Andrew Wylie

Andrew Wylie

25
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06
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19
AAAA
Tiempo de Lectura: 00 min

El agente literario más poderoso del mundo.

Texto de
Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de

Suena el teléfono en la oficina de Nueva York de The Wylie Agency -Wylie -Buenos días, Mr. Wylie. Tengo un problema… soy Susan Sontag. -Sí, tiene un problema. – Es un trabajo de jornada completa. Debo atender el teléfono, leer libros de otros y escribir sobre ellos, conceder entrevistas a la prensa y hablar sobre el comunismo… pero lo que quiero hacer es escribir una novela, y no tengo tiempo. -Por qué no deja en mis manos todo este asunto de ser Susan Sontag. Usted escriba la novela. Así fue que la estadounidense encontró el tiempo para escribir El amante del volcán y comenzó a ser representada por Andrew Wylie (Boston, 1947) uno de los hombres más poderosos de la industria del libro en Occidente.

Susan Sontag

Susan Sontag The Wylie Agency es una agencia literaria con oficinas en Nueva York, Londres y Madrid que representa a más de mil escritores, vivos y muertos, en todo el mundo. Entre su admirable cartera de clientes se encuentran: Philip Roth, Mo Yan, Rodrigo Rey Rosa, Al Gore, Milan Kundera, Roberto Bolaño, Vladimir Nabokov, Jorge Luis Borges, William Burroughs, Italo Calvino, Yasunari Kawabata, Oliver Sachs, Art Spiegelman, Allen Ginsberg, Orhan Pamuk, Arthur Miller, Guillermo Cabrera Infante y el reciente éxito literario Karl Ove Knausgård. Sumado a ellos, una de las últimas hazañas de la agencia fue la promoción de la nueva oleada de prosistas nigerianos como Chimamanda Ngozi Adichie, Uzodinma Iweala y Teju Cole, entre otros. Con tan monstruosos genios literarios en su agenda su reconocimiento mundial como el mayor magnate del libro está justificado. Personajes como John ‘Ike’ Williams, uno de los directores de la agencia de propiedad intelectual Kneerim & Williams, reconoció a Andrew Wylie como un agente formidable. Algunos periódicos han ido más lejos al referirse a él como “el mejor agente literario de la historia”. Sin embargo, no todos están de acuerdo. El enorme éxito y la personalidad de Wylie han sido tema de discusión en los medios de comunicación, las editoriales y las agencias literarias. Su excesiva determinación, olfato para la literatura y el negocio de los libros no le han ganado solamente alabanzas, sino también críticas e incluso agresiones. Si ha sido calificado como el agente literario más sagaz del globo, también se le ha acusado de snob, hostil, siniestro e incluso de ladrón. Hay varias anécdotas de la vida estudiantil y profesional de Wylie que muestran su enorme capacidad persuasiva. Una de ellas es la que le costó su expulsión del colegio St. Paul en Boston. Mientras el agente cursaba el bachillerato, convenció a un taxista de ayudar a los alumnos del internado a conseguir alcohol clandestinamente. No obstante, esta expulsión no le provocó mayor conflicto para ingresar a Harvard, donde estudió literatura francesa y se graduó summa cum laude en solo tres años. Entre sus profesores estaba el poeta Robert Lowell y el crítico literario Harry Levin. Andrew Wylie supo desde joven cómo seducir a quienes le interesaban. Cuando estaba por graduarse, convenció a Levin de dirigir su tesis declamándole de memoria un pasaje muy largo de Finnegans Wake, la revolucionaria novela de Joyce. Esa misma estrategia usó para convencer a su primer cliente I.F Stone, autor de El juicio de Sócrates, de trabajar con él, solo que en esa ocasión cantó Homero en griego antiguo. Sin embargo, su poder de persuasión no siempre ha sido bien acogido por los medios y el mundo literario. La prensa británica lo apodó “El chacal” después de que el escritor Martin Amis dejara a su agente Pat Kavanagh —esposa de Julen Barnes y con quien había trabajado por más de 20 años— para irse con Wylie tras un acuerdo valorado en 500,000 libras por su novela The Information. Esta y otras estrategias han hecho de The Wylie Agency la firma de representación de autores más temida e influyente del mundo anglosajón, según The Guardian. “No hay muchos agentes literarios en Nueva York que puedan decir que no han perdido un cliente a manos de Andrew Wylie”, dijo Leon Neyfakh a The New York Observer.

Milan Kundera

Milan Kundera La implacable caza de escritores del agente estadounidense tiene ya una historia muy larga. Uno de los ejemplos más sonados fue el encuentro en 2014 entre Andrew Wylie y la legendaria agente literaria española Carmen Balcells para asociarse en la empresa Balcells & Wylie. Este acuerdo, sin duda uno de los más importantes de la industria editorial, implicó conjugar las agencias literarias más poderosas de Europa y América: la que definió el canon de la literatura hispánica y la que definió el canon anglosajón. La unión se hizo bajo las condiciones propuestas por Balcells, quien decidió ceder solamente el 45% de su empresa a Andrew Wylie. De acuerdo con el trato, el resto de la venta se haría paulatinamente en los años siguientes. La relación entre Balcells y Wylie podría describirse como un desagrado cordial, por lo que –para perjuicio de Wylie– el acuerdo no se consolidó. Meses después del trato inicial, la “Mamá Grande” del Boom latinoamericano cambió las condiciones del mismo y en abril del 2015 pidió a la consultora Atlas Capital empezar una venta abierta de su empresa. Recibió interesantes ofertas de distintas agencias literarias americanas y europeas. En agosto del mismo año Wylie contraatacó anunciando la inauguración de su tercera oficina: The Wylie Agency España. Al frente de este proyecto puso a Cristóbal Pera, director de Pinguin Random House México y antiguo editor de Gabriel García Márquez. Esto alertó a Balcells, no solo porque Cien años de soledad representaba alrededor del 40% de la facturación de su agencia, sino porque Wylie ganaría terreno en el campo de la literatura en lengua hispana. El agente norteamericano intentó tranquilizar a Balcells diciéndole que su jugada era solo el inicio de la fusión de ambas agencias. Sin embargo, aquello no se concretó, pues la agente española falleció el 20 de septiembre de 2015 y nada detuvo a Andrew Wylie de enraizarse en el mercado hispanohablante. Actualmente ya es agente de importantes escritores latinoamericanos como Jorge Luis Borges, Roberto Bolaño y Alejandro Zambra. Otro buen ejemplo de lo que Andrew Wylie es capaz de hacer por representar a los autores que le interesan es el hecho de que firmó con Benazir Bhutto, la antigua primer ministro de Pakistán, solo para sorprender al escritor indo-británico Salman Rushdie y convencerlo de que se sumara a su agencia. Sobra decir que lo logró. Wylie entiende el poder y la influencia que tiene, no por nada puede cargar con enemigos tan poderosos como la empresa Amazon, con quien rivalizó en 2010 después de la caída de Odyssey, su proyecto para publicar libros electrónicos.

Karl Ove Knausgård

Karl Ove Knausgård Sin embargo, su carrera no ha sido siempre un camino limpio y pavimentado. Tras graduarse se fue a vivir a Nueva York, donde trabajó como conductor de un taxi. Después rentó una librería en Greenwich Village donde intentó vender toda su biblioteca para hacerse de dinero, pero aquella estadía en Manhattan le dejó más que eso. Fue durante esos años que conoció a personajes como Bob Dylan y John Cage, que acudían a su librería, además de al compositor y fotógrafo Lou Reed. En esa época conoció también a su gran modelo: Andy Warhol. Para lograrlo se hizo pasar por periodista varias veces y sus conversaciones le enseñaron el manejo intelectual y social que se necesita para dominar el mundo cultural norteamericano. En 1972, Andrew Wylie publicó su libro de poesía Yellow Flowers. No obstante, consideró que ser poeta no era su destino. De acuerdo con el agente, ser artista implica tener una gran personalidad, valores y un fuerte carácter expresivo. Él en cambio se considera una personalidad mutante. Cree que su “desorden de personalidad” es precisamente lo que le permite representar a centenas de escritores. Antes de encontrar su vocación el agente consideró también seguir los pasos de su padre, quien era editor de Houghton Mifflin en Boston. Pero él no estaba interesado en los best-sellers, pues los considera una mera extensión de la televisión popular. Joseph Fox, editor de Truman Capote, le sugirió volverse agente literario. Finalmente, en 1980 fundó su agencia literaria en Nueva York y posteriormente, en 1996, inauguró oficinas en Londres. En una entrevista para Harvard Magazine, Wylie explicó que su estrategia de ventas es la que lo ha vuelto exitoso, una táctica que difiere enormemente de la de otras agencias. Todo negocio de publicaciones se divide en dos partes: frontlist y backlist. El frontlist son los nuevos títulos publicados. El backlist son libros ya publicados que continúan siendo impresos. Mientras las agencias comúnmente se enfocan en llamar la atención sobre su frontlist, Wylie considera más importante focalizar sus energías en el backlist, pues en esos títulos la perdurabilidad está garantizada. Desde que inauguró su oficina en Londres, Andrew Wylie viaja al menos una vez al mes para cuidar de cerca a sus escritores y sus editoriales. De acuerdo con él, no importa cuántos viajes a Tokio, Italia, Milán o Múnich sean necesarios, es importante involucrarse directamente con la cultura y las personas que rigen esos negocios. Wylie tiene la mirada siempre puesta sobre un libro y su maleta. Con todo esto y los futuros movimientos de Andrew Wylie en el mercado hispano, perece que “El chacal” tiene asegurado su paso a la historia como uno de los personajes más importantes y polémicos de la industria del libro.

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El agente literario más poderoso del mundo.

Texto de
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Realización de
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Traducción de

Suena el teléfono en la oficina de Nueva York de The Wylie Agency -Wylie -Buenos días, Mr. Wylie. Tengo un problema… soy Susan Sontag. -Sí, tiene un problema. – Es un trabajo de jornada completa. Debo atender el teléfono, leer libros de otros y escribir sobre ellos, conceder entrevistas a la prensa y hablar sobre el comunismo… pero lo que quiero hacer es escribir una novela, y no tengo tiempo. -Por qué no deja en mis manos todo este asunto de ser Susan Sontag. Usted escriba la novela. Así fue que la estadounidense encontró el tiempo para escribir El amante del volcán y comenzó a ser representada por Andrew Wylie (Boston, 1947) uno de los hombres más poderosos de la industria del libro en Occidente.

Susan Sontag

Susan Sontag The Wylie Agency es una agencia literaria con oficinas en Nueva York, Londres y Madrid que representa a más de mil escritores, vivos y muertos, en todo el mundo. Entre su admirable cartera de clientes se encuentran: Philip Roth, Mo Yan, Rodrigo Rey Rosa, Al Gore, Milan Kundera, Roberto Bolaño, Vladimir Nabokov, Jorge Luis Borges, William Burroughs, Italo Calvino, Yasunari Kawabata, Oliver Sachs, Art Spiegelman, Allen Ginsberg, Orhan Pamuk, Arthur Miller, Guillermo Cabrera Infante y el reciente éxito literario Karl Ove Knausgård. Sumado a ellos, una de las últimas hazañas de la agencia fue la promoción de la nueva oleada de prosistas nigerianos como Chimamanda Ngozi Adichie, Uzodinma Iweala y Teju Cole, entre otros. Con tan monstruosos genios literarios en su agenda su reconocimiento mundial como el mayor magnate del libro está justificado. Personajes como John ‘Ike’ Williams, uno de los directores de la agencia de propiedad intelectual Kneerim & Williams, reconoció a Andrew Wylie como un agente formidable. Algunos periódicos han ido más lejos al referirse a él como “el mejor agente literario de la historia”. Sin embargo, no todos están de acuerdo. El enorme éxito y la personalidad de Wylie han sido tema de discusión en los medios de comunicación, las editoriales y las agencias literarias. Su excesiva determinación, olfato para la literatura y el negocio de los libros no le han ganado solamente alabanzas, sino también críticas e incluso agresiones. Si ha sido calificado como el agente literario más sagaz del globo, también se le ha acusado de snob, hostil, siniestro e incluso de ladrón. Hay varias anécdotas de la vida estudiantil y profesional de Wylie que muestran su enorme capacidad persuasiva. Una de ellas es la que le costó su expulsión del colegio St. Paul en Boston. Mientras el agente cursaba el bachillerato, convenció a un taxista de ayudar a los alumnos del internado a conseguir alcohol clandestinamente. No obstante, esta expulsión no le provocó mayor conflicto para ingresar a Harvard, donde estudió literatura francesa y se graduó summa cum laude en solo tres años. Entre sus profesores estaba el poeta Robert Lowell y el crítico literario Harry Levin. Andrew Wylie supo desde joven cómo seducir a quienes le interesaban. Cuando estaba por graduarse, convenció a Levin de dirigir su tesis declamándole de memoria un pasaje muy largo de Finnegans Wake, la revolucionaria novela de Joyce. Esa misma estrategia usó para convencer a su primer cliente I.F Stone, autor de El juicio de Sócrates, de trabajar con él, solo que en esa ocasión cantó Homero en griego antiguo. Sin embargo, su poder de persuasión no siempre ha sido bien acogido por los medios y el mundo literario. La prensa británica lo apodó “El chacal” después de que el escritor Martin Amis dejara a su agente Pat Kavanagh —esposa de Julen Barnes y con quien había trabajado por más de 20 años— para irse con Wylie tras un acuerdo valorado en 500,000 libras por su novela The Information. Esta y otras estrategias han hecho de The Wylie Agency la firma de representación de autores más temida e influyente del mundo anglosajón, según The Guardian. “No hay muchos agentes literarios en Nueva York que puedan decir que no han perdido un cliente a manos de Andrew Wylie”, dijo Leon Neyfakh a The New York Observer.

Milan Kundera

Milan Kundera La implacable caza de escritores del agente estadounidense tiene ya una historia muy larga. Uno de los ejemplos más sonados fue el encuentro en 2014 entre Andrew Wylie y la legendaria agente literaria española Carmen Balcells para asociarse en la empresa Balcells & Wylie. Este acuerdo, sin duda uno de los más importantes de la industria editorial, implicó conjugar las agencias literarias más poderosas de Europa y América: la que definió el canon de la literatura hispánica y la que definió el canon anglosajón. La unión se hizo bajo las condiciones propuestas por Balcells, quien decidió ceder solamente el 45% de su empresa a Andrew Wylie. De acuerdo con el trato, el resto de la venta se haría paulatinamente en los años siguientes. La relación entre Balcells y Wylie podría describirse como un desagrado cordial, por lo que –para perjuicio de Wylie– el acuerdo no se consolidó. Meses después del trato inicial, la “Mamá Grande” del Boom latinoamericano cambió las condiciones del mismo y en abril del 2015 pidió a la consultora Atlas Capital empezar una venta abierta de su empresa. Recibió interesantes ofertas de distintas agencias literarias americanas y europeas. En agosto del mismo año Wylie contraatacó anunciando la inauguración de su tercera oficina: The Wylie Agency España. Al frente de este proyecto puso a Cristóbal Pera, director de Pinguin Random House México y antiguo editor de Gabriel García Márquez. Esto alertó a Balcells, no solo porque Cien años de soledad representaba alrededor del 40% de la facturación de su agencia, sino porque Wylie ganaría terreno en el campo de la literatura en lengua hispana. El agente norteamericano intentó tranquilizar a Balcells diciéndole que su jugada era solo el inicio de la fusión de ambas agencias. Sin embargo, aquello no se concretó, pues la agente española falleció el 20 de septiembre de 2015 y nada detuvo a Andrew Wylie de enraizarse en el mercado hispanohablante. Actualmente ya es agente de importantes escritores latinoamericanos como Jorge Luis Borges, Roberto Bolaño y Alejandro Zambra. Otro buen ejemplo de lo que Andrew Wylie es capaz de hacer por representar a los autores que le interesan es el hecho de que firmó con Benazir Bhutto, la antigua primer ministro de Pakistán, solo para sorprender al escritor indo-británico Salman Rushdie y convencerlo de que se sumara a su agencia. Sobra decir que lo logró. Wylie entiende el poder y la influencia que tiene, no por nada puede cargar con enemigos tan poderosos como la empresa Amazon, con quien rivalizó en 2010 después de la caída de Odyssey, su proyecto para publicar libros electrónicos.

