Uno de los primeros encuentros que tuvo Diego del Río con Antón Chéjov fue durante sus periodos universitarios, cuando el libreto de La gaviota pasó por sus manos. La historia, que involucraba dos de sus más grandes pasiones —el teatro y la construcción de relaciones entre personajes conflictivos—, le atrajo tanto que eventualmente regresaría a Chéjov una vez terminados sus estudios en la Universidad de las Américas de Puebla.
Tras su debut en los escenarios, el joven director inició un ambicioso proyecto que involucraría llevar a escena los tres textos más importantes del escritor ruso. La iniciativa se llamó “Proyecto Chéjov” y tomó al desaparecido Foro Shakespeare como el espacio para realizarlo.
La primera pieza de esta iniciativa fue Vania, versión libre de Tío Vania estrenada a finales de 2013, con Gabriela de la Garza y Fernando Becerril, y producida por Óscar Uriel y Alberto Agnesi. El siguiente montaje fue la adaptación de La gaviota, protagonizada por Blanca Guerra y Odiseo Bichir. Ahora, a tres años de su último acercamiento con el clásico ruso, Del Río presenta Las tres hermanas, última aportación a esta trilogía chejoviana, que tendrá una temporada ahora en el Teatro Milán de la Ciudad de México.
En la obra, estrenada por primera vez en 1901, Chéjov desarrolla la historia de las hermanas Olga, Masha e Irina Prózorov, que sueñan con regresar a Moscú, su ciudad natal, tras haber vivido una década llena de decepciones, pérdidas y relaciones fallidas en el campo. Sin embargo, el reciente matrimonio de su hermano, la única figura masculina que tuvieron en casa, las obliga a confrontar un futuro incierto y el posible hundimiento de sus esperanzas.
“Ésta es una obra que habla sobre los duelos, las ilusiones, los paraísos perdidos; sobre la búsqueda de la felicidad, de la libertad, el anhelo, del retorno y también de lo que te paraliza”, comenta la actriz Arcelia Ramírez en entrevista con Gatopardo. “Chéjov es un autor fascinante porque lanza todas esas ideas y todas esas filosofías en un contexto cotidiano”.
Ramírez, quien interpreta en el montaje a Masha, destaca la importancia de mantener la complejidad histórica de su personaje, profundamente enlazado con conflictos personales que, a más de un siglo de la escritura de la obra, se mantienen como las preocupaciones constantes de la sociedad. Para lograr ese cometido, la actriz y todo el reparto de la obra, conformado por Emma Dib, Maya Zapata, Anahí Allué, Concepción Márquez, Mauricio García Lozano, Antón Araiza, Enrique Arreola, Alejandro Morales y Evan Regueira, trabajaron de cerca con el director para encontrar las motivaciones que guiaban a sus personajes en este juego de encuentros desafortunados.
Del Río y su equipo de productores estrenan esta obra en la cartelera de fin de año, buscando ofrecer un contenido interesante al público. Sus funciones correrán de lunes a domingo, buscando rescatar aquella vieja idea que señala a Chéjov como un clásico de la temporada.
“Creo que hay muchas razones por las que podríamos relacionar a Chéjov con la temporada navideña, sobre todo porque es en la que las familias se reúnen y no necesariamente para ser felices. La familia es un juego de espejos y creo que Chéjov retrata eso de una manera elegante. No intenta hacer una declaración, sino hablar desde el lado humano de la gente, de los grupos y de cómo funcionamos cuando estamos agrupados y también, solos”, menciona Zapata, responsable de encarnar a la joven Irina.
Con la puesta Las tres hermanas, Diego del Río consolida una de las ideas más atrevidas que se hayan visto en el teatro mexicano de los últimos años: llevar las historias de Chéjov a nuestros escenarios y darle un espacio en el que su interpretación puede funcionar para comprender mucho a la Rusia de principios del siglo xx y al México de los dos mil, lleno de personajes chejovianos listos para verse representados en escena.
