En la década de los 70 el festival de Rock y Ruedas Avándaro fue fundamental para cambiar la perspectiva cultural de México y un parteaguas para la escena musical del país. Aunque originalmente fue concebido como una celebración de amor y paz, con una carrera de coches y concierto al aire libre, el evento se volvió polémico.Avándaro fue celebrado por la escena cultural del país, pero condenado por esferas políticas y conservadoras. El festival fue el inicio y —durante mucho tiempo— el ataúd de la música en vivo para el territorio nacional.La consecuencia práctica de Avándaro fue la prohibición de nuevas expresiones musicales. Esta reacción aún genera confusión: no hubo heridos de gravedad ni alguna fatalidad en el evento, la gente se divirtió y —aunque rebasó la cantidad de asistentes prevista y hubo fallas en la organización— en realidad no hubo nada que lamentar.El argumento detrás del renuente rechazo fue que el festival era una falta a la moral, pues hubo gran presencia de drogas y lenguaje “vulgar” dirigido hacia el gobierno. Desde ese momento, todo acto de disidencia (o de diferencia) en el área cultural era reprimido. Para fines prácticos, tocar rock en México era ilegal.[caption id="attachment_236185" align="aligncenter" width="620"]
Festival Avándaro / foto: Graciela Iturbide[/caption]La Secretaría de Gobernación, bajo el mando de Luis Echeverría, declaró que los asistentes y organizadores eran considerados traidores a la patria. Para la autoridad, la juventud reunida en torno a la música, era una potencial amenaza. Durante ese sexenio varias canciones fueron silenciadas y se les prohibió salir al aire, algunos locutores de radio quedaron temporalmente suspendidos y los foros para la música nueva se acotaron aún más.Fue gracias a los hoyos funky que el rock urbano y otros géneros contestatarios lograron sobrevivir. En este contexto —de espacios casi ilegales y géneros nuevos— estaba Size una agrupación formada por iconos actuales de la escena musical mexicana. Jaime Keller (mejor conocido como Illy Bleeding), Walter Schmidt, Carlos Robledo (This Grace) y Alfonso Moctezuma (Dean Style), engendraron un pegajoso e iracundo sonido que trajo aire fresco a la música local.Sabo Romo, bajista de Caifanes los describe de la siguiente forma: “Se atrevían a romper un contexto cuando la resaca de lo anterior era sonar como los Three Souls in my Mind”.A finales de los 70 esta agrupación comenzó una destacada, aunque corta e ignorada, carrera. Su eco e influencia se apreciaría tiempo después. Sarah Mínter y Gregorio Rocha, cineastas punks del México ochentero, también reconocen la profunda influencia de Size: “Fueron muy visionarios, aquí en México sólo hubo grupos como Size y [punks] de Neza” declara Mínter.[caption id="attachment_236186" align="aligncenter" width="620"]
Size / foto: Fonoteca Nacional[/caption]Wire, The Clash, Joy Divison y David Bowie se hacían presentes como referencias de su sonido. Size fue de las primeras agrupaciones mexicanas en tomar la estridencia de distorsión y unos sintetizadores modulares para generar un sonido novedoso en el esquema nacional. Es decir, mientras en el Reino Unido y Estados Unidos ya llevaban unos cuantos años perfeccionando géneros como el post-punk y el new wave, éstos apenas se hacían notar en territorio mexicano.Sólo había un problema: no había dónde tocar y ser escuchados. El veto setentero permanecía y devino en el cambio radical —o final absoluto— de muchos proyectos artísticos. Salvo por algunos foros como el Hip 70, Ágora, universidades o casas abandonadas, los lugares eran escasos. A la música se le agotaban los escaparates y también las bandas.“Parece que sólo el hijo del presidente puede tocar rock”, reclamaban los integrantes de Size. Luis Carlos Gómez, mejor conocido como DJ Chrysler, también lo expresó así: “Se reunieron en el momento adecuado pero sólo para ellos, porque nadie más les dio la difusión o el espacio”.
En más de una ocasión la banda tuvo que bajarse del escenario por órdenes de una autoridad gubernamental, por no adherirse a la estética musical del momento. Desvanecer esa sensación iba a tomar décadas.A pesar de ello, en el norte de la Ciudad de México y el Estado de México, el punk adquiría formas estridentes. En el centro y sur, Size y su sonido electrónico, junto al de Casino Shanghai y Ritmo Peligroso, seguían entre los sobrevivientes.Sin infraestructura para despegar, los miembros de Size decidieron grabar de forma rudimentaria, diseñar sus propias portadas y lograr —por cualquier medio posible— publicar un disco de forma independiente. Salvo por algunos lanzamientos pequeños, todos los intentos fracasaron.Durante sus pocos años de vida (1979-1985) la banda logró lanzar apenas dos sencillos de 12’’ de las canciones “El Diablo en el Cuerpo” y “Tonight”, piezas preciadas para los coleccionistas de hoy. Años después, en 1991 lanzaron una compilación con varias de sus grabaciones que hasta entonces no habían visto la luz.[caption id="attachment_236187" align="aligncenter" width="620"]
Size, compilación lanzada en 1991[/caption]Su único disco de estudio no saldría a la venta sino hasta la segunda década del siglo XXI.El movimiento Rock en tu idioma, que surgió buscando impulsar al género en el país, dejó de lado a Size, que hacía canciones tanto en español como en inglés, por sus influencias británicas. Poco a poco, ellos también perdieron el interés en mantenerse juntos.Tras separarse en 1985, la agrupación nunca volvió a juntarse. Su historia, no obstante, está documentada en la película Size: Nadie Puede Vivir con un Monstruo, dirigida por Mario Mendoza.Los títulos y etiquetas a Siza de ser nombrada como una banda leyenda, salen sobrando. A pesar de los muchos obstáculos, la banda demostró contra todo pronóstico político que la buena música se abre camino en el tiempo. Su trabajo ha sido catalogado como música punk, post-punk, new wave y synthpop, entre otros géneros en los que dejaron huella.“En México hay una banda que hace algo padre y se apaga, hay un brinco, un pequeño destello, y luego desaparece. Creo que esa es la constante del rock nacional”, dijo Hugo Quezada, miembro de Robota y Exploded View, para Sin Embargo. Esas son palabras que podrían usarse para describir la carrera de Size.A través de la estridencia con la que resonó Illy Bleeding en vivo y grabaciones que oscilan entre lo juguetón y lo psicótico, Size dejó un camino feroz para futuras generaciones.
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