El director italiano Bernardo Bertolucci falleció a los 77 años de edad. En su honor, recordamos cinco de sus mejores películas.
Parecía una obviedad que el joven italiano Bernardo Bertolucci acabaría dedicándole el resto de sus días al cine. Su padre, el crítico de cine y guionista Attilio Bertolucci, había motivado un acercamiento íntimo con el séptimo arte durante el crecimiento de Bernardo –y su pequeño hermano Guiseppe–, y su madre, la maestra Ninetta Giovanardi, lo había instruido en el hábito de la escritura.
Eventualmente, el peso que tuvieron las pasiones de sus padres durante su educación influyeron en el camino que seguiría el joven Bertolucci, que falleció este 26 de noviembre a los 77 años, convertido en uno de los cineastas europeos más relevantes del siglo XX.
Bertolucci, nacido en Parma el 16 de marzo de 1941, inició su carrera escribiendo pequeños relatos y poemas, estos últimos fueron después editados en el libro In Cerca del Mistero (En la búsqueda del misterio), publicado en 1962. Dicho material, escrito cuando el italiano tenía 15 años, le valió el prestigioso Premio Viareggio, el reconocimiento más importante de la industria editorial italiana.
Curiosamente, su padre había recibido tal premio once años antes, con el libro La capanna indiana (1952). En el periodo en el que ganó el Viareggio, Attilio Bertolucci inició una gran amistad con el cineasta Pier Paolo Pasolini, quien sería una de las figuras que formarían al más grande de los hijos de su amigo en el ámbito cinematográfico.
Pasolini recibió el apoyo de Bertolucci para la publicación de su primera novela, The Ragazzi de 1955. En respuesta, el director de Teorema y Saló o los 120 días de Sodoma, contrató a Bernardo para que lo apoyara durante la producción del filme Accatone (1961).
De su participación, Bernardo aprendió gran parte de las técnicas que después desarrollaría en sus propios proyectos. No tardó en ganar el apoyo de Pasolini, quien lo apoyó para iniciar una exitosa carrera que abarcaría las últimas cuatro décadas del siglo pasado.
A propósito de su fallecimiento, presentamos cinco películas indispensables para conocer a Bernardo Bertolucci.
La commare secca (1962)
De su cercana colaboración con Pasolini, Bertolucci obtuvo la idea de lo que después se convertió en su primera película: La cosecha estéril (La commare secca, 1962), basada en una historia escrita por el propio Pasolini, quien también colaboró en la escritura del guión.
En su ópera prima, Bertolucci habla de las investigaciones emprendidas por la policía de Tíber después de que encuentran el cuerpo de una prostituta en un parque público. Ante la presión social desatada por el caso, la policía comienza a considerar a todos los sospechosos como potenciales culpables, involucrándose en el submundo romano habitado por ladronzuelos, proxenetas y otros marginados sociales.
A sus escasos 22 años, Bertolucci sorprendió a la crítica italiana con su película, que deambulaba en los terrenos del thriller y el neorrealismo, gracias a su control de cámara, el manejo de su historia y la dirección que ejecutó con su grupo de actores, comandados por Francesco Ruiu, Giancarlo De Rosa y Vincenzo Ciccora.
Il conformista (1970)
Tras el aclamo de su primera película, Bertolucci entraró de lleno en la industria italiana, produciendo tres largometrajes en los próximos seis años: Antes de la revolución (Prima della rivoluzione, 1964), en la que contaba la historia de un joven que se acercaba al comunismo mientras mantenía una relación incestuosa con su tía; El doble (Partner, 1968), adaptación libre del relato de Dostoievski en el que un solitario profesor de teatro se inventa una versión extrovertida de sí mismo; y La estrategia de la araña (La strategia del ragno, 1970), donde revelaba la verdad detrás del asesinato de un hombre frente a los ojos de su joven hijo.
Sin embargo, ninguno de sus primeros trabajos tuvo tanto aclamo como El conformista (Il Conformista, 1970), versión cinematográfica de la novela homónima escrita por Alberto Moravia.
En el filme, protagonizado por Jean-Louis Trintignant y Stefania Sandrelli, Bertolucci contaba la historia de Marcello Clerici (Trintignant), un profesor de filosofía que, a punto de casarse con su novia Giulia, es reclutado por el servicio secreto para asesinar a un exiliado político italiano que había escapado a Francia. Lo que parecía ser una misión sencilla se convierte en una lucha ideología cuando descubre que el blanco del ataque es uno de sus antiguos profesores.