Las tres hermanas
Hasta el 10 de enero
Teatro Milán
www.teatromilan.com
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El director mexicano Diego del Río presenta Las tres hermanas, con la que cierra una trilogía teatral basada en los textos de Antón Chéjov.
Uno de los primeros encuentros que tuvo Diego del Río con Antón Chéjov fue durante sus periodos universitarios, cuando el libreto de La gaviota pasó por sus manos. La historia, que involucraba dos de sus más grandes pasiones —el teatro y la construcción de relaciones entre personajes conflictivos—, le atrajo tanto que eventualmente regresaría a Chéjov una vez terminados sus estudios en la Universidad de las Américas de Puebla.
Tras su debut en los escenarios, el joven director inició un ambicioso proyecto que involucraría llevar a escena los tres textos más importantes del escritor ruso. La iniciativa se llamó “Proyecto Chéjov” y tomó al desaparecido Foro Shakespeare como el espacio para realizarlo.
La primera pieza de esta iniciativa fue Vania, versión libre de Tío Vania estrenada a finales de 2013, con Gabriela de la Garza y Fernando Becerril, y producida por Óscar Uriel y Alberto Agnesi. El siguiente montaje fue la adaptación de La gaviota, protagonizada por Blanca Guerra y Odiseo Bichir. Ahora, a tres años de su último acercamiento con el clásico ruso, Del Río presenta Las tres hermanas, última aportación a esta trilogía chejoviana, que tendrá una temporada ahora en el Teatro Milán de la Ciudad de México.
En la obra, estrenada por primera vez en 1901, Chéjov desarrolla la historia de las hermanas Olga, Masha e Irina Prózorov, que sueñan con regresar a Moscú, su ciudad natal, tras haber vivido una década llena de decepciones, pérdidas y relaciones fallidas en el campo. Sin embargo, el reciente matrimonio de su hermano, la única figura masculina que tuvieron en casa, las obliga a confrontar un futuro incierto y el posible hundimiento de sus esperanzas.
“Ésta es una obra que habla sobre los duelos, las ilusiones, los paraísos perdidos; sobre la búsqueda de la felicidad, de la libertad, el anhelo, del retorno y también de lo que te paraliza”, comenta la actriz Arcelia Ramírez en entrevista con Gatopardo. “Chéjov es un autor fascinante porque lanza todas esas ideas y todas esas filosofías en un contexto cotidiano”.
Ramírez, quien interpreta en el montaje a Masha, destaca la importancia de mantener la complejidad histórica de su personaje, profundamente enlazado con conflictos personales que, a más de un siglo de la escritura de la obra, se mantienen como las preocupaciones constantes de la sociedad. Para lograr ese cometido, la actriz y todo el reparto de la obra, conformado por Emma Dib, Maya Zapata, Anahí Allué, Concepción Márquez, Mauricio García Lozano, Antón Araiza, Enrique Arreola, Alejandro Morales y Evan Regueira, trabajaron de cerca con el director para encontrar las motivaciones que guiaban a sus personajes en este juego de encuentros desafortunados.
Del Río y su equipo de productores estrenan esta obra en la cartelera de fin de año, buscando ofrecer un contenido interesante al público. Sus funciones correrán de lunes a domingo, buscando rescatar aquella vieja idea que señala a Chéjov como un clásico de la temporada.
“Creo que hay muchas razones por las que podríamos relacionar a Chéjov con la temporada navideña, sobre todo porque es en la que las familias se reúnen y no necesariamente para ser felices. La familia es un juego de espejos y creo que Chéjov retrata eso de una manera elegante. No intenta hacer una declaración, sino hablar desde el lado humano de la gente, de los grupos y de cómo funcionamos cuando estamos agrupados y también, solos”, menciona Zapata, responsable de encarnar a la joven Irina.
Con la puesta Las tres hermanas, Diego del Río consolida una de las ideas más atrevidas que se hayan visto en el teatro mexicano de los últimos años: llevar las historias de Chéjov a nuestros escenarios y darle un espacio en el que su interpretación puede funcionar para comprender mucho a la Rusia de principios del siglo xx y al México de los dos mil, lleno de personajes chejovianos listos para verse representados en escena.
