El martes 12 de junio tuvo lugar una de las cumbres más esperadas de la década. El presidente Donald Trump y el líder de Corea del Norte, Kim Jong-Un, se reunieron para hablar sobre el desarme nuclear en ambas naciones.
Después de un año de amenazas de guerra y tensión política entre ambas naciones, los mandatarios accedieron a sentarse juntos para planear un sistema en el que no se sintieran amenazados por el armamento nuclear ajeno. Habían llegado al acuerdo de hacer la junta durante el mes de mayo, pero debido a una serie de malentendidos Trump decidió cancelarla.
Las especulaciones de que la junta no se iba a llevar a cabo eran altas, sin embargo, el martes a las 9 de la mañana ambos mandatarios se dieron un apretón de manos afuera de un hotel en la isla de Sentosa, en Singapur. La reunión comenzó poco después, sólo con los dos dirigentes, que discutieron sobre las posibilidades del desarme nuclear por un poco menos de una hora. Después, para concretar los tratos, invitaron a sus consejeros cercanos para negociar.Del lado estadounidense estaba Mike Pompeo, secretario de estado; John Kelly, jefe de gabinete; y John Bolton, asesor de seguridad nacional. El consejo norcoreano estaba incorporado por Kim Yong-cho, exlider de la agencia de espionaje nacional; Ri Yong-ho, ministro de exteriores; y Choe Son-hui, viceministra de exteriores, quien hace unas semanas dijo que Mike Pence, el vicepresidente de Estados Unidos hace “comentarios ignorantes y estúpidos”.
El presidente estadounidense presentó en la reunión un video que narra el futuro de la prosperidad que la paz entre las naciones brindaría. “Llega un momento en el que sólo algunos son llamados para hacer la diferencia, pero la pregunta es: ¿cuál será la diferencia que esos pocos harán?”, dice el narrador del video en inglés.La cumbre llegó a su final cuando ambos presidentes firmaron el acuerdo, en el que dice que Estados Unidos se compromete a proveer garantías de seguridad a Corea del Norte a cambio de la desnuclearización de la Península Coreana. “Tuvimos una junta histórica y decidimos dejar el pasado atrás” dijo Kim Jong-un mientras firmaban el acuerdo, “El mundo verá un gran cambio”.
La declaración firmada establece que ambas naciones le darán “seguimiento a las negociaciones” dirigidas por Pompeo y algún oficial norcoreano de alto rango, “lo más pronto posible, para implementar los resultados” de la junta. En el papel firmado no se especifica cómo se harán los cambios ni cuándo, y por lo pronto, la milicia estadounidense no modificará su estrategia: “Continuaremos con nuestra posición militar actual hasta que recibamos una guía actualizada del Departamento de Defensa”, dijo la Teniente Coronel, Jennifer Lovett.Tras firmar el tratado, Donald Trump habló con los periodistas asistentes y mencionó además que, como una decisión de último minuto, el mandatario norcoreano había prometido destruir un sitio de construcción de motores de misil, no mencionado en el acuerdo firmado. La esperada cumbre encaminó al desarme nuclear y el fin de la guerra coreana, aunque dejó espacios en blanco que mantienen la tensión entre ambas naciones.