Karl Ove Knausgård

Karl Ove Knausgård Sin embargo, su carrera no ha sido siempre un camino limpio y pavimentado. Tras graduarse se fue a vivir a Nueva York, donde trabajó como conductor de un taxi. Después rentó una librería en Greenwich Village donde intentó vender toda su biblioteca para hacerse de dinero, pero aquella estadía en Manhattan le dejó más que eso. Fue durante esos años que conoció a personajes como Bob Dylan y John Cage, que acudían a su librería, además de al compositor y fotógrafo Lou Reed. En esa época conoció también a su gran modelo: Andy Warhol. Para lograrlo se hizo pasar por periodista varias veces y sus conversaciones le enseñaron el manejo intelectual y social que se necesita para dominar el mundo cultural norteamericano. En 1972, Andrew Wylie publicó su libro de poesía Yellow Flowers. No obstante, consideró que ser poeta no era su destino. De acuerdo con el agente, ser artista implica tener una gran personalidad, valores y un fuerte carácter expresivo. Él en cambio se considera una personalidad mutante. Cree que su “desorden de personalidad” es precisamente lo que le permite representar a centenas de escritores. Antes de encontrar su vocación el agente consideró también seguir los pasos de su padre, quien era editor de Houghton Mifflin en Boston. Pero él no estaba interesado en los best-sellers, pues los considera una mera extensión de la televisión popular. Joseph Fox, editor de Truman Capote, le sugirió volverse agente literario. Finalmente, en 1980 fundó su agencia literaria en Nueva York y posteriormente, en 1996, inauguró oficinas en Londres. En una entrevista para Harvard Magazine, Wylie explicó que su estrategia de ventas es la que lo ha vuelto exitoso, una táctica que difiere enormemente de la de otras agencias. Todo negocio de publicaciones se divide en dos partes: frontlist y backlist. El frontlist son los nuevos títulos publicados. El backlist son libros ya publicados que continúan siendo impresos. Mientras las agencias comúnmente se enfocan en llamar la atención sobre su frontlist, Wylie considera más importante focalizar sus energías en el backlist, pues en esos títulos la perdurabilidad está garantizada. Desde que inauguró su oficina en Londres, Andrew Wylie viaja al menos una vez al mes para cuidar de cerca a sus escritores y sus editoriales. De acuerdo con él, no importa cuántos viajes a Tokio, Italia, Milán o Múnich sean necesarios, es importante involucrarse directamente con la cultura y las personas que rigen esos negocios. Wylie tiene la mirada siempre puesta sobre un libro y su maleta. Con todo esto y los futuros movimientos de Andrew Wylie en el mercado hispano, perece que “El chacal” tiene asegurado su paso a la historia como uno de los personajes más importantes y polémicos de la industria del libro.

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Archivo Gatopardo

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El agente literario más poderoso del mundo.

Suena el teléfono en la oficina de Nueva York de The Wylie Agency -Wylie -Buenos días, Mr. Wylie. Tengo un problema… soy Susan Sontag. -Sí, tiene un problema. – Es un trabajo de jornada completa. Debo atender el teléfono, leer libros de otros y escribir sobre ellos, conceder entrevistas a la prensa y hablar sobre el comunismo… pero lo que quiero hacer es escribir una novela, y no tengo tiempo. -Por qué no deja en mis manos todo este asunto de ser Susan Sontag. Usted escriba la novela. Así fue que la estadounidense encontró el tiempo para escribir El amante del volcán y comenzó a ser representada por Andrew Wylie (Boston, 1947) uno de los hombres más poderosos de la industria del libro en Occidente.

Susan Sontag

Susan Sontag The Wylie Agency es una agencia literaria con oficinas en Nueva York, Londres y Madrid que representa a más de mil escritores, vivos y muertos, en todo el mundo. Entre su admirable cartera de clientes se encuentran: Philip Roth, Mo Yan, Rodrigo Rey Rosa, Al Gore, Milan Kundera, Roberto Bolaño, Vladimir Nabokov, Jorge Luis Borges, William Burroughs, Italo Calvino, Yasunari Kawabata, Oliver Sachs, Art Spiegelman, Allen Ginsberg, Orhan Pamuk, Arthur Miller, Guillermo Cabrera Infante y el reciente éxito literario Karl Ove Knausgård. Sumado a ellos, una de las últimas hazañas de la agencia fue la promoción de la nueva oleada de prosistas nigerianos como Chimamanda Ngozi Adichie, Uzodinma Iweala y Teju Cole, entre otros. Con tan monstruosos genios literarios en su agenda su reconocimiento mundial como el mayor magnate del libro está justificado. Personajes como John ‘Ike’ Williams, uno de los directores de la agencia de propiedad intelectual Kneerim & Williams, reconoció a Andrew Wylie como un agente formidable. Algunos periódicos han ido más lejos al referirse a él como “el mejor agente literario de la historia”. Sin embargo, no todos están de acuerdo. El enorme éxito y la personalidad de Wylie han sido tema de discusión en los medios de comunicación, las editoriales y las agencias literarias. Su excesiva determinación, olfato para la literatura y el negocio de los libros no le han ganado solamente alabanzas, sino también críticas e incluso agresiones. Si ha sido calificado como el agente literario más sagaz del globo, también se le ha acusado de snob, hostil, siniestro e incluso de ladrón. Hay varias anécdotas de la vida estudiantil y profesional de Wylie que muestran su enorme capacidad persuasiva. Una de ellas es la que le costó su expulsión del colegio St. Paul en Boston. Mientras el agente cursaba el bachillerato, convenció a un taxista de ayudar a los alumnos del internado a conseguir alcohol clandestinamente. No obstante, esta expulsión no le provocó mayor conflicto para ingresar a Harvard, donde estudió literatura francesa y se graduó summa cum laude en solo tres años. Entre sus profesores estaba el poeta Robert Lowell y el crítico literario Harry Levin. Andrew Wylie supo desde joven cómo seducir a quienes le interesaban. Cuando estaba por graduarse, convenció a Levin de dirigir su tesis declamándole de memoria un pasaje muy largo de Finnegans Wake, la revolucionaria novela de Joyce. Esa misma estrategia usó para convencer a su primer cliente I.F Stone, autor de El juicio de Sócrates, de trabajar con él, solo que en esa ocasión cantó Homero en griego antiguo. Sin embargo, su poder de persuasión no siempre ha sido bien acogido por los medios y el mundo literario. La prensa británica lo apodó “El chacal” después de que el escritor Martin Amis dejara a su agente Pat Kavanagh —esposa de Julen Barnes y con quien había trabajado por más de 20 años— para irse con Wylie tras un acuerdo valorado en 500,000 libras por su novela The Information. Esta y otras estrategias han hecho de The Wylie Agency la firma de representación de autores más temida e influyente del mundo anglosajón, según The Guardian. “No hay muchos agentes literarios en Nueva York que puedan decir que no han perdido un cliente a manos de Andrew Wylie”, dijo Leon Neyfakh a The New York Observer.

Milan Kundera

Milan Kundera La implacable caza de escritores del agente estadounidense tiene ya una historia muy larga. Uno de los ejemplos más sonados fue el encuentro en 2014 entre Andrew Wylie y la legendaria agente literaria española Carmen Balcells para asociarse en la empresa Balcells & Wylie. Este acuerdo, sin duda uno de los más importantes de la industria editorial, implicó conjugar las agencias literarias más poderosas de Europa y América: la que definió el canon de la literatura hispánica y la que definió el canon anglosajón. La unión se hizo bajo las condiciones propuestas por Balcells, quien decidió ceder solamente el 45% de su empresa a Andrew Wylie. De acuerdo con el trato, el resto de la venta se haría paulatinamente en los años siguientes. La relación entre Balcells y Wylie podría describirse como un desagrado cordial, por lo que –para perjuicio de Wylie– el acuerdo no se consolidó. Meses después del trato inicial, la “Mamá Grande” del Boom latinoamericano cambió las condiciones del mismo y en abril del 2015 pidió a la consultora Atlas Capital empezar una venta abierta de su empresa. Recibió interesantes ofertas de distintas agencias literarias americanas y europeas. En agosto del mismo año Wylie contraatacó anunciando la inauguración de su tercera oficina: The Wylie Agency España. Al frente de este proyecto puso a Cristóbal Pera, director de Pinguin Random House México y antiguo editor de Gabriel García Márquez. Esto alertó a Balcells, no solo porque Cien años de soledad representaba alrededor del 40% de la facturación de su agencia, sino porque Wylie ganaría terreno en el campo de la literatura en lengua hispana. El agente norteamericano intentó tranquilizar a Balcells diciéndole que su jugada era solo el inicio de la fusión de ambas agencias. Sin embargo, aquello no se concretó, pues la agente española falleció el 20 de septiembre de 2015 y nada detuvo a Andrew Wylie de enraizarse en el mercado hispanohablante. Actualmente ya es agente de importantes escritores latinoamericanos como Jorge Luis Borges, Roberto Bolaño y Alejandro Zambra. Otro buen ejemplo de lo que Andrew Wylie es capaz de hacer por representar a los autores que le interesan es el hecho de que firmó con Benazir Bhutto, la antigua primer ministro de Pakistán, solo para sorprender al escritor indo-británico Salman Rushdie y convencerlo de que se sumara a su agencia. Sobra decir que lo logró. Wylie entiende el poder y la influencia que tiene, no por nada puede cargar con enemigos tan poderosos como la empresa Amazon, con quien rivalizó en 2010 después de la caída de Odyssey, su proyecto para publicar libros electrónicos.

Karl Ove Knausgård

Karl Ove Knausgård Sin embargo, su carrera no ha sido siempre un camino limpio y pavimentado. Tras graduarse se fue a vivir a Nueva York, donde trabajó como conductor de un taxi. Después rentó una librería en Greenwich Village donde intentó vender toda su biblioteca para hacerse de dinero, pero aquella estadía en Manhattan le dejó más que eso. Fue durante esos años que conoció a personajes como Bob Dylan y John Cage, que acudían a su librería, además de al compositor y fotógrafo Lou Reed. En esa época conoció también a su gran modelo: Andy Warhol. Para lograrlo se hizo pasar por periodista varias veces y sus conversaciones le enseñaron el manejo intelectual y social que se necesita para dominar el mundo cultural norteamericano. En 1972, Andrew Wylie publicó su libro de poesía Yellow Flowers. No obstante, consideró que ser poeta no era su destino. De acuerdo con el agente, ser artista implica tener una gran personalidad, valores y un fuerte carácter expresivo. Él en cambio se considera una personalidad mutante. Cree que su “desorden de personalidad” es precisamente lo que le permite representar a centenas de escritores. Antes de encontrar su vocación el agente consideró también seguir los pasos de su padre, quien era editor de Houghton Mifflin en Boston. Pero él no estaba interesado en los best-sellers, pues los considera una mera extensión de la televisión popular. Joseph Fox, editor de Truman Capote, le sugirió volverse agente literario. Finalmente, en 1980 fundó su agencia literaria en Nueva York y posteriormente, en 1996, inauguró oficinas en Londres. En una entrevista para Harvard Magazine, Wylie explicó que su estrategia de ventas es la que lo ha vuelto exitoso, una táctica que difiere enormemente de la de otras agencias. Todo negocio de publicaciones se divide en dos partes: frontlist y backlist. El frontlist son los nuevos títulos publicados. El backlist son libros ya publicados que continúan siendo impresos. Mientras las agencias comúnmente se enfocan en llamar la atención sobre su frontlist, Wylie considera más importante focalizar sus energías en el backlist, pues en esos títulos la perdurabilidad está garantizada. Desde que inauguró su oficina en Londres, Andrew Wylie viaja al menos una vez al mes para cuidar de cerca a sus escritores y sus editoriales. De acuerdo con él, no importa cuántos viajes a Tokio, Italia, Milán o Múnich sean necesarios, es importante involucrarse directamente con la cultura y las personas que rigen esos negocios. Wylie tiene la mirada siempre puesta sobre un libro y su maleta. Con todo esto y los futuros movimientos de Andrew Wylie en el mercado hispano, perece que “El chacal” tiene asegurado su paso a la historia como uno de los personajes más importantes y polémicos de la industria del libro.

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Traducción de

El agente literario más poderoso del mundo.

Suena el teléfono en la oficina de Nueva York de The Wylie Agency -Wylie -Buenos días, Mr. Wylie. Tengo un problema… soy Susan Sontag. -Sí, tiene un problema. – Es un trabajo de jornada completa. Debo atender el teléfono, leer libros de otros y escribir sobre ellos, conceder entrevistas a la prensa y hablar sobre el comunismo… pero lo que quiero hacer es escribir una novela, y no tengo tiempo. -Por qué no deja en mis manos todo este asunto de ser Susan Sontag. Usted escriba la novela. Así fue que la estadounidense encontró el tiempo para escribir El amante del volcán y comenzó a ser representada por Andrew Wylie (Boston, 1947) uno de los hombres más poderosos de la industria del libro en Occidente.

