiel prefiere producir con películas huérfanas. Su cortometraje, Callejón del beso (2020), muestra cientos de videos de gente besando: a su pareja, sus hermanos, sus padres o amigos e incluso a alguna mascota; en él Ezequiel reflexiona acerca de la importancia del beso en un contexto de pandemia.

Otro de sus cortometrajes se titula ¡Allá vienen! (2018), que narra, a través de las filmaciones caseras de familias mexicanas, una historia sobre ciudadanos mexicanos desaparecidos; como audio, María Rivera recita su poema “Los muertos” en una manifestación en el Zócalo. Este cortometraje fue exhibido en el Festival Internacional de Cine de Morelia, en DOQUMENTA y en ULTRAcinema; y ha recibido más de diez nominaciones y premios, entre ellos, la Mención Honorífica de Miradas Locales, la del Festival de Cine Documental DOQUMENTA y la Mención Especial del Cine Internacional Olhar de Cinema.

Sin embargo, Ezequiel ahora busca enfocarse en el Archivo Reyes, ampliando su contenido, buscando becas que ayuden a su conservación para, en unos años, hacerlo más grande, pasándolo de la bodega —en la que ahora se encuentran cientos de películas— a unas bóvedas que él mismo construya en las faldas del Nevado de Toluca. “Yo me tomo el proyecto del archivo como un proyecto de toda la vida”, dice Ezequiel para terminar la entrevista, mientras cierra la cortina de lámina en el exterior del Archivo Reyes en Toluca.

Medición de pietaje (longitud en pies) de una película de 35mm, resguardada en el Archivo Fílmico Reyes, 2023. Foto cortesía de: Ezequiel Reyes.
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Revisión de diversos formatos fílmicos de películas durante el Taller de manejo de materiales fílmicos de 35mm, 16mm, Super8 y 8mm, en la Cineteca Mexiquense, en Toluca, Estado de México. Taller organizado por el Archivo Fílmico Reyes con apoyo de Focine y la Cineteca Mexiquense, en 2022. Foto cortesía de: Ezequiel Reyes.

Un archivo de películas caseras

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Ezequiel Reyes colecciona películas caseras con viajes de familias anónimas, y ha creado su propio archivo. En una bodega en Toluca resguarda este tipo de películas, otras con artistas, presidentes y líderes sociales, y unas cuantas cintas de Disney y otros filmes animados. A partir de estos insumos, Reyes creó el cortometraje Familia desconocida en 2012.

Texto de
Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de

Era enero de 2009, el “mercado de chácharas” de la Portales, que se instala todos los días en las calles de Rumanía, Santa Cruz y Libertad, estaba tan lleno como siempre. Ahí se dan cita los buscadores de antigüedades y objetos preciados pero poco valorados: muebles, vajillas, sillas, butacas, relojes, espejos, discos de vinil, ropa y accesorios.

Ezequiel Reyes busca una máquina de escribir y un escritorio antiguo para un cortometraje que dirige pero, entre las cosas, encuentra lo que sería el inicio de su gran proyecto de vida. Con una emoción contagiosa, Ezequiel recuerda su descubrimiento: “Y que me encuentro, en este mercado, un cofre metálico lleno de películas; saco una película y la veo así, al sol, y era Xochimilco a colores. Cuando vi las imágenes en 16 mm de Xochimilco me fascinaron y compré todo el cofre… mi primer cofre del tesoro”.

Ezequiel Reyes
Proyección de una película de 16mm durante el taller de manejo de materiales fílmicos de 35mm, 16mm Super8 y 8mm, en la Cineteca Mexiquense, en Toluca, Estado de México, 2022. Foto cortesía de: Ezequiel Reyes.

Ezequiel Reyes estudió Ingeniería Electromecánica pero, al terminar la maestría en Mecatrónica, se dio cuenta de que su verdadera pasión era el cine. “Un doctor con el que tomaba una clase de oyente nos preguntó ‘¿ustedes qué quieren hacer de su vida?’ Yo pensé: ‘si cuando terminé la prepa quería estudiar cine… ¿qué hago aquí?’”

En 2008 entró al Centro de Capacitación Cinematográfica para estudiar realización cinematográfica. Para una de sus clases debía realizar un cortometraje y fue ahí cuando utilizó las películas que encontró en su primer cofre del tesoro. Las películas mostraban imágenes de una familia en sus viajes a Xochimilco y Taxco; con ellas, años más tarde, hizo un cortometraje llamado Familia desconocida (2012).

Familia desconocida (2012) fue realizado con películas de cine casero huérfanas que Ezequiel fue encontrando en los mercados. En él reconstruye la historia de la familia que encontró, acomodando las imágenes para que tengan sentido, nombrando a los personajes e imaginando lo que llevó a cada uno a encontrarse en una misma escena. Como fondo, Ezequiel Reyes narra una reflexión sobre lo que se muestra en las películas caseras: “Las filmaciones familiares son momentos felices: viajes, primeros pasos; son representaciones idealizadas de la familia. Los dramas familiares no se filman mas que accidentalmente”.

En esa naturaleza y composición orgánica de las películas caseras, halló su vocación, y poco a poco fue haciéndose de más películas hasta armar el Archivo Fílmico Reyes. Los padres de Ezequiel son acumuladores; su padre, por ejemplo, es filatelista y colecciona también revistas de National Geographic. De ahí que algo que inició como mera curiosidad se convirtiera en bodegas llenas de latas con películas de 8 mm, 16 mm y súper 8.

Con un tono divertido y un lenguaje coloquial, Ezequiel Reyes también cuenta historias de la Filmoteca, de otros archivos filmográficos en el extranjero y de la Cineteca Nacional, donde trabajó un tiempo como parte del equipo del Laboratorio de Restauración Digital. Ahora se dedica a la “arqueología filmográfica”, como él la llama, que es investigar el pasado a partir de imágenes. Lo describe así: “Cada película es como Pompeya, las imágenes quedan encapsuladas. Son como botellas en el tiempo, ¿no? Y se pueden conocer muchas cosas. Son líneas de investigación abiertas”. Y entre risas cuenta: “Nos volvimos muy buenos buscadores y, entonces, decíamos ‘nosotros no buscamos, nosotros encontramos’”.

En Toluca se encuentra el archivo principal: una bodega en la que se apilan cientos de latas, recién donadas por el Imcine, donde se encuentran películas de distinta índole. Por un lado, están las caseras, las que muestran imágenes de familias en sus viajes, en cumpleaños, bailando o poniendo la primera piedra de su casa; por otro lado, están aquellas que muestran figuras importantes: artistas, presidentes y líderes sociales dando discursos. Finalmente, hay unas cuantas cintas con películas de Disney y otros filmes animados.

Ezequiel Reyes
Fotografía de Ezequiel Reyes padre y Ezequiel Reyes hijo, afuera del Archivo Fílmico Reyes en Toluca, en 2022. Foto: Acelo Ruiz

En la bodega en Toluca también hay una máquina que limpia las películas, otra que mide su longitud, un par de lupas, una mesa con luz y rodillos, y un par de proyectores. Asimismo, el Archivo Reyes cuenta con dos bodegas más en la Ciudad de México, y una de ellas tiene un pequeño refrigerador para la película virgen.

Desde 2009 hasta 2022 Ezequiel se encargaba solo del Archivo Reyes, pero el año pasado, gracias a Focine, reunió un equipo para la conservación de su acervo. Ahora puede atender más rápido las solicitudes que le llegan y catalogar el material que tiene. Hasta hoy tiene contabilizados quinientos rollos en Toluca, que no es ni el 20 % del material que posee, y además, entre 2018 y 2022, digitalizó su material en un disco de cuatro terabytes, el cual contenía aproximadamente trescientas horas de material audiovisual.

Ezequiel ha producido alrededor de veintisiete cortometrajes, entre los que se encuentran Mi abuelo (Tolucos en S8) (2009), A qué sabe la melancolía con mermelada (2010) y Xinantécatl (2011). Además, el material del Archivo Reyes ha estado en muchas producciones a nivel internacional, como en documentales de la televisión alemana, en una producción francesa sobre el chile de América en mesas europeas y en un filme sobre el penal de Oblatos.

Como cuando inició su camino en el cine, Ezequiel prefiere producir con películas huérfanas. Su cortometraje, Callejón del beso (2020), muestra cientos de videos de gente besando: a su pareja, sus hermanos, sus padres o amigos e incluso a alguna mascota; en él Ezequiel reflexiona acerca de la importancia del beso en un contexto de pandemia.

Otro de sus cortometrajes se titula ¡Allá vienen! (2018), que narra, a través de las filmaciones caseras de familias mexicanas, una historia sobre ciudadanos mexicanos desaparecidos; como audio, María Rivera recita su poema “Los muertos” en una manifestación en el Zócalo. Este cortometraje fue exhibido en el Festival Internacional de Cine de Morelia, en DOQUMENTA y en ULTRAcinema; y ha recibido más de diez nominaciones y premios, entre ellos, la Mención Honorífica de Miradas Locales, la del Festival de Cine Documental DOQUMENTA y la Mención Especial del Cine Internacional Olhar de Cinema.

Sin embargo, Ezequiel ahora busca enfocarse en el Archivo Reyes, ampliando su contenido, buscando becas que ayuden a su conservación para, en unos años, hacerlo más grande, pasándolo de la bodega —en la que ahora se encuentran cientos de películas— a unas bóvedas que él mismo construya en las faldas del Nevado de Toluca. “Yo me tomo el proyecto del archivo como un proyecto de toda la vida”, dice Ezequiel para terminar la entrevista, mientras cierra la cortina de lámina en el exterior del Archivo Reyes en Toluca.

Medición de pietaje (longitud en pies) de una película de 35mm, resguardada en el Archivo Fílmico Reyes, 2023. Foto cortesía de: Ezequiel Reyes.
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Archivo Gatopardo

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Ezequiel Reyes colecciona películas caseras con viajes de familias anónimas, y ha creado su propio archivo. En una bodega en Toluca resguarda este tipo de películas, otras con artistas, presidentes y líderes sociales, y unas cuantas cintas de Disney y otros filmes animados. A partir de estos insumos, Reyes creó el cortometraje Familia desconocida en 2012.

Revisión de diversos formatos fílmicos de películas durante el Taller de manejo de materiales fílmicos de 35mm, 16mm, Super8 y 8mm, en la Cineteca Mexiquense, en Toluca, Estado de México. Taller organizado por el Archivo Fílmico Reyes con apoyo de Focine y la Cineteca Mexiquense, en 2022. Foto cortesía de: Ezequiel Reyes.

Era enero de 2009, el “mercado de chácharas” de la Portales, que se instala todos los días en las calles de Rumanía, Santa Cruz y Libertad, estaba tan lleno como siempre. Ahí se dan cita los buscadores de antigüedades y objetos preciados pero poco valorados: muebles, vajillas, sillas, butacas, relojes, espejos, discos de vinil, ropa y accesorios.

Ezequiel Reyes busca una máquina de escribir y un escritorio antiguo para un cortometraje que dirige pero, entre las cosas, encuentra lo que sería el inicio de su gran proyecto de vida. Con una emoción contagiosa, Ezequiel recuerda su descubrimiento: “Y que me encuentro, en este mercado, un cofre metálico lleno de películas; saco una película y la veo así, al sol, y era Xochimilco a colores. Cuando vi las imágenes en 16 mm de Xochimilco me fascinaron y compré todo el cofre… mi primer cofre del tesoro”.

Ezequiel Reyes
Proyección de una película de 16mm durante el taller de manejo de materiales fílmicos de 35mm, 16mm Super8 y 8mm, en la Cineteca Mexiquense, en Toluca, Estado de México, 2022. Foto cortesía de: Ezequiel Reyes.

Ezequiel Reyes estudió Ingeniería Electromecánica pero, al terminar la maestría en Mecatrónica, se dio cuenta de que su verdadera pasión era el cine. “Un doctor con el que tomaba una clase de oyente nos preguntó ‘¿ustedes qué quieren hacer de su vida?’ Yo pensé: ‘si cuando terminé la prepa quería estudiar cine… ¿qué hago aquí?’”