Las tres hermanas
Hasta el 10 de enero
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El director mexicano Diego del Río presenta Las tres hermanas, con la que cierra una trilogía teatral basada en los textos de Antón Chéjov.
Uno de los primeros encuentros que tuvo Diego del Río con Antón Chéjov fue durante sus periodos universitarios, cuando el libreto de La gaviota pasó por sus manos. La historia, que involucraba dos de sus más grandes pasiones —el teatro y la construcción de relaciones entre personajes conflictivos—, le atrajo tanto que eventualmente regresaría a Chéjov una vez terminados sus estudios en la Universidad de las Américas de Puebla.
Tras su debut en los escenarios, el joven director inició un ambicioso proyecto que involucraría llevar a escena los tres textos más importantes del escritor ruso. La iniciativa se llamó “Proyecto Chéjov” y tomó al desaparecido Foro Shakespeare como el espacio para realizarlo.
La primera pieza de esta iniciativa fue Vania, versión libre de Tío Vania estrenada a finales de 2013, con Gabriela de la Garza y Fernando Becerril, y producida por Óscar Uriel y Alberto Agnesi. El siguiente montaje fue la adaptación de La gaviota, protagonizada por Blanca Guerra y Odiseo Bichir. Ahora, a tres años de su último acercamiento con el clásico ruso, Del Río presenta Las tres hermanas, última aportación a esta trilogía chejoviana, que tendrá una temporada ahora en el Teatro Milán de la Ciudad de México.
En la obra, estrenada por primera vez en 1901, Chéjov desarrolla la historia de las hermanas Olga, Masha e Irina Prózorov, que sueñan con regresar a Moscú, su ciudad natal, tras haber vivido una década llena de decepciones, pérdidas y relaciones fallidas en el campo. Sin embargo, el reciente matrimonio de su hermano, la única figura masculina que tuvieron en casa, las obliga a confrontar un futuro incierto y el posible hundimiento de sus esperanzas.
“Ésta es una obra que habla sobre los duelos, las ilusiones, los paraísos perdidos; sobre la búsqueda de la felicidad, de la libertad, el anhelo, del retorno y también de lo que te paraliza”, comenta la actriz Arcelia Ramírez en entrevista con Gatopardo. “Chéjov es un autor fascinante porque lanza todas esas ideas y todas esas filosofías en un contexto cotidiano”.
Ramírez, quien interpreta en el montaje a Masha, destaca la importancia de mantener la complejidad histórica de su personaje, profundamente enlazado con conflictos personales que, a más de un siglo de la escritura de la obra, se mantienen como las preocupaciones constantes de la sociedad. Para lograr ese cometido, la actriz y todo el reparto de la obra, conformado por Emma Dib, Maya Zapata, Anahí Allué, Concepción Márquez, Mauricio García Lozano, Antón Araiza, Enrique Arreola, Alejandro Morales y Evan Regueira, trabajaron de cerca con el director para encontrar las motivaciones que guiaban a sus personajes en este juego de encuentros desafortunados.
Del Río y su equipo de productores estrenan esta obra en la cartelera de fin de año, buscando ofrecer un contenido interesante al público. Sus funciones correrán de lunes a domingo, buscando rescatar aquella vieja idea que señala a Chéjov como un clásico de la temporada.
“Creo que hay muchas razones por las que podríamos relacionar a Chéjov con la temporada navideña, sobre todo porque es en la que las familias se reúnen y no necesariamente para ser felices. La familia es un juego de espejos y creo que Chéjov retrata eso de una manera elegante. No intenta hacer una declaración, sino hablar desde el lado humano de la gente, de los grupos y de cómo funcionamos cuando estamos agrupados y también, solos”, menciona Zapata, responsable de encarnar a la joven Irina.