Con la cinta, estrenada en el Festival de Cine de Berlín, Bertolucci comenzó a obtener notoriedad en la industria mundial. Il Conformista, estrenada en 1970, compitió por el Oscar a Mejor Guion Adaptado, el Globo de Oro a Mejor Película Extranjera y recibió el Premio David di Donatello a la Mejor Película.
Ultimo tango a Parigi (1972)
Dos años después de su irrupción en el panorama mundial, Bertolucci sorprendió al público y la crítica con su drama erótico El último tango en París (Ultimo tango a Parigi, 1972), en la que relataba los apasionados encuentros entre un hombre maduro estadounidense y una joven parisina en un piso abandonado de Paris.
La cinta, protagonizada por Marlon Brando y Maria Schneider, desató controversia por las violentas escenas entre sus dos actores principales. Años después del estreno, Schneider confesó que se había sentido humillada y «un poco violada» durante el rodaje del filme. El director italiano se disculpó con la actriz, argumentando que la decisión de pactar con Brando para la realización de ciertas secuencias –algunas de ellas que no figuraban en el guion– sin avisarle a la actriz había sido en favor del realismo que necesitaba el filme.
«Me porté de una manera horrible con Maria, porque no le dije nada de lo que iba a suceder. Quería su reacción como niña y no como actriz, quería que reaccionara al acto de la humillación. Quería que María sintiera, no actuara… En las películas, para obtener algo creo que tenemos que ser completamente fríos», declaró el cineasta en 2013.
El último tango en París elevó al grado de culto la figura de Bertolucci y lo convirtió en uno de los elementos clave en la carrera al Oscar de 1973. Recibió nominaciones por parte del Sindicato de Directores de Estados Unidos (DGA), los Globos de Oro y el Oscar, quien también reconoció con una nominación a Brando.
The Last Emperor (1987)
Tras el escándalo provocado por su drama erótico, Bertolucci volteó la mirada hacia proyectos más «tradicionales». En 1976, el cineasta confrontó la barrera de duración establecida por la industria mainstream con el drama histórico Novecento, en el que retrataba la historia política y social de la Italia del siglo XX, mientras que en 1979 se rendiría completamente ante los dramas familiares influidos por el uso de las drogas en La luna.
El punto más alto de aquel giro hacia el tradicionalismo fue la producción inglesa El último emperador (The Last Emperor, 1987), un megaproyecto inspirado en la decadencia del imperio chino.
En el filme, escrito en colaboración con Mark Peploe, el italiano retrataba el imperio de Pu Yi, un niño de tres años que es arrancado de los brazos de su madre para ser coronado emperador en la Ciudad Prohibida, en el Pekín de 1908. Sin embargo, el inicio del mandato del pequeño monarca queda reducido por la necesidad imperial de mantenerlo recluido y bajo extremos cuidados.
La cinta ganó 9 premios Oscar, incluyendo Mejor Película y Mejor Director, 3 premios BAFTA de la Academia Inglesa, 4 Globos de Oro, el Premio César de la Academia Francesa a la Mejor Película Extranjera, el premio a Mejor Fotografía por el Círculo de Críticos de Nueva York y el reconocimiento a Mejor Dirección por el Sindicato de Directores de los Estados Unidos (DGA).
The Dreamers (2003)
Bertolucci continuaría con su etapa apegada a los convencionalismos de los premios durante los ochenta y los noventa con filmes como Refugio para el amor (The Sheltering Sky, 1989), El pequeño Buda (Little Buddha, 1993), Belleza robada (Stealing Beauty, 1996) y Pasión (L’assedio, 1998). Por lo que su regreso a aquellas historias que de verdad le importaban resultaba arriesgado.
Con Los soñadores (The Dreamers, 2003), Bertolucci se rendía ante sus propias aficiones pasionales y culturales, presentando la historia de dos hermanos, Isabelle (Eva Green) y Theo (Louis Garrel), que invitaban a un estudiante estadounidense (Michael Pitt) detenido en la ciudad durante las manifestaciones de 1968, a quedarse en su apartamento. Durante su estancia en el condominio parisino, Matthew y los hermanos franceses comienzan a conocerse mediante un juego de emociones y erotismo que los lleva a límites arriesgados.
Con el filme, Bertolucci desataría la controversia acostumbrada de sus primeros proyectos y exploraría sus propios recuerdos durante las revueltas estudiantiles, rindiéndole homenaje a los movimientos culturales que lo formaron durante su juventud. The Dreamers sería el último gran proyecto de Bertolucci, quien se despidió de la dirección en 2012 tras el estreno del drama Tú y yo (Io e te), presentado fuera de competición en el Festival de Cine de Cannes.
* Fotografía de portada: IMDb
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