En 2008 entró al Centro de Capacitación Cinematográfica para estudiar realización cinematográfica. Para una de sus clases debía realizar un cortometraje y fue ahí cuando utilizó las películas que encontró en su primer cofre del tesoro. Las películas mostraban imágenes de una familia en sus viajes a Xochimilco y Taxco; con ellas, años más tarde, hizo un cortometraje llamado Familia desconocida (2012).

Familia desconocida (2012) fue realizado con películas de cine casero huérfanas que Ezequiel fue encontrando en los mercados. En él reconstruye la historia de la familia que encontró, acomodando las imágenes para que tengan sentido, nombrando a los personajes e imaginando lo que llevó a cada uno a encontrarse en una misma escena. Como fondo, Ezequiel Reyes narra una reflexión sobre lo que se muestra en las películas caseras: “Las filmaciones familiares son momentos felices: viajes, primeros pasos; son representaciones idealizadas de la familia. Los dramas familiares no se filman mas que accidentalmente”.

En esa naturaleza y composición orgánica de las películas caseras, halló su vocación, y poco a poco fue haciéndose de más películas hasta armar el Archivo Fílmico Reyes. Los padres de Ezequiel son acumuladores; su padre, por ejemplo, es filatelista y colecciona también revistas de National Geographic. De ahí que algo que inició como mera curiosidad se convirtiera en bodegas llenas de latas con películas de 8 mm, 16 mm y súper 8.

Con un tono divertido y un lenguaje coloquial, Ezequiel Reyes también cuenta historias de la Filmoteca, de otros archivos filmográficos en el extranjero y de la Cineteca Nacional, donde trabajó un tiempo como parte del equipo del Laboratorio de Restauración Digital. Ahora se dedica a la “arqueología filmográfica”, como él la llama, que es investigar el pasado a partir de imágenes. Lo describe así: “Cada película es como Pompeya, las imágenes quedan encapsuladas. Son como botellas en el tiempo, ¿no? Y se pueden conocer muchas cosas. Son líneas de investigación abiertas”. Y entre risas cuenta: “Nos volvimos muy buenos buscadores y, entonces, decíamos ‘nosotros no buscamos, nosotros encontramos’”.

En Toluca se encuentra el archivo principal: una bodega en la que se apilan cientos de latas, recién donadas por el Imcine, donde se encuentran películas de distinta índole. Por un lado, están las caseras, las que muestran imágenes de familias en sus viajes, en cumpleaños, bailando o poniendo la primera piedra de su casa; por otro lado, están aquellas que muestran figuras importantes: artistas, presidentes y líderes sociales dando discursos. Finalmente, hay unas cuantas cintas con películas de Disney y otros filmes animados.

Ezequiel Reyes
Fotografía de Ezequiel Reyes padre y Ezequiel Reyes hijo, afuera del Archivo Fílmico Reyes en Toluca, en 2022. Foto: Acelo Ruiz

En la bodega en Toluca también hay una máquina que limpia las películas, otra que mide su longitud, un par de lupas, una mesa con luz y rodillos, y un par de proyectores. Asimismo, el Archivo Reyes cuenta con dos bodegas más en la Ciudad de México, y una de ellas tiene un pequeño refrigerador para la película virgen.

Desde 2009 hasta 2022 Ezequiel se encargaba solo del Archivo Reyes, pero el año pasado, gracias a Focine, reunió un equipo para la conservación de su acervo. Ahora puede atender más rápido las solicitudes que le llegan y catalogar el material que tiene. Hasta hoy tiene contabilizados quinientos rollos en Toluca, que no es ni el 20 % del material que posee, y además, entre 2018 y 2022, digitalizó su material en un disco de cuatro terabytes, el cual contenía aproximadamente trescientas horas de material audiovisual.

Ezequiel ha producido alrededor de veintisiete cortometrajes, entre los que se encuentran Mi abuelo (Tolucos en S8) (2009), A qué sabe la melancolía con mermelada (2010) y Xinantécatl (2011). Además, el material del Archivo Reyes ha estado en muchas producciones a nivel internacional, como en documentales de la televisión alemana, en una producción francesa sobre el chile de América en mesas europeas y en un filme sobre el penal de Oblatos.

Como cuando inició su camino en el cine, Ezequiel prefiere producir con películas huérfanas. Su cortometraje, Callejón del beso (2020), muestra cientos de videos de gente besando: a su pareja, sus hermanos, sus padres o amigos e incluso a alguna mascota; en él Ezequiel reflexiona acerca de la importancia del beso en un contexto de pandemia.

Otro de sus cortometrajes se titula ¡Allá vienen! (2018), que narra, a través de las filmaciones caseras de familias mexicanas, una historia sobre ciudadanos mexicanos desaparecidos; como audio, María Rivera recita su poema “Los muertos” en una manifestación en el Zócalo. Este cortometraje fue exhibido en el Festival Internacional de Cine de Morelia, en DOQUMENTA y en ULTRAcinema; y ha recibido más de diez nominaciones y premios, entre ellos, la Mención Honorífica de Miradas Locales, la del Festival de Cine Documental DOQUMENTA y la Mención Especial del Cine Internacional Olhar de Cinema.

Sin embargo, Ezequiel ahora busca enfocarse en el Archivo Reyes, ampliando su contenido, buscando becas que ayuden a su conservación para, en unos años, hacerlo más grande, pasándolo de la bodega —en la que ahora se encuentran cientos de películas— a unas bóvedas que él mismo construya en las faldas del Nevado de Toluca. “Yo me tomo el proyecto del archivo como un proyecto de toda la vida”, dice Ezequiel para terminar la entrevista, mientras cierra la cortina de lámina en el exterior del Archivo Reyes en Toluca.

Medición de pietaje (longitud en pies) de una película de 35mm, resguardada en el Archivo Fílmico Reyes, 2023. Foto cortesía de: Ezequiel Reyes.
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Traducción de
Revisión de diversos formatos fílmicos de películas durante el Taller de manejo de materiales fílmicos de 35mm, 16mm, Super8 y 8mm, en la Cineteca Mexiquense, en Toluca, Estado de México. Taller organizado por el Archivo Fílmico Reyes con apoyo de Focine y la Cineteca Mexiquense, en 2022. Foto cortesía de: Ezequiel Reyes.

Ezequiel Reyes colecciona películas caseras con viajes de familias anónimas, y ha creado su propio archivo. En una bodega en Toluca resguarda este tipo de películas, otras con artistas, presidentes y líderes sociales, y unas cuantas cintas de Disney y otros filmes animados. A partir de estos insumos, Reyes creó el cortometraje Familia desconocida en 2012.

Era enero de 2009, el “mercado de chácharas” de la Portales, que se instala todos los días en las calles de Rumanía, Santa Cruz y Libertad, estaba tan lleno como siempre. Ahí se dan cita los buscadores de antigüedades y objetos preciados pero poco valorados: muebles, vajillas, sillas, butacas, relojes, espejos, discos de vinil, ropa y accesorios.

Ezequiel Reyes busca una máquina de escribir y un escritorio antiguo para un cortometraje que dirige pero, entre las cosas, encuentra lo que sería el inicio de su gran proyecto de vida. Con una emoción contagiosa, Ezequiel recuerda su descubrimiento: “Y que me encuentro, en este mercado, un cofre metálico lleno de películas; saco una película y la veo así, al sol, y era Xochimilco a colores. Cuando vi las imágenes en 16 mm de Xochimilco me fascinaron y compré todo el cofre… mi primer cofre del tesoro”.

Ezequiel Reyes
Proyección de una película de 16mm durante el taller de manejo de materiales fílmicos de 35mm, 16mm Super8 y 8mm, en la Cineteca Mexiquense, en Toluca, Estado de México, 2022. Foto cortesía de: Ezequiel Reyes.

Ezequiel Reyes estudió Ingeniería Electromecánica pero, al terminar la maestría en Mecatrónica, se dio cuenta de que su verdadera pasión era el cine. “Un doctor con el que tomaba una clase de oyente nos preguntó ‘¿ustedes qué quieren hacer de su vida?’ Yo pensé: ‘si cuando terminé la prepa quería estudiar cine… ¿qué hago aquí?’”

En 2008 entró al Centro de Capacitación Cinematográfica para estudiar realización cinematográfica. Para una de sus clases debía realizar un cortometraje y fue ahí cuando utilizó las películas que encontró en su primer cofre del tesoro. Las películas mostraban imágenes de una familia en sus viajes a Xochimilco y Taxco; con ellas, años más tarde, hizo un cortometraje llamado Familia desconocida (2012).

Familia desconocida (2012) fue realizado con películas de cine casero huérfanas que Ezequiel fue encontrando en los mercados. En él reconstruye la historia de la familia que encontró, acomodando las imágenes para que tengan sentido, nombrando a los personajes e imaginando lo que llevó a cada uno a encontrarse en una misma escena. Como fondo, Ezequiel Reyes narra una reflexión sobre lo que se muestra en las películas caseras: “Las filmaciones familiares son momentos felices: viajes, primeros pasos; son representaciones idealizadas de la familia. Los dramas familiares no se filman mas que accidentalmente”.

En esa naturaleza y composición orgánica de las películas caseras, halló su vocación, y poco a poco fue haciéndose de más películas hasta armar el Archivo Fílmico Reyes. Los padres de Ezequiel son acumuladores; su padre, por ejemplo, es filatelista y colecciona también revistas de National Geographic. De ahí que algo que inició como mera curiosidad se convirtiera en bodegas llenas de latas con películas de 8 mm, 16 mm y súper 8.

Con un tono divertido y un lenguaje coloquial, Ezequiel Reyes también cuenta historias de la Filmoteca, de otros archivos filmográficos en el extranjero y de la Cineteca Nacional, donde trabajó un tiempo como parte del equipo del Laboratorio de Restauración Digital. Ahora se dedica a la “arqueología filmográfica”, como él la llama, que es investigar el pasado a partir de imágenes. Lo describe así: “Cada película es como Pompeya, las imágenes quedan encapsuladas. Son como botellas en el tiempo, ¿no? Y se pueden conocer muchas cosas. Son líneas de investigación abiertas”. Y entre risas cuenta: “Nos volvimos muy buenos buscadores y, entonces, decíamos ‘nosotros no buscamos, nosotros encontramos’”.

En Toluca se encuentra el archivo principal: una bodega en la que se apilan cientos de latas, recién donadas por el Imcine, donde se encuentran películas de distinta índole. Por un lado, están las caseras, las que muestran imágenes de familias en sus viajes, en cumpleaños, bailando o poniendo la primera piedra de su casa; por otro lado, están aquellas que muestran figuras importantes: artistas, presidentes y líderes sociales dando discursos. Finalmente, hay unas cuantas cintas con películas de Disney y otros filmes animados.

Ezequiel Reyes
Fotografía de Ezequiel Reyes padre y Ezequiel Reyes hijo, afuera del Archivo Fílmico Reyes en Toluca, en 2022. Foto: Acelo Ruiz

En la bodega en Toluca también hay una máquina que limpia las películas, otra que mide su longitud, un par de lupas, una mesa con luz y rodillos, y un par de proyectores. Asimismo, el Archivo Reyes cuenta con dos bodegas más en la Ciudad de México, y una de ellas tiene un pequeño refrigerador para la película virgen.

Desde 2009 hasta 2022 Ezequiel se encargaba solo del Archivo Reyes, pero el año pasado, gracias a Focine, reunió un equipo para la conservación de su acervo. Ahora puede atender más rápido las solicitudes que le llegan y catalogar el material que tiene. Hasta hoy tiene contabilizados quinientos rollos en Toluca, que no es ni el 20 % del material que posee, y además, entre 2018 y 2022, digitalizó su material en un disco de cuatro terabytes, el cual contenía aproximadamente trescientas horas de material audiovisual.