Susan Sontag

Susan Sontag The Wylie Agency es una agencia literaria con oficinas en Nueva York, Londres y Madrid que representa a más de mil escritores, vivos y muertos, en todo el mundo. Entre su admirable cartera de clientes se encuentran: Philip Roth, Mo Yan, Rodrigo Rey Rosa, Al Gore, Milan Kundera, Roberto Bolaño, Vladimir Nabokov, Jorge Luis Borges, William Burroughs, Italo Calvino, Yasunari Kawabata, Oliver Sachs, Art Spiegelman, Allen Ginsberg, Orhan Pamuk, Arthur Miller, Guillermo Cabrera Infante y el reciente éxito literario Karl Ove Knausgård. Sumado a ellos, una de las últimas hazañas de la agencia fue la promoción de la nueva oleada de prosistas nigerianos como Chimamanda Ngozi Adichie, Uzodinma Iweala y Teju Cole, entre otros. Con tan monstruosos genios literarios en su agenda su reconocimiento mundial como el mayor magnate del libro está justificado. Personajes como John ‘Ike’ Williams, uno de los directores de la agencia de propiedad intelectual Kneerim & Williams, reconoció a Andrew Wylie como un agente formidable. Algunos periódicos han ido más lejos al referirse a él como “el mejor agente literario de la historia”. Sin embargo, no todos están de acuerdo. El enorme éxito y la personalidad de Wylie han sido tema de discusión en los medios de comunicación, las editoriales y las agencias literarias. Su excesiva determinación, olfato para la literatura y el negocio de los libros no le han ganado solamente alabanzas, sino también críticas e incluso agresiones. Si ha sido calificado como el agente literario más sagaz del globo, también se le ha acusado de snob, hostil, siniestro e incluso de ladrón. Hay varias anécdotas de la vida estudiantil y profesional de Wylie que muestran su enorme capacidad persuasiva. Una de ellas es la que le costó su expulsión del colegio St. Paul en Boston. Mientras el agente cursaba el bachillerato, convenció a un taxista de ayudar a los alumnos del internado a conseguir alcohol clandestinamente. No obstante, esta expulsión no le provocó mayor conflicto para ingresar a Harvard, donde estudió literatura francesa y se graduó summa cum laude en solo tres años. Entre sus profesores estaba el poeta Robert Lowell y el crítico literario Harry Levin. Andrew Wylie supo desde joven cómo seducir a quienes le interesaban. Cuando estaba por graduarse, convenció a Levin de dirigir su tesis declamándole de memoria un pasaje muy largo de Finnegans Wake, la revolucionaria novela de Joyce. Esa misma estrategia usó para convencer a su primer cliente I.F Stone, autor de El juicio de Sócrates, de trabajar con él, solo que en esa ocasión cantó Homero en griego antiguo. Sin embargo, su poder de persuasión no siempre ha sido bien acogido por los medios y el mundo literario. La prensa británica lo apodó “El chacal” después de que el escritor Martin Amis dejara a su agente Pat Kavanagh —esposa de Julen Barnes y con quien había trabajado por más de 20 años— para irse con Wylie tras un acuerdo valorado en 500,000 libras por su novela The Information. Esta y otras estrategias han hecho de The Wylie Agency la firma de representación de autores más temida e influyente del mundo anglosajón, según The Guardian. “No hay muchos agentes literarios en Nueva York que puedan decir que no han perdido un cliente a manos de Andrew Wylie”, dijo Leon Neyfakh a The New York Observer.

Milan Kundera

Milan Kundera La implacable caza de escritores del agente estadounidense tiene ya una historia muy larga. Uno de los ejemplos más sonados fue el encuentro en 2014 entre Andrew Wylie y la legendaria agente literaria española Carmen Balcells para asociarse en la empresa Balcells & Wylie. Este acuerdo, sin duda uno de los más importantes de la industria editorial, implicó conjugar las agencias literarias más poderosas de Europa y América: la que definió el canon de la literatura hispánica y la que definió el canon anglosajón. La unión se hizo bajo las condiciones propuestas por Balcells, quien decidió ceder solamente el 45% de su empresa a Andrew Wylie. De acuerdo con el trato, el resto de la venta se haría paulatinamente en los años siguientes. La relación entre Balcells y Wylie podría describirse como un desagrado cordial, por lo que –para perjuicio de Wylie– el acuerdo no se consolidó. Meses después del trato inicial, la “Mamá Grande” del Boom latinoamericano cambió las condiciones del mismo y en abril del 2015 pidió a la consultora Atlas Capital empezar una venta abierta de su empresa. Recibió interesantes ofertas de distintas agencias literarias americanas y europeas. En agosto del mismo año Wylie contraatacó anunciando la inauguración de su tercera oficina: The Wylie Agency España. Al frente de este proyecto puso a Cristóbal Pera, director de Pinguin Random House México y antiguo editor de Gabriel García Márquez. Esto alertó a Balcells, no solo porque Cien años de soledad representaba alrededor del 40% de la facturación de su agencia, sino porque Wylie ganaría terreno en el campo de la literatura en lengua hispana. El agente norteamericano intentó tranquilizar a Balcells diciéndole que su jugada era solo el inicio de la fusión de ambas agencias. Sin embargo, aquello no se concretó, pues la agente española falleció el 20 de septiembre de 2015 y nada detuvo a Andrew Wylie de enraizarse en el mercado hispanohablante. Actualmente ya es agente de importantes escritores latinoamericanos como Jorge Luis Borges, Roberto Bolaño y Alejandro Zambra. Otro buen ejemplo de lo que Andrew Wylie es capaz de hacer por representar a los autores que le interesan es el hecho de que firmó con Benazir Bhutto, la antigua primer ministro de Pakistán, solo para sorprender al escritor indo-británico Salman Rushdie y convencerlo de que se sumara a su agencia. Sobra decir que lo logró. Wylie entiende el poder y la influencia que tiene, no por nada puede cargar con enemigos tan poderosos como la empresa Amazon, con quien rivalizó en 2010 después de la caída de Odyssey, su proyecto para publicar libros electrónicos.

Karl Ove Knausgård

Karl Ove Knausgård Sin embargo, su carrera no ha sido siempre un camino limpio y pavimentado. Tras graduarse se fue a vivir a Nueva York, donde trabajó como conductor de un taxi. Después rentó una librería en Greenwich Village donde intentó vender toda su biblioteca para hacerse de dinero, pero aquella estadía en Manhattan le dejó más que eso. Fue durante esos años que conoció a personajes como Bob Dylan y John Cage, que acudían a su librería, además de al compositor y fotógrafo Lou Reed. En esa época conoció también a su gran modelo: Andy Warhol. Para lograrlo se hizo pasar por periodista varias veces y sus conversaciones le enseñaron el manejo intelectual y social que se necesita para dominar el mundo cultural norteamericano. En 1972, Andrew Wylie publicó su libro de poesía Yellow Flowers. No obstante, consideró que ser poeta no era su destino. De acuerdo con el agente, ser artista implica tener una gran personalidad, valores y un fuerte carácter expresivo. Él en cambio se considera una personalidad mutante. Cree que su “desorden de personalidad” es precisamente lo que le permite representar a centenas de escritores. Antes de encontrar su vocación el agente consideró también seguir los pasos de su padre, quien era editor de Houghton Mifflin en Boston. Pero él no estaba interesado en los best-sellers, pues los considera una mera extensión de la televisión popular. Joseph Fox, editor de Truman Capote, le sugirió volverse agente literario. Finalmente, en 1980 fundó su agencia literaria en Nueva York y posteriormente, en 1996, inauguró oficinas en Londres. En una entrevista para Harvard Magazine, Wylie explicó que su estrategia de ventas es la que lo ha vuelto exitoso, una táctica que difiere enormemente de la de otras agencias. Todo negocio de publicaciones se divide en dos partes: frontlist y backlist. El frontlist son los nuevos títulos publicados. El backlist son libros ya publicados que continúan siendo impresos. Mientras las agencias comúnmente se enfocan en llamar la atención sobre su frontlist, Wylie considera más importante focalizar sus energías en el backlist, pues en esos títulos la perdurabilidad está garantizada. Desde que inauguró su oficina en Londres, Andrew Wylie viaja al menos una vez al mes para cuidar de cerca a sus escritores y sus editoriales. De acuerdo con él, no importa cuántos viajes a Tokio, Italia, Milán o Múnich sean necesarios, es importante involucrarse directamente con la cultura y las personas que rigen esos negocios. Wylie tiene la mirada siempre puesta sobre un libro y su maleta. Con todo esto y los futuros movimientos de Andrew Wylie en el mercado hispano, perece que “El chacal” tiene asegurado su paso a la historia como uno de los personajes más importantes y polémicos de la industria del libro.

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Andrew Wylie

Andrew Wylie

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Fotografía de
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.
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El agente literario más poderoso del mundo.

Suena el teléfono en la oficina de Nueva York de The Wylie Agency -Wylie -Buenos días, Mr. Wylie. Tengo un problema… soy Susan Sontag. -Sí, tiene un problema. – Es un trabajo de jornada completa. Debo atender el teléfono, leer libros de otros y escribir sobre ellos, conceder entrevistas a la prensa y hablar sobre el comunismo… pero lo que quiero hacer es escribir una novela, y no tengo tiempo. -Por qué no deja en mis manos todo este asunto de ser Susan Sontag. Usted escriba la novela. Así fue que la estadounidense encontró el tiempo para escribir El amante del volcán y comenzó a ser representada por Andrew Wylie (Boston, 1947) uno de los hombres más poderosos de la industria del libro en Occidente.

Susan Sontag

Susan Sontag The Wylie Agency es una agencia literaria con oficinas en Nueva York, Londres y Madrid que representa a más de mil escritores, vivos y muertos, en todo el mundo. Entre su admirable cartera de clientes se encuentran: Philip Roth, Mo Yan, Rodrigo Rey Rosa, Al Gore, Milan Kundera, Roberto Bolaño, Vladimir Nabokov, Jorge Luis Borges, William Burroughs, Italo Calvino, Yasunari Kawabata, Oliver Sachs, Art Spiegelman, Allen Ginsberg, Orhan Pamuk, Arthur Miller, Guillermo Cabrera Infante y el reciente éxito literario Karl Ove Knausgård. Sumado a ellos, una de las últimas hazañas de la agencia fue la promoción de la nueva oleada de prosistas nigerianos como Chimamanda Ngozi Adichie, Uzodinma Iweala y Teju Cole, entre otros. Con tan monstruosos genios literarios en su agenda su reconocimiento mundial como el mayor magnate del libro está justificado. Personajes como John ‘Ike’ Williams, uno de los directores de la agencia de propiedad intelectual Kneerim & Williams, reconoció a Andrew Wylie como un agente formidable. Algunos periódicos han ido más lejos al referirse a él como “el mejor agente literario de la historia”. Sin embargo, no todos están de acuerdo. El enorme éxito y la personalidad de Wylie han sido tema de discusión en los medios de comunicación, las editoriales y las agencias literarias. Su excesiva determinación, olfato para la literatura y el negocio de los libros no le han ganado solamente alabanzas, sino también críticas e incluso agresiones. Si ha sido calificado como el agente literario más sagaz del globo, también se le ha acusado de snob, hostil, siniestro e incluso de ladrón. Hay varias anécdotas de la vida estudiantil y profesional de Wylie que muestran su enorme capacidad persuasiva. Una de ellas es la que le costó su expulsión del colegio St. Paul en Boston. Mientras el agente cursaba el bachillerato, convenció a un taxista de ayudar a los alumnos del internado a conseguir alcohol clandestinamente. No obstante, esta expulsión no le provocó mayor conflicto para ingresar a Harvard, donde estudió literatura francesa y se graduó summa cum laude en solo tres años. Entre sus profesores estaba el poeta Robert Lowell y el crítico literario Harry Levin. Andrew Wylie supo desde joven cómo seducir a quienes le interesaban. Cuando estaba por graduarse, convenció a Levin de dirigir su tesis declamándole de memoria un pasaje muy largo de Finnegans Wake, la revolucionaria novela de Joyce. Esa misma estrategia usó para convencer a su primer cliente I.F Stone, autor de El juicio de Sócrates, de trabajar con él, solo que en esa ocasión cantó Homero en griego antiguo. Sin embargo, su poder de persuasión no siempre ha sido bien acogido por los medios y el mundo literario. La prensa británica lo apodó “El chacal” después de que el escritor Martin Amis dejara a su agente Pat Kavanagh —esposa de Julen Barnes y con quien había trabajado por más de 20 años— para irse con Wylie tras un acuerdo valorado en 500,000 libras por su novela The Information. Esta y otras estrategias han hecho de The Wylie Agency la firma de representación de autores más temida e influyente del mundo anglosajón, según The Guardian. “No hay muchos agentes literarios en Nueva York que puedan decir que no han perdido un cliente a manos de Andrew Wylie”, dijo Leon Neyfakh a The New York Observer.

Milan Kundera

Milan Kundera La implacable caza de escritores del agente estadounidense tiene ya una historia muy larga. Uno de los ejemplos más sonados fue el encuentro en 2014 entre Andrew Wylie y la legendaria agente literaria española Carmen Balcells para asociarse en la empresa Balcells & Wylie. Este acuerdo, sin duda uno de los más importantes de la industria editorial, implicó conjugar las agencias literarias más poderosas de Europa y América: la que definió el canon de la literatura hispánica y la que definió el canon anglosajón. La unión se hizo bajo las condiciones propuestas por Balcells, quien decidió ceder solamente el 45% de su empresa a Andrew Wylie. De acuerdo con el trato, el resto de la venta se haría paulatinamente en los años siguientes. La relación entre Balcells y Wylie podría describirse como un desagrado cordial, por lo que –para perjuicio de Wylie– el acuerdo no se consolidó. Meses después del trato inicial, la “Mamá Grande” del Boom latinoamericano cambió las condiciones del mismo y en abril del 2015 pidió a la consultora Atlas Capital empezar una venta abierta de su empresa. Recibió interesantes ofertas de distintas agencias literarias americanas y europeas. En agosto del mismo año Wylie contraatacó anunciando la inauguración de su tercera oficina: The Wylie Agency España. Al frente de este proyecto puso a Cristóbal Pera, director de Pinguin Random House México y antiguo editor de Gabriel García Márquez. Esto alertó a Balcells, no solo porque Cien años de soledad representaba alrededor del 40% de la facturación de su agencia, sino porque Wylie ganaría terreno en el campo de la literatura en lengua hispana. El agente norteamericano intentó tranquilizar a Balcells diciéndole que su jugada era solo el inicio de la fusión de ambas agencias. Sin embargo, aquello no se concretó, pues la agente española falleció el 20 de septiembre de 2015 y nada detuvo a Andrew Wylie de enraizarse en el mercado hispanohablante. Actualmente ya es agente de importantes escritores latinoamericanos como Jorge Luis Borges, Roberto Bolaño y Alejandro Zambra. Otro buen ejemplo de lo que Andrew Wylie es capaz de hacer por representar a los autores que le interesan es el hecho de que firmó con Benazir Bhutto, la antigua primer ministro de Pakistán, solo para sorprender al escritor indo-británico Salman Rushdie y convencerlo de que se sumara a su agencia. Sobra decir que lo logró. Wylie entiende el poder y la influencia que tiene, no por nada puede cargar con enemigos tan poderosos como la empresa Amazon, con quien rivalizó en 2010 después de la caída de Odyssey, su proyecto para publicar libros electrónicos.

Karl Ove Knausgård

Karl Ove Knausgård Sin embargo, su carrera no ha sido siempre un camino limpio y pavimentado. Tras graduarse se fue a vivir a Nueva York, donde trabajó como conductor de un taxi. Después rentó una librería en Greenwich Village donde intentó vender toda su biblioteca para hacerse de dinero, pero aquella estadía en Manhattan le dejó más que eso. Fue durante esos años que conoció a personajes como Bob Dylan y John Cage, que acudían a su librería, además de al compositor y fotógrafo Lou Reed. En esa época conoció también a su gran modelo: Andy Warhol. Para lograrlo se hizo pasar por periodista varias veces y sus conversaciones le enseñaron el manejo intelectual y social que se necesita para dominar el mundo cultural norteamericano. En 1972, Andrew Wylie publicó su libro de poesía Yellow Flowers. No obstante, consideró que ser poeta no era su destino. De acuerdo con el agente, ser artista implica tener una gran personalidad, valores y un fuerte carácter expresivo. Él en cambio se considera una personalidad mutante. Cree que su “desorden de personalidad” es precisamente lo que le permite representar a centenas de escritores. Antes de encontrar su vocación el agente consideró también seguir los pasos de su padre, quien era editor de Houghton Mifflin en Boston. Pero él no estaba interesado en los best-sellers, pues los considera una mera extensión de la televisión popular. Joseph Fox, editor de Truman Capote, le sugirió volverse agente literario. Finalmente, en 1980 fundó su agencia literaria en Nueva York y posteriormente, en 1996, inauguró oficinas en Londres. En una entrevista para Harvard Magazine, Wylie explicó que su estrategia de ventas es la que lo ha vuelto exitoso, una táctica que difiere enormemente de la de otras agencias. Todo negocio de publicaciones se divide en dos partes: frontlist y backlist. El frontlist son los nuevos títulos publicados. El backlist son libros ya publicados que continúan siendo impresos. Mientras las agencias comúnmente se enfocan en llamar la atención sobre su frontlist, Wylie considera más importante focalizar sus energías en el backlist, pues en esos títulos la perdurabilidad está garantizada. Desde que inauguró su oficina en Londres, Andrew Wylie viaja al menos una vez al mes para cuidar de cerca a sus escritores y sus editoriales. De acuerdo con él, no importa cuántos viajes a Tokio, Italia, Milán o Múnich sean necesarios, es importante involucrarse directamente con la cultura y las personas que rigen esos negocios. Wylie tiene la mirada siempre puesta sobre un libro y su maleta. Con todo esto y los futuros movimientos de Andrew Wylie en el mercado hispano, perece que “El chacal” tiene asegurado su paso a la historia como uno de los personajes más importantes y polémicos de la industria del libro.