Con la puesta Las tres hermanas, Diego del Río consolida una de las ideas más atrevidas que se hayan visto en el teatro mexicano de los últimos años: llevar las historias de Chéjov a nuestros escenarios y darle un espacio en el que su interpretación puede funcionar para comprender mucho a la Rusia de principios del siglo xx y al México de los dos mil, lleno de personajes chejovianos listos para verse representados en escena.
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Uno de los primeros encuentros que tuvo Diego del Río con Antón Chéjov fue durante sus periodos universitarios, cuando el libreto de La gaviota pasó por sus manos. La historia, que involucraba dos de sus más grandes pasiones —el teatro y la construcción de relaciones entre personajes conflictivos—, le atrajo tanto que eventualmente regresaría a Chéjov una vez terminados sus estudios en la Universidad de las Américas de Puebla.
Tras su debut en los escenarios, el joven director inició un ambicioso proyecto que involucraría llevar a escena los tres textos más importantes del escritor ruso. La iniciativa se llamó “Proyecto Chéjov” y tomó al desaparecido Foro Shakespeare como el espacio para realizarlo.
La primera pieza de esta iniciativa fue Vania, versión libre de Tío Vania estrenada a finales de 2013, con Gabriela de la Garza y Fernando Becerril, y producida por Óscar Uriel y Alberto Agnesi. El siguiente montaje fue la adaptación de La gaviota, protagonizada por Blanca Guerra y Odiseo Bichir. Ahora, a tres años de su último acercamiento con el clásico ruso, Del Río presenta Las tres hermanas, última aportación a esta trilogía chejoviana, que tendrá una temporada ahora en el Teatro Milán de la Ciudad de México.
En la obra, estrenada por primera vez en 1901, Chéjov desarrolla la historia de las hermanas Olga, Masha e Irina Prózorov, que sueñan con regresar a Moscú, su ciudad natal, tras haber vivido una década llena de decepciones, pérdidas y relaciones fallidas en el campo. Sin embargo, el reciente matrimonio de su hermano, la única figura masculina que tuvieron en casa, las obliga a confrontar un futuro incierto y el posible hundimiento de sus esperanzas.
“Ésta es una obra que habla sobre los duelos, las ilusiones, los paraísos perdidos; sobre la búsqueda de la felicidad, de la libertad, el anhelo, del retorno y también de lo que te paraliza”, comenta la actriz Arcelia Ramírez en entrevista con Gatopardo. “Chéjov es un autor fascinante porque lanza todas esas ideas y todas esas filosofías en un contexto cotidiano”.
Ramírez, quien interpreta en el montaje a Masha, destaca la importancia de mantener la complejidad histórica de su personaje, profundamente enlazado con conflictos personales que, a más de un siglo de la escritura de la obra, se mantienen como las preocupaciones constantes de la sociedad. Para lograr ese cometido, la actriz y todo el reparto de la obra, conformado por Emma Dib, Maya Zapata, Anahí Allué, Concepción Márquez, Mauricio García Lozano, Antón Araiza, Enrique Arreola, Alejandro Morales y Evan Regueira, trabajaron de cerca con el director para encontrar las motivaciones que guiaban a sus personajes en este juego de encuentros desafortunados.
Del Río y su equipo de productores estrenan esta obra en la cartelera de fin de año, buscando ofrecer un contenido interesante al público. Sus funciones correrán de lunes a domingo, buscando rescatar aquella vieja idea que señala a Chéjov como un clásico de la temporada.
“Creo que hay muchas razones por las que podríamos relacionar a Chéjov con la temporada navideña, sobre todo porque es en la que las familias se reúnen y no necesariamente para ser felices. La familia es un juego de espejos y creo que Chéjov retrata eso de una manera elegante. No intenta hacer una declaración, sino hablar desde el lado humano de la gente, de los grupos y de cómo funcionamos cuando estamos agrupados y también, solos”, menciona Zapata, responsable de encarnar a la joven Irina.