Ezequiel ha producido alrededor de veintisiete cortometrajes, entre los que se encuentran Mi abuelo (Tolucos en S8) (2009), A qué sabe la melancolía con mermelada (2010) y Xinantécatl (2011). Además, el material del Archivo Reyes ha estado en muchas producciones a nivel internacional, como en documentales de la televisión alemana, en una producción francesa sobre el chile de América en mesas europeas y en un filme sobre el penal de Oblatos.

Como cuando inició su camino en el cine, Ezequiel prefiere producir con películas huérfanas. Su cortometraje, Callejón del beso (2020), muestra cientos de videos de gente besando: a su pareja, sus hermanos, sus padres o amigos e incluso a alguna mascota; en él Ezequiel reflexiona acerca de la importancia del beso en un contexto de pandemia.

Otro de sus cortometrajes se titula ¡Allá vienen! (2018), que narra, a través de las filmaciones caseras de familias mexicanas, una historia sobre ciudadanos mexicanos desaparecidos; como audio, María Rivera recita su poema “Los muertos” en una manifestación en el Zócalo. Este cortometraje fue exhibido en el Festival Internacional de Cine de Morelia, en DOQUMENTA y en ULTRAcinema; y ha recibido más de diez nominaciones y premios, entre ellos, la Mención Honorífica de Miradas Locales, la del Festival de Cine Documental DOQUMENTA y la Mención Especial del Cine Internacional Olhar de Cinema.

Sin embargo, Ezequiel ahora busca enfocarse en el Archivo Reyes, ampliando su contenido, buscando becas que ayuden a su conservación para, en unos años, hacerlo más grande, pasándolo de la bodega —en la que ahora se encuentran cientos de películas— a unas bóvedas que él mismo construya en las faldas del Nevado de Toluca. “Yo me tomo el proyecto del archivo como un proyecto de toda la vida”, dice Ezequiel para terminar la entrevista, mientras cierra la cortina de lámina en el exterior del Archivo Reyes en Toluca.

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Ezequiel Reyes colecciona películas caseras con viajes de familias anónimas, y ha creado su propio archivo. En una bodega en Toluca resguarda este tipo de películas, otras con artistas, presidentes y líderes sociales, y unas cuantas cintas de Disney y otros filmes animados. A partir de estos insumos, Reyes creó el cortometraje Familia desconocida en 2012.

Era enero de 2009, el “mercado de chácharas” de la Portales, que se instala todos los días en las calles de Rumanía, Santa Cruz y Libertad, estaba tan lleno como siempre. Ahí se dan cita los buscadores de antigüedades y objetos preciados pero poco valorados: muebles, vajillas, sillas, butacas, relojes, espejos, discos de vinil, ropa y accesorios.

Ezequiel Reyes busca una máquina de escribir y un escritorio antiguo para un cortometraje que dirige pero, entre las cosas, encuentra lo que sería el inicio de su gran proyecto de vida. Con una emoción contagiosa, Ezequiel recuerda su descubrimiento: “Y que me encuentro, en este mercado, un cofre metálico lleno de películas; saco una película y la veo así, al sol, y era Xochimilco a colores. Cuando vi las imágenes en 16 mm de Xochimilco me fascinaron y compré todo el cofre… mi primer cofre del tesoro”.

Ezequiel Reyes
Proyección de una película de 16mm durante el taller de manejo de materiales fílmicos de 35mm, 16mm Super8 y 8mm, en la Cineteca Mexiquense, en Toluca, Estado de México, 2022. Foto cortesía de: Ezequiel Reyes.

Ezequiel Reyes estudió Ingeniería Electromecánica pero, al terminar la maestría en Mecatrónica, se dio cuenta de que su verdadera pasión era el cine. “Un doctor con el que tomaba una clase de oyente nos preguntó ‘¿ustedes qué quieren hacer de su vida?’ Yo pensé: ‘si cuando terminé la prepa quería estudiar cine… ¿qué hago aquí?’”

En 2008 entró al Centro de Capacitación Cinematográfica para estudiar realización cinematográfica. Para una de sus clases debía realizar un cortometraje y fue ahí cuando utilizó las películas que encontró en su primer cofre del tesoro. Las películas mostraban imágenes de una familia en sus viajes a Xochimilco y Taxco; con ellas, años más tarde, hizo un cortometraje llamado Familia desconocida (2012).

Familia desconocida (2012) fue realizado con películas de cine casero huérfanas que Ezequiel fue encontrando en los mercados. En él reconstruye la historia de la familia que encontró, acomodando las imágenes para que tengan sentido, nombrando a los personajes e imaginando lo que llevó a cada uno a encontrarse en una misma escena. Como fondo, Ezequiel Reyes narra una reflexión sobre lo que se muestra en las películas caseras: “Las filmaciones familiares son momentos felices: viajes, primeros pasos; son representaciones idealizadas de la familia. Los dramas familiares no se filman mas que accidentalmente”.

En esa naturaleza y composición orgánica de las películas caseras, halló su vocación, y poco a poco fue haciéndose de más películas hasta armar el Archivo Fílmico Reyes. Los padres de Ezequiel son acumuladores; su padre, por ejemplo, es filatelista y colecciona también revistas de National Geographic. De ahí que algo que inició como mera curiosidad se convirtiera en bodegas llenas de latas con películas de 8 mm, 16 mm y súper 8.

Con un tono divertido y un lenguaje coloquial, Ezequiel Reyes también cuenta historias de la Filmoteca, de otros archivos filmográficos en el extranjero y de la Cineteca Nacional, donde trabajó un tiempo como parte del equipo del Laboratorio de Restauración Digital. Ahora se dedica a la “arqueología filmográfica”, como él la llama, que es investigar el pasado a partir de imágenes. Lo describe así: “Cada película es como Pompeya, las imágenes quedan encapsuladas. Son como botellas en el tiempo, ¿no? Y se pueden conocer muchas cosas. Son líneas de investigación abiertas”. Y entre risas cuenta: “Nos volvimos muy buenos buscadores y, entonces, decíamos ‘nosotros no buscamos, nosotros encontramos’”.

En Toluca se encuentra el archivo principal: una bodega en la que se apilan cientos de latas, recién donadas por el Imcine, donde se encuentran películas de distinta índole. Por un lado, están las caseras, las que muestran imágenes de familias en sus viajes, en cumpleaños, bailando o poniendo la primera piedra de su casa; por otro lado, están aquellas que muestran figuras importantes: artistas, presidentes y líderes sociales dando discursos. Finalmente, hay unas cuantas cintas con películas de Disney y otros filmes animados.

Ezequiel Reyes
Fotografía de Ezequiel Reyes padre y Ezequiel Reyes hijo, afuera del Archivo Fílmico Reyes en Toluca, en 2022. Foto: Acelo Ruiz

En la bodega en Toluca también hay una máquina que limpia las películas, otra que mide su longitud, un par de lupas, una mesa con luz y rodillos, y un par de proyectores. Asimismo, el Archivo Reyes cuenta con dos bodegas más en la Ciudad de México, y una de ellas tiene un pequeño refrigerador para la película virgen.

Desde 2009 hasta 2022 Ezequiel se encargaba solo del Archivo Reyes, pero el año pasado, gracias a Focine, reunió un equipo para la conservación de su acervo. Ahora puede atender más rápido las solicitudes que le llegan y catalogar el material que tiene. Hasta hoy tiene contabilizados quinientos rollos en Toluca, que no es ni el 20 % del material que posee, y además, entre 2018 y 2022, digitalizó su material en un disco de cuatro terabytes, el cual contenía aproximadamente trescientas horas de material audiovisual.

Ezequiel ha producido alrededor de veintisiete cortometrajes, entre los que se encuentran Mi abuelo (Tolucos en S8) (2009), A qué sabe la melancolía con mermelada (2010) y Xinantécatl (2011). Además, el material del Archivo Reyes ha estado en muchas producciones a nivel internacional, como en documentales de la televisión alemana, en una producción francesa sobre el chile de América en mesas europeas y en un filme sobre el penal de Oblatos.

Como cuando inició su camino en el cine, Ezequiel prefiere producir con películas huérfanas. Su cortometraje, Callejón del beso (2020), muestra cientos de videos de gente besando: a su pareja, sus hermanos, sus padres o amigos e incluso a alguna mascota; en él Ezequiel reflexiona acerca de la importancia del beso en un contexto de pandemia.

Otro de sus cortometrajes se titula ¡Allá vienen! (2018), que narra, a través de las filmaciones caseras de familias mexicanas, una historia sobre ciudadanos mexicanos desaparecidos; como audio, María Rivera recita su poema “Los muertos” en una manifestación en el Zócalo. Este cortometraje fue exhibido en el Festival Internacional de Cine de Morelia, en DOQUMENTA y en ULTRAcinema; y ha recibido más de diez nominaciones y premios, entre ellos, la Mención Honorífica de Miradas Locales, la del Festival de Cine Documental DOQUMENTA y la Mención Especial del Cine Internacional Olhar de Cinema.

Sin embargo, Ezequiel ahora busca enfocarse en el Archivo Reyes, ampliando su contenido, buscando becas que ayuden a su conservación para, en unos años, hacerlo más grande, pasándolo de la bodega —en la que ahora se encuentran cientos de películas— a unas bóvedas que él mismo construya en las faldas del Nevado de Toluca. “Yo me tomo el proyecto del archivo como un proyecto de toda la vida”, dice Ezequiel para terminar la entrevista, mientras cierra la cortina de lámina en el exterior del Archivo Reyes en Toluca.

Medición de pietaje (longitud en pies) de una película de 35mm, resguardada en el Archivo Fílmico Reyes, 2023. Foto cortesía de: Ezequiel Reyes.
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Ezequiel Reyes colecciona películas caseras con viajes de familias anónimas, y ha creado su propio archivo. En una bodega en Toluca resguarda este tipo de películas, otras con artistas, presidentes y líderes sociales, y unas cuantas cintas de Disney y otros filmes animados. A partir de estos insumos, Reyes creó el cortometraje Familia desconocida en 2012.

Era enero de 2009, el “mercado de chácharas” de la Portales, que se instala todos los días en las calles de Rumanía, Santa Cruz y Libertad, estaba tan lleno como siempre. Ahí se dan cita los buscadores de antigüedades y objetos preciados pero poco valorados: muebles, vajillas, sillas, butacas, relojes, espejos, discos de vinil, ropa y accesorios.

Ezequiel Reyes busca una máquina de escribir y un escritorio antiguo para un cortometraje que dirige pero, entre las cosas, encuentra lo que sería el inicio de su gran proyecto de vida. Con una emoción contagiosa, Ezequiel recuerda su descubrimiento: “Y que me encuentro, en este mercado, un cofre metálico lleno de películas; saco una película y la veo así, al sol, y era Xochimilco a colores. Cuando vi las imágenes en 16 mm de Xochimilco me fascinaron y compré todo el cofre… mi primer cofre del tesoro”.

Ezequiel Reyes
Proyección de una película de 16mm durante el taller de manejo de materiales fílmicos de 35mm, 16mm Super8 y 8mm, en la Cineteca Mexiquense, en Toluca, Estado de México, 2022. Foto cortesía de: Ezequiel Reyes.

Ezequiel Reyes estudió Ingeniería Electromecánica pero, al terminar la maestría en Mecatrónica, se dio cuenta de que su verdadera pasión era el cine. “Un doctor con el que tomaba una clase de oyente nos preguntó ‘¿ustedes qué quieren hacer de su vida?’ Yo pensé: ‘si cuando terminé la prepa quería estudiar cine… ¿qué hago aquí?’”

En 2008 entró al Centro de Capacitación Cinematográfica para estudiar realización cinematográfica. Para una de sus clases debía realizar un cortometraje y fue ahí cuando utilizó las películas que encontró en su primer cofre del tesoro. Las películas mostraban imágenes de una familia en sus viajes a Xochimilco y Taxco; con ellas, años más tarde, hizo un cortometraje llamado Familia desconocida (2012).

