La literatura de terror asume muchas formas: criaturas con poderes cósmicos más allá de la comprensión humana, leyendas urbanas o halladas en internet, historias de zombis con aires de película de serie B, o novelas donde la política y la historia son el origen de monstruos más terribles que los vampiros o los hombres-lobo. Para esta época del año proponemos una serie de relatos y pesadillas contemporáneas con un poco de todo aquello.
Nuestra parte de noche de Mariana Enríquez.
Juan Peterson es un médium capaz de ver a los muertos y comunicarse con un ente conocido como La Oscuridad, deidad adorada por una secta internacional que tratará de traerla a nuestra dimensión. Pero Juan no está dispuesto a servir a esta orden siniestra, por lo que tratará de escapar a su destino en una Argentina azotada por la dictadura. A tan sólo un año de que recibió el Premio Herralde de Novela, Nuestra parte de noche se ha ganado un galardón aún más valioso: el afecto de los lectores, quienes han encontrado en este gran libro (más de 600 páginas que se leen de manera adictiva) una suma de los terrores de un continente en el que las historias de fantasmas y el folklore fantástico prevalecen entrelazados con la violencia política y militar.
La casa de las almas de Arthur Machen
Los cuentos de Arthur Machen han estado mucho tiempo a la sombra de sus sucesores, como H.P. Lovecraft o Ambrose Bierce. La editorial mexicana Perla reúne en La casa de las almas cuatro de sus cuentos fundamentales: “Un fragmento de vida”, “La gente blanca”, “La luz más recóndita” y “El gran Dios Pan”, éste último uno de los mejores cuentos de terror jamás escritos en inglés de acuerdo con Stephen King. Así pues, esta es la mejor introducción a la obra del escritor galés, llena de seres extraños, faunos, puertas a otros mundos y al vértigo del horror cósmico. Como añadido, esta edición cuenta con el prólogo de uno de sus grandes admiradores, Guillermo del Toro.
Cometierra de Dolores Reyes
Cometierra tiene un don o, mejor dicho, una maldición: cuando mastica tierra es capaz de conocer cómo murieron las personas. Su fama se ha extendido entre sus vecinos, desesperados por saber el paradero de sus familiares desaparecidos o si su muerte fue, al menos, poco dolorosa. Con esta novela, la escritora Dolores Reyes se convirtió en un éxito de ventas inesperado, aunque necesario, debido a la resonancia que tienen las historias sobre desaparecidos en Argentina y muchos otros países de Latinoamérica. Así como le sucede a Cometierra, quienes lean este relato tendrán que compartir la carga de conocer la verdad y literalmente desenterrarla para redimir a los muertos.
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Mandíbula de Mónica Ojeda
Las creepy pastas son ficciones de internet que retoman a los personajes de películas, series de televisión y videojuegos para colocarlos en circunstancias, casi siempre llenas de violencia, imposibles en sus versiones “oficiales”. La protagonista de esta novela, Fernanda Montero, es una fanática de esos relatos y cuando es secuestrada por su maestra de Lengua y Literatura, se ve inmersa en una situación que bien podría formar parte de ese repertorio de pesadillas virtuales. Mandíbula, que toma su nombre de la famosa frase de Lacan (“Estar dentro de la boca de un cocodrilo, eso es la madre”), es una novela que reflexiona sobre las relaciones entre madres e hijas, el bullying escolar y la violencia que no distingue entre realidad e internet.
El ataque de los zombis de Raquel Castro
Hay ocasiones en que los cuentos de Raquel Castro están llenos de humor, como las películas de terror de serie B. Y en otras, el miedo y lo terrible lo cubren todo como pocas veces se ha visto en la literatura de nuestro país. Pero en conjunto, los cuentos de El ataque de los zombis (Parte mil quinientos) son una de las muestras más recientes de la creatividad y esplendor que ha alcanzado el género, así como la destreza de Raquel Castro para crear diferentes versiones de los cuentos de muertos vivientes, o hacer que asuntos cotidianos, como un columpio que se mece por sí solo en la noche, o un jefe abusivo que se adueña de la vida de su secretaria, abran puertas hacia lo sobrenatural.
El señor Ligotti de Bernardo Esquinca
Si alguien ama el terror como práctica y género es Bernardo Esquinca, autor de una tetralogía, La Saga Casasola (inspirada en el periodista de nota roja del mismo apellido), donde mezcló la novela policiaca con el horror. También homenajeó a Edgar Allan Poe con una novela donde el escritor maldito vuelve a la vida. Ahora, el prolífico autor mexicano pone en escena a Esteban, escritor en apuros financieros que acepta la oferta del señor Ligotti, un millonario excéntrico que, a cambio de su mecenazgo exige que su apadrinado viva en un departamento antiguo en la Ciudad de México. La única condición es que Esteban sirva como anfitrión a quien sea que desee quedarse en la casa. Como era de esperarse, esta oferta irresistible vino con un precio a pagar.
Carmilla y otras historias vampiras de varios autores
La primera vampira de la literatura fue una mujer, Lilith, y en este volumen ese legado queda reivindicado por una docena de autores, entre los que se encuentran Arthur Conan Doyle, Mary Elizabeth Braddon, Alice Askew y Rubén Darío. Por supuesto, el relato central de esta recopilación es Carmilla, novela corta del irlandés Joseph Sheridan Le Fanu, cuyo retrato de la tensión erótica entre Laura y Carmilla, humana y vampira respectivamente, sigue siendo objeto de fascinación. Apariciones femeninas y visitas nocturnas esperan a los lectores de estos relatos góticos, donde lo más espantoso no siempre son las vampiras.
El hombre del traje negro de Stephen King
El relato de terror es casi sinónimo de Stephen King, y hablar de él normalmente implica hablar de libros de cientos de páginas. Pero el autor de Carrie, It y El resplandor también es un espléndido cuentista que merece la pena conocer. Por eso, este libro dedicado únicamente a uno de sus mejores cuentos resulta atípico en la bibliografía del prolífico escritor estadounidense. En El hombre del traje negro, King narra el encuentro entre Gary, un niño de nueve años que hace poco perdió a su hermano menor, y un extraño señor vestido de negro. Con ilustraciones inquietantes de la artista española Ana Juan, este libro es un homenaje a uno de los escritores que ha abrazado con más pasión el miedo como motivo literario.
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