El universo femenino de Cassandra Ciangherotti
La actriz mexicana Cassandra Ciangherotti protagoniza un nuevo montaje de Señorita Julia, una de las obras cumbre de August Strindberg.
Después de sufrir el desprecio de la burguesía sueca de finales del siglo XIX –motivado por la publicación de Casados, una selección de narraciones cortas que criticaba las relaciones matrimoniales de las clases altas-, el dramaturgo August Strinberg presentó uno de sus dramas más conocidos, La señorita Julia, una obra naturalista que una vez más, era poco benevolente con los extractos más altos de la sociedad. En ella abordaba dos de los temas que más le interesaban: el clasismo y el comportamiento darwiniano propio de la aristocracia. Un nuevo montaje nacional del texto, dirigido por Martín Acosta y protagonizado por Cassandra Ciangherotti, abordará estos conflictos, partiendo de que siguen vigentes en la sociedad contemporánea.
En Señorita Julia, que se presentará del 11 de julio al 27 de septiembre en el Teatro Milán de la Ciudad de México, Strinberg cuenta la historia de una joven aristócrata (Julia, interpretada por Ciangherotti) que decide romper las reglas y asistir a la fiesta de los sirvientes en la Noche de San Juan, donde conoce y seduce a un lacayo llamado Juan (Rodrigo Virago). Sin las ataduras que representan las diferencias de clases, el par de jóvenes caen rendidos ante un juego en el que ambos pueden bailar, beber, seducirse y manipularse sin problemas. Sin embargo, justo cuando comienzan a considerar una vida juntos, los improbables amantes descubrirán que las ideas y comportamientos de su sociedad, en especial la lucha de clases y el rol de la mujer en la sociedad sueca de 1874, impedirán su relación a toda costa.
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“El hecho de que esta obra se haya escrito hace más de cien años no significa que los temas que aborda no tengan una influencia hoy en día en nuestra psique y en nuestra percepción de lo femenino”, comenta Ciangherotti en entrevista con Gatopardo. “Yo creo que muchas mujeres aún sienten mucha culpa de explorar su sexualidad o de vivir su vida como ellas quieren, porque toman decisiones por presiones psicológicas y sociales”.
La actriz se interesó en el texto mientras estudiaba la carrera de dirección, justamente por los conflictos de género y clase, que son pieza importante en la construcción dramática del trabajo de Strindberg, quien comenzó a apartarse de la sociedad después de que sus historias fueran rechazadas por las clases altas y bajas de su país.
«El ensayo de Strindberg es muy puntual con sus personajes; la Señorita Julia tiene este conflicto con el género y Juan tiene un problema de clase social y de sentirse oprimido. Al final, todos estos personajes quisieran que hubiera una situación más igualitaria, tanto para hombres como para mujeres; una relación compasiva, vulnerable frente al dolor del otro», dice la actriz. «Esas son cualidades que pertenecen a la información femenina que tenemos tanto hombres como mujeres. Muchos hombres no han entendido que la liberación en ese sentido no sólo es de la mujer, sino de todos. Se trata de aspectos de lo femenino que también están en ellos», señala.
La conclusión de Ciangherotti no es gratuita. Previo a sus primeros montajes, el autor dotó a la obra de un cuidadoso prefacio en el que explicaba los conceptos naturalistas que lo habían influido durante la escritura del texto, además de describir a sus personajes principales, Julia y Juan, como dos representaciones estereotipadas de sus clases y sociedades. Incluso, el autor había detallado a su señorita Julia como un personaje moderno, «una forma raquítica de ser humano que se interpone al hombre y está destinada a ser igual a él».
«De cierta manera, Strindberg tenía esta idea de que el hombre siempre va a ser más fuerte que la mujer, pero al mismo tiempo se identificaba con el personaje de la señorita Julia, lo cual es muy interesante porque, cuando los hombres encuentran su aspecto femenino, cuando ven que su creatividad, que lo que escriben y lo que crean tiene que ver con aspectos vulnerables y con una sensibilidad distinta, se enfrentan a una guerra interna», explica la intérprete. «Strindberg era un esquizofrénico bipolar que no podía adaptarse al mundo precisamente porque tenía una esencia femenina muy grande (…) Yo creo que tanto hombres como mujeres en ese país tenemos el machismo metido hasta la garganta y es una lucha interior constante».
La actriz, cuyos roles anteriores en teatro incluyen a Julieta en una nueva versión del clásico de Shakespeare, reconoce que interpretar al personaje ideado por Strindberg es un reto para cualquier intérprete. «Para entender al personaje hay que analizar la feminidad cuando ya está muy enojada, sometida y queriendo revelarse (…) un sentimiento muy parecido al despertar femenino que se vive hoy en día».
La actriz, que este año presentó las películas El club de los insomnes y Tiempo compartido, por la que recibió su segunda nominación al Ariel, encuentra un hilo conductor en sus proyectos más recientes. «Este año ha sido para mi una exploración del universo femenino desde diferentes ángulos, tanto a través de una mujer empoderada, como de una totalmente distraída que parece hasta tonta tratando de validarse a través de un hombre», concluye. La señorita Julia, en ese sentido, es una mujer que viene huyendo de esas ataduras desde el siglo XIX y hasta nuestros días.
Señorita Julia
Hasta el 27 de septiembre
Teatro Milán
teatromilan.com
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