Familia desconocida (2012) fue realizado con películas de cine casero huérfanas que Ezequiel fue encontrando en los mercados. En él reconstruye la historia de la familia que encontró, acomodando las imágenes para que tengan sentido, nombrando a los personajes e imaginando lo que llevó a cada uno a encontrarse en una misma escena. Como fondo, Ezequiel Reyes narra una reflexión sobre lo que se muestra en las películas caseras: “Las filmaciones familiares son momentos felices: viajes, primeros pasos; son representaciones idealizadas de la familia. Los dramas familiares no se filman mas que accidentalmente”.

En esa naturaleza y composición orgánica de las películas caseras, halló su vocación, y poco a poco fue haciéndose de más películas hasta armar el Archivo Fílmico Reyes. Los padres de Ezequiel son acumuladores; su padre, por ejemplo, es filatelista y colecciona también revistas de National Geographic. De ahí que algo que inició como mera curiosidad se convirtiera en bodegas llenas de latas con películas de 8 mm, 16 mm y súper 8.

Con un tono divertido y un lenguaje coloquial, Ezequiel Reyes también cuenta historias de la Filmoteca, de otros archivos filmográficos en el extranjero y de la Cineteca Nacional, donde trabajó un tiempo como parte del equipo del Laboratorio de Restauración Digital. Ahora se dedica a la “arqueología filmográfica”, como él la llama, que es investigar el pasado a partir de imágenes. Lo describe así: “Cada película es como Pompeya, las imágenes quedan encapsuladas. Son como botellas en el tiempo, ¿no? Y se pueden conocer muchas cosas. Son líneas de investigación abiertas”. Y entre risas cuenta: “Nos volvimos muy buenos buscadores y, entonces, decíamos ‘nosotros no buscamos, nosotros encontramos’”.

En Toluca se encuentra el archivo principal: una bodega en la que se apilan cientos de latas, recién donadas por el Imcine, donde se encuentran películas de distinta índole. Por un lado, están las caseras, las que muestran imágenes de familias en sus viajes, en cumpleaños, bailando o poniendo la primera piedra de su casa; por otro lado, están aquellas que muestran figuras importantes: artistas, presidentes y líderes sociales dando discursos. Finalmente, hay unas cuantas cintas con películas de Disney y otros filmes animados.

Ezequiel Reyes
Fotografía de Ezequiel Reyes padre y Ezequiel Reyes hijo, afuera del Archivo Fílmico Reyes en Toluca, en 2022. Foto: Acelo Ruiz

En la bodega en Toluca también hay una máquina que limpia las películas, otra que mide su longitud, un par de lupas, una mesa con luz y rodillos, y un par de proyectores. Asimismo, el Archivo Reyes cuenta con dos bodegas más en la Ciudad de México, y una de ellas tiene un pequeño refrigerador para la película virgen.

Desde 2009 hasta 2022 Ezequiel se encargaba solo del Archivo Reyes, pero el año pasado, gracias a Focine, reunió un equipo para la conservación de su acervo. Ahora puede atender más rápido las solicitudes que le llegan y catalogar el material que tiene. Hasta hoy tiene contabilizados quinientos rollos en Toluca, que no es ni el 20 % del material que posee, y además, entre 2018 y 2022, digitalizó su material en un disco de cuatro terabytes, el cual contenía aproximadamente trescientas horas de material audiovisual.

Ezequiel ha producido alrededor de veintisiete cortometrajes, entre los que se encuentran Mi abuelo (Tolucos en S8) (2009), A qué sabe la melancolía con mermelada (2010) y Xinantécatl (2011). Además, el material del Archivo Reyes ha estado en muchas producciones a nivel internacional, como en documentales de la televisión alemana, en una producción francesa sobre el chile de América en mesas europeas y en un filme sobre el penal de Oblatos.

Como cuando inició su camino en el cine, Ezequiel prefiere producir con películas huérfanas. Su cortometraje, Callejón del beso (2020), muestra cientos de videos de gente besando: a su pareja, sus hermanos, sus padres o amigos e incluso a alguna mascota; en él Ezequiel reflexiona acerca de la importancia del beso en un contexto de pandemia.

Otro de sus cortometrajes se titula ¡Allá vienen! (2018), que narra, a través de las filmaciones caseras de familias mexicanas, una historia sobre ciudadanos mexicanos desaparecidos; como audio, María Rivera recita su poema “Los muertos” en una manifestación en el Zócalo. Este cortometraje fue exhibido en el Festival Internacional de Cine de Morelia, en DOQUMENTA y en ULTRAcinema; y ha recibido más de diez nominaciones y premios, entre ellos, la Mención Honorífica de Miradas Locales, la del Festival de Cine Documental DOQUMENTA y la Mención Especial del Cine Internacional Olhar de Cinema.

Sin embargo, Ezequiel ahora busca enfocarse en el Archivo Reyes, ampliando su contenido, buscando becas que ayuden a su conservación para, en unos años, hacerlo más grande, pasándolo de la bodega —en la que ahora se encuentran cientos de películas— a unas bóvedas que él mismo construya en las faldas del Nevado de Toluca. “Yo me tomo el proyecto del archivo como un proyecto de toda la vida”, dice Ezequiel para terminar la entrevista, mientras cierra la cortina de lámina en el exterior del Archivo Reyes en Toluca.

Medición de pietaje (longitud en pies) de una película de 35mm, resguardada en el Archivo Fílmico Reyes, 2023. Foto cortesía de: Ezequiel Reyes.
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Revisión de diversos formatos fílmicos de películas durante el Taller de manejo de materiales fílmicos de 35mm, 16mm, Super8 y 8mm, en la Cineteca Mexiquense, en Toluca, Estado de México. Taller organizado por el Archivo Fílmico Reyes con apoyo de Focine y la Cineteca Mexiquense, en 2022. Foto cortesía de: Ezequiel Reyes.
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Ezequiel Reyes colecciona películas caseras con viajes de familias anónimas, y ha creado su propio archivo. En una bodega en Toluca resguarda este tipo de películas, otras con artistas, presidentes y líderes sociales, y unas cuantas cintas de Disney y otros filmes animados. A partir de estos insumos, Reyes creó el cortometraje Familia desconocida en 2012.

Era enero de 2009, el “mercado de chácharas” de la Portales, que se instala todos los días en las calles de Rumanía, Santa Cruz y Libertad, estaba tan lleno como siempre. Ahí se dan cita los buscadores de antigüedades y objetos preciados pero poco valorados: muebles, vajillas, sillas, butacas, relojes, espejos, discos de vinil, ropa y accesorios.

Ezequiel Reyes busca una máquina de escribir y un escritorio antiguo para un cortometraje que dirige pero, entre las cosas, encuentra lo que sería el inicio de su gran proyecto de vida. Con una emoción contagiosa, Ezequiel recuerda su descubrimiento: “Y que me encuentro, en este mercado, un cofre metálico lleno de películas; saco una película y la veo así, al sol, y era Xochimilco a colores. Cuando vi las imágenes en 16 mm de Xochimilco me fascinaron y compré todo el cofre… mi primer cofre del tesoro”.

Ezequiel Reyes
Proyección de una película de 16mm durante el taller de manejo de materiales fílmicos de 35mm, 16mm Super8 y 8mm, en la Cineteca Mexiquense, en Toluca, Estado de México, 2022. Foto cortesía de: Ezequiel Reyes.

Ezequiel Reyes estudió Ingeniería Electromecánica pero, al terminar la maestría en Mecatrónica, se dio cuenta de que su verdadera pasión era el cine. “Un doctor con el que tomaba una clase de oyente nos preguntó ‘¿ustedes qué quieren hacer de su vida?’ Yo pensé: ‘si cuando terminé la prepa quería estudiar cine… ¿qué hago aquí?’”

En 2008 entró al Centro de Capacitación Cinematográfica para estudiar realización cinematográfica. Para una de sus clases debía realizar un cortometraje y fue ahí cuando utilizó las películas que encontró en su primer cofre del tesoro. Las películas mostraban imágenes de una familia en sus viajes a Xochimilco y Taxco; con ellas, años más tarde, hizo un cortometraje llamado Familia desconocida (2012).

Familia desconocida (2012) fue realizado con películas de cine casero huérfanas que Ezequiel fue encontrando en los mercados. En él reconstruye la historia de la familia que encontró, acomodando las imágenes para que tengan sentido, nombrando a los personajes e imaginando lo que llevó a cada uno a encontrarse en una misma escena. Como fondo, Ezequiel Reyes narra una reflexión sobre lo que se muestra en las películas caseras: “Las filmaciones familiares son momentos felices: viajes, primeros pasos; son representaciones idealizadas de la familia. Los dramas familiares no se filman mas que accidentalmente”.

En esa naturaleza y composición orgánica de las películas caseras, halló su vocación, y poco a poco fue haciéndose de más películas hasta armar el Archivo Fílmico Reyes. Los padres de Ezequiel son acumuladores; su padre, por ejemplo, es filatelista y colecciona también revistas de National Geographic. De ahí que algo que inició como mera curiosidad se convirtiera en bodegas llenas de latas con películas de 8 mm, 16 mm y súper 8.

Con un tono divertido y un lenguaje coloquial, Ezequiel Reyes también cuenta historias de la Filmoteca, de otros archivos filmográficos en el extranjero y de la Cineteca Nacional, donde trabajó un tiempo como parte del equipo del Laboratorio de Restauración Digital. Ahora se dedica a la “arqueología filmográfica”, como él la llama, que es investigar el pasado a partir de imágenes. Lo describe así: “Cada película es como Pompeya, las imágenes quedan encapsuladas. Son como botellas en el tiempo, ¿no? Y se pueden conocer muchas cosas. Son líneas de investigación abiertas”. Y entre risas cuenta: “Nos volvimos muy buenos buscadores y, entonces, decíamos ‘nosotros no buscamos, nosotros encontramos’”.

En Toluca se encuentra el archivo principal: una bodega en la que se apilan cientos de latas, recién donadas por el Imcine, donde se encuentran películas de distinta índole. Por un lado, están las caseras, las que muestran imágenes de familias en sus viajes, en cumpleaños, bailando o poniendo la primera piedra de su casa; por otro lado, están aquellas que muestran figuras importantes: artistas, presidentes y líderes sociales dando discursos. Finalmente, hay unas cuantas cintas con películas de Disney y otros filmes animados.

Ezequiel Reyes
Fotografía de Ezequiel Reyes padre y Ezequiel Reyes hijo, afuera del Archivo Fílmico Reyes en Toluca, en 2022. Foto: Acelo Ruiz

En la bodega en Toluca también hay una máquina que limpia las películas, otra que mide su longitud, un par de lupas, una mesa con luz y rodillos, y un par de proyectores. Asimismo, el Archivo Reyes cuenta con dos bodegas más en la Ciudad de México, y una de ellas tiene un pequeño refrigerador para la película virgen.

Desde 2009 hasta 2022 Ezequiel se encargaba solo del Archivo Reyes, pero el año pasado, gracias a Focine, reunió un equipo para la conservación de su acervo. Ahora puede atender más rápido las solicitudes que le llegan y catalogar el material que tiene. Hasta hoy tiene contabilizados quinientos rollos en Toluca, que no es ni el 20 % del material que posee, y además, entre 2018 y 2022, digitalizó su material en un disco de cuatro terabytes, el cual contenía aproximadamente trescientas horas de material audiovisual.

Ezequiel ha producido alrededor de veintisiete cortometrajes, entre los que se encuentran Mi abuelo (Tolucos en S8) (2009), A qué sabe la melancolía con mermelada (2010) y Xinantécatl (2011). Además, el material del Archivo Reyes ha estado en muchas producciones a nivel internacional, como en documentales de la televisión alemana, en una producción francesa sobre el chile de América en mesas europeas y en un filme sobre el penal de Oblatos.

Como cuando inició su camino en el cine, Ezequiel prefiere producir con películas huérfanas. Su cortometraje, Callejón del beso (2020), muestra cientos de videos de gente besando: a su pareja, sus hermanos, sus padres o amigos e incluso a alguna mascota; en él Ezequiel reflexiona acerca de la importancia del beso en un contexto de pandemia.