Con la puesta Las tres hermanas, Diego del Río consolida una de las ideas más atrevidas que se hayan visto en el teatro mexicano de los últimos años: llevar las historias de Chéjov a nuestros escenarios y darle un espacio en el que su interpretación puede funcionar para comprender mucho a la Rusia de principios del siglo xx y al México de los dos mil, lleno de personajes chejovianos listos para verse representados en escena.
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El director mexicano Diego del Río presenta Las tres hermanas, con la que cierra una trilogía teatral basada en los textos de Antón Chéjov.
Uno de los primeros encuentros que tuvo Diego del Río con Antón Chéjov fue durante sus periodos universitarios, cuando el libreto de La gaviota pasó por sus manos. La historia, que involucraba dos de sus más grandes pasiones —el teatro y la construcción de relaciones entre personajes conflictivos—, le atrajo tanto que eventualmente regresaría a Chéjov una vez terminados sus estudios en la Universidad de las Américas de Puebla.
Tras su debut en los escenarios, el joven director inició un ambicioso proyecto que involucraría llevar a escena los tres textos más importantes del escritor ruso. La iniciativa se llamó “Proyecto Chéjov” y tomó al desaparecido Foro Shakespeare como el espacio para realizarlo.
La primera pieza de esta iniciativa fue Vania, versión libre de Tío Vania estrenada a finales de 2013, con Gabriela de la Garza y Fernando Becerril, y producida por Óscar Uriel y Alberto Agnesi. El siguiente montaje fue la adaptación de La gaviota, protagonizada por Blanca Guerra y Odiseo Bichir. Ahora, a tres años de su último acercamiento con el clásico ruso, Del Río presenta Las tres hermanas, última aportación a esta trilogía chejoviana, que tendrá una temporada ahora en el Teatro Milán de la Ciudad de México.
En la obra, estrenada por primera vez en 1901, Chéjov desarrolla la historia de las hermanas Olga, Masha e Irina Prózorov, que sueñan con regresar a Moscú, su ciudad natal, tras haber vivido una década llena de decepciones, pérdidas y relaciones fallidas en el campo. Sin embargo, el reciente matrimonio de su hermano, la única figura masculina que tuvieron en casa, las obliga a confrontar un futuro incierto y el posible hundimiento de sus esperanzas.
“Ésta es una obra que habla sobre los duelos, las ilusiones, los paraísos perdidos; sobre la búsqueda de la felicidad, de la libertad, el anhelo, del retorno y también de lo que te paraliza”, comenta la actriz Arcelia Ramírez en entrevista con Gatopardo. “Chéjov es un autor fascinante porque lanza todas esas ideas y todas esas filosofías en un contexto cotidiano”.
Ramírez, quien interpreta en el montaje a Masha, destaca la importancia de mantener la complejidad histórica de su personaje, profundamente enlazado con conflictos personales que, a más de un siglo de la escritura de la obra, se mantienen como las preocupaciones constantes de la sociedad. Para lograr ese cometido, la actriz y todo el reparto de la obra, conformado por Emma Dib, Maya Zapata, Anahí Allué, Concepción Márquez, Mauricio García Lozano, Antón Araiza, Enrique Arreola, Alejandro Morales y Evan Regueira, trabajaron de cerca con el director para encontrar las motivaciones que guiaban a sus personajes en este juego de encuentros desafortunados.
Del Río y su equipo de productores estrenan esta obra en la cartelera de fin de año, buscando ofrecer un contenido interesante al público. Sus funciones correrán de lunes a domingo, buscando rescatar aquella vieja idea que señala a Chéjov como un clásico de la temporada.
“Creo que hay muchas razones por las que podríamos relacionar a Chéjov con la temporada navideña, sobre todo porque es en la que las familias se reúnen y no necesariamente para ser felices. La familia es un juego de espejos y creo que Chéjov retrata eso de una manera elegante. No intenta hacer una declaración, sino hablar desde el lado humano de la gente, de los grupos y de cómo funcionamos cuando estamos agrupados y también, solos”, menciona Zapata, responsable de encarnar a la joven Irina.