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El agente literario más poderoso del mundo.

Suena el teléfono en la oficina de Nueva York de The Wylie Agency -Wylie -Buenos días, Mr. Wylie. Tengo un problema… soy Susan Sontag. -Sí, tiene un problema. – Es un trabajo de jornada completa. Debo atender el teléfono, leer libros de otros y escribir sobre ellos, conceder entrevistas a la prensa y hablar sobre el comunismo… pero lo que quiero hacer es escribir una novela, y no tengo tiempo. -Por qué no deja en mis manos todo este asunto de ser Susan Sontag. Usted escriba la novela. Así fue que la estadounidense encontró el tiempo para escribir El amante del volcán y comenzó a ser representada por Andrew Wylie (Boston, 1947) uno de los hombres más poderosos de la industria del libro en Occidente.

Susan Sontag

Susan Sontag The Wylie Agency es una agencia literaria con oficinas en Nueva York, Londres y Madrid que representa a más de mil escritores, vivos y muertos, en todo el mundo. Entre su admirable cartera de clientes se encuentran: Philip Roth, Mo Yan, Rodrigo Rey Rosa, Al Gore, Milan Kundera, Roberto Bolaño, Vladimir Nabokov, Jorge Luis Borges, William Burroughs, Italo Calvino, Yasunari Kawabata, Oliver Sachs, Art Spiegelman, Allen Ginsberg, Orhan Pamuk, Arthur Miller, Guillermo Cabrera Infante y el reciente éxito literario Karl Ove Knausgård. Sumado a ellos, una de las últimas hazañas de la agencia fue la promoción de la nueva oleada de prosistas nigerianos como Chimamanda Ngozi Adichie, Uzodinma Iweala y Teju Cole, entre otros. Con tan monstruosos genios literarios en su agenda su reconocimiento mundial como el mayor magnate del libro está justificado. Personajes como John ‘Ike’ Williams, uno de los directores de la agencia de propiedad intelectual Kneerim & Williams, reconoció a Andrew Wylie como un agente formidable. Algunos periódicos han ido más lejos al referirse a él como “el mejor agente literario de la historia”. Sin embargo, no todos están de acuerdo. El enorme éxito y la personalidad de Wylie han sido tema de discusión en los medios de comunicación, las editoriales y las agencias literarias. Su excesiva determinación, olfato para la literatura y el negocio de los libros no le han ganado solamente alabanzas, sino también críticas e incluso agresiones. Si ha sido calificado como el agente literario más sagaz del globo, también se le ha acusado de snob, hostil, siniestro e incluso de ladrón. Hay varias anécdotas de la vida estudiantil y profesional de Wylie que muestran su enorme capacidad persuasiva. Una de ellas es la que le costó su expulsión del colegio St. Paul en Boston. Mientras el agente cursaba el bachillerato, convenció a un taxista de ayudar a los alumnos del internado a conseguir alcohol clandestinamente. No obstante, esta expulsión no le provocó mayor conflicto para ingresar a Harvard, donde estudió literatura francesa y se graduó summa cum laude en solo tres años. Entre sus profesores estaba el poeta Robert Lowell y el crítico literario Harry Levin. Andrew Wylie supo desde joven cómo seducir a quienes le interesaban. Cuando estaba por graduarse, convenció a Levin de dirigir su tesis declamándole de memoria un pasaje muy largo de Finnegans Wake, la revolucionaria novela de Joyce. Esa misma estrategia usó para convencer a su primer cliente I.F Stone, autor de El juicio de Sócrates, de trabajar con él, solo que en esa ocasión cantó Homero en griego antiguo. Sin embargo, su poder de persuasión no siempre ha sido bien acogido por los medios y el mundo literario. La prensa británica lo apodó “El chacal” después de que el escritor Martin Amis dejara a su agente Pat Kavanagh —esposa de Julen Barnes y con quien había trabajado por más de 20 años— para irse con Wylie tras un acuerdo valorado en 500,000 libras por su novela The Information. Esta y otras estrategias han hecho de The Wylie Agency la firma de representación de autores más temida e influyente del mundo anglosajón, según The Guardian. “No hay muchos agentes literarios en Nueva York que puedan decir que no han perdido un cliente a manos de Andrew Wylie”, dijo Leon Neyfakh a The New York Observer.

Milan Kundera

Milan Kundera La implacable caza de escritores del agente estadounidense tiene ya una historia muy larga. Uno de los ejemplos más sonados fue el encuentro en 2014 entre Andrew Wylie y la legendaria agente literaria española Carmen Balcells para asociarse en la empresa Balcells & Wylie. Este acuerdo, sin duda uno de los más importantes de la industria editorial, implicó conjugar las agencias literarias más poderosas de Europa y América: la que definió el canon de la literatura hispánica y la que definió el canon anglosajón. La unión se hizo bajo las condiciones propuestas por Balcells, quien decidió ceder solamente el 45% de su empresa a Andrew Wylie. De acuerdo con el trato, el resto de la venta se haría paulatinamente en los años siguientes. La relación entre Balcells y Wylie podría describirse como un desagrado cordial, por lo que –para perjuicio de Wylie– el acuerdo no se consolidó. Meses después del trato inicial, la “Mamá Grande” del Boom latinoamericano cambió las condiciones del mismo y en abril del 2015 pidió a la consultora Atlas Capital empezar una venta abierta de su empresa. Recibió interesantes ofertas de distintas agencias literarias americanas y europeas. En agosto del mismo año Wylie contraatacó anunciando la inauguración de su tercera oficina: The Wylie Agency España. Al frente de este proyecto puso a Cristóbal Pera, director de Pinguin Random House México y antiguo editor de Gabriel García Márquez. Esto alertó a Balcells, no solo porque Cien años de soledad representaba alrededor del 40% de la facturación de su agencia, sino porque Wylie ganaría terreno en el campo de la literatura en lengua hispana. El agente norteamericano intentó tranquilizar a Balcells diciéndole que su jugada era solo el inicio de la fusión de ambas agencias. Sin embargo, aquello no se concretó, pues la agente española falleció el 20 de septiembre de 2015 y nada detuvo a Andrew Wylie de enraizarse en el mercado hispanohablante. Actualmente ya es agente de importantes escritores latinoamericanos como Jorge Luis Borges, Roberto Bolaño y Alejandro Zambra. Otro buen ejemplo de lo que Andrew Wylie es capaz de hacer por representar a los autores que le interesan es el hecho de que firmó con Benazir Bhutto, la antigua primer ministro de Pakistán, solo para sorprender al escritor indo-británico Salman Rushdie y convencerlo de que se sumara a su agencia. Sobra decir que lo logró. Wylie entiende el poder y la influencia que tiene, no por nada puede cargar con enemigos tan poderosos como la empresa Amazon, con quien rivalizó en 2010 después de la caída de Odyssey, su proyecto para publicar libros electrónicos.

Karl Ove Knausgård

Karl Ove Knausgård Sin embargo, su carrera no ha sido siempre un camino limpio y pavimentado. Tras graduarse se fue a vivir a Nueva York, donde trabajó como conductor de un taxi. Después rentó una librería en Greenwich Village donde intentó vender toda su biblioteca para hacerse de dinero, pero aquella estadía en Manhattan le dejó más que eso. Fue durante esos años que conoció a personajes como Bob Dylan y John Cage, que acudían a su librería, además de al compositor y fotógrafo Lou Reed. En esa época conoció también a su gran modelo: Andy Warhol. Para lograrlo se hizo pasar por periodista varias veces y sus conversaciones le enseñaron el manejo intelectual y social que se necesita para dominar el mundo cultural norteamericano. En 1972, Andrew Wylie publicó su libro de poesía Yellow Flowers. No obstante, consideró que ser poeta no era su destino. De acuerdo con el agente, ser artista implica tener una gran personalidad, valores y un fuerte carácter expresivo. Él en cambio se considera una personalidad mutante. Cree que su “desorden de personalidad” es precisamente lo que le permite representar a centenas de escritores. Antes de encontrar su vocación el agente consideró también seguir los pasos de su padre, quien era editor de Houghton Mifflin en Boston. Pero él no estaba interesado en los best-sellers, pues los considera una mera extensión de la televisión popular. Joseph Fox, editor de Truman Capote, le sugirió volverse agente literario. Finalmente, en 1980 fundó su agencia literaria en Nueva York y posteriormente, en 1996, inauguró oficinas en Londres. En una entrevista para Harvard Magazine, Wylie explicó que su estrategia de ventas es la que lo ha vuelto exitoso, una táctica que difiere enormemente de la de otras agencias. Todo negocio de publicaciones se divide en dos partes: frontlist y backlist. El frontlist son los nuevos títulos publicados. El backlist son libros ya publicados que continúan siendo impresos. Mientras las agencias comúnmente se enfocan en llamar la atención sobre su frontlist, Wylie considera más importante focalizar sus energías en el backlist, pues en esos títulos la perdurabilidad está garantizada. Desde que inauguró su oficina en Londres, Andrew Wylie viaja al menos una vez al mes para cuidar de cerca a sus escritores y sus editoriales. De acuerdo con él, no importa cuántos viajes a Tokio, Italia, Milán o Múnich sean necesarios, es importante involucrarse directamente con la cultura y las personas que rigen esos negocios. Wylie tiene la mirada siempre puesta sobre un libro y su maleta. Con todo esto y los futuros movimientos de Andrew Wylie en el mercado hispano, perece que “El chacal” tiene asegurado su paso a la historia como uno de los personajes más importantes y polémicos de la industria del libro.

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Andrew Wylie

Andrew Wylie

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Ilustración de
Traducción de

El agente literario más poderoso del mundo.

Suena el teléfono en la oficina de Nueva York de The Wylie Agency -Wylie -Buenos días, Mr. Wylie. Tengo un problema… soy Susan Sontag. -Sí, tiene un problema. – Es un trabajo de jornada completa. Debo atender el teléfono, leer libros de otros y escribir sobre ellos, conceder entrevistas a la prensa y hablar sobre el comunismo… pero lo que quiero hacer es escribir una novela, y no tengo tiempo. -Por qué no deja en mis manos todo este asunto de ser Susan Sontag. Usted escriba la novela. Así fue que la estadounidense encontró el tiempo para escribir El amante del volcán y comenzó a ser representada por Andrew Wylie (Boston, 1947) uno de los hombres más poderosos de la industria del libro en Occidente.

Susan Sontag

Susan Sontag The Wylie Agency es una agencia literaria con oficinas en Nueva York, Londres y Madrid que representa a más de mil escritores, vivos y muertos, en todo el mundo. Entre su admirable cartera de clientes se encuentran: Philip Roth, Mo Yan, Rodrigo Rey Rosa, Al Gore, Milan Kundera, Roberto Bolaño, Vladimir Nabokov, Jorge Luis Borges, William Burroughs, Italo Calvino, Yasunari Kawabata, Oliver Sachs, Art Spiegelman, Allen Ginsberg, Orhan Pamuk, Arthur Miller, Guillermo Cabrera Infante y el reciente éxito literario Karl Ove Knausgård. Sumado a ellos, una de las últimas hazañas de la agencia fue la promoción de la nueva oleada de prosistas nigerianos como Chimamanda Ngozi Adichie, Uzodinma Iweala y Teju Cole, entre otros. Con tan monstruosos genios literarios en su agenda su reconocimiento mundial como el mayor magnate del libro está justificado. Personajes como John ‘Ike’ Williams, uno de los directores de la agencia de propiedad intelectual Kneerim & Williams, reconoció a Andrew Wylie como un agente formidable. Algunos periódicos han ido más lejos al referirse a él como “el mejor agente literario de la historia”. Sin embargo, no todos están de acuerdo. El enorme éxito y la personalidad de Wylie han sido tema de discusión en los medios de comunicación, las editoriales y las agencias literarias. Su excesiva determinación, olfato para la literatura y el negocio de los libros no le han ganado solamente alabanzas, sino también críticas e incluso agresiones. Si ha sido calificado como el agente literario más sagaz del globo, también se le ha acusado de snob, hostil, siniestro e incluso de ladrón. Hay varias anécdotas de la vida estudiantil y profesional de Wylie que muestran su enorme capacidad persuasiva. Una de ellas es la que le costó su expulsión del colegio St. Paul en Boston. Mientras el agente cursaba el bachillerato, convenció a un taxista de ayudar a los alumnos del internado a conseguir alcohol clandestinamente. No obstante, esta expulsión no le provocó mayor conflicto para ingresar a Harvard, donde estudió literatura francesa y se graduó summa cum laude en solo tres años. Entre sus profesores estaba el poeta Robert Lowell y el crítico literario Harry Levin. Andrew Wylie supo desde joven cómo seducir a quienes le interesaban. Cuando estaba por graduarse, convenció a Levin de dirigir su tesis declamándole de memoria un pasaje muy largo de Finnegans Wake, la revolucionaria novela de Joyce. Esa misma estrategia usó para convencer a su primer cliente I.F Stone, autor de El juicio de Sócrates, de trabajar con él, solo que en esa ocasión cantó Homero en griego antiguo. Sin embargo, su poder de persuasión no siempre ha sido bien acogido por los medios y el mundo literario. La prensa británica lo apodó “El chacal” después de que el escritor Martin Amis dejara a su agente Pat Kavanagh —esposa de Julen Barnes y con quien había trabajado por más de 20 años— para irse con Wylie tras un acuerdo valorado en 500,000 libras por su novela The Information. Esta y otras estrategias han hecho de The Wylie Agency la firma de representación de autores más temida e influyente del mundo anglosajón, según The Guardian. “No hay muchos agentes literarios en Nueva York que puedan decir que no han perdido un cliente a manos de Andrew Wylie”, dijo Leon Neyfakh a The New York Observer.