Otro de sus cortometrajes se titula ¡Allá vienen! (2018), que narra, a través de las filmaciones caseras de familias mexicanas, una historia sobre ciudadanos mexicanos desaparecidos; como audio, María Rivera recita su poema “Los muertos” en una manifestación en el Zócalo. Este cortometraje fue exhibido en el Festival Internacional de Cine de Morelia, en DOQUMENTA y en ULTRAcinema; y ha recibido más de diez nominaciones y premios, entre ellos, la Mención Honorífica de Miradas Locales, la del Festival de Cine Documental DOQUMENTA y la Mención Especial del Cine Internacional Olhar de Cinema.

Sin embargo, Ezequiel ahora busca enfocarse en el Archivo Reyes, ampliando su contenido, buscando becas que ayuden a su conservación para, en unos años, hacerlo más grande, pasándolo de la bodega —en la que ahora se encuentran cientos de películas— a unas bóvedas que él mismo construya en las faldas del Nevado de Toluca. “Yo me tomo el proyecto del archivo como un proyecto de toda la vida”, dice Ezequiel para terminar la entrevista, mientras cierra la cortina de lámina en el exterior del Archivo Reyes en Toluca.

Medición de pietaje (longitud en pies) de una película de 35mm, resguardada en el Archivo Fílmico Reyes, 2023. Foto cortesía de: Ezequiel Reyes.
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Ezequiel Reyes colecciona películas caseras con viajes de familias anónimas, y ha creado su propio archivo. En una bodega en Toluca resguarda este tipo de películas, otras con artistas, presidentes y líderes sociales, y unas cuantas cintas de Disney y otros filmes animados. A partir de estos insumos, Reyes creó el cortometraje Familia desconocida en 2012.

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Fotografía de
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Traducción de

Era enero de 2009, el “mercado de chácharas” de la Portales, que se instala todos los días en las calles de Rumanía, Santa Cruz y Libertad, estaba tan lleno como siempre. Ahí se dan cita los buscadores de antigüedades y objetos preciados pero poco valorados: muebles, vajillas, sillas, butacas, relojes, espejos, discos de vinil, ropa y accesorios.

Ezequiel Reyes busca una máquina de escribir y un escritorio antiguo para un cortometraje que dirige pero, entre las cosas, encuentra lo que sería el inicio de su gran proyecto de vida. Con una emoción contagiosa, Ezequiel recuerda su descubrimiento: “Y que me encuentro, en este mercado, un cofre metálico lleno de películas; saco una película y la veo así, al sol, y era Xochimilco a colores. Cuando vi las imágenes en 16 mm de Xochimilco me fascinaron y compré todo el cofre… mi primer cofre del tesoro”.

Ezequiel Reyes
Proyección de una película de 16mm durante el taller de manejo de materiales fílmicos de 35mm, 16mm Super8 y 8mm, en la Cineteca Mexiquense, en Toluca, Estado de México, 2022. Foto cortesía de: Ezequiel Reyes.

Ezequiel Reyes estudió Ingeniería Electromecánica pero, al terminar la maestría en Mecatrónica, se dio cuenta de que su verdadera pasión era el cine. “Un doctor con el que tomaba una clase de oyente nos preguntó ‘¿ustedes qué quieren hacer de su vida?’ Yo pensé: ‘si cuando terminé la prepa quería estudiar cine… ¿qué hago aquí?’”

En 2008 entró al Centro de Capacitación Cinematográfica para estudiar realización cinematográfica. Para una de sus clases debía realizar un cortometraje y fue ahí cuando utilizó las películas que encontró en su primer cofre del tesoro. Las películas mostraban imágenes de una familia en sus viajes a Xochimilco y Taxco; con ellas, años más tarde, hizo un cortometraje llamado Familia desconocida (2012).

Familia desconocida (2012) fue realizado con películas de cine casero huérfanas que Ezequiel fue encontrando en los mercados. En él reconstruye la historia de la familia que encontró, acomodando las imágenes para que tengan sentido, nombrando a los personajes e imaginando lo que llevó a cada uno a encontrarse en una misma escena. Como fondo, Ezequiel Reyes narra una reflexión sobre lo que se muestra en las películas caseras: “Las filmaciones familiares son momentos felices: viajes, primeros pasos; son representaciones idealizadas de la familia. Los dramas familiares no se filman mas que accidentalmente”.

En esa naturaleza y composición orgánica de las películas caseras, halló su vocación, y poco a poco fue haciéndose de más películas hasta armar el Archivo Fílmico Reyes. Los padres de Ezequiel son acumuladores; su padre, por ejemplo, es filatelista y colecciona también revistas de National Geographic. De ahí que algo que inició como mera curiosidad se convirtiera en bodegas llenas de latas con películas de 8 mm, 16 mm y súper 8.

Con un tono divertido y un lenguaje coloquial, Ezequiel Reyes también cuenta historias de la Filmoteca, de otros archivos filmográficos en el extranjero y de la Cineteca Nacional, donde trabajó un tiempo como parte del equipo del Laboratorio de Restauración Digital. Ahora se dedica a la “arqueología filmográfica”, como él la llama, que es investigar el pasado a partir de imágenes. Lo describe así: “Cada película es como Pompeya, las imágenes quedan encapsuladas. Son como botellas en el tiempo, ¿no? Y se pueden conocer muchas cosas. Son líneas de investigación abiertas”. Y entre risas cuenta: “Nos volvimos muy buenos buscadores y, entonces, decíamos ‘nosotros no buscamos, nosotros encontramos’”.

En Toluca se encuentra el archivo principal: una bodega en la que se apilan cientos de latas, recién donadas por el Imcine, donde se encuentran películas de distinta índole. Por un lado, están las caseras, las que muestran imágenes de familias en sus viajes, en cumpleaños, bailando o poniendo la primera piedra de su casa; por otro lado, están aquellas que muestran figuras importantes: artistas, presidentes y líderes sociales dando discursos. Finalmente, hay unas cuantas cintas con películas de Disney y otros filmes animados.

Ezequiel Reyes
Fotografía de Ezequiel Reyes padre y Ezequiel Reyes hijo, afuera del Archivo Fílmico Reyes en Toluca, en 2022. Foto: Acelo Ruiz

En la bodega en Toluca también hay una máquina que limpia las películas, otra que mide su longitud, un par de lupas, una mesa con luz y rodillos, y un par de proyectores. Asimismo, el Archivo Reyes cuenta con dos bodegas más en la Ciudad de México, y una de ellas tiene un pequeño refrigerador para la película virgen.

Desde 2009 hasta 2022 Ezequiel se encargaba solo del Archivo Reyes, pero el año pasado, gracias a Focine, reunió un equipo para la conservación de su acervo. Ahora puede atender más rápido las solicitudes que le llegan y catalogar el material que tiene. Hasta hoy tiene contabilizados quinientos rollos en Toluca, que no es ni el 20 % del material que posee, y además, entre 2018 y 2022, digitalizó su material en un disco de cuatro terabytes, el cual contenía aproximadamente trescientas horas de material audiovisual.

Ezequiel ha producido alrededor de veintisiete cortometrajes, entre los que se encuentran Mi abuelo (Tolucos en S8) (2009), A qué sabe la melancolía con mermelada (2010) y Xinantécatl (2011). Además, el material del Archivo Reyes ha estado en muchas producciones a nivel internacional, como en documentales de la televisión alemana, en una producción francesa sobre el chile de América en mesas europeas y en un filme sobre el penal de Oblatos.

Como cuando inició su camino en el cine, Ezequiel prefiere producir con películas huérfanas. Su cortometraje, Callejón del beso (2020), muestra cientos de videos de gente besando: a su pareja, sus hermanos, sus padres o amigos e incluso a alguna mascota; en él Ezequiel reflexiona acerca de la importancia del beso en un contexto de pandemia.

Otro de sus cortometrajes se titula ¡Allá vienen! (2018), que narra, a través de las filmaciones caseras de familias mexicanas, una historia sobre ciudadanos mexicanos desaparecidos; como audio, María Rivera recita su poema “Los muertos” en una manifestación en el Zócalo. Este cortometraje fue exhibido en el Festival Internacional de Cine de Morelia, en DOQUMENTA y en ULTRAcinema; y ha recibido más de diez nominaciones y premios, entre ellos, la Mención Honorífica de Miradas Locales, la del Festival de Cine Documental DOQUMENTA y la Mención Especial del Cine Internacional Olhar de Cinema.

Sin embargo, Ezequiel ahora busca enfocarse en el Archivo Reyes, ampliando su contenido, buscando becas que ayuden a su conservación para, en unos años, hacerlo más grande, pasándolo de la bodega —en la que ahora se encuentran cientos de películas— a unas bóvedas que él mismo construya en las faldas del Nevado de Toluca. “Yo me tomo el proyecto del archivo como un proyecto de toda la vida”, dice Ezequiel para terminar la entrevista, mientras cierra la cortina de lámina en el exterior del Archivo Reyes en Toluca.

Medición de pietaje (longitud en pies) de una película de 35mm, resguardada en el Archivo Fílmico Reyes, 2023. Foto cortesía de: Ezequiel Reyes.
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Ezequiel Reyes colecciona películas caseras con viajes de familias anónimas, y ha creado su propio archivo. En una bodega en Toluca resguarda este tipo de películas, otras con artistas, presidentes y líderes sociales, y unas cuantas cintas de Disney y otros filmes animados. A partir de estos insumos, Reyes creó el cortometraje Familia desconocida en 2012.

Era enero de 2009, el “mercado de chácharas” de la Portales, que se instala todos los días en las calles de Rumanía, Santa Cruz y Libertad, estaba tan lleno como siempre. Ahí se dan cita los buscadores de antigüedades y objetos preciados pero poco valorados: muebles, vajillas, sillas, butacas, relojes, espejos, discos de vinil, ropa y accesorios.

Ezequiel Reyes busca una máquina de escribir y un escritorio antiguo para un cortometraje que dirige pero, entre las cosas, encuentra lo que sería el inicio de su gran proyecto de vida. Con una emoción contagiosa, Ezequiel recuerda su descubrimiento: “Y que me encuentro, en este mercado, un cofre metálico lleno de películas; saco una película y la veo así, al sol, y era Xochimilco a colores. Cuando vi las imágenes en 16 mm de Xochimilco me fascinaron y compré todo el cofre… mi primer cofre del tesoro”.

Ezequiel Reyes
Proyección de una película de 16mm durante el taller de manejo de materiales fílmicos de 35mm, 16mm Super8 y 8mm, en la Cineteca Mexiquense, en Toluca, Estado de México, 2022. Foto cortesía de: Ezequiel Reyes.

Ezequiel Reyes estudió Ingeniería Electromecánica pero, al terminar la maestría en Mecatrónica, se dio cuenta de que su verdadera pasión era el cine. “Un doctor con el que tomaba una clase de oyente nos preguntó ‘¿ustedes qué quieren hacer de su vida?’ Yo pensé: ‘si cuando terminé la prepa quería estudiar cine… ¿qué hago aquí?’”

En 2008 entró al Centro de Capacitación Cinematográfica para estudiar realización cinematográfica. Para una de sus clases debía realizar un cortometraje y fue ahí cuando utilizó las películas que encontró en su primer cofre del tesoro. Las películas mostraban imágenes de una familia en sus viajes a Xochimilco y Taxco; con ellas, años más tarde, hizo un cortometraje llamado Familia desconocida (2012).

Familia desconocida (2012) fue realizado con películas de cine casero huérfanas que Ezequiel fue encontrando en los mercados. En él reconstruye la historia de la familia que encontró, acomodando las imágenes para que tengan sentido, nombrando a los personajes e imaginando lo que llevó a cada uno a encontrarse en una misma escena. Como fondo, Ezequiel Reyes narra una reflexión sobre lo que se muestra en las películas caseras: “Las filmaciones familiares son momentos felices: viajes, primeros pasos; son representaciones idealizadas de la familia. Los dramas familiares no se filman mas que accidentalmente”.

