Radu Jude pone en juego la desobediencia a toda norma de realización cinematográfica en Do Not Expect Too Much from the End of the World. Su alegato subversivo (y desencantadamente rumano) es una sátira hilarante sobre la vida en el capitalismo tardío.
Rose Glass crea un nada complaciente pastiche para demostrar qué tanto los delirios ochenteros se parecen a los actuales. Y entrega en el camino símbolos en esteroides de la fuerza femenina.
¿Cuál es la diferencia entre, digamos, Die Hard, con Bruce Willis, y Civil War, de Alex Garland? Las dos muestran la destrucción como un satisfactor, pero la primera se asume como tal; la segunda es simplemente irresponsable.