Milan Kundera

Milan Kundera La implacable caza de escritores del agente estadounidense tiene ya una historia muy larga. Uno de los ejemplos más sonados fue el encuentro en 2014 entre Andrew Wylie y la legendaria agente literaria española Carmen Balcells para asociarse en la empresa Balcells & Wylie. Este acuerdo, sin duda uno de los más importantes de la industria editorial, implicó conjugar las agencias literarias más poderosas de Europa y América: la que definió el canon de la literatura hispánica y la que definió el canon anglosajón. La unión se hizo bajo las condiciones propuestas por Balcells, quien decidió ceder solamente el 45% de su empresa a Andrew Wylie. De acuerdo con el trato, el resto de la venta se haría paulatinamente en los años siguientes. La relación entre Balcells y Wylie podría describirse como un desagrado cordial, por lo que –para perjuicio de Wylie– el acuerdo no se consolidó. Meses después del trato inicial, la “Mamá Grande” del Boom latinoamericano cambió las condiciones del mismo y en abril del 2015 pidió a la consultora Atlas Capital empezar una venta abierta de su empresa. Recibió interesantes ofertas de distintas agencias literarias americanas y europeas. En agosto del mismo año Wylie contraatacó anunciando la inauguración de su tercera oficina: The Wylie Agency España. Al frente de este proyecto puso a Cristóbal Pera, director de Pinguin Random House México y antiguo editor de Gabriel García Márquez. Esto alertó a Balcells, no solo porque Cien años de soledad representaba alrededor del 40% de la facturación de su agencia, sino porque Wylie ganaría terreno en el campo de la literatura en lengua hispana. El agente norteamericano intentó tranquilizar a Balcells diciéndole que su jugada era solo el inicio de la fusión de ambas agencias. Sin embargo, aquello no se concretó, pues la agente española falleció el 20 de septiembre de 2015 y nada detuvo a Andrew Wylie de enraizarse en el mercado hispanohablante. Actualmente ya es agente de importantes escritores latinoamericanos como Jorge Luis Borges, Roberto Bolaño y Alejandro Zambra. Otro buen ejemplo de lo que Andrew Wylie es capaz de hacer por representar a los autores que le interesan es el hecho de que firmó con Benazir Bhutto, la antigua primer ministro de Pakistán, solo para sorprender al escritor indo-británico Salman Rushdie y convencerlo de que se sumara a su agencia. Sobra decir que lo logró. Wylie entiende el poder y la influencia que tiene, no por nada puede cargar con enemigos tan poderosos como la empresa Amazon, con quien rivalizó en 2010 después de la caída de Odyssey, su proyecto para publicar libros electrónicos.

Karl Ove Knausgård

Karl Ove Knausgård Sin embargo, su carrera no ha sido siempre un camino limpio y pavimentado. Tras graduarse se fue a vivir a Nueva York, donde trabajó como conductor de un taxi. Después rentó una librería en Greenwich Village donde intentó vender toda su biblioteca para hacerse de dinero, pero aquella estadía en Manhattan le dejó más que eso. Fue durante esos años que conoció a personajes como Bob Dylan y John Cage, que acudían a su librería, además de al compositor y fotógrafo Lou Reed. En esa época conoció también a su gran modelo: Andy Warhol. Para lograrlo se hizo pasar por periodista varias veces y sus conversaciones le enseñaron el manejo intelectual y social que se necesita para dominar el mundo cultural norteamericano. En 1972, Andrew Wylie publicó su libro de poesía Yellow Flowers. No obstante, consideró que ser poeta no era su destino. De acuerdo con el agente, ser artista implica tener una gran personalidad, valores y un fuerte carácter expresivo. Él en cambio se considera una personalidad mutante. Cree que su “desorden de personalidad” es precisamente lo que le permite representar a centenas de escritores. Antes de encontrar su vocación el agente consideró también seguir los pasos de su padre, quien era editor de Houghton Mifflin en Boston. Pero él no estaba interesado en los best-sellers, pues los considera una mera extensión de la televisión popular. Joseph Fox, editor de Truman Capote, le sugirió volverse agente literario. Finalmente, en 1980 fundó su agencia literaria en Nueva York y posteriormente, en 1996, inauguró oficinas en Londres. En una entrevista para Harvard Magazine, Wylie explicó que su estrategia de ventas es la que lo ha vuelto exitoso, una táctica que difiere enormemente de la de otras agencias. Todo negocio de publicaciones se divide en dos partes: frontlist y backlist. El frontlist son los nuevos títulos publicados. El backlist son libros ya publicados que continúan siendo impresos. Mientras las agencias comúnmente se enfocan en llamar la atención sobre su frontlist, Wylie considera más importante focalizar sus energías en el backlist, pues en esos títulos la perdurabilidad está garantizada. Desde que inauguró su oficina en Londres, Andrew Wylie viaja al menos una vez al mes para cuidar de cerca a sus escritores y sus editoriales. De acuerdo con él, no importa cuántos viajes a Tokio, Italia, Milán o Múnich sean necesarios, es importante involucrarse directamente con la cultura y las personas que rigen esos negocios. Wylie tiene la mirada siempre puesta sobre un libro y su maleta. Con todo esto y los futuros movimientos de Andrew Wylie en el mercado hispano, perece que “El chacal” tiene asegurado su paso a la historia como uno de los personajes más importantes y polémicos de la industria del libro.

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Texto de
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Suena el teléfono en la oficina de Nueva York de The Wylie Agency -Wylie -Buenos días, Mr. Wylie. Tengo un problema… soy Susan Sontag. -Sí, tiene un problema. – Es un trabajo de jornada completa. Debo atender el teléfono, leer libros de otros y escribir sobre ellos, conceder entrevistas a la prensa y hablar sobre el comunismo… pero lo que quiero hacer es escribir una novela, y no tengo tiempo. -Por qué no deja en mis manos todo este asunto de ser Susan Sontag. Usted escriba la novela. Así fue que la estadounidense encontró el tiempo para escribir El amante del volcán y comenzó a ser representada por Andrew Wylie (Boston, 1947) uno de los hombres más poderosos de la industria del libro en Occidente.

Susan Sontag

Susan Sontag The Wylie Agency es una agencia literaria con oficinas en Nueva York, Londres y Madrid que representa a más de mil escritores, vivos y muertos, en todo el mundo. Entre su admirable cartera de clientes se encuentran: Philip Roth, Mo Yan, Rodrigo Rey Rosa, Al Gore, Milan Kundera, Roberto Bolaño, Vladimir Nabokov, Jorge Luis Borges, William Burroughs, Italo Calvino, Yasunari Kawabata, Oliver Sachs, Art Spiegelman, Allen Ginsberg, Orhan Pamuk, Arthur Miller, Guillermo Cabrera Infante y el reciente éxito literario Karl Ove Knausgård. Sumado a ellos, una de las últimas hazañas de la agencia fue la promoción de la nueva oleada de prosistas nigerianos como Chimamanda Ngozi Adichie, Uzodinma Iweala y Teju Cole, entre otros. Con tan monstruosos genios literarios en su agenda su reconocimiento mundial como el mayor magnate del libro está justificado. Personajes como John ‘Ike’ Williams, uno de los directores de la agencia de propiedad intelectual Kneerim & Williams, reconoció a Andrew Wylie como un agente formidable. Algunos periódicos han ido más lejos al referirse a él como “el mejor agente literario de la historia”. Sin embargo, no todos están de acuerdo. El enorme éxito y la personalidad de Wylie han sido tema de discusión en los medios de comunicación, las editoriales y las agencias literarias. Su excesiva determinación, olfato para la literatura y el negocio de los libros no le han ganado solamente alabanzas, sino también críticas e incluso agresiones. Si ha sido calificado como el agente literario más sagaz del globo, también se le ha acusado de snob, hostil, siniestro e incluso de ladrón. Hay varias anécdotas de la vida estudiantil y profesional de Wylie que muestran su enorme capacidad persuasiva. Una de ellas es la que le costó su expulsión del colegio St. Paul en Boston. Mientras el agente cursaba el bachillerato, convenció a un taxista de ayudar a los alumnos del internado a conseguir alcohol clandestinamente. No obstante, esta expulsión no le provocó mayor conflicto para ingresar a Harvard, donde estudió literatura francesa y se graduó summa cum laude en solo tres años. Entre sus profesores estaba el poeta Robert Lowell y el crítico literario Harry Levin. Andrew Wylie supo desde joven cómo seducir a quienes le interesaban. Cuando estaba por graduarse, convenció a Levin de dirigir su tesis declamándole de memoria un pasaje muy largo de Finnegans Wake, la revolucionaria novela de Joyce. Esa misma estrategia usó para convencer a su primer cliente I.F Stone, autor de El juicio de Sócrates, de trabajar con él, solo que en esa ocasión cantó Homero en griego antiguo. Sin embargo, su poder de persuasión no siempre ha sido bien acogido por los medios y el mundo literario. La prensa británica lo apodó “El chacal” después de que el escritor Martin Amis dejara a su agente Pat Kavanagh —esposa de Julen Barnes y con quien había trabajado por más de 20 años— para irse con Wylie tras un acuerdo valorado en 500,000 libras por su novela The Information. Esta y otras estrategias han hecho de The Wylie Agency la firma de representación de autores más temida e influyente del mundo anglosajón, según The Guardian. “No hay muchos agentes literarios en Nueva York que puedan decir que no han perdido un cliente a manos de Andrew Wylie”, dijo Leon Neyfakh a The New York Observer.

Milan Kundera

Milan Kundera La implacable caza de escritores del agente estadounidense tiene ya una historia muy larga. Uno de los ejemplos más sonados fue el encuentro en 2014 entre Andrew Wylie y la legendaria agente literaria española Carmen Balcells para asociarse en la empresa Balcells & Wylie. Este acuerdo, sin duda uno de los más importantes de la industria editorial, implicó conjugar las agencias literarias más poderosas de Europa y América: la que definió el canon de la literatura hispánica y la que definió el canon anglosajón. La unión se hizo bajo las condiciones propuestas por Balcells, quien decidió ceder solamente el 45% de su empresa a Andrew Wylie. De acuerdo con el trato, el resto de la venta se haría paulatinamente en los años siguientes. La relación entre Balcells y Wylie podría describirse como un desagrado cordial, por lo que –para perjuicio de Wylie– el acuerdo no se consolidó. Meses después del trato inicial, la “Mamá Grande” del Boom latinoamericano cambió las condiciones del mismo y en abril del 2015 pidió a la consultora Atlas Capital empezar una venta abierta de su empresa. Recibió interesantes ofertas de distintas agencias literarias americanas y europeas. En agosto del mismo año Wylie contraatacó anunciando la inauguración de su tercera oficina: The Wylie Agency España. Al frente de este proyecto puso a Cristóbal Pera, director de Pinguin Random House México y antiguo editor de Gabriel García Márquez. Esto alertó a Balcells, no solo porque Cien años de soledad representaba alrededor del 40% de la facturación de su agencia, sino porque Wylie ganaría terreno en el campo de la literatura en lengua hispana. El agente norteamericano intentó tranquilizar a Balcells diciéndole que su jugada era solo el inicio de la fusión de ambas agencias. Sin embargo, aquello no se concretó, pues la agente española falleció el 20 de septiembre de 2015 y nada detuvo a Andrew Wylie de enraizarse en el mercado hispanohablante. Actualmente ya es agente de importantes escritores latinoamericanos como Jorge Luis Borges, Roberto Bolaño y Alejandro Zambra. Otro buen ejemplo de lo que Andrew Wylie es capaz de hacer por representar a los autores que le interesan es el hecho de que firmó con Benazir Bhutto, la antigua primer ministro de Pakistán, solo para sorprender al escritor indo-británico Salman Rushdie y convencerlo de que se sumara a su agencia. Sobra decir que lo logró. Wylie entiende el poder y la influencia que tiene, no por nada puede cargar con enemigos tan poderosos como la empresa Amazon, con quien rivalizó en 2010 después de la caída de Odyssey, su proyecto para publicar libros electrónicos.

Karl Ove Knausgård

Karl Ove Knausgård Sin embargo, su carrera no ha sido siempre un camino limpio y pavimentado. Tras graduarse se fue a vivir a Nueva York, donde trabajó como conductor de un taxi. Después rentó una librería en Greenwich Village donde intentó vender toda su biblioteca para hacerse de dinero, pero aquella estadía en Manhattan le dejó más que eso. Fue durante esos años que conoció a personajes como Bob Dylan y John Cage, que acudían a su librería, además de al compositor y fotógrafo Lou Reed. En esa época conoció también a su gran modelo: Andy Warhol. Para lograrlo se hizo pasar por periodista varias veces y sus conversaciones le enseñaron el manejo intelectual y social que se necesita para dominar el mundo cultural norteamericano. En 1972, Andrew Wylie publicó su libro de poesía Yellow Flowers. No obstante, consideró que ser poeta no era su destino. De acuerdo con el agente, ser artista implica tener una gran personalidad, valores y un fuerte carácter expresivo. Él en cambio se considera una personalidad mutante. Cree que su “desorden de personalidad” es precisamente lo que le permite representar a centenas de escritores. Antes de encontrar su vocación el agente consideró también seguir los pasos de su padre, quien era editor de Houghton Mifflin en Boston. Pero él no estaba interesado en los best-sellers, pues los considera una mera extensión de la televisión popular. Joseph Fox, editor de Truman Capote, le sugirió volverse agente literario. Finalmente, en 1980 fundó su agencia literaria en Nueva York y posteriormente, en 1996, inauguró oficinas en Londres. En una entrevista para Harvard Magazine, Wylie explicó que su estrategia de ventas es la que lo ha vuelto exitoso, una táctica que difiere enormemente de la de otras agencias. Todo negocio de publicaciones se divide en dos partes: frontlist y backlist. El frontlist son los nuevos títulos publicados. El backlist son libros ya publicados que continúan siendo impresos. Mientras las agencias comúnmente se enfocan en llamar la atención sobre su frontlist, Wylie considera más importante focalizar sus energías en el backlist, pues en esos títulos la perdurabilidad está garantizada. Desde que inauguró su oficina en Londres, Andrew Wylie viaja al menos una vez al mes para cuidar de cerca a sus escritores y sus editoriales. De acuerdo con él, no importa cuántos viajes a Tokio, Italia, Milán o Múnich sean necesarios, es importante involucrarse directamente con la cultura y las personas que rigen esos negocios. Wylie tiene la mirada siempre puesta sobre un libro y su maleta. Con todo esto y los futuros movimientos de Andrew Wylie en el mercado hispano, perece que “El chacal” tiene asegurado su paso a la historia como uno de los personajes más importantes y polémicos de la industria del libro.

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Andrew Wylie

Andrew Wylie

Texto de
Fotografía de
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Traducción de
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.
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Tiempo de Lectura: 00 min

El agente literario más poderoso del mundo.

Suena el teléfono en la oficina de Nueva York de The Wylie Agency -Wylie -Buenos días, Mr. Wylie. Tengo un problema… soy Susan Sontag. -Sí, tiene un problema. – Es un trabajo de jornada completa. Debo atender el teléfono, leer libros de otros y escribir sobre ellos, conceder entrevistas a la prensa y hablar sobre el comunismo… pero lo que quiero hacer es escribir una novela, y no tengo tiempo. -Por qué no deja en mis manos todo este asunto de ser Susan Sontag. Usted escriba la novela. Así fue que la estadounidense encontró el tiempo para escribir El amante del volcán y comenzó a ser representada por Andrew Wylie (Boston, 1947) uno de los hombres más poderosos de la industria del libro en Occidente.