En esa naturaleza y composición orgánica de las películas caseras, halló su vocación, y poco a poco fue haciéndose de más películas hasta armar el Archivo Fílmico Reyes. Los padres de Ezequiel son acumuladores; su padre, por ejemplo, es filatelista y colecciona también revistas de National Geographic. De ahí que algo que inició como mera curiosidad se convirtiera en bodegas llenas de latas con películas de 8 mm, 16 mm y súper 8.

Con un tono divertido y un lenguaje coloquial, Ezequiel Reyes también cuenta historias de la Filmoteca, de otros archivos filmográficos en el extranjero y de la Cineteca Nacional, donde trabajó un tiempo como parte del equipo del Laboratorio de Restauración Digital. Ahora se dedica a la “arqueología filmográfica”, como él la llama, que es investigar el pasado a partir de imágenes. Lo describe así: “Cada película es como Pompeya, las imágenes quedan encapsuladas. Son como botellas en el tiempo, ¿no? Y se pueden conocer muchas cosas. Son líneas de investigación abiertas”. Y entre risas cuenta: “Nos volvimos muy buenos buscadores y, entonces, decíamos ‘nosotros no buscamos, nosotros encontramos’”.

En Toluca se encuentra el archivo principal: una bodega en la que se apilan cientos de latas, recién donadas por el Imcine, donde se encuentran películas de distinta índole. Por un lado, están las caseras, las que muestran imágenes de familias en sus viajes, en cumpleaños, bailando o poniendo la primera piedra de su casa; por otro lado, están aquellas que muestran figuras importantes: artistas, presidentes y líderes sociales dando discursos. Finalmente, hay unas cuantas cintas con películas de Disney y otros filmes animados.

Ezequiel Reyes
Fotografía de Ezequiel Reyes padre y Ezequiel Reyes hijo, afuera del Archivo Fílmico Reyes en Toluca, en 2022. Foto: Acelo Ruiz

En la bodega en Toluca también hay una máquina que limpia las películas, otra que mide su longitud, un par de lupas, una mesa con luz y rodillos, y un par de proyectores. Asimismo, el Archivo Reyes cuenta con dos bodegas más en la Ciudad de México, y una de ellas tiene un pequeño refrigerador para la película virgen.

Desde 2009 hasta 2022 Ezequiel se encargaba solo del Archivo Reyes, pero el año pasado, gracias a Focine, reunió un equipo para la conservación de su acervo. Ahora puede atender más rápido las solicitudes que le llegan y catalogar el material que tiene. Hasta hoy tiene contabilizados quinientos rollos en Toluca, que no es ni el 20 % del material que posee, y además, entre 2018 y 2022, digitalizó su material en un disco de cuatro terabytes, el cual contenía aproximadamente trescientas horas de material audiovisual.

Ezequiel ha producido alrededor de veintisiete cortometrajes, entre los que se encuentran Mi abuelo (Tolucos en S8) (2009), A qué sabe la melancolía con mermelada (2010) y Xinantécatl (2011). Además, el material del Archivo Reyes ha estado en muchas producciones a nivel internacional, como en documentales de la televisión alemana, en una producción francesa sobre el chile de América en mesas europeas y en un filme sobre el penal de Oblatos.

Como cuando inició su camino en el cine, Ezequiel prefiere producir con películas huérfanas. Su cortometraje, Callejón del beso (2020), muestra cientos de videos de gente besando: a su pareja, sus hermanos, sus padres o amigos e incluso a alguna mascota; en él Ezequiel reflexiona acerca de la importancia del beso en un contexto de pandemia.

Otro de sus cortometrajes se titula ¡Allá vienen! (2018), que narra, a través de las filmaciones caseras de familias mexicanas, una historia sobre ciudadanos mexicanos desaparecidos; como audio, María Rivera recita su poema “Los muertos” en una manifestación en el Zócalo. Este cortometraje fue exhibido en el Festival Internacional de Cine de Morelia, en DOQUMENTA y en ULTRAcinema; y ha recibido más de diez nominaciones y premios, entre ellos, la Mención Honorífica de Miradas Locales, la del Festival de Cine Documental DOQUMENTA y la Mención Especial del Cine Internacional Olhar de Cinema.

Sin embargo, Ezequiel ahora busca enfocarse en el Archivo Reyes, ampliando su contenido, buscando becas que ayuden a su conservación para, en unos años, hacerlo más grande, pasándolo de la bodega —en la que ahora se encuentran cientos de películas— a unas bóvedas que él mismo construya en las faldas del Nevado de Toluca. “Yo me tomo el proyecto del archivo como un proyecto de toda la vida”, dice Ezequiel para terminar la entrevista, mientras cierra la cortina de lámina en el exterior del Archivo Reyes en Toluca.

Medición de pietaje (longitud en pies) de una película de 35mm, resguardada en el Archivo Fílmico Reyes, 2023. Foto cortesía de: Ezequiel Reyes.
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Tiempo de Lectura: 00 min

Ezequiel Reyes colecciona películas caseras con viajes de familias anónimas, y ha creado su propio archivo. En una bodega en Toluca resguarda este tipo de películas, otras con artistas, presidentes y líderes sociales, y unas cuantas cintas de Disney y otros filmes animados. A partir de estos insumos, Reyes creó el cortometraje Familia desconocida en 2012.

Era enero de 2009, el “mercado de chácharas” de la Portales, que se instala todos los días en las calles de Rumanía, Santa Cruz y Libertad, estaba tan lleno como siempre. Ahí se dan cita los buscadores de antigüedades y objetos preciados pero poco valorados: muebles, vajillas, sillas, butacas, relojes, espejos, discos de vinil, ropa y accesorios.

Ezequiel Reyes busca una máquina de escribir y un escritorio antiguo para un cortometraje que dirige pero, entre las cosas, encuentra lo que sería el inicio de su gran proyecto de vida. Con una emoción contagiosa, Ezequiel recuerda su descubrimiento: “Y que me encuentro, en este mercado, un cofre metálico lleno de películas; saco una película y la veo así, al sol, y era Xochimilco a colores. Cuando vi las imágenes en 16 mm de Xochimilco me fascinaron y compré todo el cofre… mi primer cofre del tesoro”.

Ezequiel Reyes
Proyección de una película de 16mm durante el taller de manejo de materiales fílmicos de 35mm, 16mm Super8 y 8mm, en la Cineteca Mexiquense, en Toluca, Estado de México, 2022. Foto cortesía de: Ezequiel Reyes.

Ezequiel Reyes estudió Ingeniería Electromecánica pero, al terminar la maestría en Mecatrónica, se dio cuenta de que su verdadera pasión era el cine. “Un doctor con el que tomaba una clase de oyente nos preguntó ‘¿ustedes qué quieren hacer de su vida?’ Yo pensé: ‘si cuando terminé la prepa quería estudiar cine… ¿qué hago aquí?’”

En 2008 entró al Centro de Capacitación Cinematográfica para estudiar realización cinematográfica. Para una de sus clases debía realizar un cortometraje y fue ahí cuando utilizó las películas que encontró en su primer cofre del tesoro. Las películas mostraban imágenes de una familia en sus viajes a Xochimilco y Taxco; con ellas, años más tarde, hizo un cortometraje llamado Familia desconocida (2012).

Familia desconocida (2012) fue realizado con películas de cine casero huérfanas que Ezequiel fue encontrando en los mercados. En él reconstruye la historia de la familia que encontró, acomodando las imágenes para que tengan sentido, nombrando a los personajes e imaginando lo que llevó a cada uno a encontrarse en una misma escena. Como fondo, Ezequiel Reyes narra una reflexión sobre lo que se muestra en las películas caseras: “Las filmaciones familiares son momentos felices: viajes, primeros pasos; son representaciones idealizadas de la familia. Los dramas familiares no se filman mas que accidentalmente”.

En esa naturaleza y composición orgánica de las películas caseras, halló su vocación, y poco a poco fue haciéndose de más películas hasta armar el Archivo Fílmico Reyes. Los padres de Ezequiel son acumuladores; su padre, por ejemplo, es filatelista y colecciona también revistas de National Geographic. De ahí que algo que inició como mera curiosidad se convirtiera en bodegas llenas de latas con películas de 8 mm, 16 mm y súper 8.

Con un tono divertido y un lenguaje coloquial, Ezequiel Reyes también cuenta historias de la Filmoteca, de otros archivos filmográficos en el extranjero y de la Cineteca Nacional, donde trabajó un tiempo como parte del equipo del Laboratorio de Restauración Digital. Ahora se dedica a la “arqueología filmográfica”, como él la llama, que es investigar el pasado a partir de imágenes. Lo describe así: “Cada película es como Pompeya, las imágenes quedan encapsuladas. Son como botellas en el tiempo, ¿no? Y se pueden conocer muchas cosas. Son líneas de investigación abiertas”. Y entre risas cuenta: “Nos volvimos muy buenos buscadores y, entonces, decíamos ‘nosotros no buscamos, nosotros encontramos’”.

En Toluca se encuentra el archivo principal: una bodega en la que se apilan cientos de latas, recién donadas por el Imcine, donde se encuentran películas de distinta índole. Por un lado, están las caseras, las que muestran imágenes de familias en sus viajes, en cumpleaños, bailando o poniendo la primera piedra de su casa; por otro lado, están aquellas que muestran figuras importantes: artistas, presidentes y líderes sociales dando discursos. Finalmente, hay unas cuantas cintas con películas de Disney y otros filmes animados.

Ezequiel Reyes
Fotografía de Ezequiel Reyes padre y Ezequiel Reyes hijo, afuera del Archivo Fílmico Reyes en Toluca, en 2022. Foto: Acelo Ruiz

En la bodega en Toluca también hay una máquina que limpia las películas, otra que mide su longitud, un par de lupas, una mesa con luz y rodillos, y un par de proyectores. Asimismo, el Archivo Reyes cuenta con dos bodegas más en la Ciudad de México, y una de ellas tiene un pequeño refrigerador para la película virgen.

Desde 2009 hasta 2022 Ezequiel se encargaba solo del Archivo Reyes, pero el año pasado, gracias a Focine, reunió un equipo para la conservación de su acervo. Ahora puede atender más rápido las solicitudes que le llegan y catalogar el material que tiene. Hasta hoy tiene contabilizados quinientos rollos en Toluca, que no es ni el 20 % del material que posee, y además, entre 2018 y 2022, digitalizó su material en un disco de cuatro terabytes, el cual contenía aproximadamente trescientas horas de material audiovisual.

Ezequiel ha producido alrededor de veintisiete cortometrajes, entre los que se encuentran Mi abuelo (Tolucos en S8) (2009), A qué sabe la melancolía con mermelada (2010) y Xinantécatl (2011). Además, el material del Archivo Reyes ha estado en muchas producciones a nivel internacional, como en documentales de la televisión alemana, en una producción francesa sobre el chile de América en mesas europeas y en un filme sobre el penal de Oblatos.

Como cuando inició su camino en el cine, Ezequiel prefiere producir con películas huérfanas. Su cortometraje, Callejón del beso (2020), muestra cientos de videos de gente besando: a su pareja, sus hermanos, sus padres o amigos e incluso a alguna mascota; en él Ezequiel reflexiona acerca de la importancia del beso en un contexto de pandemia.

Otro de sus cortometrajes se titula ¡Allá vienen! (2018), que narra, a través de las filmaciones caseras de familias mexicanas, una historia sobre ciudadanos mexicanos desaparecidos; como audio, María Rivera recita su poema “Los muertos” en una manifestación en el Zócalo. Este cortometraje fue exhibido en el Festival Internacional de Cine de Morelia, en DOQUMENTA y en ULTRAcinema; y ha recibido más de diez nominaciones y premios, entre ellos, la Mención Honorífica de Miradas Locales, la del Festival de Cine Documental DOQUMENTA y la Mención Especial del Cine Internacional Olhar de Cinema.