Con la puesta Las tres hermanas, Diego del Río consolida una de las ideas más atrevidas que se hayan visto en el teatro mexicano de los últimos años: llevar las historias de Chéjov a nuestros escenarios y darle un espacio en el que su interpretación puede funcionar para comprender mucho a la Rusia de principios del siglo xx y al México de los dos mil, lleno de personajes chejovianos listos para verse representados en escena.
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Tras su debut en los escenarios, el joven director inició un ambicioso proyecto que involucraría llevar a escena los tres textos más importantes del escritor ruso. La iniciativa se llamó “Proyecto Chéjov” y tomó al desaparecido Foro Shakespeare como el espacio para realizarlo.
La primera pieza de esta iniciativa fue Vania, versión libre de Tío Vania estrenada a finales de 2013, con Gabriela de la Garza y Fernando Becerril, y producida por Óscar Uriel y Alberto Agnesi. El siguiente montaje fue la adaptación de La gaviota, protagonizada por Blanca Guerra y Odiseo Bichir. Ahora, a tres años de su último acercamiento con el clásico ruso, Del Río presenta Las tres hermanas, última aportación a esta trilogía chejoviana, que tendrá una temporada ahora en el Teatro Milán de la Ciudad de México.
En la obra, estrenada por primera vez en 1901, Chéjov desarrolla la historia de las hermanas Olga, Masha e Irina Prózorov, que sueñan con regresar a Moscú, su ciudad natal, tras haber vivido una década llena de decepciones, pérdidas y relaciones fallidas en el campo. Sin embargo, el reciente matrimonio de su hermano, la única figura masculina que tuvieron en casa, las obliga a confrontar un futuro incierto y el posible hundimiento de sus esperanzas.
“Ésta es una obra que habla sobre los duelos, las ilusiones, los paraísos perdidos; sobre la búsqueda de la felicidad, de la libertad, el anhelo, del retorno y también de lo que te paraliza”, comenta la actriz Arcelia Ramírez en entrevista con Gatopardo. “Chéjov es un autor fascinante porque lanza todas esas ideas y todas esas filosofías en un contexto cotidiano”.
Ramírez, quien interpreta en el montaje a Masha, destaca la importancia de mantener la complejidad histórica de su personaje, profundamente enlazado con conflictos personales que, a más de un siglo de la escritura de la obra, se mantienen como las preocupaciones constantes de la sociedad. Para lograr ese cometido, la actriz y todo el reparto de la obra, conformado por Emma Dib, Maya Zapata, Anahí Allué, Concepción Márquez, Mauricio García Lozano, Antón Araiza, Enrique Arreola, Alejandro Morales y Evan Regueira, trabajaron de cerca con el director para encontrar las motivaciones que guiaban a sus personajes en este juego de encuentros desafortunados.
Del Río y su equipo de productores estrenan esta obra en la cartelera de fin de año, buscando ofrecer un contenido interesante al público. Sus funciones correrán de lunes a domingo, buscando rescatar aquella vieja idea que señala a Chéjov como un clásico de la temporada.
“Creo que hay muchas razones por las que podríamos relacionar a Chéjov con la temporada navideña, sobre todo porque es en la que las familias se reúnen y no necesariamente para ser felices. La familia es un juego de espejos y creo que Chéjov retrata eso de una manera elegante. No intenta hacer una declaración, sino hablar desde el lado humano de la gente, de los grupos y de cómo funcionamos cuando estamos agrupados y también, solos”, menciona Zapata, responsable de encarnar a la joven Irina.
Con la puesta Las tres hermanas, Diego del Río consolida una de las ideas más atrevidas que se hayan visto en el teatro mexicano de los últimos años: llevar las historias de Chéjov a nuestros escenarios y darle un espacio en el que su interpretación puede funcionar para comprender mucho a la Rusia de principios del siglo xx y al México de los dos mil, lleno de personajes chejovianos listos para verse representados en escena.
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