Susan Sontag

Susan Sontag The Wylie Agency es una agencia literaria con oficinas en Nueva York, Londres y Madrid que representa a más de mil escritores, vivos y muertos, en todo el mundo. Entre su admirable cartera de clientes se encuentran: Philip Roth, Mo Yan, Rodrigo Rey Rosa, Al Gore, Milan Kundera, Roberto Bolaño, Vladimir Nabokov, Jorge Luis Borges, William Burroughs, Italo Calvino, Yasunari Kawabata, Oliver Sachs, Art Spiegelman, Allen Ginsberg, Orhan Pamuk, Arthur Miller, Guillermo Cabrera Infante y el reciente éxito literario Karl Ove Knausgård. Sumado a ellos, una de las últimas hazañas de la agencia fue la promoción de la nueva oleada de prosistas nigerianos como Chimamanda Ngozi Adichie, Uzodinma Iweala y Teju Cole, entre otros. Con tan monstruosos genios literarios en su agenda su reconocimiento mundial como el mayor magnate del libro está justificado. Personajes como John ‘Ike’ Williams, uno de los directores de la agencia de propiedad intelectual Kneerim & Williams, reconoció a Andrew Wylie como un agente formidable. Algunos periódicos han ido más lejos al referirse a él como “el mejor agente literario de la historia”. Sin embargo, no todos están de acuerdo. El enorme éxito y la personalidad de Wylie han sido tema de discusión en los medios de comunicación, las editoriales y las agencias literarias. Su excesiva determinación, olfato para la literatura y el negocio de los libros no le han ganado solamente alabanzas, sino también críticas e incluso agresiones. Si ha sido calificado como el agente literario más sagaz del globo, también se le ha acusado de snob, hostil, siniestro e incluso de ladrón. Hay varias anécdotas de la vida estudiantil y profesional de Wylie que muestran su enorme capacidad persuasiva. Una de ellas es la que le costó su expulsión del colegio St. Paul en Boston. Mientras el agente cursaba el bachillerato, convenció a un taxista de ayudar a los alumnos del internado a conseguir alcohol clandestinamente. No obstante, esta expulsión no le provocó mayor conflicto para ingresar a Harvard, donde estudió literatura francesa y se graduó summa cum laude en solo tres años. Entre sus profesores estaba el poeta Robert Lowell y el crítico literario Harry Levin. Andrew Wylie supo desde joven cómo seducir a quienes le interesaban. Cuando estaba por graduarse, convenció a Levin de dirigir su tesis declamándole de memoria un pasaje muy largo de Finnegans Wake, la revolucionaria novela de Joyce. Esa misma estrategia usó para convencer a su primer cliente I.F Stone, autor de El juicio de Sócrates, de trabajar con él, solo que en esa ocasión cantó Homero en griego antiguo. Sin embargo, su poder de persuasión no siempre ha sido bien acogido por los medios y el mundo literario. La prensa británica lo apodó “El chacal” después de que el escritor Martin Amis dejara a su agente Pat Kavanagh —esposa de Julen Barnes y con quien había trabajado por más de 20 años— para irse con Wylie tras un acuerdo valorado en 500,000 libras por su novela The Information. Esta y otras estrategias han hecho de The Wylie Agency la firma de representación de autores más temida e influyente del mundo anglosajón, según The Guardian. “No hay muchos agentes literarios en Nueva York que puedan decir que no han perdido un cliente a manos de Andrew Wylie”, dijo Leon Neyfakh a The New York Observer.

Milan Kundera

Milan Kundera La implacable caza de escritores del agente estadounidense tiene ya una historia muy larga. Uno de los ejemplos más sonados fue el encuentro en 2014 entre Andrew Wylie y la legendaria agente literaria española Carmen Balcells para asociarse en la empresa Balcells & Wylie. Este acuerdo, sin duda uno de los más importantes de la industria editorial, implicó conjugar las agencias literarias más poderosas de Europa y América: la que definió el canon de la literatura hispánica y la que definió el canon anglosajón. La unión se hizo bajo las condiciones propuestas por Balcells, quien decidió ceder solamente el 45% de su empresa a Andrew Wylie. De acuerdo con el trato, el resto de la venta se haría paulatinamente en los años siguientes. La relación entre Balcells y Wylie podría describirse como un desagrado cordial, por lo que –para perjuicio de Wylie– el acuerdo no se consolidó. Meses después del trato inicial, la “Mamá Grande” del Boom latinoamericano cambió las condiciones del mismo y en abril del 2015 pidió a la consultora Atlas Capital empezar una venta abierta de su empresa. Recibió interesantes ofertas de distintas agencias literarias americanas y europeas. En agosto del mismo año Wylie contraatacó anunciando la inauguración de su tercera oficina: The Wylie Agency España. Al frente de este proyecto puso a Cristóbal Pera, director de Pinguin Random House México y antiguo editor de Gabriel García Márquez. Esto alertó a Balcells, no solo porque Cien años de soledad representaba alrededor del 40% de la facturación de su agencia, sino porque Wylie ganaría terreno en el campo de la literatura en lengua hispana. El agente norteamericano intentó tranquilizar a Balcells diciéndole que su jugada era solo el inicio de la fusión de ambas agencias. Sin embargo, aquello no se concretó, pues la agente española falleció el 20 de septiembre de 2015 y nada detuvo a Andrew Wylie de enraizarse en el mercado hispanohablante. Actualmente ya es agente de importantes escritores latinoamericanos como Jorge Luis Borges, Roberto Bolaño y Alejandro Zambra. Otro buen ejemplo de lo que Andrew Wylie es capaz de hacer por representar a los autores que le interesan es el hecho de que firmó con Benazir Bhutto, la antigua primer ministro de Pakistán, solo para sorprender al escritor indo-británico Salman Rushdie y convencerlo de que se sumara a su agencia. Sobra decir que lo logró. Wylie entiende el poder y la influencia que tiene, no por nada puede cargar con enemigos tan poderosos como la empresa Amazon, con quien rivalizó en 2010 después de la caída de Odyssey, su proyecto para publicar libros electrónicos.

Karl Ove Knausgård

Karl Ove Knausgård Sin embargo, su carrera no ha sido siempre un camino limpio y pavimentado. Tras graduarse se fue a vivir a Nueva York, donde trabajó como conductor de un taxi. Después rentó una librería en Greenwich Village donde intentó vender toda su biblioteca para hacerse de dinero, pero aquella estadía en Manhattan le dejó más que eso. Fue durante esos años que conoció a personajes como Bob Dylan y John Cage, que acudían a su librería, además de al compositor y fotógrafo Lou Reed. En esa época conoció también a su gran modelo: Andy Warhol. Para lograrlo se hizo pasar por periodista varias veces y sus conversaciones le enseñaron el manejo intelectual y social que se necesita para dominar el mundo cultural norteamericano. En 1972, Andrew Wylie publicó su libro de poesía Yellow Flowers. No obstante, consideró que ser poeta no era su destino. De acuerdo con el agente, ser artista implica tener una gran personalidad, valores y un fuerte carácter expresivo. Él en cambio se considera una personalidad mutante. Cree que su “desorden de personalidad” es precisamente lo que le permite representar a centenas de escritores. Antes de encontrar su vocación el agente consideró también seguir los pasos de su padre, quien era editor de Houghton Mifflin en Boston. Pero él no estaba interesado en los best-sellers, pues los considera una mera extensión de la televisión popular. Joseph Fox, editor de Truman Capote, le sugirió volverse agente literario. Finalmente, en 1980 fundó su agencia literaria en Nueva York y posteriormente, en 1996, inauguró oficinas en Londres. En una entrevista para Harvard Magazine, Wylie explicó que su estrategia de ventas es la que lo ha vuelto exitoso, una táctica que difiere enormemente de la de otras agencias. Todo negocio de publicaciones se divide en dos partes: frontlist y backlist. El frontlist son los nuevos títulos publicados. El backlist son libros ya publicados que continúan siendo impresos. Mientras las agencias comúnmente se enfocan en llamar la atención sobre su frontlist, Wylie considera más importante focalizar sus energías en el backlist, pues en esos títulos la perdurabilidad está garantizada. Desde que inauguró su oficina en Londres, Andrew Wylie viaja al menos una vez al mes para cuidar de cerca a sus escritores y sus editoriales. De acuerdo con él, no importa cuántos viajes a Tokio, Italia, Milán o Múnich sean necesarios, es importante involucrarse directamente con la cultura y las personas que rigen esos negocios. Wylie tiene la mirada siempre puesta sobre un libro y su maleta. Con todo esto y los futuros movimientos de Andrew Wylie en el mercado hispano, perece que “El chacal” tiene asegurado su paso a la historia como uno de los personajes más importantes y polémicos de la industria del libro.

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.
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El agente literario más poderoso del mundo.

Suena el teléfono en la oficina de Nueva York de The Wylie Agency -Wylie -Buenos días, Mr. Wylie. Tengo un problema… soy Susan Sontag. -Sí, tiene un problema. – Es un trabajo de jornada completa. Debo atender el teléfono, leer libros de otros y escribir sobre ellos, conceder entrevistas a la prensa y hablar sobre el comunismo… pero lo que quiero hacer es escribir una novela, y no tengo tiempo. -Por qué no deja en mis manos todo este asunto de ser Susan Sontag. Usted escriba la novela. Así fue que la estadounidense encontró el tiempo para escribir El amante del volcán y comenzó a ser representada por Andrew Wylie (Boston, 1947) uno de los hombres más poderosos de la industria del libro en Occidente.

Susan Sontag

Susan Sontag The Wylie Agency es una agencia literaria con oficinas en Nueva York, Londres y Madrid que representa a más de mil escritores, vivos y muertos, en todo el mundo. Entre su admirable cartera de clientes se encuentran: Philip Roth, Mo Yan, Rodrigo Rey Rosa, Al Gore, Milan Kundera, Roberto Bolaño, Vladimir Nabokov, Jorge Luis Borges, William Burroughs, Italo Calvino, Yasunari Kawabata, Oliver Sachs, Art Spiegelman, Allen Ginsberg, Orhan Pamuk, Arthur Miller, Guillermo Cabrera Infante y el reciente éxito literario Karl Ove Knausgård. Sumado a ellos, una de las últimas hazañas de la agencia fue la promoción de la nueva oleada de prosistas nigerianos como Chimamanda Ngozi Adichie, Uzodinma Iweala y Teju Cole, entre otros. Con tan monstruosos genios literarios en su agenda su reconocimiento mundial como el mayor magnate del libro está justificado. Personajes como John ‘Ike’ Williams, uno de los directores de la agencia de propiedad intelectual Kneerim & Williams, reconoció a Andrew Wylie como un agente formidable. Algunos periódicos han ido más lejos al referirse a él como “el mejor agente literario de la historia”. Sin embargo, no todos están de acuerdo. El enorme éxito y la personalidad de Wylie han sido tema de discusión en los medios de comunicación, las editoriales y las agencias literarias. Su excesiva determinación, olfato para la literatura y el negocio de los libros no le han ganado solamente alabanzas, sino también críticas e incluso agresiones. Si ha sido calificado como el agente literario más sagaz del globo, también se le ha acusado de snob, hostil, siniestro e incluso de ladrón. Hay varias anécdotas de la vida estudiantil y profesional de Wylie que muestran su enorme capacidad persuasiva. Una de ellas es la que le costó su expulsión del colegio St. Paul en Boston. Mientras el agente cursaba el bachillerato, convenció a un taxista de ayudar a los alumnos del internado a conseguir alcohol clandestinamente. No obstante, esta expulsión no le provocó mayor conflicto para ingresar a Harvard, donde estudió literatura francesa y se graduó summa cum laude en solo tres años. Entre sus profesores estaba el poeta Robert Lowell y el crítico literario Harry Levin. Andrew Wylie supo desde joven cómo seducir a quienes le interesaban. Cuando estaba por graduarse, convenció a Levin de dirigir su tesis declamándole de memoria un pasaje muy largo de Finnegans Wake, la revolucionaria novela de Joyce. Esa misma estrategia usó para convencer a su primer cliente I.F Stone, autor de El juicio de Sócrates, de trabajar con él, solo que en esa ocasión cantó Homero en griego antiguo. Sin embargo, su poder de persuasión no siempre ha sido bien acogido por los medios y el mundo literario. La prensa británica lo apodó “El chacal” después de que el escritor Martin Amis dejara a su agente Pat Kavanagh —esposa de Julen Barnes y con quien había trabajado por más de 20 años— para irse con Wylie tras un acuerdo valorado en 500,000 libras por su novela The Information. Esta y otras estrategias han hecho de The Wylie Agency la firma de representación de autores más temida e influyente del mundo anglosajón, según The Guardian. “No hay muchos agentes literarios en Nueva York que puedan decir que no han perdido un cliente a manos de Andrew Wylie”, dijo Leon Neyfakh a The New York Observer.

Milan Kundera

Milan Kundera La implacable caza de escritores del agente estadounidense tiene ya una historia muy larga. Uno de los ejemplos más sonados fue el encuentro en 2014 entre Andrew Wylie y la legendaria agente literaria española Carmen Balcells para asociarse en la empresa Balcells & Wylie. Este acuerdo, sin duda uno de los más importantes de la industria editorial, implicó conjugar las agencias literarias más poderosas de Europa y América: la que definió el canon de la literatura hispánica y la que definió el canon anglosajón. La unión se hizo bajo las condiciones propuestas por Balcells, quien decidió ceder solamente el 45% de su empresa a Andrew Wylie. De acuerdo con el trato, el resto de la venta se haría paulatinamente en los años siguientes. La relación entre Balcells y Wylie podría describirse como un desagrado cordial, por lo que –para perjuicio de Wylie– el acuerdo no se consolidó. Meses después del trato inicial, la “Mamá Grande” del Boom latinoamericano cambió las condiciones del mismo y en abril del 2015 pidió a la consultora Atlas Capital empezar una venta abierta de su empresa. Recibió interesantes ofertas de distintas agencias literarias americanas y europeas. En agosto del mismo año Wylie contraatacó anunciando la inauguración de su tercera oficina: The Wylie Agency España. Al frente de este proyecto puso a Cristóbal Pera, director de Pinguin Random House México y antiguo editor de Gabriel García Márquez. Esto alertó a Balcells, no solo porque Cien años de soledad representaba alrededor del 40% de la facturación de su agencia, sino porque Wylie ganaría terreno en el campo de la literatura en lengua hispana. El agente norteamericano intentó tranquilizar a Balcells diciéndole que su jugada era solo el inicio de la fusión de ambas agencias. Sin embargo, aquello no se concretó, pues la agente española falleció el 20 de septiembre de 2015 y nada detuvo a Andrew Wylie de enraizarse en el mercado hispanohablante. Actualmente ya es agente de importantes escritores latinoamericanos como Jorge Luis Borges, Roberto Bolaño y Alejandro Zambra. Otro buen ejemplo de lo que Andrew Wylie es capaz de hacer por representar a los autores que le interesan es el hecho de que firmó con Benazir Bhutto, la antigua primer ministro de Pakistán, solo para sorprender al escritor indo-británico Salman Rushdie y convencerlo de que se sumara a su agencia. Sobra decir que lo logró. Wylie entiende el poder y la influencia que tiene, no por nada puede cargar con enemigos tan poderosos como la empresa Amazon, con quien rivalizó en 2010 después de la caída de Odyssey, su proyecto para publicar libros electrónicos.