Sin embargo, Ezequiel ahora busca enfocarse en el Archivo Reyes, ampliando su contenido, buscando becas que ayuden a su conservación para, en unos años, hacerlo más grande, pasándolo de la bodega —en la que ahora se encuentran cientos de películas— a unas bóvedas que él mismo construya en las faldas del Nevado de Toluca. “Yo me tomo el proyecto del archivo como un proyecto de toda la vida”, dice Ezequiel para terminar la entrevista, mientras cierra la cortina de lámina en el exterior del Archivo Reyes en Toluca.

Medición de pietaje (longitud en pies) de una película de 35mm, resguardada en el Archivo Fílmico Reyes, 2023. Foto cortesía de: Ezequiel Reyes.
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Revisión de diversos formatos fílmicos de películas durante el Taller de manejo de materiales fílmicos de 35mm, 16mm, Super8 y 8mm, en la Cineteca Mexiquense, en Toluca, Estado de México. Taller organizado por el Archivo Fílmico Reyes con apoyo de Focine y la Cineteca Mexiquense, en 2022. Foto cortesía de: Ezequiel Reyes.
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Ezequiel Reyes colecciona películas caseras con viajes de familias anónimas, y ha creado su propio archivo. En una bodega en Toluca resguarda este tipo de películas, otras con artistas, presidentes y líderes sociales, y unas cuantas cintas de Disney y otros filmes animados. A partir de estos insumos, Reyes creó el cortometraje Familia desconocida en 2012.

Era enero de 2009, el “mercado de chácharas” de la Portales, que se instala todos los días en las calles de Rumanía, Santa Cruz y Libertad, estaba tan lleno como siempre. Ahí se dan cita los buscadores de antigüedades y objetos preciados pero poco valorados: muebles, vajillas, sillas, butacas, relojes, espejos, discos de vinil, ropa y accesorios.

Ezequiel Reyes busca una máquina de escribir y un escritorio antiguo para un cortometraje que dirige pero, entre las cosas, encuentra lo que sería el inicio de su gran proyecto de vida. Con una emoción contagiosa, Ezequiel recuerda su descubrimiento: “Y que me encuentro, en este mercado, un cofre metálico lleno de películas; saco una película y la veo así, al sol, y era Xochimilco a colores. Cuando vi las imágenes en 16 mm de Xochimilco me fascinaron y compré todo el cofre… mi primer cofre del tesoro”.

Ezequiel Reyes
Proyección de una película de 16mm durante el taller de manejo de materiales fílmicos de 35mm, 16mm Super8 y 8mm, en la Cineteca Mexiquense, en Toluca, Estado de México, 2022. Foto cortesía de: Ezequiel Reyes.

Ezequiel Reyes estudió Ingeniería Electromecánica pero, al terminar la maestría en Mecatrónica, se dio cuenta de que su verdadera pasión era el cine. “Un doctor con el que tomaba una clase de oyente nos preguntó ‘¿ustedes qué quieren hacer de su vida?’ Yo pensé: ‘si cuando terminé la prepa quería estudiar cine… ¿qué hago aquí?’”

En 2008 entró al Centro de Capacitación Cinematográfica para estudiar realización cinematográfica. Para una de sus clases debía realizar un cortometraje y fue ahí cuando utilizó las películas que encontró en su primer cofre del tesoro. Las películas mostraban imágenes de una familia en sus viajes a Xochimilco y Taxco; con ellas, años más tarde, hizo un cortometraje llamado Familia desconocida (2012).

Familia desconocida (2012) fue realizado con películas de cine casero huérfanas que Ezequiel fue encontrando en los mercados. En él reconstruye la historia de la familia que encontró, acomodando las imágenes para que tengan sentido, nombrando a los personajes e imaginando lo que llevó a cada uno a encontrarse en una misma escena. Como fondo, Ezequiel Reyes narra una reflexión sobre lo que se muestra en las películas caseras: “Las filmaciones familiares son momentos felices: viajes, primeros pasos; son representaciones idealizadas de la familia. Los dramas familiares no se filman mas que accidentalmente”.

En esa naturaleza y composición orgánica de las películas caseras, halló su vocación, y poco a poco fue haciéndose de más películas hasta armar el Archivo Fílmico Reyes. Los padres de Ezequiel son acumuladores; su padre, por ejemplo, es filatelista y colecciona también revistas de National Geographic. De ahí que algo que inició como mera curiosidad se convirtiera en bodegas llenas de latas con películas de 8 mm, 16 mm y súper 8.

Con un tono divertido y un lenguaje coloquial, Ezequiel Reyes también cuenta historias de la Filmoteca, de otros archivos filmográficos en el extranjero y de la Cineteca Nacional, donde trabajó un tiempo como parte del equipo del Laboratorio de Restauración Digital. Ahora se dedica a la “arqueología filmográfica”, como él la llama, que es investigar el pasado a partir de imágenes. Lo describe así: “Cada película es como Pompeya, las imágenes quedan encapsuladas. Son como botellas en el tiempo, ¿no? Y se pueden conocer muchas cosas. Son líneas de investigación abiertas”. Y entre risas cuenta: “Nos volvimos muy buenos buscadores y, entonces, decíamos ‘nosotros no buscamos, nosotros encontramos’”.

En Toluca se encuentra el archivo principal: una bodega en la que se apilan cientos de latas, recién donadas por el Imcine, donde se encuentran películas de distinta índole. Por un lado, están las caseras, las que muestran imágenes de familias en sus viajes, en cumpleaños, bailando o poniendo la primera piedra de su casa; por otro lado, están aquellas que muestran figuras importantes: artistas, presidentes y líderes sociales dando discursos. Finalmente, hay unas cuantas cintas con películas de Disney y otros filmes animados.

Ezequiel Reyes
Fotografía de Ezequiel Reyes padre y Ezequiel Reyes hijo, afuera del Archivo Fílmico Reyes en Toluca, en 2022. Foto: Acelo Ruiz

En la bodega en Toluca también hay una máquina que limpia las películas, otra que mide su longitud, un par de lupas, una mesa con luz y rodillos, y un par de proyectores. Asimismo, el Archivo Reyes cuenta con dos bodegas más en la Ciudad de México, y una de ellas tiene un pequeño refrigerador para la película virgen.

Desde 2009 hasta 2022 Ezequiel se encargaba solo del Archivo Reyes, pero el año pasado, gracias a Focine, reunió un equipo para la conservación de su acervo. Ahora puede atender más rápido las solicitudes que le llegan y catalogar el material que tiene. Hasta hoy tiene contabilizados quinientos rollos en Toluca, que no es ni el 20 % del material que posee, y además, entre 2018 y 2022, digitalizó su material en un disco de cuatro terabytes, el cual contenía aproximadamente trescientas horas de material audiovisual.

Ezequiel ha producido alrededor de veintisiete cortometrajes, entre los que se encuentran Mi abuelo (Tolucos en S8) (2009), A qué sabe la melancolía con mermelada (2010) y Xinantécatl (2011). Además, el material del Archivo Reyes ha estado en muchas producciones a nivel internacional, como en documentales de la televisión alemana, en una producción francesa sobre el chile de América en mesas europeas y en un filme sobre el penal de Oblatos.

Como cuando inició su camino en el cine, Ezequiel prefiere producir con películas huérfanas. Su cortometraje, Callejón del beso (2020), muestra cientos de videos de gente besando: a su pareja, sus hermanos, sus padres o amigos e incluso a alguna mascota; en él Ezequiel reflexiona acerca de la importancia del beso en un contexto de pandemia.

Otro de sus cortometrajes se titula ¡Allá vienen! (2018), que narra, a través de las filmaciones caseras de familias mexicanas, una historia sobre ciudadanos mexicanos desaparecidos; como audio, María Rivera recita su poema “Los muertos” en una manifestación en el Zócalo. Este cortometraje fue exhibido en el Festival Internacional de Cine de Morelia, en DOQUMENTA y en ULTRAcinema; y ha recibido más de diez nominaciones y premios, entre ellos, la Mención Honorífica de Miradas Locales, la del Festival de Cine Documental DOQUMENTA y la Mención Especial del Cine Internacional Olhar de Cinema.

Sin embargo, Ezequiel ahora busca enfocarse en el Archivo Reyes, ampliando su contenido, buscando becas que ayuden a su conservación para, en unos años, hacerlo más grande, pasándolo de la bodega —en la que ahora se encuentran cientos de películas— a unas bóvedas que él mismo construya en las faldas del Nevado de Toluca. “Yo me tomo el proyecto del archivo como un proyecto de toda la vida”, dice Ezequiel para terminar la entrevista, mientras cierra la cortina de lámina en el exterior del Archivo Reyes en Toluca.

Medición de pietaje (longitud en pies) de una película de 35mm, resguardada en el Archivo Fílmico Reyes, 2023. Foto cortesía de: Ezequiel Reyes.
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Ezequiel Reyes colecciona películas caseras con viajes de familias anónimas, y ha creado su propio archivo. En una bodega en Toluca resguarda este tipo de películas, otras con artistas, presidentes y líderes sociales, y unas cuantas cintas de Disney y otros filmes animados. A partir de estos insumos, Reyes creó el cortometraje Familia desconocida en 2012.

Era enero de 2009, el “mercado de chácharas” de la Portales, que se instala todos los días en las calles de Rumanía, Santa Cruz y Libertad, estaba tan lleno como siempre. Ahí se dan cita los buscadores de antigüedades y objetos preciados pero poco valorados: muebles, vajillas, sillas, butacas, relojes, espejos, discos de vinil, ropa y accesorios.

Ezequiel Reyes busca una máquina de escribir y un escritorio antiguo para un cortometraje que dirige pero, entre las cosas, encuentra lo que sería el inicio de su gran proyecto de vida. Con una emoción contagiosa, Ezequiel recuerda su descubrimiento: “Y que me encuentro, en este mercado, un cofre metálico lleno de películas; saco una película y la veo así, al sol, y era Xochimilco a colores. Cuando vi las imágenes en 16 mm de Xochimilco me fascinaron y compré todo el cofre… mi primer cofre del tesoro”.

Ezequiel Reyes
Proyección de una película de 16mm durante el taller de manejo de materiales fílmicos de 35mm, 16mm Super8 y 8mm, en la Cineteca Mexiquense, en Toluca, Estado de México, 2022. Foto cortesía de: Ezequiel Reyes.

Ezequiel Reyes estudió Ingeniería Electromecánica pero, al terminar la maestría en Mecatrónica, se dio cuenta de que su verdadera pasión era el cine. “Un doctor con el que tomaba una clase de oyente nos preguntó ‘¿ustedes qué quieren hacer de su vida?’ Yo pensé: ‘si cuando terminé la prepa quería estudiar cine… ¿qué hago aquí?’”

En 2008 entró al Centro de Capacitación Cinematográfica para estudiar realización cinematográfica. Para una de sus clases debía realizar un cortometraje y fue ahí cuando utilizó las películas que encontró en su primer cofre del tesoro. Las películas mostraban imágenes de una familia en sus viajes a Xochimilco y Taxco; con ellas, años más tarde, hizo un cortometraje llamado Familia desconocida (2012).

Familia desconocida (2012) fue realizado con películas de cine casero huérfanas que Ezequiel fue encontrando en los mercados. En él reconstruye la historia de la familia que encontró, acomodando las imágenes para que tengan sentido, nombrando a los personajes e imaginando lo que llevó a cada uno a encontrarse en una misma escena. Como fondo, Ezequiel Reyes narra una reflexión sobre lo que se muestra en las películas caseras: “Las filmaciones familiares son momentos felices: viajes, primeros pasos; son representaciones idealizadas de la familia. Los dramas familiares no se filman mas que accidentalmente”.

En esa naturaleza y composición orgánica de las películas caseras, halló su vocación, y poco a poco fue haciéndose de más películas hasta armar el Archivo Fílmico Reyes. Los padres de Ezequiel son acumuladores; su padre, por ejemplo, es filatelista y colecciona también revistas de National Geographic. De ahí que algo que inició como mera curiosidad se convirtiera en bodegas llenas de latas con películas de 8 mm, 16 mm y súper 8.