Karl Ove Knausgård

Karl Ove Knausgård Sin embargo, su carrera no ha sido siempre un camino limpio y pavimentado. Tras graduarse se fue a vivir a Nueva York, donde trabajó como conductor de un taxi. Después rentó una librería en Greenwich Village donde intentó vender toda su biblioteca para hacerse de dinero, pero aquella estadía en Manhattan le dejó más que eso. Fue durante esos años que conoció a personajes como Bob Dylan y John Cage, que acudían a su librería, además de al compositor y fotógrafo Lou Reed. En esa época conoció también a su gran modelo: Andy Warhol. Para lograrlo se hizo pasar por periodista varias veces y sus conversaciones le enseñaron el manejo intelectual y social que se necesita para dominar el mundo cultural norteamericano. En 1972, Andrew Wylie publicó su libro de poesía Yellow Flowers. No obstante, consideró que ser poeta no era su destino. De acuerdo con el agente, ser artista implica tener una gran personalidad, valores y un fuerte carácter expresivo. Él en cambio se considera una personalidad mutante. Cree que su “desorden de personalidad” es precisamente lo que le permite representar a centenas de escritores. Antes de encontrar su vocación el agente consideró también seguir los pasos de su padre, quien era editor de Houghton Mifflin en Boston. Pero él no estaba interesado en los best-sellers, pues los considera una mera extensión de la televisión popular. Joseph Fox, editor de Truman Capote, le sugirió volverse agente literario. Finalmente, en 1980 fundó su agencia literaria en Nueva York y posteriormente, en 1996, inauguró oficinas en Londres. En una entrevista para Harvard Magazine, Wylie explicó que su estrategia de ventas es la que lo ha vuelto exitoso, una táctica que difiere enormemente de la de otras agencias. Todo negocio de publicaciones se divide en dos partes: frontlist y backlist. El frontlist son los nuevos títulos publicados. El backlist son libros ya publicados que continúan siendo impresos. Mientras las agencias comúnmente se enfocan en llamar la atención sobre su frontlist, Wylie considera más importante focalizar sus energías en el backlist, pues en esos títulos la perdurabilidad está garantizada. Desde que inauguró su oficina en Londres, Andrew Wylie viaja al menos una vez al mes para cuidar de cerca a sus escritores y sus editoriales. De acuerdo con él, no importa cuántos viajes a Tokio, Italia, Milán o Múnich sean necesarios, es importante involucrarse directamente con la cultura y las personas que rigen esos negocios. Wylie tiene la mirada siempre puesta sobre un libro y su maleta. Con todo esto y los futuros movimientos de Andrew Wylie en el mercado hispano, perece que “El chacal” tiene asegurado su paso a la historia como uno de los personajes más importantes y polémicos de la industria del libro.

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Andrew Wylie

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El agente literario más poderoso del mundo.

Suena el teléfono en la oficina de Nueva York de The Wylie Agency -Wylie -Buenos días, Mr. Wylie. Tengo un problema… soy Susan Sontag. -Sí, tiene un problema. – Es un trabajo de jornada completa. Debo atender el teléfono, leer libros de otros y escribir sobre ellos, conceder entrevistas a la prensa y hablar sobre el comunismo… pero lo que quiero hacer es escribir una novela, y no tengo tiempo. -Por qué no deja en mis manos todo este asunto de ser Susan Sontag. Usted escriba la novela. Así fue que la estadounidense encontró el tiempo para escribir El amante del volcán y comenzó a ser representada por Andrew Wylie (Boston, 1947) uno de los hombres más poderosos de la industria del libro en Occidente.

Susan Sontag

Susan Sontag The Wylie Agency es una agencia literaria con oficinas en Nueva York, Londres y Madrid que representa a más de mil escritores, vivos y muertos, en todo el mundo. Entre su admirable cartera de clientes se encuentran: Philip Roth, Mo Yan, Rodrigo Rey Rosa, Al Gore, Milan Kundera, Roberto Bolaño, Vladimir Nabokov, Jorge Luis Borges, William Burroughs, Italo Calvino, Yasunari Kawabata, Oliver Sachs, Art Spiegelman, Allen Ginsberg, Orhan Pamuk, Arthur Miller, Guillermo Cabrera Infante y el reciente éxito literario Karl Ove Knausgård. Sumado a ellos, una de las últimas hazañas de la agencia fue la promoción de la nueva oleada de prosistas nigerianos como Chimamanda Ngozi Adichie, Uzodinma Iweala y Teju Cole, entre otros. Con tan monstruosos genios literarios en su agenda su reconocimiento mundial como el mayor magnate del libro está justificado. Personajes como John ‘Ike’ Williams, uno de los directores de la agencia de propiedad intelectual Kneerim & Williams, reconoció a Andrew Wylie como un agente formidable. Algunos periódicos han ido más lejos al referirse a él como “el mejor agente literario de la historia”. Sin embargo, no todos están de acuerdo. El enorme éxito y la personalidad de Wylie han sido tema de discusión en los medios de comunicación, las editoriales y las agencias literarias. Su excesiva determinación, olfato para la literatura y el negocio de los libros no le han ganado solamente alabanzas, sino también críticas e incluso agresiones. Si ha sido calificado como el agente literario más sagaz del globo, también se le ha acusado de snob, hostil, siniestro e incluso de ladrón. Hay varias anécdotas de la vida estudiantil y profesional de Wylie que muestran su enorme capacidad persuasiva. Una de ellas es la que le costó su expulsión del colegio St. Paul en Boston. Mientras el agente cursaba el bachillerato, convenció a un taxista de ayudar a los alumnos del internado a conseguir alcohol clandestinamente. No obstante, esta expulsión no le provocó mayor conflicto para ingresar a Harvard, donde estudió literatura francesa y se graduó summa cum laude en solo tres años. Entre sus profesores estaba el poeta Robert Lowell y el crítico literario Harry Levin. Andrew Wylie supo desde joven cómo seducir a quienes le interesaban. Cuando estaba por graduarse, convenció a Levin de dirigir su tesis declamándole de memoria un pasaje muy largo de Finnegans Wake, la revolucionaria novela de Joyce. Esa misma estrategia usó para convencer a su primer cliente I.F Stone, autor de El juicio de Sócrates, de trabajar con él, solo que en esa ocasión cantó Homero en griego antiguo. Sin embargo, su poder de persuasión no siempre ha sido bien acogido por los medios y el mundo literario. La prensa británica lo apodó “El chacal” después de que el escritor Martin Amis dejara a su agente Pat Kavanagh —esposa de Julen Barnes y con quien había trabajado por más de 20 años— para irse con Wylie tras un acuerdo valorado en 500,000 libras por su novela The Information. Esta y otras estrategias han hecho de The Wylie Agency la firma de representación de autores más temida e influyente del mundo anglosajón, según The Guardian. “No hay muchos agentes literarios en Nueva York que puedan decir que no han perdido un cliente a manos de Andrew Wylie”, dijo Leon Neyfakh a The New York Observer.

Milan Kundera

Milan Kundera La implacable caza de escritores del agente estadounidense tiene ya una historia muy larga. Uno de los ejemplos más sonados fue el encuentro en 2014 entre Andrew Wylie y la legendaria agente literaria española Carmen Balcells para asociarse en la empresa Balcells & Wylie. Este acuerdo, sin duda uno de los más importantes de la industria editorial, implicó conjugar las agencias literarias más poderosas de Europa y América: la que definió el canon de la literatura hispánica y la que definió el canon anglosajón. La unión se hizo bajo las condiciones propuestas por Balcells, quien decidió ceder solamente el 45% de su empresa a Andrew Wylie. De acuerdo con el trato, el resto de la venta se haría paulatinamente en los años siguientes. La relación entre Balcells y Wylie podría describirse como un desagrado cordial, por lo que –para perjuicio de Wylie– el acuerdo no se consolidó. Meses después del trato inicial, la “Mamá Grande” del Boom latinoamericano cambió las condiciones del mismo y en abril del 2015 pidió a la consultora Atlas Capital empezar una venta abierta de su empresa. Recibió interesantes ofertas de distintas agencias literarias americanas y europeas. En agosto del mismo año Wylie contraatacó anunciando la inauguración de su tercera oficina: The Wylie Agency España. Al frente de este proyecto puso a Cristóbal Pera, director de Pinguin Random House México y antiguo editor de Gabriel García Márquez. Esto alertó a Balcells, no solo porque Cien años de soledad representaba alrededor del 40% de la facturación de su agencia, sino porque Wylie ganaría terreno en el campo de la literatura en lengua hispana. El agente norteamericano intentó tranquilizar a Balcells diciéndole que su jugada era solo el inicio de la fusión de ambas agencias. Sin embargo, aquello no se concretó, pues la agente española falleció el 20 de septiembre de 2015 y nada detuvo a Andrew Wylie de enraizarse en el mercado hispanohablante. Actualmente ya es agente de importantes escritores latinoamericanos como Jorge Luis Borges, Roberto Bolaño y Alejandro Zambra. Otro buen ejemplo de lo que Andrew Wylie es capaz de hacer por representar a los autores que le interesan es el hecho de que firmó con Benazir Bhutto, la antigua primer ministro de Pakistán, solo para sorprender al escritor indo-británico Salman Rushdie y convencerlo de que se sumara a su agencia. Sobra decir que lo logró. Wylie entiende el poder y la influencia que tiene, no por nada puede cargar con enemigos tan poderosos como la empresa Amazon, con quien rivalizó en 2010 después de la caída de Odyssey, su proyecto para publicar libros electrónicos.

Karl Ove Knausgård

Karl Ove Knausgård Sin embargo, su carrera no ha sido siempre un camino limpio y pavimentado. Tras graduarse se fue a vivir a Nueva York, donde trabajó como conductor de un taxi. Después rentó una librería en Greenwich Village donde intentó vender toda su biblioteca para hacerse de dinero, pero aquella estadía en Manhattan le dejó más que eso. Fue durante esos años que conoció a personajes como Bob Dylan y John Cage, que acudían a su librería, además de al compositor y fotógrafo Lou Reed. En esa época conoció también a su gran modelo: Andy Warhol. Para lograrlo se hizo pasar por periodista varias veces y sus conversaciones le enseñaron el manejo intelectual y social que se necesita para dominar el mundo cultural norteamericano. En 1972, Andrew Wylie publicó su libro de poesía Yellow Flowers. No obstante, consideró que ser poeta no era su destino. De acuerdo con el agente, ser artista implica tener una gran personalidad, valores y un fuerte carácter expresivo. Él en cambio se considera una personalidad mutante. Cree que su “desorden de personalidad” es precisamente lo que le permite representar a centenas de escritores. Antes de encontrar su vocación el agente consideró también seguir los pasos de su padre, quien era editor de Houghton Mifflin en Boston. Pero él no estaba interesado en los best-sellers, pues los considera una mera extensión de la televisión popular. Joseph Fox, editor de Truman Capote, le sugirió volverse agente literario. Finalmente, en 1980 fundó su agencia literaria en Nueva York y posteriormente, en 1996, inauguró oficinas en Londres. En una entrevista para Harvard Magazine, Wylie explicó que su estrategia de ventas es la que lo ha vuelto exitoso, una táctica que difiere enormemente de la de otras agencias. Todo negocio de publicaciones se divide en dos partes: frontlist y backlist. El frontlist son los nuevos títulos publicados. El backlist son libros ya publicados que continúan siendo impresos. Mientras las agencias comúnmente se enfocan en llamar la atención sobre su frontlist, Wylie considera más importante focalizar sus energías en el backlist, pues en esos títulos la perdurabilidad está garantizada. Desde que inauguró su oficina en Londres, Andrew Wylie viaja al menos una vez al mes para cuidar de cerca a sus escritores y sus editoriales. De acuerdo con él, no importa cuántos viajes a Tokio, Italia, Milán o Múnich sean necesarios, es importante involucrarse directamente con la cultura y las personas que rigen esos negocios. Wylie tiene la mirada siempre puesta sobre un libro y su maleta. Con todo esto y los futuros movimientos de Andrew Wylie en el mercado hispano, perece que “El chacal” tiene asegurado su paso a la historia como uno de los personajes más importantes y polémicos de la industria del libro.

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Andrew Wylie

Andrew Wylie

25
.
06
.
19
2019
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El agente literario más poderoso del mundo.

Suena el teléfono en la oficina de Nueva York de The Wylie Agency -Wylie -Buenos días, Mr. Wylie. Tengo un problema… soy Susan Sontag. -Sí, tiene un problema. – Es un trabajo de jornada completa. Debo atender el teléfono, leer libros de otros y escribir sobre ellos, conceder entrevistas a la prensa y hablar sobre el comunismo… pero lo que quiero hacer es escribir una novela, y no tengo tiempo. -Por qué no deja en mis manos todo este asunto de ser Susan Sontag. Usted escriba la novela. Así fue que la estadounidense encontró el tiempo para escribir El amante del volcán y comenzó a ser representada por Andrew Wylie (Boston, 1947) uno de los hombres más poderosos de la industria del libro en Occidente.

Susan Sontag

Susan Sontag The Wylie Agency es una agencia literaria con oficinas en Nueva York, Londres y Madrid que representa a más de mil escritores, vivos y muertos, en todo el mundo. Entre su admirable cartera de clientes se encuentran: Philip Roth, Mo Yan, Rodrigo Rey Rosa, Al Gore, Milan Kundera, Roberto Bolaño, Vladimir Nabokov, Jorge Luis Borges, William Burroughs, Italo Calvino, Yasunari Kawabata, Oliver Sachs, Art Spiegelman, Allen Ginsberg, Orhan Pamuk, Arthur Miller, Guillermo Cabrera Infante y el reciente éxito literario Karl Ove Knausgård. Sumado a ellos, una de las últimas hazañas de la agencia fue la promoción de la nueva oleada de prosistas nigerianos como Chimamanda Ngozi Adichie, Uzodinma Iweala y Teju Cole, entre otros. Con tan monstruosos genios literarios en su agenda su reconocimiento mundial como el mayor magnate del libro está justificado. Personajes como John ‘Ike’ Williams, uno de los directores de la agencia de propiedad intelectual Kneerim & Williams, reconoció a Andrew Wylie como un agente formidable. Algunos periódicos han ido más lejos al referirse a él como “el mejor agente literario de la historia”. Sin embargo, no todos están de acuerdo. El enorme éxito y la personalidad de Wylie han sido tema de discusión en los medios de comunicación, las editoriales y las agencias literarias. Su excesiva determinación, olfato para la literatura y el negocio de los libros no le han ganado solamente alabanzas, sino también críticas e incluso agresiones. Si ha sido calificado como el agente literario más sagaz del globo, también se le ha acusado de snob, hostil, siniestro e incluso de ladrón. Hay varias anécdotas de la vida estudiantil y profesional de Wylie que muestran su enorme capacidad persuasiva. Una de ellas es la que le costó su expulsión del colegio St. Paul en Boston. Mientras el agente cursaba el bachillerato, convenció a un taxista de ayudar a los alumnos del internado a conseguir alcohol clandestinamente. No obstante, esta expulsión no le provocó mayor conflicto para ingresar a Harvard, donde estudió literatura francesa y se graduó summa cum laude en solo tres años. Entre sus profesores estaba el poeta Robert Lowell y el crítico literario Harry Levin. Andrew Wylie supo desde joven cómo seducir a quienes le interesaban. Cuando estaba por graduarse, convenció a Levin de dirigir su tesis declamándole de memoria un pasaje muy largo de Finnegans Wake, la revolucionaria novela de Joyce. Esa misma estrategia usó para convencer a su primer cliente I.F Stone, autor de El juicio de Sócrates, de trabajar con él, solo que en esa ocasión cantó Homero en griego antiguo. Sin embargo, su poder de persuasión no siempre ha sido bien acogido por los medios y el mundo literario. La prensa británica lo apodó “El chacal” después de que el escritor Martin Amis dejara a su agente Pat Kavanagh —esposa de Julen Barnes y con quien había trabajado por más de 20 años— para irse con Wylie tras un acuerdo valorado en 500,000 libras por su novela The Information. Esta y otras estrategias han hecho de The Wylie Agency la firma de representación de autores más temida e influyente del mundo anglosajón, según The Guardian. “No hay muchos agentes literarios en Nueva York que puedan decir que no han perdido un cliente a manos de Andrew Wylie”, dijo Leon Neyfakh a The New York Observer.

Milan Kundera

Milan Kundera La implacable caza de escritores del agente estadounidense tiene ya una historia muy larga. Uno de los ejemplos más sonados fue el encuentro en 2014 entre Andrew Wylie y la legendaria agente literaria española Carmen Balcells para asociarse en la empresa Balcells & Wylie. Este acuerdo, sin duda uno de los más importantes de la industria editorial, implicó conjugar las agencias literarias más poderosas de Europa y América: la que definió el canon de la literatura hispánica y la que definió el canon anglosajón. La unión se hizo bajo las condiciones propuestas por Balcells, quien decidió ceder solamente el 45% de su empresa a Andrew Wylie. De acuerdo con el trato, el resto de la venta se haría paulatinamente en los años siguientes. La relación entre Balcells y Wylie podría describirse como un desagrado cordial, por lo que –para perjuicio de Wylie– el acuerdo no se consolidó. Meses después del trato inicial, la “Mamá Grande” del Boom latinoamericano cambió las condiciones del mismo y en abril del 2015 pidió a la consultora Atlas Capital empezar una venta abierta de su empresa. Recibió interesantes ofertas de distintas agencias literarias americanas y europeas. En agosto del mismo año Wylie contraatacó anunciando la inauguración de su tercera oficina: The Wylie Agency España. Al frente de este proyecto puso a Cristóbal Pera, director de Pinguin Random House México y antiguo editor de Gabriel García Márquez. Esto alertó a Balcells, no solo porque Cien años de soledad representaba alrededor del 40% de la facturación de su agencia, sino porque Wylie ganaría terreno en el campo de la literatura en lengua hispana. El agente norteamericano intentó tranquilizar a Balcells diciéndole que su jugada era solo el inicio de la fusión de ambas agencias. Sin embargo, aquello no se concretó, pues la agente española falleció el 20 de septiembre de 2015 y nada detuvo a Andrew Wylie de enraizarse en el mercado hispanohablante. Actualmente ya es agente de importantes escritores latinoamericanos como Jorge Luis Borges, Roberto Bolaño y Alejandro Zambra. Otro buen ejemplo de lo que Andrew Wylie es capaz de hacer por representar a los autores que le interesan es el hecho de que firmó con Benazir Bhutto, la antigua primer ministro de Pakistán, solo para sorprender al escritor indo-británico Salman Rushdie y convencerlo de que se sumara a su agencia. Sobra decir que lo logró. Wylie entiende el poder y la influencia que tiene, no por nada puede cargar con enemigos tan poderosos como la empresa Amazon, con quien rivalizó en 2010 después de la caída de Odyssey, su proyecto para publicar libros electrónicos.

Karl Ove Knausgård

Karl Ove Knausgård Sin embargo, su carrera no ha sido siempre un camino limpio y pavimentado. Tras graduarse se fue a vivir a Nueva York, donde trabajó como conductor de un taxi. Después rentó una librería en Greenwich Village donde intentó vender toda su biblioteca para hacerse de dinero, pero aquella estadía en Manhattan le dejó más que eso. Fue durante esos años que conoció a personajes como Bob Dylan y John Cage, que acudían a su librería, además de al compositor y fotógrafo Lou Reed. En esa época conoció también a su gran modelo: Andy Warhol. Para lograrlo se hizo pasar por periodista varias veces y sus conversaciones le enseñaron el manejo intelectual y social que se necesita para dominar el mundo cultural norteamericano. En 1972, Andrew Wylie publicó su libro de poesía Yellow Flowers. No obstante, consideró que ser poeta no era su destino. De acuerdo con el agente, ser artista implica tener una gran personalidad, valores y un fuerte carácter expresivo. Él en cambio se considera una personalidad mutante. Cree que su “desorden de personalidad” es precisamente lo que le permite representar a centenas de escritores. Antes de encontrar su vocación el agente consideró también seguir los pasos de su padre, quien era editor de Houghton Mifflin en Boston. Pero él no estaba interesado en los best-sellers, pues los considera una mera extensión de la televisión popular. Joseph Fox, editor de Truman Capote, le sugirió volverse agente literario. Finalmente, en 1980 fundó su agencia literaria en Nueva York y posteriormente, en 1996, inauguró oficinas en Londres. En una entrevista para Harvard Magazine, Wylie explicó que su estrategia de ventas es la que lo ha vuelto exitoso, una táctica que difiere enormemente de la de otras agencias. Todo negocio de publicaciones se divide en dos partes: frontlist y backlist. El frontlist son los nuevos títulos publicados. El backlist son libros ya publicados que continúan siendo impresos. Mientras las agencias comúnmente se enfocan en llamar la atención sobre su frontlist, Wylie considera más importante focalizar sus energías en el backlist, pues en esos títulos la perdurabilidad está garantizada. Desde que inauguró su oficina en Londres, Andrew Wylie viaja al menos una vez al mes para cuidar de cerca a sus escritores y sus editoriales. De acuerdo con él, no importa cuántos viajes a Tokio, Italia, Milán o Múnich sean necesarios, es importante involucrarse directamente con la cultura y las personas que rigen esos negocios. Wylie tiene la mirada siempre puesta sobre un libro y su maleta. Con todo esto y los futuros movimientos de Andrew Wylie en el mercado hispano, perece que “El chacal” tiene asegurado su paso a la historia como uno de los personajes más importantes y polémicos de la industria del libro.

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El agente literario más poderoso del mundo.

Texto de
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Traducción de

Suena el teléfono en la oficina de Nueva York de The Wylie Agency -Wylie -Buenos días, Mr. Wylie. Tengo un problema… soy Susan Sontag. -Sí, tiene un problema. – Es un trabajo de jornada completa. Debo atender el teléfono, leer libros de otros y escribir sobre ellos, conceder entrevistas a la prensa y hablar sobre el comunismo… pero lo que quiero hacer es escribir una novela, y no tengo tiempo. -Por qué no deja en mis manos todo este asunto de ser Susan Sontag. Usted escriba la novela. Así fue que la estadounidense encontró el tiempo para escribir El amante del volcán y comenzó a ser representada por Andrew Wylie (Boston, 1947) uno de los hombres más poderosos de la industria del libro en Occidente.

Susan Sontag

Susan Sontag The Wylie Agency es una agencia literaria con oficinas en Nueva York, Londres y Madrid que representa a más de mil escritores, vivos y muertos, en todo el mundo. Entre su admirable cartera de clientes se encuentran: Philip Roth, Mo Yan, Rodrigo Rey Rosa, Al Gore, Milan Kundera, Roberto Bolaño, Vladimir Nabokov, Jorge Luis Borges, William Burroughs, Italo Calvino, Yasunari Kawabata, Oliver Sachs, Art Spiegelman, Allen Ginsberg, Orhan Pamuk, Arthur Miller, Guillermo Cabrera Infante y el reciente éxito literario Karl Ove Knausgård. Sumado a ellos, una de las últimas hazañas de la agencia fue la promoción de la nueva oleada de prosistas nigerianos como Chimamanda Ngozi Adichie, Uzodinma Iweala y Teju Cole, entre otros. Con tan monstruosos genios literarios en su agenda su reconocimiento mundial como el mayor magnate del libro está justificado. Personajes como John ‘Ike’ Williams, uno de los directores de la agencia de propiedad intelectual Kneerim & Williams, reconoció a Andrew Wylie como un agente formidable. Algunos periódicos han ido más lejos al referirse a él como “el mejor agente literario de la historia”. Sin embargo, no todos están de acuerdo. El enorme éxito y la personalidad de Wylie han sido tema de discusión en los medios de comunicación, las editoriales y las agencias literarias. Su excesiva determinación, olfato para la literatura y el negocio de los libros no le han ganado solamente alabanzas, sino también críticas e incluso agresiones. Si ha sido calificado como el agente literario más sagaz del globo, también se le ha acusado de snob, hostil, siniestro e incluso de ladrón. Hay varias anécdotas de la vida estudiantil y profesional de Wylie que muestran su enorme capacidad persuasiva. Una de ellas es la que le costó su expulsión del colegio St. Paul en Boston. Mientras el agente cursaba el bachillerato, convenció a un taxista de ayudar a los alumnos del internado a conseguir alcohol clandestinamente. No obstante, esta expulsión no le provocó mayor conflicto para ingresar a Harvard, donde estudió literatura francesa y se graduó summa cum laude en solo tres años. Entre sus profesores estaba el poeta Robert Lowell y el crítico literario Harry Levin. Andrew Wylie supo desde joven cómo seducir a quienes le interesaban. Cuando estaba por graduarse, convenció a Levin de dirigir su tesis declamándole de memoria un pasaje muy largo de Finnegans Wake, la revolucionaria novela de Joyce. Esa misma estrategia usó para convencer a su primer cliente I.F Stone, autor de El juicio de Sócrates, de trabajar con él, solo que en esa ocasión cantó Homero en griego antiguo. Sin embargo, su poder de persuasión no siempre ha sido bien acogido por los medios y el mundo literario. La prensa británica lo apodó “El chacal” después de que el escritor Martin Amis dejara a su agente Pat Kavanagh —esposa de Julen Barnes y con quien había trabajado por más de 20 años— para irse con Wylie tras un acuerdo valorado en 500,000 libras por su novela The Information. Esta y otras estrategias han hecho de The Wylie Agency la firma de representación de autores más temida e influyente del mundo anglosajón, según The Guardian. “No hay muchos agentes literarios en Nueva York que puedan decir que no han perdido un cliente a manos de Andrew Wylie”, dijo Leon Neyfakh a The New York Observer.

Milan Kundera

Milan Kundera La implacable caza de escritores del agente estadounidense tiene ya una historia muy larga. Uno de los ejemplos más sonados fue el encuentro en 2014 entre Andrew Wylie y la legendaria agente literaria española Carmen Balcells para asociarse en la empresa Balcells & Wylie. Este acuerdo, sin duda uno de los más importantes de la industria editorial, implicó conjugar las agencias literarias más poderosas de Europa y América: la que definió el canon de la literatura hispánica y la que definió el canon anglosajón. La unión se hizo bajo las condiciones propuestas por Balcells, quien decidió ceder solamente el 45% de su empresa a Andrew Wylie. De acuerdo con el trato, el resto de la venta se haría paulatinamente en los años siguientes. La relación entre Balcells y Wylie podría describirse como un desagrado cordial, por lo que –para perjuicio de Wylie– el acuerdo no se consolidó. Meses después del trato inicial, la “Mamá Grande” del Boom latinoamericano cambió las condiciones del mismo y en abril del 2015 pidió a la consultora Atlas Capital empezar una venta abierta de su empresa. Recibió interesantes ofertas de distintas agencias literarias americanas y europeas. En agosto del mismo año Wylie contraatacó anunciando la inauguración de su tercera oficina: The Wylie Agency España. Al frente de este proyecto puso a Cristóbal Pera, director de Pinguin Random House México y antiguo editor de Gabriel García Márquez. Esto alertó a Balcells, no solo porque Cien años de soledad representaba alrededor del 40% de la facturación de su agencia, sino porque Wylie ganaría terreno en el campo de la literatura en lengua hispana. El agente norteamericano intentó tranquilizar a Balcells diciéndole que su jugada era solo el inicio de la fusión de ambas agencias. Sin embargo, aquello no se concretó, pues la agente española falleció el 20 de septiembre de 2015 y nada detuvo a Andrew Wylie de enraizarse en el mercado hispanohablante. Actualmente ya es agente de importantes escritores latinoamericanos como Jorge Luis Borges, Roberto Bolaño y Alejandro Zambra. Otro buen ejemplo de lo que Andrew Wylie es capaz de hacer por representar a los autores que le interesan es el hecho de que firmó con Benazir Bhutto, la antigua primer ministro de Pakistán, solo para sorprender al escritor indo-británico Salman Rushdie y convencerlo de que se sumara a su agencia. Sobra decir que lo logró. Wylie entiende el poder y la influencia que tiene, no por nada puede cargar con enemigos tan poderosos como la empresa Amazon, con quien rivalizó en 2010 después de la caída de Odyssey, su proyecto para publicar libros electrónicos.

Karl Ove Knausgård

Karl Ove Knausgård Sin embargo, su carrera no ha sido siempre un camino limpio y pavimentado. Tras graduarse se fue a vivir a Nueva York, donde trabajó como conductor de un taxi. Después rentó una librería en Greenwich Village donde intentó vender toda su biblioteca para hacerse de dinero, pero aquella estadía en Manhattan le dejó más que eso. Fue durante esos años que conoció a personajes como Bob Dylan y John Cage, que acudían a su librería, además de al compositor y fotógrafo Lou Reed. En esa época conoció también a su gran modelo: Andy Warhol. Para lograrlo se hizo pasar por periodista varias veces y sus conversaciones le enseñaron el manejo intelectual y social que se necesita para dominar el mundo cultural norteamericano. En 1972, Andrew Wylie publicó su libro de poesía Yellow Flowers. No obstante, consideró que ser poeta no era su destino. De acuerdo con el agente, ser artista implica tener una gran personalidad, valores y un fuerte carácter expresivo. Él en cambio se considera una personalidad mutante. Cree que su “desorden de personalidad” es precisamente lo que le permite representar a centenas de escritores. Antes de encontrar su vocación el agente consideró también seguir los pasos de su padre, quien era editor de Houghton Mifflin en Boston. Pero él no estaba interesado en los best-sellers, pues los considera una mera extensión de la televisión popular. Joseph Fox, editor de Truman Capote, le sugirió volverse agente literario. Finalmente, en 1980 fundó su agencia literaria en Nueva York y posteriormente, en 1996, inauguró oficinas en Londres. En una entrevista para Harvard Magazine, Wylie explicó que su estrategia de ventas es la que lo ha vuelto exitoso, una táctica que difiere enormemente de la de otras agencias. Todo negocio de publicaciones se divide en dos partes: frontlist y backlist. El frontlist son los nuevos títulos publicados. El backlist son libros ya publicados que continúan siendo impresos. Mientras las agencias comúnmente se enfocan en llamar la atención sobre su frontlist, Wylie considera más importante focalizar sus energías en el backlist, pues en esos títulos la perdurabilidad está garantizada. Desde que inauguró su oficina en Londres, Andrew Wylie viaja al menos una vez al mes para cuidar de cerca a sus escritores y sus editoriales. De acuerdo con él, no importa cuántos viajes a Tokio, Italia, Milán o Múnich sean necesarios, es importante involucrarse directamente con la cultura y las personas que rigen esos negocios. Wylie tiene la mirada siempre puesta sobre un libro y su maleta. Con todo esto y los futuros movimientos de Andrew Wylie en el mercado hispano, perece que “El chacal” tiene asegurado su paso a la historia como uno de los personajes más importantes y polémicos de la industria del libro.

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