Con un tono divertido y un lenguaje coloquial, Ezequiel Reyes también cuenta historias de la Filmoteca, de otros archivos filmográficos en el extranjero y de la Cineteca Nacional, donde trabajó un tiempo como parte del equipo del Laboratorio de Restauración Digital. Ahora se dedica a la “arqueología filmográfica”, como él la llama, que es investigar el pasado a partir de imágenes. Lo describe así: “Cada película es como Pompeya, las imágenes quedan encapsuladas. Son como botellas en el tiempo, ¿no? Y se pueden conocer muchas cosas. Son líneas de investigación abiertas”. Y entre risas cuenta: “Nos volvimos muy buenos buscadores y, entonces, decíamos ‘nosotros no buscamos, nosotros encontramos’”.

En Toluca se encuentra el archivo principal: una bodega en la que se apilan cientos de latas, recién donadas por el Imcine, donde se encuentran películas de distinta índole. Por un lado, están las caseras, las que muestran imágenes de familias en sus viajes, en cumpleaños, bailando o poniendo la primera piedra de su casa; por otro lado, están aquellas que muestran figuras importantes: artistas, presidentes y líderes sociales dando discursos. Finalmente, hay unas cuantas cintas con películas de Disney y otros filmes animados.

Ezequiel Reyes
Fotografía de Ezequiel Reyes padre y Ezequiel Reyes hijo, afuera del Archivo Fílmico Reyes en Toluca, en 2022. Foto: Acelo Ruiz

En la bodega en Toluca también hay una máquina que limpia las películas, otra que mide su longitud, un par de lupas, una mesa con luz y rodillos, y un par de proyectores. Asimismo, el Archivo Reyes cuenta con dos bodegas más en la Ciudad de México, y una de ellas tiene un pequeño refrigerador para la película virgen.

Desde 2009 hasta 2022 Ezequiel se encargaba solo del Archivo Reyes, pero el año pasado, gracias a Focine, reunió un equipo para la conservación de su acervo. Ahora puede atender más rápido las solicitudes que le llegan y catalogar el material que tiene. Hasta hoy tiene contabilizados quinientos rollos en Toluca, que no es ni el 20 % del material que posee, y además, entre 2018 y 2022, digitalizó su material en un disco de cuatro terabytes, el cual contenía aproximadamente trescientas horas de material audiovisual.

Ezequiel ha producido alrededor de veintisiete cortometrajes, entre los que se encuentran Mi abuelo (Tolucos en S8) (2009), A qué sabe la melancolía con mermelada (2010) y Xinantécatl (2011). Además, el material del Archivo Reyes ha estado en muchas producciones a nivel internacional, como en documentales de la televisión alemana, en una producción francesa sobre el chile de América en mesas europeas y en un filme sobre el penal de Oblatos.

Como cuando inició su camino en el cine, Ezequiel prefiere producir con películas huérfanas. Su cortometraje, Callejón del beso (2020), muestra cientos de videos de gente besando: a su pareja, sus hermanos, sus padres o amigos e incluso a alguna mascota; en él Ezequiel reflexiona acerca de la importancia del beso en un contexto de pandemia.

Otro de sus cortometrajes se titula ¡Allá vienen! (2018), que narra, a través de las filmaciones caseras de familias mexicanas, una historia sobre ciudadanos mexicanos desaparecidos; como audio, María Rivera recita su poema “Los muertos” en una manifestación en el Zócalo. Este cortometraje fue exhibido en el Festival Internacional de Cine de Morelia, en DOQUMENTA y en ULTRAcinema; y ha recibido más de diez nominaciones y premios, entre ellos, la Mención Honorífica de Miradas Locales, la del Festival de Cine Documental DOQUMENTA y la Mención Especial del Cine Internacional Olhar de Cinema.

Sin embargo, Ezequiel ahora busca enfocarse en el Archivo Reyes, ampliando su contenido, buscando becas que ayuden a su conservación para, en unos años, hacerlo más grande, pasándolo de la bodega —en la que ahora se encuentran cientos de películas— a unas bóvedas que él mismo construya en las faldas del Nevado de Toluca. “Yo me tomo el proyecto del archivo como un proyecto de toda la vida”, dice Ezequiel para terminar la entrevista, mientras cierra la cortina de lámina en el exterior del Archivo Reyes en Toluca.

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Ezequiel Reyes colecciona películas caseras con viajes de familias anónimas, y ha creado su propio archivo. En una bodega en Toluca resguarda este tipo de películas, otras con artistas, presidentes y líderes sociales, y unas cuantas cintas de Disney y otros filmes animados. A partir de estos insumos, Reyes creó el cortometraje Familia desconocida en 2012.

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Era enero de 2009, el “mercado de chácharas” de la Portales, que se instala todos los días en las calles de Rumanía, Santa Cruz y Libertad, estaba tan lleno como siempre. Ahí se dan cita los buscadores de antigüedades y objetos preciados pero poco valorados: muebles, vajillas, sillas, butacas, relojes, espejos, discos de vinil, ropa y accesorios.

Ezequiel Reyes busca una máquina de escribir y un escritorio antiguo para un cortometraje que dirige pero, entre las cosas, encuentra lo que sería el inicio de su gran proyecto de vida. Con una emoción contagiosa, Ezequiel recuerda su descubrimiento: “Y que me encuentro, en este mercado, un cofre metálico lleno de películas; saco una película y la veo así, al sol, y era Xochimilco a colores. Cuando vi las imágenes en 16 mm de Xochimilco me fascinaron y compré todo el cofre… mi primer cofre del tesoro”.

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Proyección de una película de 16mm durante el taller de manejo de materiales fílmicos de 35mm, 16mm Super8 y 8mm, en la Cineteca Mexiquense, en Toluca, Estado de México, 2022. Foto cortesía de: Ezequiel Reyes.

Ezequiel Reyes estudió Ingeniería Electromecánica pero, al terminar la maestría en Mecatrónica, se dio cuenta de que su verdadera pasión era el cine. “Un doctor con el que tomaba una clase de oyente nos preguntó ‘¿ustedes qué quieren hacer de su vida?’ Yo pensé: ‘si cuando terminé la prepa quería estudiar cine… ¿qué hago aquí?’”

En 2008 entró al Centro de Capacitación Cinematográfica para estudiar realización cinematográfica. Para una de sus clases debía realizar un cortometraje y fue ahí cuando utilizó las películas que encontró en su primer cofre del tesoro. Las películas mostraban imágenes de una familia en sus viajes a Xochimilco y Taxco; con ellas, años más tarde, hizo un cortometraje llamado Familia desconocida (2012).

Familia desconocida (2012) fue realizado con películas de cine casero huérfanas que Ezequiel fue encontrando en los mercados. En él reconstruye la historia de la familia que encontró, acomodando las imágenes para que tengan sentido, nombrando a los personajes e imaginando lo que llevó a cada uno a encontrarse en una misma escena. Como fondo, Ezequiel Reyes narra una reflexión sobre lo que se muestra en las películas caseras: “Las filmaciones familiares son momentos felices: viajes, primeros pasos; son representaciones idealizadas de la familia. Los dramas familiares no se filman mas que accidentalmente”.

En esa naturaleza y composición orgánica de las películas caseras, halló su vocación, y poco a poco fue haciéndose de más películas hasta armar el Archivo Fílmico Reyes. Los padres de Ezequiel son acumuladores; su padre, por ejemplo, es filatelista y colecciona también revistas de National Geographic. De ahí que algo que inició como mera curiosidad se convirtiera en bodegas llenas de latas con películas de 8 mm, 16 mm y súper 8.

Con un tono divertido y un lenguaje coloquial, Ezequiel Reyes también cuenta historias de la Filmoteca, de otros archivos filmográficos en el extranjero y de la Cineteca Nacional, donde trabajó un tiempo como parte del equipo del Laboratorio de Restauración Digital. Ahora se dedica a la “arqueología filmográfica”, como él la llama, que es investigar el pasado a partir de imágenes. Lo describe así: “Cada película es como Pompeya, las imágenes quedan encapsuladas. Son como botellas en el tiempo, ¿no? Y se pueden conocer muchas cosas. Son líneas de investigación abiertas”. Y entre risas cuenta: “Nos volvimos muy buenos buscadores y, entonces, decíamos ‘nosotros no buscamos, nosotros encontramos’”.

En Toluca se encuentra el archivo principal: una bodega en la que se apilan cientos de latas, recién donadas por el Imcine, donde se encuentran películas de distinta índole. Por un lado, están las caseras, las que muestran imágenes de familias en sus viajes, en cumpleaños, bailando o poniendo la primera piedra de su casa; por otro lado, están aquellas que muestran figuras importantes: artistas, presidentes y líderes sociales dando discursos. Finalmente, hay unas cuantas cintas con películas de Disney y otros filmes animados.

Ezequiel Reyes
Fotografía de Ezequiel Reyes padre y Ezequiel Reyes hijo, afuera del Archivo Fílmico Reyes en Toluca, en 2022. Foto: Acelo Ruiz

En la bodega en Toluca también hay una máquina que limpia las películas, otra que mide su longitud, un par de lupas, una mesa con luz y rodillos, y un par de proyectores. Asimismo, el Archivo Reyes cuenta con dos bodegas más en la Ciudad de México, y una de ellas tiene un pequeño refrigerador para la película virgen.

Desde 2009 hasta 2022 Ezequiel se encargaba solo del Archivo Reyes, pero el año pasado, gracias a Focine, reunió un equipo para la conservación de su acervo. Ahora puede atender más rápido las solicitudes que le llegan y catalogar el material que tiene. Hasta hoy tiene contabilizados quinientos rollos en Toluca, que no es ni el 20 % del material que posee, y además, entre 2018 y 2022, digitalizó su material en un disco de cuatro terabytes, el cual contenía aproximadamente trescientas horas de material audiovisual.

Ezequiel ha producido alrededor de veintisiete cortometrajes, entre los que se encuentran Mi abuelo (Tolucos en S8) (2009), A qué sabe la melancolía con mermelada (2010) y Xinantécatl (2011). Además, el material del Archivo Reyes ha estado en muchas producciones a nivel internacional, como en documentales de la televisión alemana, en una producción francesa sobre el chile de América en mesas europeas y en un filme sobre el penal de Oblatos.

Como cuando inició su camino en el cine, Ezequiel prefiere producir con películas huérfanas. Su cortometraje, Callejón del beso (2020), muestra cientos de videos de gente besando: a su pareja, sus hermanos, sus padres o amigos e incluso a alguna mascota; en él Ezequiel reflexiona acerca de la importancia del beso en un contexto de pandemia.

Otro de sus cortometrajes se titula ¡Allá vienen! (2018), que narra, a través de las filmaciones caseras de familias mexicanas, una historia sobre ciudadanos mexicanos desaparecidos; como audio, María Rivera recita su poema “Los muertos” en una manifestación en el Zócalo. Este cortometraje fue exhibido en el Festival Internacional de Cine de Morelia, en DOQUMENTA y en ULTRAcinema; y ha recibido más de diez nominaciones y premios, entre ellos, la Mención Honorífica de Miradas Locales, la del Festival de Cine Documental DOQUMENTA y la Mención Especial del Cine Internacional Olhar de Cinema.

Sin embargo, Ezequiel ahora busca enfocarse en el Archivo Reyes, ampliando su contenido, buscando becas que ayuden a su conservación para, en unos años, hacerlo más grande, pasándolo de la bodega —en la que ahora se encuentran cientos de películas— a unas bóvedas que él mismo construya en las faldas del Nevado de Toluca. “Yo me tomo el proyecto del archivo como un proyecto de toda la vida”, dice Ezequiel para terminar la entrevista, mientras cierra la cortina de lámina en el exterior del Archivo Reyes en Toluca.

Medición de pietaje (longitud en pies) de una película de 35mm, resguardada en el Archivo Fílmico Reyes, 2023. Foto cortesía de: Ezequiel Reyes.
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